La crítica científica se sustenta fundamentalmente en las valoraciones y análisis que se realizan durante el arbitraje o revisión de los trabajos científicos, siendo imprescindible para lograr la verdad, el objetivo supremo de la ciencia, una actividad de naturaleza controvertida.
La crítica científica, que no siempre es aceptada por los investigadores, debe apoyarse en el método científico, desde una perspectiva ética. Si esto se logra, llega a ser un instrumento clave en la conformación colectiva del conocimiento científico.
La crítica a un trabajo científico es el criterio fundamental para descartar o aceptar los resultados de la investigación, si ésta tiene la razón y se acepta, se descarta la solución del experimento y se replantea el mismo, y si se rechaza, se aceptan sus resultados.
La crítica de un trabajo científico tiene su mayor responsabilidad con la verdad científica, por ello debe ser justa, objetiva, ética, contribuir al mejoramiento de una investigación, aunar opiniones y lograr abrir el diálogo y el debate de sus resultados.
Además, la crítica científica debe ser educativa para el (los, las) autor (es, as) del trabajo científico y formarle valores, al desarrollarle plenamente sus propias capacidades, con sentido de responsabilidad social y científica. Ser receptivo a la crítica científica es una meta a alcanzar por los investigadores, e indica su madurez científica, en su ejercicio, no deben prevalecer intereses personales sobre los intereses de la ciencia.
Las publicaciones son importantes para los investigadores, especialmente al inicio de su vida académica ya que por ellas se les juzga o se les reconoce y porque, además, para publicar deben enfrentar y defender su trabajo ante la crítica científica, que contribuye a su madurez para el trabajo científico.
La publicación del trabajo, depende esencialmente de la capacidad de los autores, para convencer a los revisores de su valía.
Para la publicación de un artículo científico, se requiere de arbitraje, una de las formas de la crítica científica. El proceso de revisión varía según la revista, no obstante, los sistemas más comunes son, el de ciego y el de doble ciego, que inobjetablemente garantizan la calidad de las publicaciones.
El arbitraje o revisión de un trabajo científico, es un ejercicio crítico realizado por el árbitro (a) o revisor (a) con el fin de dilucidar las dudas que hubiera dejado su lectura detallada y concienzuda. Constituye la forma madura y ética de la crítica científica, una obra de creación científica, una valoración que permite la búsqueda de la verdad como principal objetivo de la ciencia.
El arbitraje de un trabajo científico es un acto de aprendizaje, y una posibilidad de superación profesional autodidacta, que se basa en el análisis justo, la imparcialidad, la objetividad y el altruismo. Se inicia con la elección del árbitro (a) o revisor (a) y dura por siempre porque un resultado publicado, pertenece a la sociedad y estará sujeto a la refutabilidad o a su mejoramiento mediante la crítica de la comunidad científica.
El árbitro (a) o revisor (a) debe ser un (a) profesional de elevado prestigio profesional y autoridad en los medios académicos, poseer experiencia teórica, práctica e historia investigativa que lo avale, ser objetivo en sus valoraciones, ético y evitar la altanería. Criticar la base científica del trabajo, pero no atacar personalmente al autor.
Juan Ramón García Díaz PhD
Profesor e Investigador Titular
Clínica Veterinaria y Reproducción Animal
Departamento de Medicina Veterinaria y Zootecnia
Universidad Central (Marta Abreu) de las Villas
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