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Punto Cero
versión impresa ISSN 1815-0276versión On-line ISSN 2224-8838
Punto Cero v.11 n.12 Cochabamba 2006
U.C.B.
UNIVERSIDAD CATÓLICABOLIVIANA SAN PABLO Cochabamba, Bolivia2006
UNIVERSIDAD CATÓLICA BOLIVIANA SAN PABLO UNIDAD ACADÉMICA COCHABAMBA
René Santa CruzRECTOR REGIONAL Luis Alberto VacaDIRECTOR ACADÉMICO a.i.
Edwin ClarosArispe
DIRECTOR DEPTO. CIENCIAS SOCIALESa.i.
Marcelo GuardiaCrespo
JEFE DE LA CARRERADE
CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN SOCIAL
Carlos M. Arroyo Gonçalves
DIRECTOR PUNTO CERO
CONSEJO EDITORIAL
DOCENTES:
Henry MendozaB.
Rodrigo Lisarazú
ESTUDIANTES:
Tania Pinto
Mariel Tórrez
Ben Martínez
TRADUCCIONES:
Marcelo Guardia(Portugu és)
Isabel Lozada (Inglés)
DIAGRAMACIÓN
Cancio Zuna
SECRAD
ILUSTRACIONES
Javier Gordillo
TAPA
Germán Quiñones,Marcelo Herbas y Cancio Zuna
SECRAD
ILUSTRACIÓN DE TAPA
Javier Gordillo
Punto Cero es una Revista de docentes y estudiantes de la Carrera de Ciencias de la Comunicación
Social de la Universidad Católica Boliviana San Pablo, Unidad Académica de Cochabamba.
Los artículos son responsabilidad de los autores.
ISSN 1815-0276
Depósito Legal: 2-3-549-99
Dirección Av. General Galindo esquina Av. América
Teléfono (591)44293100
Fax: (591)44291145
Apartado postal 5381
E-mail: arroyo@ucbcba.edu.bo
Cochabamba - Bolivia
Artículos
Presentación
El estado de la investigación en Comunicación, en las carreras de Comunicación Social en Cochabamba
Roxana Abud, Constantino Rojas y Helen Villarroel
Modalidades de titulación y el estado de la investigación en la carrerade Ciencias de la Comunicaci ón Social Universidad Católica Boliviana San Pablo, Unidad Cochabamba
Pedro Luis López Zubieta
Modos de investigar los fenómenos sociales
Carlos M. Arroyo Gonçalves
Herramientas para pensar la globalización, el capitalismo y la culturasin morir en el intento
Fernando Garcés V.
El significado socio- comunitario y ecológico de los valores aymaras
Víctor Romero Morales
Posturas editoriales de El Juguete Rabioso y Punto Final y tratamiento de valores periodísticos en la información sobre lo político
Isabel Lozada Lizárraga
Con relativa frecuencia, las tesis y trabajos de grado, no sólo en comunicación, presentan una sintomatología endémica. Concentran un esfuerzo de síntesis teórica, sistematizan un diseño metodológico y proyectan el análisis y ciertas propuestas hacia una realidad concreta pero, por lamentable que parezca, sólo se quedan en esa proyección. En su gran mayoría, por más lógica y certeza que estos estudios presenten, no llegan a aplicarse. Se quedan en la utopía de lo que pudo ser, o en la frágil memoria del investigador que la propuso, aunque resulte paradójico, sólo como un salvoconducto para obtener su título de grado.
Es por demás evidente que la investigación, por sí sola, es estéril. El sentido real de todo proyecto de investigación tendría que expresarse en su aplicación en la realidad. Los frutos tendrían que madurar en la proposición de mejoras en situaciones concretas. Por ejemplo, una organización que ponga en marcha un atractivo plan de marketing, o que un proceso industrial se simplifique con una nueva óptica innovadora, o bien, que se tome en cuenta una reflexión jurídica para modificar una ley eso fundamentaría el propósito utilitario y de servicio de las investigaciones académicas.
Desde la comunicación, también podríamos aportar a solucionar no pocos problemas que se manifiestan en el cotidiano vivir; a saber: el acceso a la información de todos los sectores de la sociedad, la ecuanimidad en el trabajo periodístico, la atenciónde calidad y el trato humanitario a funcionarios y clientes por parte de las empresas, el incentivo al arte y la cultura en niños y jóvenes,el fomento la convivencia democrática a través de la comprensión y la aceptación del otro, etc.
En este punto, resulta oportuno acudir a la interrogante que formula en su clásica obra Antonio García: ¿Comunicación para la dependencia o para el desarrollo? Aunque ya datan buenos años desde que la CIESPAL publicara este libro, el reto sigue vigente. Es más, en estos tiempos de desenfrenada globalización, la lógica de García adquiere mayor actualidad y trascendencia. Y es que la tarea del comunicador no puede ser ecléctica, ni plantearse a medias tintas. O sirve para el cambio y aspira a un mundo distinto, renovado, mejor . O nos quedamos con el que tenemos, pleno de injusticias, saturado de amarguras, revestido de disfraces.
El carácter multidisciplinario de la comunicación nos permite, por otra parte, conocer, abordar y plantear otras problemáticas. Inevitablemente, por su esencia, la comunicación está relacionada a otras ciencias y áreas del conocimiento. Por señalar algunos ejemplos, el diseño de producción de mensajes para el desarrollo en sectores deprimidos no puede descuidar vertientes de la sociología o la antropología cultural. O por citar otro caso: la promoción de un nuevo producto en el mercado ya no será enfocada sólo como una tarea de la publicidad, sino que debe integrar necesariamente elementos de la mercadotecnia, e incluso del derecho comercial.
Un reflejo de lo expuesto es la última edición de Punto Cero,que presenta artículos que van desde los modos de investigación social que pueden ser aplicados a la comunicación, hasta los análisis culturales más complejos en los procesos de globalización. Incluye desde investigaciones acerca de políticas editoriales de medios alternativos, hasta reflexiones sobre el imaginario simbólico de los valores de la cultura aymara. La comunicación se compenetra en otros espacios conceptuales. Y ello exige, por consecuencia, que sus estudios se complementen precisamente con las áreas con las que se relaciona. No podemos ignorarlas o conocerlas a medias. Es una premisa conocer para intervenir y para conocer mejor es un requisito indispensable hacer investigación.
Iniciamos la edición Nº 12 de Punto Cero con la reproducción in extenso de la publicación de Roxana Abud, Constantino Rojas y Helen Villarroel sobre El estado de la investigación en comunicación en las Carreras de Comunicación Social en Cochabamba, trabajo analítico que abarca el periodo de una década(1994-2004) y que presenta datos, cuadros, proyecciones y evaluaciones respecto a la forma cómo se están encarando los procesos de investigación en el área comunicacional en tres centros de formación superior: Universidad Privada del Valle, Universidad Mayor de San Simón y Universidad Católica Boliviana.
Dicho trabajo se presenta como una fuente de información clasificada sobre las áreas temáticas, las perspectivas metodológicas y las teorías más empleadas en los diferentes trabajos de grado. Y desde ya, se constituye en un valioso aporte para que los tesistas e investigadores tengan un panorama más completo de lo que ya se ha realizado y puedan encarar los futuras investigaciones, poniendo de relieve lo mejor de los aciertos y no incurriendo en los errores cometidos.
Muy relacionado con el primer tema, se presenta a continuación la investigación de Pedro Luis López, bajo el rótulo de Modalidades de titulación y el estado de la investigación en la Carrera de Ciencias de la Comunicación Social de la Universidad Católica Boliviana, Unidad Cochabamba. El autor analiza, bajo una óptica teórica y metodológica, un total de 401 trabajos de grado defendidos en el citado programa de profesionalización, desde que se fundó la carrera en 1989 hasta diciembre del 2005.
De una manera bastante ilustrativa, López ofrece de inicio información cuantitativa importante, con el apoyo de cuadros comparativos, sobre los datos más relevantes de las tesis que fueron presentadas, tales como las áreas de investigación o los tópicos centrales sobre los cuales se definieron los estudios. Posteriormente, establece comparaciones con dos nuevas modalidades de titulación instituidas por la carrera: el examen de grado y el proyecto de grado. Una vez más estamos frente a una recopilación seria que puede constituirse en un referente central, a manera de banco de datos, para las futuras investigaciones del área.
En un tercer artículo de la revista, Carlos Arroyo sistematiza sobre los Modos de investigar los fenómenos sociales. La extensión reducida del trabajo contrasta con la claridad y precisión con la que Arroyo esboza sus criterios sobre la aplicación de las metodologías cualitativa y cuantitativa como los modos más usuales para abordar los distintos fenómenos sociales. El autor lanza un reto a los cánones que parecen estigmatizar de entrada cualquier investigación, cuando afirma que no hay una mejor metodología para hacer investigación, sino sólo un modo más adecuado según las necesidades y circunstancias.
El docente ecuatoriano Fernando Garcés invita a reflexionar ampliamente bajo el título de Herramientas para pensar la globalización, el capitalismo y la cultura sin morir en el intento. En su propuesta, plantea desarrollar el lugar que ocupa la cultura y las formas ideológicas de dominación en el capitalismo contemporáneo, proponiendo también en el centro del debate el rol hegemónico del estado y los regímenes discursivos. En una primera parte de su análisis, propone una reconceptualización crítica del concepto de cultura y, a continuación, reconfigura también el espacio de acción del conocimiento y la ideología en el entramado sistema capitalista.
Entre otros dilemas, Garcés presupone que los cientistas sociales se encuentran cada vez más inclinados a analizar la globalización desde la pérdidade hegemonía de los estados-nación, en un escenario en el que el poder de las transnacionales ha dibujado un nuevo mapa geopolítico mundial . Con su estilo contundente, el autor justifica la necesidad del análisis en ciencias sociales, siempre y cuando sirva como herramienta de transformación de la realidad.
Por su parte, el filósofo y educador Víctor Romero aporta con un ensayo sobre El significado socio-comunitario y ecológico de los valores aymaras. Resalta entre los valores de esta cultura andina a la comunidad, como un imaginario simbólico; la tierra, desde sus concepciones de persona, madre y diosa sagrada; y el trabajo como esfuerzo vital, unión cariñosa con la madre tierra, y como medio de comunicación con la naturaleza.
Estos valores,a decir de Romero, proyectan una imagen de comunidad que refleja, entre otros, el valor de la familiaridad o intimidad que se da entre los aymara, el intercambio o generosidad comunitaria, el cariño, el respeto y la reconciliación; respecto a la imagen de la tierra, se destaca, además de los anteriores valores, la retribución o generosidad a la tierra y la compasión del aymara por ésta. Y a nivel de la imagen del trabajo, se proyecta también el valor de la familiaridad del aymara con el trabajo.Concluye el autor afirmando que los aymara proponen una cultura de vida, pues retribuyeny aman a su grupo social y a su medio natural.
Finalmente, la universitaria Isabel Lozada detalla los principales hallazgos de su investigación sobre Las posturas editoriales del Juguete Rabioso y Punto Final y el tratamiento de valores periodísticos en la información sobre lo político. De principio, Lozada esboza un diagnóstico sobre las condiciones de la producción periodística en ambos impresos. Su análisis se enriquece, puesto que aborda el ciclo completo del proceso comunicacional, es decir, analiza a los emisores de los periódicos, los mensajes que reflejan la información política y las percepciones de los lectores de ambos medios. La reflexión final converge sobre el tratamiento que El Juguete Rabioso y Punto Final le atribuyenal ámbito de lo político.
Sin duda, la primera fuente de investigación del comunicador es el mismo mundo que lo rodea. Las corrientes postmodernas del pensamiento nos instan a comprender que vivimos en un contexto de grandes cambios. Los tentáculos del mercado neoliberal han aprisionado a las sociedades en otrora más conservadoras. Apenas, destacan como lunares los esfuerzos de los bastiones socialistas de Cuba o Corea del Norte,en un afán desesperado por oponerse al aluvión del imperio. Por donde lo veamos, también en esa cruzada de invasión cultural y resistencia ideológica están insertos fenómenos comunicacionales.
Bolivia vive a su modo los acontecimientos mundiales y también se debate en sus propios problemas. A nivel político y social atraviesa uno de los pasajes más trascendentales de su historia: está en los umbrales de hacer realidad la Asamblea Constituyente. Con tropiezos y sinsabores estamos aprendiendo a convivir en una democracia incipiente. Y más temprano que tarde, tendremos la oportunidad de hacernos escuchar de modo más directo, y por tanto, menos sesgado ni manipulado por las normas del sistema parlamentario. A todas luces, ésta también es cuestión de comunicación.
Haciendo alusión, nuevamente, al dilema de García, ¿cuánto podemos cambiar hacia un desarrollo auténtico de los pueblos? Sólo la historia y el tiempo darán su veredicto. Aunque es preciso apuntar que el ser humano debe ser protagonista del cambio y no un simple objeto del mismo. Por ello mismo, como sujeto debe estar preparado para un cambio de actitud. Debe fomentarse en él una cultura hacia la convivencia pacífica, cultivando valores de solidaridad, justicia y también de respeto al medio ambiente. Los hombres y mujeres preparados, sin lugar a dudas, son los llamados a reconfigurar el futuro, evitando la catástrofe de la civilización de hambre, guerra y desastres naturales, que parece invadirnos en el presente.
Sin embargo, orientar el cambio en sentido positivo no es una fórmula sencilla. Exige un esfuerzo que parte en primera instancia, como diría el postulado marxista,de comprender la realidad para luego cambiarla. Será menester, no sólo de la escuela o la universidad, el fomentar en las nuevas generaciones la sed de nutrirse de nuevos conocimientos. Habrá que incentivar el amor a la lectura, antes que el fervor de ser atrapados por el embrujo de la televisión. Aunque, como sabemos, la lectura no es precisamente el mejor de los pasatiempos, a no ser que se trate de comics o de chismografía de eventos en sociales.
De todas maneras, el primer paso para el cambio es constituir como un hábito saludable el leer más a menudo y un poco más de literatura productiva. Si no leemos, no conocemos y en la penumbra del conocimiento a medias, o por sentido común, muy poco podremos hacer para proponer alternativas al mundo en que vivimos.
He aquí que cobra protagonismo, entre otros intentos académicos dignos de reconocimiento, la presencia de Punto Cero. Con nuestra humilde pero significativa oferta de artículos y reflexiones aspiramos que los lectores se aventuren en otras realidades, tal vez poco conocidas, y que hagan suyo nuestro proyecto. Pretendemos no agotar la discusión sobre lo que nos apasiona: la comunicación. Deseamos que la puesta en escenade los temas de actualidad no sea sólo un debate entre los mismos de siempre, con la prédica de convencer a los convencidos; es más, soñamos con ir un poco más allá: contagiar nuestro entusiasmo a todos quienes se sientan involucrados para ser agentes del auténtico cambio hacia el desarrollo.
En esa intención, aprovechamos el espacio para invitara todos quienes se sientan llamados por estas reflexiones a ser los futuros narradores, ensayistas e investigadores que plasmen sus ideas en Punto Cero. Nos agradará mucho poder compartir sus inquietudes y, si así lo ameritan, podremos con gusto publicarlas en las próximas ediciones.
Como corolario, cabe brindar un reconocido homenaje a la Universidad Católica Boliviana San Pablo por sus cuarenta años de existencia, logros, proyectos hechos realidad y trabajo al servicio de la juventud estudiosa y en beneficio de la sociedad boliviana. Estamos convencidos que Punto Cero honra la misión institucional, aportando con su granito de arena en el campo de la investigación. En este sentido, expresamos también nuestro ferviente agradecimiento al apoyo permanente de las autoridades nacionales y regionales de la UCB, a l@s colegas docentes y, principalmente, a l@s universitari@s, a quienes se debe todos nuestros mayores esfuerzos emprendidos.
Consejo Editorial