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Temas Sociales

versão impressa ISSN 0040-2915versão On-line ISSN 2413-5720

Temas Sociales  no.54 La Paz maio 2024  Epub 01-Maio-2024

https://doi.org/10.53287/psqe9595gi52o 

RESEÑA

Resignificando espacios y relaciones. Voces de docentes sobre la convivencia en la escuela en tiempos de pandemia, de Lucía Elena Rodríguez Mc Keon

Johnny V. Barrios Barrios1 
http://orcid.org/0000-0002-6666-4243

1Doctor en Ciencias Humanas, Universidad de Los Andes (ULA), Mérida-Venezuela.E-mail: epulahistoria@gmail.com

Rodríguez Mc Keon, Lucía Elena. 2023. Resignificando espacios y relaciones. Voces de docentes sobre la convivencia en la escuela en tiempos de pandemia. ., México, D.F.: Universidad Pedagógica Nacional,


Los retos educativos del siglo XXI demandan reflexiones comprometidas sobre la manera en que se deben concebir los procesos de formación desde una perspectiva integral, es decir, considerando las relaciones del estudiante, el docente, la organización institucional y el espacio donde se desarrolla su convivencia: la escuela. No obstante, comprender este relacionamiento no es una tarea fácil. Crisis como la de la pandemia del covid-19 (2020-2022) ha interpelado prácticas y conceptos educativos cuando no su propia significación como espacio privilegiado de la enseñanza formal.

Como se sabe, la dinámica educativa está regularmente influenciada por factores que tienen una fuerte incidencia en su desenvolvimiento, ampliación o estancamiento. Por un lado, la dinámica generacional en un contexto que sufre cambios constantes (factor espacio-temporal) y, por otro, las condicionantes exógenas que le son inherentes: orientación político-ideológica, déficit económico, demandas sociales y cambios culturales (factor humano). A esto se suman las alteraciones en las condiciones de salubridad que impactan esa dinámica educacional y se extienden al espacio escolar y sus comunidades, las cuales -como sostienen Rodríguez Mc Keon y Cuevas en el presente libro- son retadas por la mayor o menor incidencia de estos factores, lo que obliga a revisar continuamente sus códigos pedagógicos.

En un horizonte que se pudiera adjetivar como positivo, el contexto de las crisis requiere de profesionales del sector educativo que analicen, desde la revisión de la institución escolar y las ciencias sociales, los acontecimientos de los últimos años y las voces de sus protagonistas, ya que son ellos los actores sociales que integran una comunidad educativa que envuelve a docentes, estudiantes y padres en un primer nivel, y, luego, al resto de la sociedad que le otorga sentido y validación como institución.

En este punto, merece especial atención observar cómo se percibió en México la escuela en tiempos de pandemia, ya que esta experiencia, inédita por sus implicaciones y alcances, permitió revisar nuevamente los significados de la escuela, sus prácticas de convivencia y enseñanza. Evidentemente, el primer nivel de interrogación se dirigió al espacio escolar, buscando abrir un diálogo que recuperara las distintas miradas de un mismo problema: la pandemia y sus retos, así como arrojar enseñanzas esenciales para comprender la importancia de los escenarios educativos como espacios para la convivencia y el aprendizaje mutuo. Igualmente, se evidenciaron las dimensiones de lo social, donde las preocupaciones sobre la violencia, los derechos humanos, el compromiso docente, las prácticas educativas, el trabajo colaborativo y el interés común afloraron de manera innegable en tanto que empresa de conocimientos, como se diría desde la filosofía y sociología de la ciencia.

En concordancia, el libro Resignificando espacios y relaciones. Voces de docentes sobre la convivencia en la escuela en tiempos de pandemia (2023), compilado y coordinado por la reconocida pedagoga Lucía Elena Rodríguez Mc Keon, se inscribe en este campo de preocupaciones. Es el fruto de un proyecto Institucional de la Universidad Pedagógica Nacional-Unidad Ajusco, el cual implicó a varios investigadores, entre ellos al Dr. Luis Manuel Cuevas Quintero, la Dra. Leticia Ventura Soriano y la Mtra. Mónica Dávila. En conjunto, el libro, coedición de UPN y Acantilado, es una muestra reveladora de la manera como se puede abordar esta problemática con altura y con una perspectiva dialógica.

Los tres momentos de la lectura, expresados en tres apartados, hilvanan tanto la importancia de pensar el espacio de la escuela como el reconocer las distintas aristas que pueden estar presentes en la convivencia que se propicia en ella, signada por uno de los acontecimientos más perturbadores de los años que han transcurrido de este siglo XXI: la pandemia del covid-19, un hecho que alteró los ritmos sociales y con ellos los ritmos escolares y sus espacios de realización y continuidad.

La obra incluye los aportes de las Mtras. Mónica Dávila Ollervides y Leticia Ventura Soriano: “Espacios de encuentro entre docentes para reconocer, valorar y trascender la experiencia de la pandemia en la escuela” (pp. 11-48), y del Dr. Luis Manuel Cuevas Quintero: “Decir y mirar. Microemergencias de la pandemia en la escuela mexicana. Reflexiones en torno al Taller sobre espacios escolares y la exposición/seminario “Soledades y encuentros” (pp. 49-82). Asimismo, contiene la exposición fotográfica intitulada: “Entre soledades y encuentros, narrar el presente” (pp. 83-116), registro visual coordinado por los Dres. Rodríguez Mc Keon y Cuevas Quintero, que recoge 26 fotografías y collages de un grupo significativo de docentes que participaron de una serie de talleres dedicados a una reflexión fenoménica del espacio escolar y sus percepciones en tiempos de detención de los flujos y del confinamiento (ver https://acortar.link/WaFl5o).

El taller, junto a la exposición, permitió acopiar en imágenes y narraciones la experiencia espacio-temporal de la pandemia, discurriendo sobre los significados de una escuela cerrada, la vivencia del confinamiento, la clausura y la reinvención del espacio escolar durante el periodo abril/agosto de 2022, dando cuenta de la tensión entre el espacio físico y el virtual como campo de observación. Cabe acotar que este trabajo involucra a la Maestría en Gestión de la Convivencia en la Escuela. Violencia, Derechos Humanos y Cultura de Paz de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), coordinada por la mencionada compiladora y en la que trabajaron los autores y los docentes participantes de este ejercicio de crítica y de revisión, distinguiendo las formas de representación y de las prácticas escolares en tiempos de crisis.

Sin duda, los aportes de Dávila Ollervides y Ventura Soriano (capítulo I) abren la posibilidad de observar cómo, a raíz de la noticia de la propagación del virus, se percibió el cierre de las escuelas y la suspensión de las actividades presenciales, lo que se tradujo en confinamiento y distanciamiento social, dando paso a las medidas de prevención y contención de la enfermedad. Igualmente, permiten advertir cómo este hecho reconfiguró la dinámica escolar de manera sensible, generó un clima de incertidumbre y una búsqueda de respuestas sobre el alcance de una problemática que forjó la urgencia de dar continuidad al proceso de enseñanza-aprendizaje sin la infraestructura colegial, sin perder el vínculo con el alumnado. Este hecho obligó a la aplicación de diversas estrategias, esfuerzos e iniciativas educativas, las cuales obligaron a las escuelas a enfrentar los desafíos de la educación a distancia y a buscar formas de fortalecer el sentido de comunidad, los ambientes de participación y la convivencia entre los participantes.

En este primer capítulo, el lector tiene la posibilidad de aproximarse a la manera como percibieron y experimentaron este proceso algunos de los actores implicados (directivos y docentes), una tarea que, según las autoras, es fundamental y requiere ser abordada y analizada con el fin de conocer las perspectivas de los procesos vividos y las prácticas basadas en la reflexión/acción ante el regreso a la escuela y la “nueva normalidad”. Igualmente, se revaloriza el trabajo de la mencionada Maestría, ya que desde esta óptica es posible reconocer la importancia de abrir espacios de encuentro para el diálogo, la deliberación y la construcción colectiva a partir de la experiencia pandemia-educación dentro de jornadas docentes como “La escuela en tiempos de COVID-19. Retos y oportunidades para docentes y estudiantes” (2020); la cual abrió espacios de discusión en sucesivas fases en las que participó el equipo profesoral de la Maestría.

El capítulo incluye los siguientes temas: “La experiencia” (p. 14); “Polifonías de la pandemia en la escuela” (p. 15); “Experiencias docentes. Transformación educativa frente a la emergencia sanitaria” (p. 28); “Reencontrarse en lo virtual” (p. 32); “La clase en la pantalla” (p. 35); “¿Qué pasa con las y los estudiantes en procesos de inclusión educativa?” (p. 40); y “Una nueva normalidad educativa es posible” (p. 43), en los cuales se aborda la relevancia de pensar la emergencia educativa a partir de testimonios atribuidos a distintas voces (pp. 47-48), con el fin de reconocer, valorar y trascender la experiencia escolar durante la pandemia.

Por su parte, los aportes de Cuevas Quintero (capítulo II) permiten destacar cómo, con un enfoque dialógico y hermenéutico, el intercambio de experiencias en la escuela mexicana deja entrever maneras de pensar el espacio tanto material como representacional, así como humano, social, físico y virtual. Esta manera multidimensional de abordar el problema va acompañada de una serie de talleres que coordinó el mencionado autor en los que, por medio de una revisión de las experiencias, se evaluaron las percepciones espaciales de los docentes a través de la narratividad y de los recursos fotográficos que interpelaban una escuela vacía y sola en su materialidad.

El recurso fotográfico, según se desprende de la lectura, sirvió de canal de registro para comprender mejor la voz de los docentes involucrados, así como sus percepciones, opiniones y experiencias dentro de una narrativa visual que da cuenta de los espacios físicos y virtuales; es decir, la escuela presencial y la escuela virtual que fue el espacio alternativo que resistió a la detención de los ritmos normales de interacción escolar generando nuevas formas de convivencia “online”. Como expresa el autor: “Estas actividades implicaron jornadas extensas de conversaciones y expresiones críticas, que se condensaron en un primer momento dentro de dos talleres que denominamos: Narraciones y fotografías de la pandemia y Percepciones del espacio escolar” (Cuevas, p. 50). Los talleres se convirtieron así en un poderoso espacio para abrir reflexiones, miradas, voces y, con ello, una auto-observación y una observación de lo socialmente construido en el plano de las emociones y de la emergencia de un docente más crítico con los códigos pedagógicos instituidos.

La lectura llama la atención del lector al considerar aspectos como la gestión docente de las clases virtuales en la pandemia, la conciencia crítica sobre la inercia de las instituciones y los espacios educativos entendidos como una “dimensión atravesada por flujos, fundante de una cultura, medio de transmisión de valores y, también, dimensión espacial producida por las prácticas sociales” (Cuevas, p. 52). A lo señalado, se suma las incertidumbres y oportunidades, las microemergencias de la crisis, las soledades y los encuentros, como aprecia su autor. Las imágenes se articulan así con narraciones y visiones que son expresiones críticas ante la pandemia; aspectos que permiten dar respuesta a lo que significó el desplazamiento de la escuela presencial a la virtual, cómo se convivió en la pandemia y cómo se vivió la fractura y resiliencia del espacio de convivencia.

Son tres los puntos que integran esta reflexión crítica y lúcida: “1. Incertidumbres y oportunidades, las microemergencias de una crisis” (p. 53); “2. Soledades y encuentros, un espacio para intercambiar imágenes, narraciones y visiones críticas ante la pandemia” (p. 58); y “3. Un verbo, una mirada y una acción que se construye entre todos. A modo de conclusiones” (p. 75), acompañados de testimonios visuales integrantes de un esfuerzo intelectual que ayuda a pensar las relaciones que se establecen entre los actores implicados.

En este contexto, resaltan las relaciones interculturales en los espacios de uso, la práctica y la vivencia en la escuela, las posibilidades que se abren a la hora de pensar la imaginación moral, los espacios dialógicos y, concretamente, los espacios educativos, persiguiendo una serie de operaciones críticas transdisciplinares que siguen de cerca a autores como Lederach, Yi-Fu Tuan, Lefevbre y la pedagogía crítica. Estos aportes entran en diálogo con el capítulo anterior e invitan a realizar lecturas más rigurosas acerca de la producción de espacios condicionados por una emergencia que incidió en el respeto a las diferencias, el ejercicio de la autonomía y las responsabilidades de la vida frente a los desafíos que surgen de una crisis. Se puede señalar que la articulación de estos elementos supera la inmediatez de lo local y alcanza dimensiones globales.

La última parte, titulada: “Entre soledades y encuentros, narrar el presente. Exposición Fotográfica”, recoge en escritura e imagen los resultados del taller y de la exposición fotográfica mencionados y realizados en la UPN entre abril y agosto de 2022, lo cual puso de manifiesto, como señala Laura Rosa Cuevas de Zerpa, de la Federación Venezolana de Maestros, cómo “el dispositivo de imágenes y palabras volvieron frontera los límites estables de la Escuela. Ya no era el trabajo en el recinto escolar, no eran las cuatro paredes del salón, era otra la experiencia espacial” (p. 83). En tal sentido, resulta significativo rotular que gracias a este esfuerzo se cuenta con aproximadamente 16 horas de video que contienen la apertura de la exposición en la Biblioteca Torres Quintero de la UPN.

En consecuencia, gracias a la participación de María del Pilar Hernández Ceja, Adriana Bolaños Viveros, Daniela María Elena Carrillo Rivera, Sara Adriana Negrete Rivera, Mónica Teresa Salas Iturbe, Salvador Madrid Jurado, Gustavo Luna López, Nayade Soledad Monter Arizmendi, María Inés Márquez Serna, Adriana López Catalán, Thelma Angélica Sotelo Villareal, Saira Reynoso Regino, Gabriela Elizabeth Olvera Cruz, Tania Alejandra Contreras Rivera, María Yolanda Xelhuantzi López, Francisco Calva Rodríguez, Javier Medina de la Cruz, Mariana Báez Islas, Lidia García Alonso, Javier Huerta Romualdo, Noemí Mireya Cerón Reséndiz, Mario Rojas Lerma y Gustavo Linares Núñez es posible tener una mirada más extensa de la problemática planteada.

Los foros en los que los docentes presentaron sus trabajos fueron, al mismo tiempo, una invitación a una conversación horizontal sobre lo sucedido. En concreto, este apartado enmarca las fotografías hechas desde la experiencia de una cotidianidad alterada. Las mismas fueron acompañadas de sus respectivas narrativas que, como ya se señaló, son expresión de la participación en los talleres. De esta forma, se evidencia un corpus narrativo que aporta elementos para un debate más amplio. Como ha escrito Asri Bolaños: “el recinto escolar volvió a albergar a esos estudiantes víctimas del confinamiento, quienes, a qué dudar, prefieren trabajar en ese espacio porque les brinda eso que perdimos: libertad” (p. 87). Asimismo, Sara Negrete señala: “Se les invita a hacer presencia para hablar de lo sucedido, reaprender otras formas de convivir y crear nuevas narrativas que darán vida y sentido a sus áreas habituales. Las sillas apiladas esperan ser usadas y los libros anhelan volver a contar historias” (p. 89).

El acercamiento a esta obra en su conjunto permite observar cómo el eje articulador del espacio de encuentro entre docentes es la convivencia, lo que impulsa un análisis cada vez más incisivo sobre los procesos formativos y transformadores que sufren los sujetos y sus espacios de desarrollo. Además, la convivencia en las escuelas se abre al lector como un tema digno de abordar, debatir y contrastar, ya que incide directamente en las acciones que se llevan a cabo al interior de los centros educativos en periodos turbulentos.

No es fácil comprender lo que han vivido los profesionales de la educación al ver sus escuelas cerradas temporalmente, su adaptación a la enseñanza en línea, modalidad que exigió un mayor esfuerzo, dedicación, capacitación e inversión de tiempo y recursos tecnológicos, así como asimilar las dificultades financieras, de salud y personales del docente activo. Por tal razón, el libro invita a establecer canales de comunicación más abiertos con los docentes, así como pensar el trabajo en las escuelas durante la pandemia como un desafío, no solo para los profesionales de la educación en México, sino para los de todo el mundo. Sin duda, estas contribuciones son un espejo y un aporte a la hora de pensar los espacios antes y durante la pandemia, a partir de las experiencias particulares que se acopian en sus páginas.

El retorno tras la crisis estructural y relacional que generó el confinamiento social y las medidas de seguridad a nivel local, regional, nacional y mundial son aspectos de análisis en la postpandemia. Por tanto, los trabajos compilados en las 116 páginas de este libro representan una muestra del compromiso de los autores con la educación, considerando la colaboración con estudiantes y egresados de postgrado a la hora de deliberar sobre temas de actualidad en al ámbito pedagógico.

Finalmente, la obra Resignificando espacios y relaciones. Voces de docentes sobre la convivencia en la escuela en tiempos de pandemia (2023) es un atreverse a pensar esta problemática planteándose las preguntas necesarias. México siempre ha sido un referente en América Latina, por lo que su lectura estimula debates académicos en distintos ámbitos y revela los retos que han tenido los docentes durante la crisis sanitaria, lo que lleva a pensar cómo, a pesar de las dificultades, continuaron (y continúan) ofreciendo una educación a la medida de las exigencias de la complejidad del contexto global actual.

Johnny V. Barrios Barrios
E-mail: epulahistoria@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-6666-4243

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