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Temas Sociales
versión impresa ISSN 0040-2915versión On-line ISSN 2413-5720
Temas Sociales no.30 La Paz 2010
INVESTIGACIONES SOCIALES
LAS DIFERENCIAS ESTRUCTURALES EN BOLIVIA
Consideraciones Generales Para Emprender
Estudios de Clase y Estratificación
Sergio Ramírez98
"Las clases sociales no existen.Lo que existe es un espacio social, un espacio de diferencias en el que las clases existen en cierto modo en estado virtual, en punteado, no como algo dado sino como algo que se trata de construir".
Pierre Bourdieu
Actualmente, y por lo menos en estas últimas dos décadas, hay una marcada tendencia de parte de académicos, organismos internacionales y políticos, a' tratar las diferencias entre quienes conforman la sociedad boliviana a partir de criterios culturales, que cuando no denotan cierto tipo de pertenencia en esencia, intentan mostrar conformaciones de identidad que parecen definitivas para el posicionamiento de personas y grupos sociales en una estructura desigual.
Los escandalosos movimientos sociales que comenzaron el año 2000, y los dramáticos acontecimientos políticos que les sucedieron, que culminaron con la elección como Presidente de la República del campesino, sindicalista y político activo Evo Morales, permitieron el reafirmamiento del indigenismo en los ámbitos ideológico, político y académico y el afianzamiento de un lenguaje culturalista como el más válido para explicar los problemas y las diferencias sociales. Tenemos entonces que, en general, a las colectividades que históricamente han experimentado distintos tipos de exclusión, en especial aquellos que viven en zonas rurales o en zonas urbanas marginales (a quienes se considera mayoritariamente, en todo caso, como los que migran del campo a la ciudad), son categorizados como indígenas, o aquellos que conforman los pueblos indígenas-originarios, mientras que el resto de la población suele quedar inadvertida en estas clasificaciones, aunque en todo caso podría ser categorizada como no-indígena, y en el mejor de los casos a partir de perspectivas de género.
Lo que se ha perdido de vista es que la sociedad boliviana es básicamente una sola estructura de diferencias, en la que las distintas colectividades se posicionan en un orden jerárquico de acuerdo a la posesión y efectivización de determinados recursos, tan necesarios para la existencia y la reproducción de la existencia que no pueden ser despreciados por una u otra cultura, etnia, clase, grupo o sector social, aunque sí tomados a menos por unos y más valorados por otros. También hay que decir que más allá de que sea cierto o no el nuevo cliché compartido ampliamente por políticos, organismos internacionales, académicos y otros sectores sociales, según el cual vivimos en tiempos de profundo cambio, algo que definitivamente no ha cambiado es que el mercado sigue siendo el principal asignador de recursos en la sociedad boliviana, pese a que en los últimos años el Estado ha intervenido en mayor grado en la economía que en otras épocas. Esto implica que permanece una distribución desigual de las recompensas materiales en nuestra sociedad, y a la vez es destacable de comienzo un tipo de diferenciación: entre los que satisfacen sus necesidades enteramente por su participación en el mercado, y los que a la vez requieren de la asistencia del Estado ya que sus recursos no les alcanzarían99.
A continuación, lo que se presenta es un listado de consideraciones generales y a la vez muy básicas -basadas en mi experiencia investigativa y la lectura de algunos trabajos que tratan el tema de la estratificación en Bolivia- que pretenden ser útiles para quienes se disponen a hacer estudios que quieran indagar acerca de la estratificación socioeconómica de determinado grupo social en Bolivia o, si acaso alguien tenga la oportunidad, para investigar acerca de las características de las condiciones de existencia de quienes en general conforman la sociedad boliviana. Estas consideraciones de las que trata el presente ensayo son teóricas, de corte bourdiano -se podría decir-, y no tanto metodológicas; mas no por eso se pierden de vista los requerimientos de una investigación sociológica.
Consideración No 1: Cómo designarla diferenciación social
La distribución desigual de las recompensas materiales y simbólicas es una característica de las sociedades complejas (Crompton, 1997: 17). La sociedad boliviana -de la cual me parece se puede decir también de manera general que es una sociedad compleja- no es ajena a este hecho, y es posible entenderla como una estructura desigual, en la cual la posesión diferenciada de determinados recursos por parte de los distintos agentes o grupos sociales -recursos considerados legítimos- los ubica en posiciones jerarquizadas y jerarquizantes en esa estructura.
Aceptada esta idea, la pregunta que surge a continuación es cómo designar esas diferencias sociales estructuradas. Al tratarse de grandes grupos sociales en los cuales se quiere dividir jerárquicamente a la sociedad, usualmente se utilizan los términos de "clase social" o "estrato social" para referirse a ellos, acompañados de otros términos que indican niveles (por ejemplo estrato alto, estrato medio y estrato bajo, o clase dominante, clase media y clase dominada). Si bien estos términos son diferentes, y provienen de distintas tradiciones teóricas, muchas veces se los utiliza refiriéndose a lo mismo, o sea a una estructura de diferencias en una sociedad, o también son usados indistintamente -de hecho es algo común en el lenguaje cotidiano, pero tampoco ajeno a los entendidos en la materia-, o sea como sinónimos.
Los términos clase y estrato no deberían ser fuente de confusión, ya que lo importante en los estudios que tratan acerca de este tipo de diferenciación es primordialmente encontrar en la sociedad que se investiga, o en el objeto de estudio, cuáles son los principios de diferenciación entre quienes la conforman, cuáles son los recursos en juego, y cómo los agentes o los grupos sociales se acomodan respecto a éstos. Los términos que se utilizan son algo que se puede decidir después.
De todas maneras es válido hacer la aclaración correspondiente. La teoría sociológica funcionalista de la estratificación ha sido la que tradicionalmente ha utilizado el término "estrato social" para referirse a los diferentes grupos que conforman una estructura desigual en una sociedad, y tienen sus orígenes en el estructural-funcionalismo de Talcott Parsons. Esta teoría tiene un trasfondo ideológico, según el cual las desigualdades materiales por una parte no son algo necesariamente negativo y que más bien son beneficiosas y positivas, en tanto que suponen la persecución del interés propio, lo cual propicia innovación y avance tecnológico, y por otra parte que en las sociedades competitivas de mercado es el mejor el que llega más alto y el que obtiene las mejores recompensas en la sociedad, suponiendo la igualdad de oportunidades reconocida política y jurídicamente. Por tanto, ha sido común que el referirse a estratos sociales implique no considerar a la desigualdad social como algo conflictivo, que los grupos diferentes, especialmente entre los sectores más polarizados de la sociedad, no sean asumidos como antagónicos, y que a partir de la mencionada oportunidad de oportunidades entre quienes conforman la sociedad, la movilidad social sea el mecanismo a partir del cual se puedan producir cambios en la estructura jerárquica.
El término "clase social" también es usado de manera general para designar la desigualdad en una sociedad, y es de tradición marxista aunque no exclusivamente, al mismo tiempo que tiene muchos significados (ver Crompton, 1997: 28-9). De acuerdo a la tradición marxista con respecto a este término, la clase social ha sido siempre un concepto asociado al conflicto entre diferentes grupos sociales antagónicos, preferentemente aquellos dos polarizados en relación al lugar que ocupan en el proceso de producción y a su posición respecto de la plusvalía. Así, las diferencias dentro de la sociedad, si acaso tenían una manera "positiva" de concebirlas, era como generadoras de la potencial rivalidad en una lucha de clases que desencadenaría cambios históricos que tendrían que pasar previamente por fases políticas, y no como condiciones a partir de las cuales se podría dar una competencia que dé lugar a algún tipo de movilidad social, en la cual gracias a méritos se llegue a las posiciones más altas de la sociedad. La clase no solamente se la asumía como un concepto diferenciador, sino como un principio a partir del cual se podían dar asociaciones políticas.
De hecho, ha sido muy extendida esta manera de entender el concepto de clase, y tan asociada al conflicto y la revuelta, que se ha olvidado que se trata de un concepto con variados significados y que no necesariamente implica que tiene que haber lucha al estilo comunista. Así, desde principios del siglo XX, en Europa se confeccionaron estadísticas en los diferentes países de ese continente y se elaboraron esquemas de clasificación para ordenar esos datos. La ocupación de manera general se convirtió en el indicador principal de ventaja o desventaja social, y la población fue dividida en "agregados o clases ocupacionales dependiendo (más o menos) de las recompensas materiales de determinados grupos ocupacionales." (Crompton, 1997: 31). Si bien el término clase se empleaba universalmente para describir agregados ocupacionales, difiriendo de los conceptos de Marx y Weber, "los índices ocupacionales que se desarrollaron en el contexto de la investigación aplicada se han solapado siempre con los análisis teóricos y con las investigaciones empíricas relacionadas con la clase social y con la conciencia y acción de clase" (Ibíd.).
Lo que se puede concluir, es que si se quiere hacer una investigación acerca de una sociedad compleja, o si determinado objeto de estudio presenta características que pueden ser explicadas a partir de conceptos de estatificación, los términos para hacer referencia a diferencias sociales estructuradas y jerarquizadas no tienen que ser un problema. Actualmente la distinción entre "clase social" y "estrato social" no necesariamente tiene que estar sujeta a esas largas tradiciones teóricas, y si bien siempre habrá que elegir entre estos dos conceptos por cuestiones formales -que seguramente se enmarcarán en determinadas teorías-, lo importante es su definición clara de tal manera que sean operativos y que orienten a explicaciones creíbles de la diferenciación social. Algunos académicos prefieren hacer referencia a estratos cuando no se resaltan los conflictos entre los grupos sociales, lo cual es algo válido pero no tiene que llevar a confusiones ni a creer que el concepto "clase" corresponde en exclusiva al marxismo obsolet0100
Consideración No 2: Una estratificación social como una construcción
Los estudios sobre estratificación, o que implican de alguna manera cierta diferenciación socioeconómica en un grupo que posee una estructura, son armados por ellla propiola investigadorla de acuerdo a los objetivos de determinada investigación. Si bien las diferencias entre determinadas personas o grupos sociales son concretas y pueden saltar a la vista, las clases o estratos sociales no están dados de por sí (a no ser, tal vez, que se tenga una amplia base de datos en la que se tenga detallados diferentes agregados ocupacionales, niveles de ingreso, etc., y la tarea de descripción sea más importante que la de construcción, pero no es ese el caso en nuestro medio). La tarea de quien analiza consiste en crear o establecer un conjunto de categorías en las cuales las personas o grupos sociales en cuestión sean clasificables, de acuerdo a los recursos que estén en juego entre quienes conformen la colectividad que se investiga, para luego ser clasificados.
De acuerdo a la posesión diferenciada de esos recursos, los/as agentes sociales o los grupos sociales se posicionarán jerárquicamente conformando una estructura.
Estas construcciones pueden tener un mayor o menor nivel de abstracción, dependiendo de los factores y parámetros a partir de los que se las elabora. Las clases o los estratos sociales son categorías en las que se clasifica a los miembros de una sociedad, y, como se trata de una clasificación social, cualquier miembro de la sociedad puede hacerla a partir de su propia percepción y apreciación de las diferencias sociales -de hecho las personas las hacen cotidianamente, es decir se dan modos, no necesariamente reflexivos, para reconocer a quiénes son sus pares "de clase" y a los que no, y saben diferenciar situaciones de clase a partir de lo que Bourdieu llama sentido práctico. Sin embargo los/as sociólogos/as son los/as que se encargan de hacer análisis más complejos y más profundos acerca de la sociedad de la que ya son parte. También hay que decir que no existe un número limitado de clases sociales, y éste puede variar de acuerdo a los criterios de clasificación que propone quien las clasifica para construir una estructura de diferencias. Mientras más precisa sea la información que se tenga, no sólo se encontrarán clases sino también fracciones de clase.
Cuando se hace un estudio sobre clases sociales o que implica a éstas, además se toma en cuenta la información empírica obtenida a partir de cierta metodología, y algunos postulados teóricos específicos que permitan una construcción más elaborada y más compleja, pero sobre todo más precisa, de la diferenciación social, que también tome en cuenta las palabras más adecuadas para enunciar y explicar esas diferencias.
Consideración No 3: Acerca de los denominativos que pueden recibir los diferentes grupos sociales
Al momento de establecer cuáles son los estratos o las clases sociales, existen limitaciones en la lengua y el lenguaje, lo cual normalmente hace que las diferenciaciones sociales sean designadas de acuerdo a las categorías nominales establecidas en el léxico propio de cada sociedad o, si se prefiere, en el modo de vivir ese particular aspecto de la cultura que es el habla.
Sin embargo, en un estudio académico básicamente se deberían diferenciar las clases sociales objetivas (o sea las características de los/as estudiados/as de acuerdo a la información que ellos emiten y no tanto lo que uno piensa de ellos), y la manera de llamarlas (es decir la terminología particular que se usa para referirse a ellas), ya que esto puede implicar confusiones. Lo que importa en primera instancia es establecer diferentes condiciones sociales de existencia que pueden ser comunes a diferentes grupos de agentes sociales. Cómo se llama a esos grupos que conforman las distintas clases sociales es una decisión de parte de quien investiga. Así, en Bolivia, en un plano académico o cotidiano, tanto los/as que se dedican a las ciencias sociales como los/as que no, a quienes son de la clase dominante o alta les pueden llamar usando categorías raciales como "blancos", "q'aras" o "blancoides", (aunque también se pueden escuchar otras como jailones, burgueses, ricos, o "los de la clase bien") mientras que a los de la clase dominada o la más baja les pueden llamar ''t'aras'', "indios", o "cholos", utilizando categorías raciales (aunque también se utilizan otros de connotación no racial como "pobres", "plebe", "proletarios", o "los de la clase popular", por dar unos ejemplos).
En la ciudad de La Paz, por ejemplo, se usan categorías "raciales" como las ya mencionadas, y su sentido no es único, sino que varía tal como Gose explicaba que ocurría en una comunidad andina a principios de los años 80: de manera metafórica cuando se quiere describir o indicar la jerarquía social, o sea cuando un término racial como "indio" no se refiere a las características fenotípicas de una persona sino a alguien que es de clase baja -lo que llevó a Peter Gose a decir que "estos insultos expresan el estatus relativo dentro del espectro social entero y no es el caso, como muchas veces se ha comentado, que denominan grupos sociales de fácil identificación" (Gose, 2001:17)-, y de manera despectiva cuando lo que se quiere es ofender; un ejemplo actual en la ciudad de La Paz es cuando uno está en la calle y puede escuchar que cuando un trufista está a punto de chocar con su auto a un minibusero, uno al otro se insultan usando la palabra "indio", seguido de otras palabras que también se consideran agraviantes.
También es importante mencionar que en Bolivia si bien se pueden encontrar diferencias culturales, étnicas y regionales, y nos hemos dado a llamar como plurinacionales, multiculturales, multiétnicos, diversos, interculturales, y como dicen en una película boliviana101, un país en el que "tenemos todo y más bonito que en el extranjero, más surtidito, más de todo color, más al alcance de los bolsillos", no quiere decir que todo tipo de estratificación tiene que caer en esta última moda y utilizar su lenguaje -a no ser que se trabaje para una institución que te conmine a hacerlo-; además que como se explicará más adelante, tomar en cuenta factores culturales para la estratificación es una tarea compleja, que en Bolivia tiene que ser enfocada desde perspectivas que de alguna manera abandonen el folklore.
Consideración No 4: La definición de los ejes analíticos
Muchas veces la complejidad de lo social y su presentación como algo mezclado, amalgamado, enredado, y, en general, como se dice aquí, "hecho todo un chenko", hace que su análisis sea algo complicado y de hecho genera ciertos malentendidos entre propios y ajenos en el quehacer académico.
Con respecto a los estudios de clase y estratificación, principalmente hay que diferenciar dos ejes analíticos: las condiciones sociales de existencia, o sea el conjunto de recursos efectivos (que pueden ser económicos aunque no exclusivamente) con los que se cuenta, y que pueden servir no sólo para subsistir sino también para diferenciar y para distanciar, y los estilos de vida, aquello que corresponde a distintas prácticas sociales de los agentes, que se muestran más a un nivel expresivo.
Lo que hay que decir aquí, es que las condiciones de existencia y los estilos de vida no se presentan por separado en lo "concreto social", o en lo que comúnmente se conoce como "realidad", sino se presentan como ya se dijo de manera mezclada y desordenada. Solamente en el momento de pensar las cosas y de analizarlas es que se hace estas distinciones conceptuales, y es después que puede estudiarse la relación entre un eje analítico y otro, o las dificultades al tratar de clasificar algo como condición de existencia o estilo de vida, o si acaso determinada práctica es más susceptible de ser entendida como parte de un eje analítico más que de otro. Esto depende también de la teoría que se utiliza para interpretar, y de cuáles sean las preguntas que guíen investigación.
Un ejemplo puede ilustrar esa distinción entre ejes analíticos. Si se tiene la información de que cierto agente social cuando está de vacaciones viaja a París, esto puede ser considerado como parte de sus condiciones de existencia, en tanto que puede entenderse como un indicador de su nivel económico, que en este caso sería cierta cantidad de dinero que dispone para hacer este tipo de gasto, y que lo diferencia los que no lo tienen. También puede ser considerado parte del estilo de vida de este agente, ya que es una práctica social que distingue la manera de vivir, que no sólo se trata de un recurso efectivizado, sino de una forma de gastar y de tener preferencia por algo. Asimismo es posible analizar en qué medida las condiciones sociales de existencia de este agente-inferidas a partir de la información mencionada pero seguramente de otro tipo de información-efectivamente condicionan ese tipo de prácticas y no otras.
Consideración No 5: Los agregados ocupacionales y/o las jerarquías de empleo pueden ser la base más útil
Una gran parte de los estudios modernos sobre estratificación, especialmente en Europa, se basan en las jerarquías de empleo o en los diferentes agregados ocupacionales, a partir de los cuales han podido establecer el lugar que ocupa cada grupo, considerado clase o estrato, en una estructura desigual. Esto se debe a que la ocupación se ha convertido en el indicador económico más poderoso para determinar la posición económica de las personas (Crompton, 1997), si bien no es el único que se toma en cuenta con respecto a los recursos económicos. Este criterio, en el contexto boliviano, no debe ser tomado a menos, ya que por más que muchos intelectuales están de acuerdo en que nuestra sociedad es una formación abigarrada -concepto que desde mi punto de vista es demasiado abstracto y de utilidad nula cuando uno se propone explicar diferencias concretas en la actualidad- la ocupación es un indicador de nuestras fuentes de ingresos y, en un grado mucho más relativo, de nuestro nivel de instrucción.
El tomar en cuenta a la ocupación como un indicador relevante, tiene también importancia metodológica, por lo menos en la sociedad boliviana. Es comúnmente sabido- algo que corroboran algunos/as investigadores en ciencias sociales- que en nuestra sociedad la información acerca de los ingresos de un individuo, de una familia, o de una unidad doméstica, suele dársela con mucha imprecisión, o simplemente se la oculta, sean cuales fueren los motivos para ello. Sin embargo esta información es básica para cualquier estructuración de diferencias socioeconómicas, y por eso se recurre a otros indicadores haciéndoles a los/as encuestados/as preguntas más cómodas para responder: así la ocupación se la asocia de manera directa con el nivel de ingreso, y secundariamente con la calidad de los consumos, y posesiones menores.
También hay que tomar en cuenta que el nombre de un cargo, o sea el denominativo de una ocupación, no necesariamente dice mucho acerca del nivel de ingreso. Por tanto, la ocupación principal no llega a ser suficiente por sí misma como indicador económico, ya que el título que tiene determinado cargo no siempre corresponde a determinado nivel de ingreso, por más que se adopte como guía los datos de ingreso que ofrece el lNE (esta institución se basa en una jerarquización de las ocupaciones más general que los estudios de mercad0102, y las categorías ocupacionales que utiliza son mucho menos específicas). Entonces, es posible que una persona tenga un cargo con el título de gerente, ejecutivo o consultor, y que la remuneración sea bastante baja, así como es posible que un transportista tenga ingresos bastante altos. Si los agregados ocupacionales no corresponden de manera estricta con un determinado nivel de ingreso, pueden ser considerados como rangos que indiquen niveles diferenciados de ingreso potencial: la ocupación entonces será un indicador inicial que requiera ser complementado por otros que tendrán una importancia relativa dentro de un conjunto de propiedades.
Cada agregado ocupacional puede ser considerado una categoría distinta, que corresponda con un estrato, clase o fracción de clase, en la que se supone entran grupos o agentes sociales con características similares en cuanto a sus condiciones de existencia. Sin embargo, pese a la importancia de la ocupación como indicador, las categorías de agregados ocupacionales no constituyen a las clases sociales mismas, y para tener precisión en la diferenciación entre una clase y otra, hay que elaborar una serie de indicadores correspondientes a los distintos tipos de recursos considerados de validez efectiva para los miembros de toda la sociedad, para poder establecer, mediante un sistema que se considere conveniente, la posesión diferenciada de esos recursos que determina las posiciones jerarquizadas en la estructura social.
Consideración No 6: Las fronteras de clase: necesarias pero no justas
Los/as sociólogos/as que han hecho estudios sobre clases sociales y estratificación, siempre han tenido muchas dificultades para establecer las fronteras entre una y otra clase (Crompton, 1997). Lo cierto es que en la complejidad de lo social esas fronteras son difusas, lo cual, sin embargo, no exime a los investigadores de establecer determinadas divisiones entre diferentes tipos de condiciones de existencia. La construcción de clases sociales como labor sociológica tiene un alto grado de abstracción, lo cual permite hacer divisiones desde un punto de vista analítico, que a su vez tengan implicaciones metodológicas.
Puede haber varias maneras de establecer divisiones entre clases o estratos sociales. Aquí presentaré dos maneras, que me parece son de las más básicas, y que además ya fueron aplicadas actualmente en el contexto boliviano, aunque correspondan a investigaciones de tipo exploratorio.
Wanderley (2003), en una investigación acerca de dinámicas sociales en los hogares, que buscaba averiguar cuáles eran los factores que moldeaban el comportamiento económico de éstos en las ciudades de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y El Alto, establece una variable base que es la que define y diferencia a cada estrato socioeconómico. La variable"más significativa para esta investigación fue el ingreso total del hogar (los ingresos laborales y no laborales), a partir de la cual se tomaron en cuenta otras complementarias como el nivel de instrucción (que inicialmente había sido la variable base para definir la ubicación de cada hogar en los estratos, según el grado más alto alcanzado por un conductor de hogar, pero que tenía efectos demasiado polarizadores), y características de la vivienda tales como la propiedad, la tenencia de cocina, baño y saneamiento básico (Wanderley, 2003: 26-7). Si bien es cuestionable el que se pregunte por los ingresos-como se advirtió en el anterior acápite- éste es un ejemplo de cómo se pueden estratificar grupos tomando una sola variable como la definitoria, y el resto de la información como complementaria; las fronteras de clase aquí se definieron entonces a partir de la diferenciación entre categorías de hogares de acuerdo a un solo tipo de variable.
El otro ejemplo corresponde a la investigación que yo hice para conseguir mi grado de licenciatura (Ramírez, 2009). Lo que buscaba era establecer el tipo de relación que había entre los distintos tipos de condiciones de existencia de las mujeres paceñas de vestido, y un aspecto particular de su estilo de vida, que era el consumo de cosméticos. Para esto tenía que clasificar a las mujeres paceñas en clases sociales, y a partir de eso establecer cómo se daba la relación con los distintos tipos de arreglo, teniendo al gusto como principio enclasante. Para hacer esa clasificación el punto de partida fue un conjunto de agregados ocupacionales. Sin embargo la ocupación no fue el indicador principal (o la variable más significativa), ya que se tomaron en cuenta otros aspectos como la propiedad de la vivienda, el barrio en que ésta se ubicaba, las actividades durante vacaciones, los establecimientoseducativos por los que había pasado, la ocupación de los padres y del esposo, y varios otros. Lo que se hizo entonces fue darle a cada indicador un peso relativo, dentro del cual cada opción era expresada en un valor numérico diferenciado. Si bien unos indicadores eran más importantes que otros, la sumatoria del valor numérico de cada opción escogida por las informantes correspondiente a cada indicador, daba un resultado que era ubicado en una escala numérica. Esa escala numérica se dividía en cuatro rangos coherentemente proporcionales, cada uno análogo a una clase social, y la división entre cada uno de éstos se establecía en una delimitación entre intervalos fijos.
Consideración No 7: Una clase no es una organización sindical ni una turbamulta enardecida
Es muy común aquella corriente de pensamiento que confunde la clase social con una o varias organizaciones sociales que la representan, ya que sus miembros tendrían en común cierta condición de clase.
Si bien siglos atrás las colectividades eran seguramente más homogéneas, principalmente con respecto a las categorías de trabajadores, es notorio que con el transcurrir de la historia la división del trabajo se ha ido complejizando, debido sobre todo a la especialización en los diferentes oficios- especialmente en las sociedades industriales, hay que decirlo-, y también a que las fracciones medias de la sociedad se hayan multiplicado, quedando así la polarización entre clases dominantes y dominadas como algo cada vez más lejano. Ante esta complejidad, por tanto, es muy complicado atribuir a una sola clase social la responsabilidad, o la virtud, de haber sido la impulsora de algún suceso social con. notables consecuencias políticas y/o históricas. Sin embargo, no deja de ser cierto que históricamente, en diferentes partes del mundo, ha habido organizaciones basadas en clase, y que han pretendido representar los intereses de clase, que han sido las impulsoras de cambios y transformaciones sociales (Crompton, 1997: 21).
Si se define el concepto de clase social de una manera general, por ejemplo de la manera en que Bourdieu lo hace, es decir, como grupos de personas que tienen condiciones de existencia y disposiciones para la acción homogéneas, o por lo menos muy similares, será entonces muy poco probable que toda una clase social entera actúe o se movilice al unísono para lograr algún fin, sea cual fuera éste. Si bien es conocida la idea de la realización ideal de la clase obrera de acuerdo a los postulados marxistas, que consiste en un encadenamiento que lleva a esta clase a organizarse en sindicatos, para luego organizarse como partido para emprender así acciones de carácter revolucionario, o lo que comúnmente se conoce como la clase en sí que pasa a ser clase para sí, no es más que una utopía de carácter político antes que ser un modelo teórico de explicación sociológica. Si bien el debate acerca de la clase en sí y la clase para sí ha sido de mucho interés para los sociólogos, y se basa en una cuestión que trata la relación entre el grado en que una clase objetiva puede determinar las acciones de sus miembros, es preferible evitar hacer referencia a una clase que actúa y más bien fijarse en acciones concretas de grupos específicos establecidos de acuerdo a una información fiable.
Así por ejemplo, si la C.O.B. forma parte de una importante revuelta social, será mucho más preciso referirse a la C.O.B. en cuanto tal, y no al conjunto de la clase obrera, ya que seguramente habrá miembros de esta clase que en vez de marchar en las calles y unirse a la lucha, se quedaron en sus casas viendo el deportivo. Algo así ocurría cuando por ejemplo en un semanario decían que "la clase media" se había vuelto contra el actual presidente de la República, como si nos hubieran ido a encuestar a nuestras casas a todos los que somos miembros de esa clase para averiguar nuestras preferencias políticas o, peor aún, como si se tomaran la molestia de averiguar a qué clase social corresponden sus encuestados o entrevistados, cuando todos bien sabemos que en este tema imperan dos premisas a la hora de abordarlos: 1) los prejuicios y 2) la flojera (me pregunto si no es por eso que a todo el mundo se la ha dado por clasificar a la gente entre indígena y no-indígena, ya que, al final de cuentas, es más fácil suponer que el que habla español y vive en la ciudad es un no-indígena, mientras que el que habla en idioma nativo y vive en el campo (o es un migrante que ahora vive en la ciudad) es un indígena, en vez de estar construyendo indicadores económicos, educativos y sociales que seguramente son de poca utilidad, especialmente en una sociedad en que las interpelaciones políticas son más importantes que la alimentación adecuada, la salud y la educación).
Consideración No 8: El género es un aspecto insoslayable
Comúnmente la sociología liberal, así como la corriente de tradición marxista, daba definiciones de clase social que sólo tomaban en cuenta los empleos formales, y dejaban del lado el aspecto del género. Se suponía que la clase de una familia se correspondía con la de su principal sustentador, que solía ser un varón-seguramente esposo y padre a la vez-, y de esto se derivaba la idea de que la "estructura de clases" se correspondía con la estructura del empleo masculino (Crompton, 1997: 14). Las mujeres no tenían clase social, ya que siendo solteras se les asignaba la clase social del padre, y siendo casadas la del marido (Spedding, 1995).
Así, por ejemplo, en las listas de ocupaciones que forman los conjuntos de agregados ocupacionales de una empresa consultora que hace investigaciones de mercado en la ciudad de La Paz103, no se toma en cuenta el género. Desde el simple hecho de que en su boleta de encuesta no forme parte del lenguaje utilizado una "a" que diferencia la opción a elegir por el encuestado/a, como por ejemplo en "profesor escolar", que podría haber sido "profesor/a escolar", hasta el hecho de preocuparse por incorporar en la lista ocupaciones que típicamente son realizadas por hombres, y no así las que suelen realizar solamente mujeres. Por ejemplo las ocupaciones mecánico, electricista, taxista, chofer, son aquellas en las cuales no se acostumbra a ver mujeres llevándolas a cabo, mientras que otras como secretaria, enfermera, farmaceuta, peinadora o servicio doméstico, que son ocupaciones típicas de mujeres en la ciudad de La Paz, no son tomadas en cuenta.
Tomar en cuenta el género en los estudios de estratificación, implica una mayor complejización al momento de abordar el tema, ya que en muchas colectividades sociales es siempre posible encontrar una división sexual de las funciones- las cuales generalmente conciernen al trabajo- que influye en las construcciones y las conformaciones de identidad de género. Así también, en estas últimas décadas las organizaciones conformadas por mujeres han sido más tomadas en cuenta como objeto de investigación en las ciencias sociales, así como consideradas como población meta por parte de la ayuda internacional; por otra parte tomar en cuenta la perspectiva de género no es sólo hablar del protagonismo de las mujeres, y otros géneros son también tomados en cuenta en su relación con los estratos y las clases sociales. También incluir el tema y la perspectiva de género lleva a estudios más acertados acerca de la familia, y cómo éstay las relaciones de género dentro de ésta, pueden constituirse en unidades de estudio sociológico acerca de estratificación, o que incluyen el aspecto de estratificación, de tal manera que den cuenta de una manera más precisa de las relaciones de clase, las relaciones de género, y la influencia mutua entre estos dos ámbitos de relaciones (por ejemplo ver Scott, 1997). Una investigación que trata el género desde otra perspectiva y lo relaciona con el travestismo, por ejemplo, toma en cuenta la condición de clase como factor que influye en el tipo de travestismo que se practica. Flores, el autor de la mencionada investigación, explica que el travestismo es una práctica transgenérica en la que la presentación personal de alguien de un sexo determinado, en ciertas ocasiones específicas, no corresponde con la imagen que comúnmente se presenta ese sex0104 Destaca Flores en una parte de su tesis que "Mientras el gay es más público más abajo está en el espacio social. Mientras más encubierto más arriba" (Flores, 2004: 46). Así, los transformistas-travestis y los travestis o gays públicos son de clases populares, los transformistas son de clases medias, y los totalmente encubiertos de la clase dominante. Hay, dice este autor, una relación inversa entre clase y género, la cual indica privilegios con la masculinidad y descenso social con la feminidad. Hay un tipo de gay público, muy cercano al travesti, en ocupaciones de peluquería, diseño, maestro de baile o guía turístico, en las que su orientación sexual no es limitante. Los gays encubiertos tendrían ocupaciones como la de abogado, arquitecto, médico, administrador, ingeniero. Los travestis cotidianos se caracterizan por no tener estudios ni perspectivas de movilidad social, y trabajan vendiendo silpanchos o tucumanas.
Esta investigación utiliza principalmente técnicas cualitativas de recolección de información como las entrevistas y la observación participante, por lo que, dado el tema que investiga, que tiene como objeto de estudio el "ambiente gay" de la ciudad de La Paz, no se preocupa por una construcción minuciosa de indicadores socioeconómicos, sino que resalta la categoría ocupacional como el aspecto más importante para definir las clases sociales a la que pertenecen los gays paceños.
Consideración No 9: El capital social: posibilidades e imposibilidades para la investigación
Quienes han vivido algunos años en Bolivia pueden darse que cuenta que muchas veces, sin importar cuanta plata tengas o qué titulaciones académicas te respaldan, lo que más peso tiene en determinadas situaciones es lo que el sociólogo Pierre Bourdieu llamaba capital social, que puede ser definido como la "suma de recursos actuales o potenciales, correspondientes a un individuo o un grupo en virtud de que éstos poseen una red duradera de relaciones, de conocimientos y reconocimientos mutuos, más o menos institucionalizados" (García, 2000:62). El capital social es lo que de una manera amplia en nuestra sociedad suele llamarse contactos, que por lo general son parientes o amistades, o en algún caso puede ser el pariente de un pariente, el pariente de un amigo, o el amigo de un pariente.
Este aspecto no siempre es tomado en cuenta en las teorías sociológicas de clases y estratos, ya que se trata de algo que es muy difícil de averiguar: es un tipo de información que a cualquier miembro de la sociedad le puede costar explicitar, ya que casi nunca es fácil o bien visto reconocer que un logro ha sido alcanzado gracias a influencias y no al mérito propio. Sin embargo, hay elementos que componen dicho capital como el origen de clase, o la posición de clase del esposo o la esposa, que son datos importantes que contribuyen a analizar de manera más precisa la trayectoria y la clase social de cualquier agente.
Las situaciones en las que se usa a los contactos pueden ser de diverso tipo, y pueden incluso llegar a "suplantar" a los recursos económicos o las titulaciones académicas. En Bolivia el caso tal vez más importante en el que se efectiviza el capital social es cuando se utilizan los contactos para que te den un puesto de trabajo, aunque no estés capacitado para hacerlo, o que en todo caso no tengas el certificado o el título que respalde que has pasado por aluna institución educativa que avale que tienes ciertos conocimientos para realizar las tareas propias del cargo al que tienes acceso o, por último, que te elijan entre un conjunto de postulantes para un trabajo sólo porque eres amigo o pariente.
Lo que se quiere decir es que los mecanismos de funcionamiento de la sociedad boliviana con respecto al emprendimiento de acciones formales, muchas de ellas encargadas a instituciones plenamente reconocidas, que podrían estar basadas en criterios de mérito, competencia, eficiencia, y toda esa serie de valores seguramente legítimos en otros lugares, simplemente pueden basarse en relaciones de amistad o parentesco actualizadas y efectivizadas, que pueden disminuir en muchos casos el peso de otros factores correspondientes a instancias más "legítimas", como es el caso de las titulaciones provenientes de instituciones educativas formales.
Sin embargo, es dificultoso medir el capital social a partir de ese tipo de hechos. Si no es a título de chisme o anécdota se hace muy difícil, ya que para que alguien admita el uso de sus contactos para determinados fines tiene que tener mucha confianza con su interlocutor, lo cual no siempre es el caso cuando se trata de un investigador en ciencias sociales. La otra opción, por ejemplo si se quiere saber cuál es el verdadero mérito de alguien para conseguir cierto puesto de trabajo, es emprender una investigación con otro tipo de documentos, como registros de concursos de méritos, en los que se pueda evidenciar que no se ha elegido a alguien para un puesto precisamente porque tiene mayor mérito que otros candidatos, a los que sólo excepcionalmente puede tener acceso el investigador.
Algo que puede ser tomado en cuenta como parte del capital social son las instituciones educativas formales por las que ha pasado un determinado miembro de la sociedad, ya que en ellas potencialmente se conforma una parte importante del capital social en virtud de una interacción social prolongada con quienes han tenido condiciones de existencia similares, recursos económicos en este caso, para entrar o no a esas instituciones. Este aspecto, sin embargo, genera sobre todo muchas cuestiones acerca de las consecuencias de las interacciones prolongadas y los procesos de estructuración, antes que claras certidumbres acerca de cómo se conforma el capital social.
Consideración No 10: La educación y la cultura: muchas preguntas y pocas respuestas
En la sociedad boliviana una idea por demás compartida es que tenemos muchas diferencias culturales y étnicas (aunque también tenemos diferencias regionales y otras). Por tanto, es posible afirmar que en Bolivia no existe una cultura legítima, aunque sí existan ciertos aspectos culturales en común que han sido legitimados.
Uno de esos aspectos legitimados es la educación formal: es válido y deseable, en general, educarse en instituciones educativas formales que reconozcan el paso de uno por ellas y que te otorguen cartones con inscripciones por ello que lo certifiquen105. Esto implica que se pueda tomar en cuenta la educación como factor diferenciador a nivel estructural, y que sea considerado parte de los recursos a tomar en cuenta para que formen parte del concepto de clase.
Sin embargo lo cultural- o lo que para Bourdieu es el capital cultural, o sea conocimientos socialmente reconocidos- como concepto, no sólo se remite al paso por establecimientos educativos formales (aunque sí principalmente). En tanto que no se puede hacer referencia una cultura legítima, y solamente hay lo que Spedding dice se podría llamar subculturas, "que reciben un reconocimiento pragmático y local dentro de una región e incluso pueden lograr cierta legitimidad en el arte (...) pero tienen una integración mínima en la educación formaL.." (Spedding, 1999: 45), otros aspectos culturales fuera de aquellos reconocidos formalmente difícilmente podrían ser considerados como recursos en juego a nivel estructural. En todo caso habría que hacer nuevas investigaciones sobre el tema, pero en todo caso, si se quieren tomar en cuenta estos otros factores culturales, se podrían hacer investigaciones acerca de campos específicos (por ejemplo acerca del campo artístico en Bolivia u otros menores), en los que esos factores se muestren como propiedades efectivas.
Con respecto a la estratificación social y su relación con las instituciones del sistema educativo, tampoco es fácil la definición de criterios neutrales y objetivos que sirvan para medir el conocimiento de los agentes que sea reconocido en la sociedad, y que contribuya a establecer posiciones en una estructura de clases. No hay por ejemplo una instancia legítima que califique el nivel académico de cada una de las universidades o de los institutos que otorgan títulos de técnico superior o menores, ni de las carreras, ni tampoco de los colegios, que pudiera jerarquizarlas de acuerdo al prestigio que puedan tener.
Sin embargo se puede tomar en cuenta el reconocimiento formal que se puede adquirir en establecimientos educativos concretos, y que tienen un respaldo institucional que lo avala y lo certifica (que puede llegar a ser también premiado y promocionado). Las titulaciones que las instituciones formales confieren a quienes han pasado exitosamente por ellas, son los indicadores a partir de los cuales se puede medir con mayor facilidad lo que Bourdieu llama capital cultural.
Específicamente se pueden tomar en cuenta dos factores para medir y analizar este aspecto: el grado educativo, o sea el nivel académico alcanzado que en teoría tendría que equivaler a una titulación, y la institución educativa en la que las agentes sociales han entrado o no después de haber pasado por el colegio. Las instituciones educativas por las que se pasa después del colegio, pueden ser jerarquizadas de acuerdo al reconocimiento diferenciado que el Estado le otorga a sus títulos.
Comentarios finales
Si bien en Bolivia sí se pueden hacer estudios de estratificación, llevar a cabo estudios de este tipo a nivel estructural es todavía una tarea difícil, ya que las instituciones encargadas de elaborar las estadísticas concernientes al tema todavía no tienen un verdadero interés en él, y en todo caso se privilegian aspectos culturales que si bien no tienen que ser desdeñados, no deberían llevar a despreocuparse por las condiciones de existencia reales de quienes forman parte de esta sociedad, que permitan observar dónde se encuentran las diferencias que evidencien la situación de sus habitantes con respecto a la economía y la educación.
El hecho de que se considere a Bolivia un país plurinacional, multicultural, multiétnico, etc., no debería eximir a quienes se dedican a las ciencias sociales de la tarea de estratificar. Si se quieren tomar en cuenta otros ejes de análisis, por ejemplo el étnico, que ha estado tan de moda en los últimos años, no implica que haya que ocultar otras dimensiones de análisis, como la de clases, o darlas por supuesto, sino más bien preguntarse cómo unos ejes analíticos se pueden relacionar con otros. Tampoco se debería hacer una amalgama entre clase y etnicidad, que puede ser útil para fines políticos, pero que en un ámbito académico solo son fuente de confusión, malos entendidos y trabajos incomprensibles.
NOTAS
98 Licenciado en Sociología de la Universidad Mayor de San Andrés.
99 Uno de los ejemplos más claros al respecto es el bono "Juancito Pinto", que consiste en 200 Bs. en efectivo que el Estado otorga a los alumnos de primaria de colegios fiscales que terminan el año escolar. El hecho de que los/as niños/as no entren a un colegio particular es concebido como sÍntoma de pobreza por parte del Estado, tanto de ellos y ellas como de las familias a las que pertenecen.
100 De ahora en adelante usaré en una mayor medida el término "clase" y no tanto el de estrato, ya que por un lado prefiero utilizar términos que son de uso más cotidiano, y por otro lado la perspectiva de análisis que se adopta corresponde en cierta manera a la teoría de Pierre Bourdieu, quien también utiliza el término "clase".
101 La película se llama ¿Quién mató a la llamita blanca? y fue estrenada el año 2007.
102 Por lo menos la lista de ocupaciones de la empresa IPSOS Bolivia de este año (más reciente que el último censo, también hay que decirlo).
103 La empresa es la ya anterionnente mencionada IPSOS Bolivia.
104 Según explica el autor hay tres niveles de transformismo (el cambio de género incluiría los tres): En un primer nivel hay un cambio de indumento y apariencia, que es el del travestismo, en un segundo nivel ya hay comportamientos sociales de cuerpo que se expresan en, por ejemplo, la delicadeza, y en el tercer nivel ya ha ocurrido un cambio de género e incluso de posición social.
105 Cuál es la relación de las diferentes culturas con lo que se enseña y la forma que se enseña en esas instituciones educativas no es tema de este ensayo.
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