INTRODUCCIÓN
En 2018 la producción mundial de leche ascendió a 683 millones de t. Para ese mismo año, los diez países con mayor producción fueron India, Etiopía, Argentina, Turquía, República de Corea, Kenia, Angola, España, República Unidad de Tanzania y Brasil. Suramérica aportó el 8.7 % de la producción mundial con 60 millones de t de leche (FAOSTAT, 2018). A nivel nacional la producción láctea es de gran importancia para la economía, aportando el 36.7 % del producto interno bruto (PIB) pecuario. Así mismo, es un producto de gran importancia en la canasta familiar y de alimentos, se destaca por la capacidad de generar empleo que se aproxima a los 735 mil empleos directos (SIOC, 2020). Según el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural Colombiano (MADR) a junio del 2020 el país contaba con 395 mil productores de leche asociada a 4.12 millones de animales que producen 4 400 L/ha/año y el precio del litro de leche en promedio fue de 1 232 pesos colombianos (SIOC, 2020). De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, de 1 880 350 ha dedicadas al sector agropecuario en el departamento de Boyacá, 1 393 469 fueron destinadas a la actividad pecuaria (DANE, 2019) y en Nariño 332 157 ha fueron destinadas al sector pecuario de 1 158 505 ha con vocación agropecuaria (DANE, 2014).
La industria lechera de Nueva Zelanda es una de las más importantes en el mundo debido a su competitividad y a su presencia en los mercados internacionales. Una característica importante la constituye su sistema de producción basado en el pastoreo, el cual es poco común a escala internacional (Robledo, 2005). La experiencia de Nueva Zelanda en sistemas de cultivo se extiende mucho más allá de las tecnologías específicas, el potencial de beneficio se encuentra en el sistema general de desarrollo de la industria lo que incluye a la finca en su conjunto con un enfoque integrado que reconoce que los agricultores adoptan tecnologías específicas en el marco de las limitaciones de recursos, objetivos y conocimientos, todo ello en un contexto de necesidades de la familia (CDVC, 2015).
Desde esta perspectiva, en el año 2015, el gobierno de Colombia a través del MADR y el país de Nueva Zelanda por medio del Ministerio de Relaciones Exteriores y de Comercio, establecieron un acuerdo para la cooperación y el desarrollo, con el propósito de mejorar la productividad y la competitividad de la cadena de valor láctea en Colombia. En el marco de esta alianza, fue suscrito el proyecto denominado “Desarrollo de estrategias para el fortalecimiento y soporte de la cadena de valor láctea de Colombia, basadas en las experiencias de Nueva Zelanda” por parte de AGROSAVIA en Colombia y The Agribusiness group (como representante de Nueva Zelanda). En consecuencia, el diagnóstico de la producción primaria en las fincas en términos productivos y de acceso a la extensión agropecuaria ofrecen un panorama de las líneas y formas de trabajo para el mejoramiento de la producción de leche por medio de la apropiación y adopción de tecnologías, teniendo en cuenta que la adopción de una innovación sigue un proceso de toma de decisiones, donde las características personales son importantes y el uso de nuevas tecnologías requieren contar con un contexto social e institucional propicio (Suvedi et al., 2017). Por lo anterior, el presente estudio tuvo como objetivo dar a conocer las características productivas de los ganaderos que participaron en el diagnóstico de la producción primaria en fincas lecheras del proyecto cadenas de valor láctea, desarrollado en los departamentos de Boyacá y Nariño en Colombia.
MATERIALES Y MÉTODOS
Ubicación de la zona de estudio
El proyecto cadena de valor láctea se implementó en los departamentos de Boyacá y Nariño con ganaderos de las denominadas Fincas Piloto, con los cuales se trabajó un proceso de extensión agropecuaria para apropiación de nuevas tecnologías, quienes contaron con un acompañamiento continuo y directo por parte de los extensionistas del proyecto, ganaderos de Fincas Satélite que se vincularon a medida que avanzaba el proyecto y los ganaderos de las Fincas Otras quienes iniciaron en la parte final del proyecto al utilizar las prácticas trabajadas a través de otros actores relacionados al mismo. En el año 2019, se realizaron 129 encuestas a ganaderos asociados al proyecto, 39 en el departamento de Boyacá ubicados en los municipios de Belén, Santa Rosa de Viterbo, Tota y Paipa y 90 en el departamento de Nariño ubicados en al, Guachucal, Puerres, Pasto y Tangua (Tabla 1).
Fuente: Elaboración por los autores a partir de la información obtenida de entrevistas a los productores lácteos del PCVL 2019.
Metodología
La encuesta fue conformada por cuatro módulos. El primero cuestionó información demográfica, el segundo correspondió a información orientada a la productiva, el tercer módulo abordó temas referentes al relacionamiento de los productores y el cuarto al proceso de extensión agropecuaria. Para este diagnóstico se tuvo en cuenta los módulos dos y cuatro, tomando trece variables (cualitativas y cuantitativas) que permitieron conocer las condiciones demográficas, sociales, productivas y culturales de los ganaderos con los cuales se realizó el proyecto cadena de valor láctea (PCVL). Entre las variables desarrolladas se encuentran: 1). tipo de finca (piloto, satélite, otra), 2). tenencia de la tierra, 3) área de la finca, 4) área dedicada a la producción de leche, 5) rendimientos, porcentaje de ingresos asociados a la producción de leche, 6) percepción de ingresos, 7) apoyo de entidades para la actividad ganadera, 8) si recibe o no un servicio de extensión agropecuaria, 9) percepción del servicio recibido, 10) disposición de pago o no por el servicio de extensión agropecuaria,
11) metodologías de extensión agropecuaria en las que ha participado y 12) metodologías que considera que ha adquirido mayor conocimiento. Los datos de la encuesta fueron analizados por medio de estadística de descriptiva mediante el método de distribución de frecuencias a través del software econométrico Advanced Analytics Software (SAS) versión 9.4 (S.A.S Institute, 2018).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Alrededor de 150 millones de hogares en todo el mundo se dedican a la producción de leche, en la mayoría de los países en desarrollo, la leche es producida por pequeños agricultores y la producción lechera contribuye a los medios de vida, la seguridad alimentaria y la nutrición de los hogares, la producción de leche genera ganancias relativamente rápidas para los pequeños productores y es una fuente importante de ingresos en efectivo (FAO, 2016). En la Tabla 2 se observa que, la mayoría de los productores objeto de este estudio en los departamentos de Boyacá y Nariño son propietarios de sus fincas con un 71.8 y 90.0 % respectivamente. Sin embargo, en el departamento de Boyacá el 10.3 % manifiesta desarrollar su actividad ganadera en terrenos arrendados y un 17.9 % trabaja en terrenos como propios y arrendados. Para el caso de Nariño se percibe una menor proporción, con un 5.6 % de los ganaderos que trabajan en terrenos arrendados y un 4.4 % en propios y arrendados. Estos resultados difieren a los presentados en el Departamento Administrativo Nacional de Estadistica (DANE, 2019), donde indica que en el departamento de Boyacá el 83.7 % de las unidades de producción agropecuaria (UPA) son propiedad de los productores, al igual que en el departamento de Nariño donde de 240 291 UPA, el 85.5 % pertenecen a terrenos propios.
Respecto al área total de la finca, se observa que el 92.4 % de los productores de Boyacá y el 90.0 % de los productores de Nariño cuentan con fincas con áreas entre 1.0 a 10.9 ha y los productores que tiene fincas con áreas en 1.0 a 5.9 ha dedican el total de la finca a la producción lechera (Tabla 2). Los productores encuestados no cuentan con producciones que superen las 20.0 ha, lo que indica que existe una tendencia al minifundio en la producción lechera. Dichos resultados concuerdan con el DANE (2019), donde de las 2 085 423 UPA, el 48.1 % tienen áreas menores a 3.0 ha. Por rangos de tamaño las UPA con mayor participación son las que presentan un área entre 1.0 ha y menor a 3.0 ha (25.5 %) con 532 268 UPA, seguido por el rango de 10.0 ha y menor a 50.0 ha (17.6 %) con 366 450 UPA y el rango con menor participación es el de 1 000 ha y más (0.5 %) con 9.708 UPA (DANE, 2019).
Fuente: Elaboración por los autores a partir de la información obtenida de entrevistas a los productores lácteos del PCVL, 2019.
En la Tabla 3 se visualiza que el 51.3 % de los productores del departamento de Boyacá tienen una producción de leche entre 101 a 500 L/ha/mes y el 52.2 % de los productores de Nariño cuentan con una producción entre 301 a 700 L/ha/mes. El promedio de producción en Boyacá es de 1 103 L lo cual contrasta con los 671 L de leche de los productores de Nariño. Un análisis de los volúmenes de producción de leche y de la productividad muestra que los departamentos de Cundinamarca, Boyacá y Antioquia se destacan por ser los de mayor y más eficiente producción. Sin embargo, otros departamentos como Nariño tienen niveles relativamente altos de productividad a pesar de no concentrar los mayores volúmenes (Cadena, 2019). El departamento de Boyacá para el año 2019 tuvo una producción de 1 948 167 L y Nariño 1 142 527 L con un 8.9 y 5.2 % de participación en la producción nacional (DANE, 2019).
En los ingresos asociados a la producción de leche, se observa que el 90 % de los productores de Nariño manifestaron que entre el 61 a 100 % de sus ingresos provienen de la producción de leche. En el caso de los productores de Boyacá los ingresos están distribuidos, siendo los rangos entre 41-60 % y 81-100 % el porcentaje de ingresos que manifiestan tener el 56.4 % de los encuestados. El 64 % de los productores en Boyacá consideran que sus ingresos a partir de la producción de leche son medios y un 33.3 % los considera bajos. Para el caso de los productores de Nariño el 72.2 % los considera medios y un 13.3 % altos y un 14.4 % bajos.
Fuente: Elaboración por los autores a partir de la información obtenida de entrevistas a los productores lácteos del PCVL, 2019.
Los servicios de extensión rural persiguen objetivos amplios, que incluyen variables importantes y diversas para el desarrollo del individuo, su familia y sus fuentes de generación de ingreso, empleo y bienestar (Escobar, 2012). Dentro de los principales objetivos se encuentra el incremento de la productividad por medio de la adopción y apropiación de tecnologías. De acuerdo con Cadena et al. (2018) la adopción es una serie de actos por los que pasa un individuo hasta el momento en que utiliza una novedad, ya sea una idea o un producto, este proceso de extensión agropecuaria utiliza diferentes metodologías como las demostraciones en la finca, reuniones públicas y publicaciones impresas, que siguen siendo componentes importantes de un programa de extensión debido al contacto con los productores y los beneficios educativos. Los agricultores obtienen información de numerosas fuentes, pero aún prefieren observar prácticas nuevas o apropiadas en las condiciones locales y tener una interacción directa con el extensionista (Eberle y Shroyer, 2000). Los procesos de comunicación, extensionismo y adopción son conceptos interrelacionados y para lograr una adopción es necesario, no solo que una tecnología a transferir sea buena o que en teoría sea superior en diversos aspectos que las tecnologías usadas por los productores, sino que se requieren que los actores involucrados tengan los recursos y las herramientas para hacerlas llegar a los usuarios finales de estas (Cadena et al., 2018).
El servicio de asistencia técnica y extensión agropecuaria en Colombia no cuenta con una gran cobertura, de las UPA que introdujeron algún tipo de innovación en 2019 (108 974 UPA), de las cuales 13 261 recibieron asistencia técnica o extensión agropecuaria por parte de la UMATA, 11 113 de cooperativas, asociaciones u otras organizaciones de productores, mientras que 10 878 UPA tuvieron asistencia por parte de los gremios. Por otra parte, 65 614 de las UPA no recibieron servicios de asistencia técnica o extensión agropecuaria (DANE, 2019). A la pregunta que se les realizó a los productores sobre si recibían acompañamiento de entidades para la producción de leche, la percepción de los ganaderos fue positiva en el departamento de Boyacá. Sin embargo, para el departamento de Nariño la percepción está dividida de manera casi homogénea entre un 53.3 % sí y un 45.6 % no (Tabla 4).
Con respecto a si se consideran usuarios del servicio de extensión agropecuaria en Boyacá, el 89.7 % considera que sí, los ganaderos de Nariño manifiestan en una proporción similar el sí y el no contar con el servicio de extensión agropecuaria. Llama la atención que un 52.2 % no respondió a la pregunta. Lo anterior podría deberse a que a pesar de que las actividades de extensión agropecuaria pueden exponer a los agricultores rurales a nuevas tecnologías y educarlos sobre prácticas alternativas, no todos los agricultores tienen acceso a estas actividades e información (Suvedi et al., 2017). La extensión agropecuaria en Colombia en gran medida es pública y a partir de la Ley 1876 de 2017 se inicia una transformación del enfoque de asistencia técnica hacia la extensión agropecuaria definida como un proceso de acompañamiento mediante el cual se gestiona el desarrollo de capacidades de los productores agropecuarios, su articulación con el entorno y el acceso al conocimiento, tecnologías, productos y servicios de apoyo; con el fin de hacer competitiva y sostenible su producción al tiempo que contribuye a la mejora de la calidad de vida familiar (Ley N°1876, 2017).
Por lo tanto, la extensión agropecuaria facilita la gestión de conocimiento, el diagnóstico y la solución de incidencias en los niveles de la producción primaria, postcosecha y comercialización; el intercambio de experiencias y la construcción de capacidades individuales, colectivas y sociales. Para tal efecto, la extensión agropecuaria desarrollará actividades vinculadas a promover el cambio técnico en los diferentes eslabones que constituyen la cadena productiva, la asesoría y acompañamientos a productores en acceso al crédito, formalización de la propiedad, certificación en buenas prácticas agrícolas, entre otros (Ley N°1876, 2017). Dado el carácter público del servicio de extensión agropecuaria, el 51.3
% de los ganaderos de Boyacá manifiestan no estar dispuestos a pagar el servicio de extensión agropecuaria debido a que consideran este servicio como una obligación del gobierno. De otro lado, el 62.2 % de los ganaderos de en Nariño estarían dispuestos a pagar el servicio de extensión agropecuaria.
Fuente: Elaboración por los autores a partir de la información obtenida de entrevistas a los productores lácteos del PCVL, 2019.
Las metodologías de extensión agropecuaria en las que más han participado los ganaderos de Boyacá son grupos de discusión (66.7 %), días de campo (56.4 %) y escuelas de campo (51.3 %) y las metodologías en las que consideran han adquirido mayor conocimiento son grupos de discusión (51.3 %), escuelas de campo (35.9 %) y días de campo (33.3 %). La opción otros según los productores encuestados se refiere a giras, capacitaciones y diplomados (Figura 1).
Para el departamento de Nariño las metodologías en las que más han participado los ganaderos son día de campo (84.4 %), taller (62.2 %) y grupos de discusión (57.8 %), en la que han adquirido mayor conocimiento, son días de campo (44.4 %), grupos de discusión (38.9 %) y talleres (23.3 %) (Figura 2).
Los productores encuestados de los dos departamentos han participado en mayor medida en metodologías como los días de campo, grupos de discusión (Figura 3) y talleres. Se encuentra una diferencia en la participación en cursos, demostraciones de método y los denominados “otros” por parte de los productores de Nariño en comparación con los productores de Boyacá. Las metodologías en donde consideran han adquirido mayor aprendizaje son días de campo, grupos de discusión y talleres. Teniendo en cuenta que estas metodologías fueron trabajadas por el proyecto puede explicar los resultados. Sin embargo, el departamento de Boyacá reconoce a las escuelas de campo como una metodología de aprendizaje por encima de los días de campo y talleres.
Los grupos de discusión implican un enfoque estructurado basado en demostraciones mediante el cual agricultores se reúnen regularmente durante un período de tiempo en una o más parcelas de demostración siguiendo un plan de estudios establecido. El aprendizaje es facilitado por un asesor de extensión capacitado o un agricultor (David y Cofini, 2017). El día de campo es normalmente el punto más elevado de un programa de extensión y como combina todas las actividades grupales puede ser muy útil para informar y motivar a los participantes sobre las ventajas de diferentes prácticas (FEDEPALMA, 2011).
CONCLUSIONES
El diagnóstico de la producción primaria en fincas lecheras mediante el proyecto cadena de valor láctea en los departamentos de Boyacá y Nariño es una estrategia que permite analizar las dinámicas de la producción lechera que para el caso de estudio se evidencio que gran parte de los productores manejan espacio a través de minifundios. Se determinó que el 80 % de los ganaderos en los dos departamentos cuentan con áreas dedicada a la producción de leche entre 1.0 a 5.9 ha. Se encontró una marcada diferencia entre el rendimiento reportado por los ganaderos, donde el promedio de producción en Boyacá es de 1 103 L/ha/mes, que difiere de Nariño con un reportó de 671 L/ha/mes. Con respecto al servicio de extensión agropecuaria se evidenció que en Boyacá atienden un 89.7 % de los ganaderos, mientras que Nariño un 52.2 % no respondió la consulta y tan solo un 25.6 % manifestó contar con el servicio. El resultado va en concordancia con el 51.3 % donde los ganaderos de Boyacá indican que no pagarían por el servicio de extensión agropecuaria, que difiere del 62.2 % de los ganaderos de Nariño que si pagaran por el servicio. De igual manera se evidencia un reconocimiento de metodologías de extensión grupos de discusión y días de campo como facilitadoras en procesos de aprendizaje de tecnologías para el sector lechero.