INTRODUCCIÓN
El envejecimiento es un proceso fisiológico normal del ser humano, incluye múltiples cambios orgánicos, mentales, físicos y mayor predisposición al desarrollo de otros trastornos mentales que limitan sus condiciones funcionales de un individuo (1). El conjunto de estas manifestaciones que limitan las condiciones funcionales de un individuo se conoce como síndrome geriátrico, el rango superior a los 65 años de un individuo es denominado como adulto mayor (1,2).
Las Benzodiazepinas (BZD), son psicofármacos muy usados en los adultos mayores a nivel global, estudios han demostrado que su cifra depende la región pero puede tener una prevalencia que oscila entre el 7% al 43% e incluso puede incrementar concorde avanza la edad tanto en hombres como mujeres (2,3). Como se mencionó anteriormente, los adultos mayores comúnmente padecen múltiples enfermedades y sobre todo trastornos mentales o el dolor generalizado secundario a diversas patologías de base, por lo que una de las soluciones inevitables resulta la prescripción de estos psicofármacos (4). Las BZD, han sido utilizadas principalmente para producir ansiólisis, hipnosis, dolor generalizado, relajación muscular, trastorno de pánico, ansiedad generalizada, fobia social y disminuir el umbral convulsivante (5,6). Además las guías actuales recomiendan también para el manejo de la agitación psicomotriz, el delirio (6).
Una situación importante a destacar es que están indicados con certeza basada en evidencia son enfermedad de Parkinson, trastorno de ansiedad social e insomnio, sin embargo, también la recomendación es clara que el tratamiento debe tener un rango de duración máxima entre 2 a 4 semanas para evitar los efectos adversos potencialmente peligrosos (7). Por otra parte, son usadas en las emergencias convulsivas urgentes, por ejemplo en cuadros de episodios epilépticos, convulsiones tónica-clónicas generalizadas, crisis focales, ciertas convulsiones en racimo, y abstinencia de alcohol (8). El lorazepam, midazolam y diazepam, son las más usadas para el control de aborto de convulsiones de carácter prolongadas, debido a que estos fármacos ejercen efectos anticonvulsivantes al unirse a subunidades alfa 1, 2 y 5 del receptor GABA-A dentro del SNC (8,9).
En cuanto a los riesgos potenciales, los estudios han reportado mayor prevalencia cuando la administración supera las 4 a 8 semanas, puede generar pequeños cambios neuronales pero que son significativos en las funciones de planificación, inteligencia fluida y mientras más tiempo haya de exposición farmacológica el deterioro cognitivo resulta común (10). Esta condición puede predisponer a caídas, fracturas y otros accidentes (11-13). Además de incontinencia urinaria hasta un 15%, e incluso el riesgo de muerte 3,86%, depresión y exacerbación de la ansiedad (9,14) Por tal motivo, el objetivo de esta investigación es describir las recomendaciones y peligros del uso de benzodiacepinas en los adultos mayores, mejorando la calidad de vida de estas personas y disminuyendo la tasa de morbilidad y mortalidad asociado a su uso.
METODOLOGÍA
Se realizó una revisión sistemática, a través de una búsqueda exhaustiva en medios electrónicos y en bases de datos como PubMed y ScienceDirect. Para identificar los estudios relevantes, se utilizaron descriptores de Ciencias de la Salud (DECS) y MESH (Medical Subject Headings), incluyendo "Aged", "Anciano", "Benzodiacepinas", "Benzodiazepines" y "eHealth Strategies". Estos descriptores se seleccionaron mediante la formulación de la pregunta PICO, y se utilizaron operadores booleanos OR y AND, con el siguiente algoritmo de búsqueda, ("Benzodiacepinas" OR "Benzodiazepines") AND ("Recomendaciones" OR "Recomendaciones de uso" OR "Peligros" OR "Riesgos") AND ("Adultos mayores" OR "Ancianos" OR "Personas mayores" OR "Mayores de edad"), siguiendo las recomendaciones de la metodología PRISMA (Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyses).
Los criterios de inclusión para esta revisión sistemática incluyeron estudios que abordaran el uso de benzodiacepinas en adultos mayores de 65 años o más, y que proporcionaran información sobre las recomendaciones o peligros de su uso en esta población. Se incluyeron estudios publicados en inglés y español entre los años 2016-2022, en cualquier tipo de diseño, desde ensayos clínicos aleatorizados hasta estudios de cohortes y transversales. Los criterios de exclusión se centraron en aquellos estudios que no se enfocaran específicamente en el uso de benzodiacepinas en adultos mayores o que proporcionaran información insuficiente sobre recomendaciones o peligros del uso de estas sustancias en esta población. Además, se excluyeron los estudios que se enfocaran exclusivamente en poblaciones pediátricas y estudios de animales.
Para la selección de los artículos de la investigación, se procedió a evaluar el título, revista, autor, país, resumen o abstract y resultados. Una vez identificados los artículos relevantes, se procedió a realizar una revisión crítica de su contenido, con el fin de extraer los datos relevantes y sintetizarlos de manera clara en la Tabla 1. Se identificaron un total de 61 artículos identificados en bases de datos: ScienceDirect.; 13 y PubMed; 48. Se determinó que 11 artículos se eliminarían por duplicidad, 21 artículos eliminados por razón determinante en igualdad y similitud en título y resumen tomando en cuenta los criterios de exclusión y la relevancia del mismo y 17 artículos eliminados por análisis del texto completo, dando un total de 12 artículos que se emplearán para análisis dentro del presente estudio. (Figura 1).
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
Luego de aplicar los criterios de inclusión y exclusión a los trabajos seleccionados en la revisión sistemática sobre el uso de los benzodiacepinas en adultos mayores, se elaboró una
matriz de síntesis (Tabla 1) que incluye los resultados relevantes sobre las recomendaciones y peligros asociados a su uso en esta población vulnerable. Esta herramienta permitió obtener una visión más clara y organizada de los hallazgos científicos en torno a este tema, lo que es crucial para poder tomar decisiones informadas y adecuadas sobre la administración de estas sustancias en la práctica clínica.
Las BZD son psicofármacos que tienen diferentes recomendaciones en los adultos mayores su prescripción abarca múltiples patologías. Sin embargo, existen riesgos potenciales o peligros que pueden resultar negativos (14).
Las principales recomendaciones de las BZD fueron como medida de tratamiento hipnótico sedante para alteraciones de latencia del ciclo del sueño o insomnio, en el estudio realizado por Gress et al. (17) encontraron buena eficacia para estos problemas pero recalcaron que los adultos mayores con presencia de comorbilidades fueron los que más usaron BZD, siendo más frecuente en pacientes con demencia hasta un 33,5% y Alzheimer un 5%, sin embargo, consideran la condición neurológica de este último grupo puesto que puede resultar mucho más perjudicial.
Así mismo, Martínez et al. (16) coincidieron con el estudio anterior y reportó que el 83,5% de los adultos mayores recibieron prescripciones de BZD para el tratamiento de insomnio, ansiedad y depresión, de este grupo la mayor incidencia fue en mujeres representando un 78,4%, mientras que en hombres la cifra fue relativamente menor, pero como consecuencia del uso crónico, por lo menos un 40% de los pacientes acudió posteriormente a consulta por motivos de caídas, es por esta razón que el estudio recomendó poner mucho cuidado con los riesgos potenciales de las BZD.
Por su parte, Quijano et al. (24) reportaron que en edades entre 70 y 79 años, el sexo femenino fue el predominante para el consumo de BZD, representando el 78,6%, la razón fundamental del uso fue la presencia en primera instancia de comorbilidades sistémicas como; hipertensión arterial, diabetes mellitus, además de trastornos psiquiátricos en un 55,4% donde el trastorno depresivo fue el más predominante alcanzando cifras del 62,3%.
Otro estudio reportó que estos psicofármacos están indicados en adultos mayores principalmente para el tratamiento de los trastornos mentales, aunque recalcan también que pueden ser eficaces para otros problemas propios de la edad geriátrica típicos como el dolor generalizado ocasionado por ejemplo por enfermedades reumáticas como la fibromialgia, sin embargo, las indicaciones específicas son para combatir cuadros clínicos de insomnio, ansiedad generalizada, trastornos de pánico, fobia, incluso el trastorno obsesivo compulsivo, además de episodios de agitación psicomotriz o delirio (18). En cuanto a este último problema psiquiátrico, Li Yan et al. (25) realizaron un estudio para evaluar la eficacia del uso de las BZD en pacientes tratados con haloperidol, compararon la administración del fármaco frente a placebo y no encontraron relación significativa sobre una buena respuesta del cuadro de delirio con el consumo de benzodiazepinas.
Con relación a los peligros del uso de las BZD en adultos mayores, las caídas fue la complicación más común, oscilo entre el 3,2%, 4,6%, 13% y 17,5% y se consideró como un riesgo potencial que puede deteriorar la calidad de vida de los pacientes e incluso predisponerles a mayores riesgos de fracturas siendo la más común de esta los traumas de cadera y muñeca en un 3,8%, que incluso pueden causar discapacidad (22,23). Un estudio coincide con el riesgo de caídas, evaluaron alrededor de 654 pacientes mayores de 65 años, donde la mayor proporción fueron mujeres, de estos 83 hombres y 202 mujeres refirieron que 2 semanas antes de acudir a consulta habían sufrido al menos algún tipo de caída.
Sin embargo, el estudio demostró que la mayor incidencia fue en mujeres, y que los fármacos más usados fueron BZD de vida media o larga, además se encontró una relación con dosis altas en el 58% de los casos, específicamente lormetazepam en combinación con zolpidem (droga Z) fueron los medicamentos que los pacientes tomaron en dosis altas (26). En contraste a lo anterior, Amari et al. (27) reportaron que los pacientes que recibían tratamiento para el insomnio con BZD, manifestaban el doble de caídas, mayor riesgo de hospitalización e incluso en algunos casos las fracturas causaban mayor estancia hospitalaria.
Por su parte, Celikkayalar et al. (28) describen además otros riesgos o peligros potenciales de las benzodiazepinas y recalcan que aún se mantiene alta preocupación la dependencia que puede incidir hasta en un 66% de los pacientes y que incluso estudios desde el año 2015 lo describen, así mismo, la interacción con el alcohol hasta un 77%, mareos 68%, desarrollo de cuadros de tolerancia 58% y algún grado de abstinencia 55%, sin embargo, el riesgo más graven aun es que los pacientes desconocen de los peligros inminentes y muchas veces por la mala prescripción o falta de información.
CONCLUSIÓN
Los principales usos de las BZD, fueron para tratar problemas como latencia del sueño, insomnio, depresión, trastorno de pánico, ansiedad, abstinencia por alcoholismo, siendo su uso más prevalente en pacientes más críticos o con presencia de otras comorbilidades como demencia en un 33,5% y Alzheimer en un 5,5%. Los principales riesgos asociados a su uso fueron las caídas incidiendo desde un 13% hasta un 17,5%, además de dependencia e incontinencia urinaria 15%, caídas en un 4,6% y fracturas, muerte hasta un 3,86%, que, aunque su cifra no es tan alta podría ser uno de los peores riesgos para los adultos mayores. Además de otros peligros fueron; hipotensión ortostática, riesgo de demencia y mayor riesgo de depresión sobre todo en usos prolongados.