INTRODUCCIÓN
El año 2019 apareció un virus en China al que se denominó COVID-19, el cual cambió los destinos de la humanidad en los siguientes años, debido a la fácil trasmisión. Distintos países del mundo, ante las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), decidieron establecer medidas drásticas con el fin de proteger la salud de los ciudadanos, como implementar el aislamiento obligatorio también llamado cuarentena. Estas medidas de inmovilización obligatoria trastocaron las actividades regulares en el hogar, la familia, el trabajo, los estudios; por tal razón, se dispuso que la educación a nivel superior fuese mediante la virtualidad. Sin embargo, esta modalidad no era una novedad en las casas de estudios superiores porque ya se empleaba con eficacia desde inicios de siglo, la cual facilitaba el acceso a los estudiantes a las clases virtuales, dependiendo de los recursos, a sus tiempos, propiciando la autoformación (Martínez, 2008); además, la modalidad semi presencial o a distancia se encontró permitida en la normativa peruana, en el artículo 39 de la Ley N.º 30220 “Ley Universitaria” (MINEDU, 2014). Solo se pudo aplicar a un porcentaje de créditos; además, varias universidades optaron por brindar este servicio en los programas de Formación para Adultos y Posgrado; en el contexto de la emergencia sanitaria fue regulado este servicio mediante la RV N°085 "Orientaciones para la continuidad del servicio educativo superior universitario, en el marco de la emergencia sanitaria" (MINEDU, 2020).
Resulta importante precisar que, si bien existía la modalidad a distancia, semi presencial o virtual en las universidades, optar por esta forma de preparación profesional era una elección de los estudiantes de acuerdo a sus tiempos e intereses de aprendizaje. La implementación obligatoria, ante el aislamiento obligatorio que originó el COVID-19, forzó la migración a esta modalidad de estudios sin estar debidamente preparados, como contar con recursos tecnológicos para facilitarles, desde su hogar, el acceso a las plataformas virtuales y a sus clases, sean sincrónicas o sincrónicas; además, la poca accesibilidad de internet develaron las brechas digitales que afectaron, principalmente, a estudiantes de las zonas rurales o de zonas urbanas vulnerables (Gómez y Escobar, 2021). Para Aristeidou y Cross (2021)), los estudiantes de América del Sur, Asia y África tuvieron mayores complicaciones para acceder a las redes de Internet, además recurrieron a los teléfonos celulares como una alternativa para recibir sus clases. La implementación de la educación virtual a pesar de las dificultadas fue necesario porque los estudiantes no podían ser afectados; también, se tomaron en cuenta las recomendaciones de organismos internacionales sobre la continuidad de la educación en todos los niveles porque es un derecho que debe ser priorizado en las políticas públicas de este contexto de aislamiento (IIESAC-UNESCO, 2020).
Las consecuencias del confinamiento obligatorio originaron una serie de factores negativos en la interacción de jóvenes estudiantes que, por su edad y su juventud, implicó una serie de problemas, sobre todo, en su salud mental (Ramírez-Ortiz, et al., 2021) y en el aspecto económico (Altamirano, et al., 2021). Por ello, Se tomó en consideración dos categorías: condiciones de aislamiento y comunicación virtual. La primera se refiere a la manera en que los estudiantes afrontaron la cuarentena, si tuvieron los recursos tecnológicos para llevar adecuadamente sus clases virtuales; asimismo, si estaban en un espacio exclusivo sin interrupción, porque es necesario precisar que, con la inmovilización obligatoria, debían permanecer con sus familias, compartiendo sus actividades regulares con sus estudios. El contexto que les tocó afrontar, no hay duda, cambió el estilo de vida al cual estaban acostumbrados (Vera-Ponce et al., 2020). Los jóvenes solían interactuar, socializar al aire libre, oportunidad que tenían en las aulas universitarias; por tal motivo, conductas como el autocontrol, estrés y empatía fueran modificados (Casimiro, 2020). Estas dificultades podrán mejorar cuando los estudiantes retornen a las clases presenciales (Älvarez, 2020).
La comunicación virtual sincrónica y asincrónica fue la empleada durante el aislamiento, la cual presentó algunas dificultades: resistencia de los estudiantes a prender las cámaras de video y solo estar con el audio como evidencia de su presencia, situación que dificultó saber si realmente prestaba atención o se encontraba en otra actividad; además, fue necesario promover el trabajo colaborativo para fortalecer la metacognición entre ellos; sin embargo, el desánimo y desinterés afectaron muchas veces a los equipos. La principal causa fue por las afecciones emocionales que originó en los estudiantes la pandemia, principalmente, debido a la incertidumbre originada por las noticas sobre el desarrollo de la enfermedad (Pat-Horenczyka et al., 2021), problemas económicos por la pérdida de empleo de aquellos que laboran o sus padres, le generó angustia por su situación financiera (Visser y Law-van Wyk, 2021) o el temor de perder el año académico y debido a su débil preparación profesional les costaría conseguir trabajo en el futuro. Estas dificultades más afectaron a los que ya se encontraban cursando estudios en la universidad, mientras que los recién incorporados a la vida universitaria pudieron asimilar de mejor forma esta situación (Babicka-Wirkus et al., 2021).
El objetivo fue analizar el efecto de las condiciones de aislamiento generadas por el COVID-19 en la comunicación virtual entre estudiantes, además esta investigación se consideró importante porque fue realizada en el contexto de la emergencia sanitaria. Esta información permitirá realizar comparaciones con futuras investigaciones post pandemia.
MÉTODO
Se realizó un estudio bajo un enfoque cualitativo, de tipo fenomenológico; para obtener la información, se utilizó la técnica de entrevista semi estructurada que aplicó de forma sincrónica mediante videoconferencias a cinco estudiantes universitarios de pregrado, pertenecientes a una universidad privada de Lima Metropolitana. Se consideró como criterio de inclusión que los participantes fueran estudiantes matriculados, activos y con asistencia constante a clase. En el criterio de exclusión, se desestimó a estudiantes de los últimos ciclos y con asistencia irregular.
Para este estudio, se tomó en consideración dos categorías; la primera fue condiciones de aislamiento y la segunda la comunicación virtual. Los resultados de la investigación se establecieron a partir de la codificación de la información recogida mediante la aplicación de entrevistas semiestructuradas orientadas a establecer la percepción de los estudiantes con respecto a las condiciones de aislamiento.
HALLAZGO
Las coincidencias en los entrevistados fueron las siguientes:
Comunicación entre compañeros
Experiencia, según tu condición social, con respecto a la comunicación virtual con tus compañeros de clase
Las coincidencias se dieron con respecto a los ruidos en el hogar, al tener que compartir la cuarentena con otros miembros de la familia, las dificultades de no contar con un lugar adecuado y aislado, dos de ellos explicaron no tener estas limitaciones por contar con los recursos necesarios en su hogar; sin embargo, en todos, un factor limitante fue el acceso a Internet, con respecto a la comunicación con sus compañeros fue realizada solo por interés académico cuando debían elaborar trabajos cooperativos.
Dificultades económicas durante la pandemia
Según tu condición social, con respecto a la comunicación virtual con tus compañeros de clase
Para todos los entrevistados, sí influyó las condiciones económicas porque todos fueron afectados en sus ingresos familiares debido a las restricciones, como pérdida de empleo de sus padres; esto les generó preocupación y desmotivación. Desde otra perspectiva, las coincidencias económicas dificultaron la adquisición de recursos tecnológicos que podían mejorar el ingreso a sus clases, como contar con celulares con mayor capacidad, computadoras o laptops y accesorios.
Afecciones emocionales de los estudiantes
Condición psicológica y económica, con respecto a la comunicación virtual con tus compañeros de clase
Mayoritariamente, la respuesta fue que este contexto les generó estrés, desmotivación y ansiedad, relacionado con su rendimiento académico al sentir que no podían aprobar sus cursos, les costó entender las clases, sintieron que esta modalidad no les era satisfactorias, por estar largas horas sentado, solo escuchando.
Acceso a la tecnología
El uso de recursos digitales, con respecto a la interacción con tus compañeros de clase
Efectivamente, los recursos digitales fueron importantes para la comunicación; se debe precisar que el más usado fue el WhatsApp para las coordinaciones de los trabajos colaborativos, también emplearon el zoom porque aprendieron a utilizar la versión libre; además, se empleó la plataforma que puso a disposición la universidad para los foros, formación de grupos y envíos de los trabajos académicos.
Empleo de software para las clases virtuales
limitaciones con respecto al uso de office y la aplicación de recursos tecnológicos para relacionarte con tus sesiones académicas
Todos los encuestados manifestaron haber tenido dificultades con el Office al inicio, sin embargo, posteriormente, fueron descubriendo más usos utilitarios de los que estaban regularmente acostumbrados.
DISCUSIÓN
Los resultados, teniendo en consideración la comunicación entre estudiantes, coincidieron con otras investigaciones realizadas sobre el tema por (Aristeidou y Cross, 2021), quienes señalaron que este contexto fue una situación desafiante y a los estudiantes se les dificultó encontrar un lugar tranquilo donde estudiar, por iguales motivos están todos los miembros de la familia aislados; además, los dispositivos con los que realizaban sus estudios eran, a veces, compartidos. Asimismo, resulta necesario acotar que los estudiantes entrecortaban sus actividades habituales con las familiares, como atender a hermanos menores o parientes infectados por el COVID-19, situación muy normal en varios hogares porque se implementó el teletrabajo. Dificultó encontrar límites entre las relaciones familiares y las laborales (Rámirez-Ortiz et al., 2021). Además, en el Perú, las limitaciones de conectividad para acceder a las clases virtuales fueron barreras frecuentes (Gómez y Escobar, 2021). Estas brechas, que afectaron a la educación no solo universitaria, debió haber sido considerada como una política pública años atrás antes de estallar la pandemia (Defensoria del Pueblo, 2020).
Tomando en cuenta las dificultades económicas durante la pandemia, el año 2020, aproximadamente, 400 millones de personas perdieron su empleo, siendo los gobiernos responsables de asumir las mejoras en este contexto (Lam, 2020); por tal motivo, no existió duda que involucró a las familias de los estudiantes universitarios, originando lamentables deserciones en las universidades privadas por no poder pagar la pensión o mensualidad, similares coincidencias con las dificultades financieras. Visser & Law-van Wyk (2021) señalaron que, este contexto, también afectó a muchos que tenían empleo, asimismo, se presentó la incertidumbre de poder acceder en el futuro a oportunidades laborales. Estas preocupaciones financieras desencadenaron, durante la pandemia, diferentes afecciones psicológicas (Meniah, et al., 2021).
Considerando las afecciones psicológicas durante la pandemia involucraron a gran parte de la población, debido a la incertidumbre de la evolución que tenía el virus, incrementó el temor, la depresión, tristeza y temor al enfermarse y perder la vida fue común en la población (Ramírez et al., 2021). Los estudiantes universitarios no pudieron escapar de esta estadística. Valdivia (2020) sostuvo que, debido a la pandemia, los estudiantes universitarios padecieron agotamiento emocional. Si bien, en un inicio, se creyó que el COVID-19 solo afectaba a los ancianos y personas con enfermedades preexistentes; en tal sentido, los jóvenes podían estar exceptos de enfermarse; pero, posteriormente, se develó que eran igual de vulnerables. Esto se viralizó por la exposición en los medios de comunicación con respecto a enfermarse, generando más angustia y ansiedad (Schiff et al., 2021). Estas afecciones emocionales deberán ser una preocupación de las autoridades universitarias en mejorar la salud mental, después de concluidas las cuarentenas y los estudiantes retornen a la vida cotidiana o post pandemia (Visser y Law-van Wyk, 2021). Quintiliani, et al., (2021) encontraron un alto porcentaje de estrés en estudiantes universitarios con similares repuestas como las obtenidas, asociadas a insomnio, angustia, desmotivación; los autores también comprobaron que una vez afrontada la enfermedad se asumieron conductas resilientes.
Respecto a la cuarta pregunta, no hay duda que los recursos tecnológicos fortalecieron la comunicación sincrónica y asincrónica. La tecnología de información y comunicación (TIC) fueron herramientas necesarias durante el confinamiento (Guerrero et al., 2020). Las dificultades se presentaron en la predisposición de los estudiantes para realizar actividades colaborativas. Fue necesario que el docente motive a los estudiantes para mantener el interés por las asignaturas, como afirmó uno de los entrevistados de este estudio, generando desgaste el estar varias horas sentados, escuchando clases; además, los estudiantes sintieron que se incrementó la carga académica, otros manifestaron reducción en la capacidad académica. Surgió el temor de no concluir sus estudios, también presentaron deficiencias en el aprendizaje en línea y autoaprendizaje (Visser y Law-van Wyk, 2021).
Tomando en cuenta el acceso a la tecnología para mejorar esta situación, fue necesario realizar inducción para los docentes con el afán de fortalecer las competencias digitales y pudieran afrontar mejor este contexto (Chakraborty et al., 2021); por el contrario, los estudiantes demostraron mayor facilidad en este aspecto, pero se evidenció ciertas limitaciones en el uso del office, al principio. Con respecto a la presentación de sus trabajos de forma virtual, develó que obtuvieron mejores habilidades digitales que les permitió utilizar las plataformas donde se colocaron los recursos. Sin embargo, resulta necesario precisar que el estudio fue aplicado a estudiantes de una universidad privada, cuyo perfil atrae a estudiantes de clase media. No hay duda que fueron afectados por la pandemia, pero tuvieron mejores opciones que aquellos pertenecientes a universidades públicas como lo demostraron (Huanca-Arohuanca et al., 2020).
A MANERA DE CIERRE
Esta investigación partió por la necesidad de comprender cómo se sintieron los estudiantes universitarios durante el proceso de las clases virtuales por causa del confinamiento obligatorio. Se concluyó que el efecto de las condiciones de aislamiento generados por el COVID-19 en la comunicación virtual entre estudiantes universitarios se manifestó, principalmente, en el tema psicológico con alta carga de estrés, los cuales provocaron angustia, ansiedad y desmotivación, también fueron afectados por temas financieros, falta de conectividad, carencias de recursos tecnológicos y habilidades digitales; por tal razón, la comunicación con sus compañeros de aula se limitó al desarrollo de trabajos colaborativos. La socialización al que estaban acostumbrados, en época regular, fue alterada porque predominó la preocupación por la pandemia en su entorno familiar; por tanto, desde la percepción de los estudiantes, efectivamente, las condiciones de aislamiento predispusieron de manera preponderante en el interés de interactuar con sus compañeros durante y fuera de las sesiones virtuales.