Introducción
La economía es considerada una ciencia social que estudia las relaciones entre las personas, que varían de acuerdo con la época, específicamente aquellas vinculadas con la producción, la distribución y el consumo. Su origen se fundamenta en investigaciones particulares de fenómenos considerados importantes pero que plantearon problemas de diversa índole. El conocimiento de tales problemas, así como las teorías, ideas y concepciones formuladas para su comprensión, respondían al contexto, a las personas o grupos sociales involucrados y a los intereses de los autores, en cada etapa donde se elaboraron sus respectivas obras. (Alonso, et al, 2018)
Para Gallardo (2004), el análisis de la historia del pensamiento económico se fundamenta en lineamientos, como la lectura contextual, donde se considera el contexto que les da origen a cada una de las teorías del pasado; y la lectura racional que enfatiza que las teorías, además del contexto que les da vida, tienen presupuestos analíticos y condiciones de validez que se traducen en términos de un análisis desde el presente con el uso de herramientas actuales; la finalidad es que el análisis económico sea el producto del esfuerzo racional del hombre por progresar en su entendimiento de los fenómenos.
En tal sentido, con el esquema racional no se necesita tener un amplio conocimiento de las teorías del pasado, más bien lo indispensable es desarrollar las conclusiones de dichas teorías en un lenguaje moderno. Un ejemplo de ello fue Sraffa, en el siglo XX, quien al publicar el libro “Producción de mercancías por medio de mercancías” marcó la pauta de cómo utilizar autores pasados para la generación de nuevas propuestas teóricas. Otro ejemplo fue Marx (1987), quien con sus teorías sobre la plusvalía se produjo un importante resultado en la Economía, denominado “El Capital”. (Gallardo, 2004)
En el trascurso de la mayor parte de la historia, la economía no ha gozado de una identidad propia y diferente a la del pensamiento social universal. Incluso, Adam Smith en el siglo XVIII, la vio como parte de la jurisprudencia. Esto es precisamente lo que hace más difícil encontrar los principios iniciales del razonamiento económico, debido a que las líneas de demarcación entre las ciencias sociales se mostraban imprecisas. La economía empezó a tomar conciencia de lo que era cuando se identificó con el proceso de autorregulación del mercado, un fenómeno característico del siglo XVIII; no obstante, las semillas del análisis económico se sembraron mucho tiempo antes, en la antigua Grecia (Ekelund & Hebert, 1992).
De modo que, lo económico siempre ha jugado un papel fundamental en la organización de las sociedades en sus distintas épocas históricas, debido a que se encuentra asociada a la subsistencia del ser humano, abarcando aspectos como trabajo, alimentación, intercambio de recursos, entre otros. El pensamiento económico tiene sus inicios en la Grecia antigua; siendo los filósofos griegos los primeros en analizar las diferentes cuestiones relacionadas con el término moderno “economía”; específicamente lo relacionado con las actividades comerciales, las cuales tuvieron un inicial desarrollo durante los siglos cuarto y tercero antes de Cristo (Acuña, 2012).
Aunque algunos pensadores griegos como Heródoto, Teuclides, Hesiodo y Jenofonte estudiaron de forma dedicada la economía y aportaron algunas teorías del pensamiento económico, no es sino a partir de Platón y Aristóteles que se pueden hallar conceptos más coordinados en relación con los aspectos económicos de la vida en la llamada “Polis”, es decir, las ciudades o estados; la innovación política más importante de los griegos en la antigüedad. Dicha Polis fue un elemento central en el período de experimentación política del momento, con gran influencia en las formas de gobierno adoptadas más adelante en el mundo (Acuña, 2012).
La historia de la economía emerge de un análisis económico primitivo, que inicia con los griegos, quienes limitaron su significado a “la administración de la casa”, y se interesaron particularmente por las capacidades autorreguladoras de los individuos, ante la toma de decisiones racionales; pero no descubrieron el mercado autorregulador, aspecto que representa la esencia de la economía moderna. Los griegos desarrollaron estructuras analíticas significativas para la teoría económica; y sus pensamientos se enfocaron en aspectos como el valor subjetivo, el cálculo hedonístico, la asignación de recursos, la utilidad marginal decreciente y la eficiencia (Ekelund & Hebert, 1992).
Por otro lado, los romanos no aportaron mucho al pensamiento económico; solo se reflejó en la agricultura con la clase campesina y en la ganadería con la clase de recursos económicos más altos. La relevancia de esta civilización se evidenció con el aporte al derecho y a la forma cómo se manejaban las clases sociales. Los griegos antiguos, fueron grandes contribuyentes del conocimiento en áreas como la astronomía, geometría, matemática, la óptica, entre otros, no obstante, en temas económicos no sobresalieron; de hecho, pocas veces trataron un texto de economía sustantivamente. (Ekelund & Hebert, 1992)
En tiempos más recientes, los historiadores del pensamiento económico han tratado de descubrir nuevas contribuciones y anticipaciones sobre el tema, interpretando de nuevo aportaciones ya pasadas y evaluando nuevas ideas que amplían la literatura económica de la era contemporánea. Durante las últimas décadas, dicha actividad se ha visto estimulada por un resurgimiento moderado del interés por los comienzos de la ciencia económica y por la aparición de nuevas revistas y organizaciones profesionales dedicadas al estudio de la historia de la economía política. (Ekelund & Hebert, 1992)
Debido a la gran cantidad de ideas, opiniones y corrientes económicas que han existido a lo largo de la historia, algunos historiadores y analíticos económicos han intentado comparar las diferentes posturas del pasado con las del presente, sin embargo, de acuerdo con Gallardo (2004), las diversas teorías que han existido no son comparables entre sí, ya que cada una de ellas corresponde a un momento particular, por lo tanto, están atadas a condicionamientos históricos específicos. Esto es así puesto que cada teoría se construye para mundos que son totalmente diferentes.
Además de lo anterior, a pesar de que muchos filósofos-políticos dedicaron buena parte de sus escritos a asuntos económicos, ninguno de ellos, según Acuña (2012), parece haber averiguado sobre el lazo entre muchos aspectos de la realidad económica que analizaron, tampoco se imaginaron convertir esto en el objeto de un conjunto científico. Más bien, sus aportaciones en el campo de la economía formaron una serie de reglas de moral y consejos políticos dirigidos a los soberanos, y más que eso, un orden científico para la investigación de asuntos económicos de ese entonces. Estos pensadores basaron sus ideas y doctrinas en la problemática del momento, pues las polis se encontraban en medio de un desorden estructural, político y económico.
Con base a esta realidad, el presente artículo describe el pensamiento preclásico de la economía y sus principales corrientes, haciendo particular énfasis en los grandes pensadores de la edad media, los mercantilistas y los fisiócratas; desde una visión teórica racional. Se inicia con un poco de historia sobre el pensamiento económico, seguido de la identificación de las diferentes corrientes del pensamiento preclásico, finalizando con un análisis interpretativo de cada uno de los pensamientos de la época preclásica con énfasis en la racionalidad de las teorías.
Metodología
El presente artículo tiene un enfoque cualitativo y su diseño es no experimental, longitudinal. Se trata de un estudio histórico con nivel descriptivo, analítico, fundamentado en fuentes documentales tales como: libros, enciclopedias, informes, artículos científicos, y recopilaciones de ilustres intelectuales sobre el pensamiento de la economía en la época preclásica, así como también, de fragmentos científicos del pensamiento económico de diferentes épocas.
Un abordaje teórico sobre la historia del pensamiento económico y las corrientes del pensamiento preclásico
La historia del pensamiento económico es la parte de la ciencia económica que tiene por objeto el estudio de la evolución de las ideas y teorías desarrolladas por los economistas desde el nacimiento de la economía, en pocas palabras, indica la evolución de las ideas de los distintos economistas a lo largo de la historia (López, 2020). Algunas de las teorías económicas vienen de pensadores clasificados como: medievales, mercantilistas, fisiócratas, clásicos, marxistas, neoclásicos, keynesianos y liberalistas; que dan origen a diferentes corrientes del pensamiento económico.
la historia del análisis del pensamiento económico y sus teorías se caracteriza por desarrollarse en dos etapas; la primera es la fase interpretativa, en la cual se analiza la teoría en el momento en que se formula; extrayéndose las premisas centrales, esquemas y reglas de análisis; lo que corresponde a un análisis contextual. La segunda es la fase racional, que consiste en utilizar todo el arsenal teórico para la reconstrucción racional del autor o de las teorías objeto de estudio, pero conservando sus componentes teóricos, tales como premisas, preceptos y reglas de trabajo. (Gallardo, 2004)
Teniendo claro este punto relacionado con el análisis de la historia del pensamiento económico, es preciso hablar ahora sobre el periodo preclásico, momento en el que se da un paso importante a la evolución y avance de las sociedades agrícolas, así como también al progreso de la religión, la política y la civilización, en sus inicios. La llamada escuela económica preclásica abarca tres corrientes del pensamiento, a saber, los grandes pensadores de la edad media, los mercantilistas y los fisiócratas.
En primer lugar, en lo que respecta a los grandes pensadores de la edad media, vale mencionar a Aristóteles, quien participó en la trasformación de la economía, abriendo una visión grande hacia el pensamiento económico. Además, Platón, Tomás de Aquino y Copérnico pudieron establecer la diferencia entre el valor de uso de un bien y el nivel de satisfacción que genera dicho bien. En esta ápoca, también se empieza a hablar del valor del cambio o trueque, es decir, el intercambio de un bien por otro, dando origen a la teoría del precio justo que considera la usura como un pecado.
Cabe mencionar que los primeros filósofos-políticos conocidos fueron Sócrates, Platón, Aristóteles en Grecia y Varrón en Roma. Platón, por ejemplo, se dedicó a la organización de un Estado ideal en el que se impedían las instituciones que iban en decadencia y las injusticias sociales. Por su parte, Aristóteles aportó ideas sobre el Estado, discutiendo aspectos relacionados con la usura, los salarios, el intercambio, la adquisición, el valor y la acumulación de riqueza. La sociedad de esa época tenía como sustento el pastoreo y la agricultura; puesto que casi toda la población era campesina (Acuña, 2012)
Otros pensadores económicos sobresalientes de la Edad Media fueron Santo Tomas de Aquino, Nicolás de Oresme e Ibn Jaldún, quienes debatieron sobre el precio y la ganancia, y, específicamente Oresme consideró al comercio bastante beneficioso y una fuente lícita para la obtención de ganancias, no obstante, lo subordinó al interés del Estado de los gobernantes, y a la moral. Por su parte, Jaldún consideró aspectos como el trabajo y el valor, la demanda, el costo, los precios, la riqueza, el dinero, las clases de ocupaciones, el desarrollo económico, la importancia del Estado en la economía, los impuestos, entre otras cosas.
Todos los aportes de los filósofos griegos de la antigüedad a la economía estuvieron relacionados con la aproximación racional a la ciencia social en términos generales. La economía de ellos aportó los primeros pasos al mercado de hoy en día; no obstante, ello no significa que el comercio estuviese ausente en ese momento, sino que los productores no eran uniformes y tampoco se comerciaba mediante intercambios organizados como el llamado trueque. (Acuña, 2012)
En segundo lugar, el pensamiento mercantilista abarca un conjunto de ideas o políticas económicas desarrolladas durante los siglos XVI, XVII y la primera mitad del siglo XVIII en Europa; tendientes a unificar el mercado interno, con la finalidad de formar Naciones fuertes. Esta época estuvo caracterizada por una fuerte acción del Estado dentro de la economía, considerando que la prosperidad de un país es su capital, y que el volumen de comercio mundial es inalterable.
Aproximadamente desde la segunda mitad del siglo XV, de acuerdo con Screpanti y Zamagni (1997), se dio inicio a un forzoso proceso de transformación económica, política, social y cultural que se extendió hasta después de mediados del siglo XVIII, culminando en ese tiempo, cuando ya todas las condiciones al nacimiento del moderno capitalismo industrial estaban dadas.
Las documentaciones con enfoque mercantilista evidencian su interés sobre las ganancias del Estado, donde los recursos de la sociedad debían ser utilizados para promover el bienestar y enriquecimiento del reino. Los pensadores mercantilistas centraron su atención en temas como el comercio, el dinero, las finanzas internacionales, la población, el aprovechamiento del factor trabajo, entre otros temas asociados con el aumento de la riqueza. (Alonso, 2018)
Para los pensadores del mercantilismo, el desarrollo económico y enriquecimiento de las naciones, estuvo impulsado por el comercio exterior, una salida adecuada para los excedentes de la producción. Bajo esta corriente, el Estado adquiere un papel importante en el desarrollo de la riqueza nacional, adoptando políticas proteccionistas, barreras arancelarias y medidas de apoyo a la explotación, con el objetivo de que el Estado intervenga en la economía aplicando diferentes métodos y reglas que impulsen el crecimiento. No obstante, el mercantilismo a finales del siglo XVIII entró en una crisis hasta el punto de prácticamente desaparecer a mediados del siglo XIX, por la aparición de nuevas teorías fisiócratas y liberales.
En tercer lugar, los fisiócratas que surgen en Francia a mediados del siglo XVIII y forman parte de la primera escuela sistemática del pensamiento económico; fueron los primeros en explicar la actividad económica como un todo. Esta escuela consideraba que la tierra era la fuente de riqueza de las naciones. Sus principales exponentes, tales como Quesnay y Turgot, pensaban que entre más tierra y producción agrícola los pueblos serían más ricos. El pensamiento fisiocrático afirmaba que las sociedades se rigen por leyes naturales y que el Estado está privado de intervenir en ellas; de hecho, fisiocracia viene de una combinación de palabras griegas cuyo significado es “gobierno de la naturaleza”; en el plano económico, tales pensadores entendían que la única actividad humana idónea para producir una nueva riqueza o agregar un nuevo valor, era la agricultura.
La fisiocracia surgió como un reflejo de la sociedad de ese momento y de las inquietudes que empezaron a surgir por parte de sus creadores. La fisiocracia acopiaba la división de la sociedad en varias clases, cada una con funciones específicas, y exaltaba la agricultura y sus procesos productivos, considerándolos el centro de la actividad económica. Adicionalmente, la formación médica que tenía Quesnay, así como el contexto de la revolución agrícola del siglo XVIII, le condujeron a la integración de las leyes naturales, biológicas y físicas en el tema económico y a resaltar la importancia de la agricultura dentro del proceso económico.
En la época de los fisiócratas, preconizaron ideas como la libertad de trabajo, el predominio de los impuestos directos sobre los indirectos, el despotismo como la mejor forma de gobierno, donde un rey con soberanía ilimitada defiende la propiedad ocupándose de proveer únicamente aquellos bienes que no pueden ser satisfechos por la iniciativa privada proveniente de educación y obras públicas. No obstante, la disidencia del pensamiento fisiócrata se da por el desarrollo del comercio y de la industria en Francia, por la reglamentación estatal estricta y su ineficaz aplicación, por la restricción de la circulación de mercancías debido a aranceles e impuestos, por la carga impositiva concentrada en los campesinos, por el impedimento al libre acceso al trabajo por parte de los gremios, así como por las restricciones y regulación de la producción y los precios.
Análisis y discusión sobre teorías económicas desde una perspectiva racional
En este apartado se presentan los resultados documentales de la investigación y su discusión, basados en la interpretación de lineamientos para el análisis de la historia del pensamiento económico, así como en las opiniones de diferentes ilustres intelectuales sobre el pensamiento de la economía específicamente en la época preclásica; la cual abarca tres corrientes del pensamiento, a saber, los grandes pensadores de la edad media, los mercantilistas y los fisiócratas; de los cuales se analiza la época de aparición, los rasgos sobresalientes de la teoría, los aportes de cada una a corrientes económicas futuras y los problemas que conllevaron a su disensión y disidencia.
Para dar inicio al análisis, es importante mencionar que los lineamientos para el estudio de la historia del pensamiento económico utilizados por la mayoría de las analistas de la corriente ortodoxa son los expuestos por Gallardo (2004), quien los clasifica en dos tipos; el primero corresponde a la lectura contextual encargada del análisis de las diferentes posturas teóricas de la antigüedad, considerando el contexto que les dio origen a cada una de ellas; donde la teoría sólo tendría validez en un momento específico. La característica del estudio contextual es que las teorías se hacen inconmensurables, conduciendo a que las visiones pasadas no tengan el mismo estatus que las del presente, debido a que los contextos y la naturaleza de los fenómenos van cambiando.
El segundo, tiene que ver con la lectura racional la cual se centra en que las teorías tienen, además del contexto que las originó, presupuestos de análisis y condiciones de validez que se traducen en términos de análisis desde el presente y con el uso de las herramientas actuales. De manera que, lo válido de las teorías del pasado representan las conclusiones teóricas y la probabilidad de que, dentro del análisis del presente, tales conclusiones puedan tener cabida. En tal sentido, las teorías del pasado tienen intuiciones válidas, no obstante, debido a la informalidad y la escasa reflexión económica del pasado, dichas teorías son imperfectas y tienen un alto grado de incoherencia.
Desde el punto de vista del análisis de las teorías científicas, los investigadores del presente estudio favorecen el análisis racional como principal lineamiento para el estudio de la historia del pensamiento económico, concordando con Gallardo (2004), quien menciona que los apoyadores de esta postura fundamentan sus argumentos en la idea que el análisis económico en el transcurso del tiempo es resultado del esfuerzo racional del hombre por su deseo de progresar en el entendimiento de los fenómenos, de tal manera que los elementos y conclusiones teóricas del pasado, sólo tendrían sentido cuando se incluyen dentro de una teoría económica dominante y sobresaliente.
Ahora bien, los investigadores del presente estudio no fijan posición en el análisis de la historia del pensamiento según la visión contextual, donde lo privilegiado es la labor pedagógica y explicativa de los conceptos teóricos y la influencia de cada autor, así como el conocimiento de aquellas posturas que llegaron a dominar la posición académica e intelectual del economista; ya que de acuerdo con Gallardo (2004), el análisis desde el punto de vista del contexto, por sí solo no sirve de base para entender de las teorías económicas ni para adoptar preceptos teóricos alternativos; ya que al analizar las teorías desde una perspectiva que solo tienen validez para momentos históricos concretos, estas se vuelven inconmensurables en su totalidad, lo que conlleva a que se convierta en un arma para preservar el estado de la ciencia económica.
En otro orden de ideas, con el esquema racional no es necesario tener un gran conocimiento de las teorías que han ido surgiendo y que van quedando en el pasado, lo indispensable en este caso es desarrollar conclusiones de las teorías en el lenguaje moderno. De modo que teorías del pasado pueden ejercer una gran influencia en la construcción de conclusiones en un lenjuaje de actualidad, que permita comprender mejor la economía; tal y como el ejemplo que mencionó Gallardo (2004) sobre Marx, quien con sus teorías sobre la plusvalía se produjo un importante resultado en la Economía, conocido hoy día como “El Capital”.
La visión racional de teorías dirige al estudio de las teorías en el presente, respetando siempre su propia estructura y lógica de análisis y permitiendo conservar, aunque no de una manera perfecta, su contenido teórico. Ello se fundamenta en poder incluir conclusiones de otras teorías en una estructura teórica determinada, utilizando la teoría pasada para la reconstrucción de ideas y teorías. Ello concuerda con lo expresado por Gallardo (2004) cuando explica que la fase racional, consiste en utilizar todo el arsenal teórico para la reconstrucción racional del autor o de las teorías a considerar, pero conservando sus componentes teóricos, tales como premisas, preceptos y reglas de trabajo.
Un análisis que logre conocer lo más profundo de la teoría, parece no ser posible de manera precisa, ya que difícilmente se puede salir del presente para entender de manera absoluta el pasado. No obstante, realizar este esfuerzo intelectual con el objetivo de formar una reconstrucción racional basada en problemas actuales, es una la labor que todo analista del pensamiento económico debe llevar a cabo; y como menciona Alonso (2018), el origen de la economía se fundamenta en investigaciones de fenómenos considerados importantes pero que plantearon problemas de diversa índole en diferentes ápocas; que luego deben ser reconstruidos.
Conocida la relevancia que tiene la visión racional en el análisis de las teorías y pensamientos económicos, ahora será preciso hablar acerca de las contribuciones de los pensamientos preclásicos en la economía moderna. En primer lugar, en la Edad Media surgieron ideas centradas en asuntos éticos como la caridad, la pobreza, el precio justo, la relación entre beneficio, interés y usura; y en especulaciones asociadas con la teoría del valor. Tales ideas fueron aprovechadas en teorías económicas que surgieron posteriormente, sobre todo en aspectos de trabajo y precios de mercado.
Además, los pensadores medievales hicieron especial énfasis en la doctrina del precio justo, que transmite la idea de impedir que las ganancias sean traducidas como lucro o usura, pues estos, junto con la especulación, eran considerados pecados o actos condenados. Acá entra un concepto que hasta la actualidad se conoce como precio de mercado, el cual implica una ganancia honrada para el productor que le ayude a cubrir sus necesidades básicas y poder subsistir, y un precio accesible para el consumidor que le permita su supervivencia.
En la medida que fueron apareciendo nuevas escuelas de pensamiento económico, como, por ejemplo, el mercantilismo, se mantuvo cierta continuidad del pensamiento medieval, rescatándose algunos aspectos, tal es el caso del arbitrismo español, influido por la llamada Escuela de Salamanca; en el cual se reflexionó sobre la ética de las relaciones comerciales, aspecto sobre el queq aún se discute en la actualidad. El arbitrismo fue una corriente de pensamiento político y económico desarrollado en la Monarquía Hispánica, durante la segunda mitad del siglo XVI y el XVII; la cual fue el precedente del mercantilismo de naciones europeas, como Inglaterra y Francia.
En este mismo sentido, Jaldún, uno de los pensadores económicos medievales, además de los aspectos relacionados con el trabajo, la demanda, el costo, los precios, la riqueza, el dinero, la importancia del Estado dentro de la economía, entre otros, también consideró aspectos de las finanzas públicas, como los impuestos y su distribución, los gastos sociales, el gobierno como comprador de bienes y servicios, el efecto de los gastos del Estado sobre el ingreso, entre otros. A pesar de que estas ideas surgieron durante la edad media, algunos de estos aspectos fueron redescubiertos más adelante por Adam Smith y Karl Marx, después de la época del mercantilismo y la fisiocracia.
Por otra parte, la época de los pensadores mercantilistas se caracterizó por una falta de cohesión entre sus precursores, que puede ser atribuida a la ausencia de instrumentos analíticos que fueran comunes y pudieran compartirse con las generaciones sucesoras; de hecho, la comunicación entre pensadores mercantilistas fue considerada pobre o inexistente (Ekelund y Hebért, 2006). Aun así, sus ideales fueron importantes y trascendieron de época, aunque diferían según el país de referencia. La conclusión que sí se generó de esta corriente es que los ideales mercantilistas expresaban intereses y ambiciones de una clase social que estaba en ascenso, a saber, los mercaderes.
Los ideales rescatados del mercantilismo para teorías y modelos económicos modernos fueron, entre otras cosas, el fortalecimiento del poder estatal, donde se considera que el Estado debe esforzarse por mantener su riqueza dentro del país. De modo que, en un contexto donde la riqueza se intercambia por el efecto del desarrollo comercial, las naciones deben conservar su riqueza promoviendo las exportaciones y controlando las importaciones.
El mercantilismo también promueve la producción interna del país, mediante el desarrollo de la manufactura y de caminos que están destinados a promover el flujo interno de mercancías. Además, dicha corriente económica impulsa al Estado a implementar regulaciones de protección para los comercios nacionales, de tal manera que se evite la competencia externa. La concepción de los mercantilistas era que el comercio permitía el enriquecimiento, por lo que es necesario promover el desarrollo del comercio exterior y las exportaciones.
En lo que respecta a la fisiocracia, la comprensión moderna sobre economía ha mantenido el punto central de su análisis en el papel que desarrolla el excedente económico que garantiza la acumulación de capital y el crecimiento económico. Aunque actualmente no se buscaba tener un gran conocimiento sobre las teorías del pasado, se han podido desarrollar conclusiones de dichas teorías bajo un el lenguaje moderno. En el caso de los economistas clásicos, por ejemplo, siguieron concluyendo que la agricultura era capaz de generar un excedente económico; pero opinaron que también la actividad manufacturera podía hacerlo, aunque tal excedente no tuviese una naturaleza física. Esto muestra que la visión racional de teorías ha dirigido al estudio de las teorías en la actualidad, pero siempre respetando su propia estructura y lógica de análisis y conservando, hasta donde se pueda, su contenido teórico.
Estas ideas clásicas, que tuvieron sus cimientos en la era preclásica, abrieron las puertas al capitalismo que estaba fuertemente centrado en actividades mercantiles e industriales, consideradas las principales fuentes generadoras de riqueza. Con este nuevo paradigma ortodoxo, surge el universo de “lo económico”, que funcionaría con sus propias leyes y metodologías; susceptibles de ser analizadas por las técnicas de optimización de análisis matemático (Naredo, 1987; Naredo y Valero, 1989).
Además de lo anterior, la formulación económica de los fisiócratas, según Domínguez (2004), se fundamentaba en el establecimiento de un orden social constituido por distintas clases, tales como la productiva, la estéril y la disponible. La primera estaba representada por los agricultores; la segunda por los artesanos, comerciantes y profesionales liberales; y la tercera por el gobierno, el rey, y los funcionarios. Estas ideas se constituyeron en la base de teorías que surgieron en el futuro sobre clases sociales, pero que fueron perfeccionándose en la época del capitalismo.
En tal sentido, tal y como se explica en el Tableau économique, Quesnay formuló una economía de flujo que circulaba entre las distintas clases sociales existentes. La clave de la circulación era el paso del “excedente” desde la clase productiva hasta la disponible (Domínguez, 2004). Según este modelo, el proceso de apropiación del excedente se daba a través del establecimiento de impuestos que sufragaban los gastos de la administración, y por medio de la renta de la tierra percibida por los terratenientes. Este modelo también permitió formular conclusiones acerca de formas de distribución de excedentes, algunas de las cuales, a través de un proceso de reformulación, sentaron las bases para su aplicación actual.
Otro punto importante es que los fisiócratas no se conformaron con definir el producto neto como fuente de riqueza, sino que, desde una visión circular, dieron origen a los modelos de equilibrio general y de análisis de incidencia impositiva; en lo que respecta a esto último, el producto neto es la única fuente de riqueza y, por lo tanto, siempre será el que soportará el impuesto. Para los fisiócratas, la mejor alternativa en términos impositivos fue el establecimiento de un impuesto único que gravaba el producto neto; conclusiones que han sido consideradas por futuros pensadores económicos. (Domínguez, 2004). En lo relativo al mencionado modelo de equilibrio general, Carpintero (1999), menciona que la consideración del sistema económico como un lugar en el que desempeñan su labor clases sociales diferentes ha sido la fuente de inspiración para los posteriores desarrollos de la economía.
Como cierre a este apartado, se presenta un cuadro resumen que muestra las tres corrientes del pensamiento económico preclásico: pensadores de la edad media, pensadores mercantilistas y pensadores fisiócratas. El cuadro muestra la corriente económica, el período, los principales representantes, los rasgos o aportes sobresalientes de la corriente y algunos aspectos que condujeron a la disidencia o ruptura de la teoría económica.
Cuadro 1. Principales corrientes del pensamiento económico preclásico
Fuente: Lindao, Panchi & De La Hoz (2023)
Conclusiones
La economía no es una ciencia exacta, y es esa característica la que hace que existan una diversidad de filosofías respecto a qué y cómo es la economía. De allí la importancia del estudio de la historia del pensamiento económico, el cual contribuye al desarrollo de una actitud crítica ante los diferentes planteamientos económicos y a la comprensión sobre las teorías económicas de la actualidad.
La historia del pensamiento económico forma parte de la ciencia económica, y estudia la evolución de aquellas ideas y teorías que han ido desarrollado los economistas con el paso del tiempo, desde el nacimiento de la economía. Dentro de la mencionada historia, han surgido una gran cantidad de pensadores económicos que han impulsado ideas, doctrinas y teorías, aprovechadas dentro de los diferentes modelos económicos que han existido. Ante esta variedad de teorías que existe, se pude concluir que las tres principales corrientes del pensamiento económico, específicamente de la era preclásica, son los grandes pensadores de la edad media, los mercantilistas y los fisiócratas.
En lo que respecta a la edad media, se concluye que fueron muchos los pensadores que participaron en promover ideales económicos que sentaron las bases para futuras teorías. Dichos pensadores medievales observaron los hechos económicos desde una óptica ética, y trataron de juzgar desde el punto de vista moral, cuestiones como el tipo de interés, el precio justo, las relaciones laborales, entre otras cosas.
Sobre el surgimiento del mercantilismo, se concluye que fue una etapa que se caracterizó por recomendar a los gobernantes el impulso de medidas políticas que conlleven al enriquecimiento de la nación. Algunos de los aspectos sobresalientes de esta corriente son el robustecimiento de la producción interna y el debilitamiento del proteccionismo de otros países. Además, los ideales mercantilistas promueven la acumulación de metales nobles y estudian el dinero, el cual es considerado como una mercancía y cuyo valor viene dado por su abundancia o escasez relativa.
Por otra parte, se concluye que, la corriente de pensadores fisiócratas es la primera en proponer un esquema coherente sobre el funcionamiento del sistema económico, denominado el tableau economique; el cual considera que la riqueza circula entre tres grupos sociales, a saber, la clase productiva, la clase estéril y los propietarios y que es el Estado quien debe mantener dicho orden natural basado en reglas como el derecho a la propiedad, la libertad económica y la seguridad en el disfrute de dichos derechos y libertades.
En línea general, se concluye que el pensamiento económico desde una perspectiva racional de las teorías no tiene la intención de buscar recoger la historia para luego reproducir viejas ideas, sino más bien, preparar el camino para crear nuevas. Por lo tanto, comprender el verdadero significado de la economía implica revisar aquellos caminos que van quedando atrás; ya que las ideas de pensadores del pasado son el fundamento de la construcción de nuevas ideas, sobre todo en períodos de dispersión teórica y crisis económicas; y es la evolución misma de estas ideas económicas la que contribuye a generar transformaciones en las políticas sociales y económicas.