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Temas Sociales

versión impresa ISSN 0040-2915versión On-line ISSN 2413-5720

Temas Sociales  no.31 La Paz  2011

 

SOCIOLOGÍA RURAL

 

DESARROLLO RURAL

 

 

Danilo Paz Ballivián1

 

 


Introducción

En las líneas que siguen se tratan aspectos que partiendo de la idea del progreso, emergente de la transición del feudalismo al capitalismo y a los procesos de industrialización y urbanización, llegan a formar el concepto de desarrollo o desarrollo económico-social, que define las opciones de cómo lograr los cambios, la direccionalidad de estos y, finalmente, a quién benefician.

Posteriormente, se realiza una introducción al estudio del desarrollo en los clásicos para poder, con esta base, abordar el desarrollo en América Latina que, sin lugar a dudas, es la mayor contribución a la sociología y la economía universal como pensamiento propio desde el Sur.

De esta manera es posible incursionar en el análisis de la cuestión particular del desarrollo rural Latinoamericano, que finalmente nos acerque al desarrollo rural en Bolivia.

El Progreso

La consolidación del sistema capitalista en Europa en el siglo IXX, crea la idea de una evolución permanente de la sociedad hacia un sistema más justo e igualitario definido por leyes. Estas regularidades hallan su basamento en las normas de mercado y la libertad individual. Los procesos de industrialización y urbanización caracterizan este proceso denominado "progreso", sin embargo, descuidan el hecho que el capitalismo no tuvo su origen sólo en las ciudades, sino que marchó paralelamente a una transformación en el agro, es decir, a un fenómeno que expulsó a los campesinos de la tierra para formar empresas agrarias con mano de obra asalariada; son precisamente los expulsados del campo, los que van a formar la superpoblación relativa y el ejercito industrial de reserva de las ciudades, que permite el desarrollo de la industria y las urbes. Dado el insipiente desarrollo de las fuerzas productivas, la falta de capital y tecnología, se recurre a la sobre-explotación de la fuerza de trabajo (Dobb, 1969). De cualquier forma por diferentes corrientes se crea la idea que la sociedad basada en leyes conduce necesariamente al sistema capitalista.

El progreso -según Testoni- se puede definir como la idea según la cual el curso de las cosas y, en particular de la civilización, tuvo un aumento gradual de bienestar o felicidad desde el principio, un mejoramiento del individuo y de la humanidad, un movimiento hacia un objetivo deseable (Testoni, 2000).

La idea del progreso se desarrolla en dos direcciones: el ilustralismo y el idealismo. El concepto de progreso ilustrado está vinculado a la idea de la posible perfectibilidad humana que pueden realizar los hombres. Por el contrario, la visión idealista considera al progreso como un proceso necesario realizado por un paradigma espiritual y por lo mismo continuo, aún mediando etapas de retroceso.

Los historiadores ilustrados sostienen que el progreso es, precisamente, el progreso de la civilización y que su fundamento es el desarrollo de la razón y la asunción de ésta por parte del hombre como guía de su propia conducta (Ibíd.).

Por otro lado, si a la barbarie sigue la civilización, esto no niega la decadencia, pero esto en su remate conduce necesariamente al progreso, de este modo, el progreso no tiene un comportamiento rectilíneo sino una dirección en espiral como planteaba Vico.

Lo más importante de la idea del progreso es la explicación de encontrar "la ley del devenir", de aquí surge una nueva ciencia: la sociología. Augusto Comte no busca la ley del devenir sino la ley del desarrollo social el mismo que atraviesa por tres etapas: la teológica, la metafísica y la positiva. Después de la publicación del origen de las especies de Darwin en 1859, el proceso histórico queda subordinado a las leyes naturales e incorporadas en el amplio proceso de la evolución del universo.

El proceso tecnológico lleva, hasta ahora, a la duda sobre la dirección del mismo. En efecto, por un lado conduce a una incertidumbre y, por otro, a la direccionalidad de la política económica -sea el Comunismo, Socialismo y Nacionalismo- por ello la ambigüedad del concepto obliga a la sociología y las ciencias sociales en general a sustituir el concepto de progreso por el de modernización y el de decadencia por el de subdesarrollo (Ibíd.).

Subdesarrollo y Dependencia

Luego de haber sido creadas las Comisiones Económicas para Europa, Asia y el Lejano Oriente, al finalizar la segunda guerra mundial (1946), en 1948 se constituye la Comisión Económica Para la América Latina (CEPAL).

La concepción centro-periferia, que aporta Prebisch, provocó los mismos debates. Esta concepción reconocía una división internacional del trabajo, en la cual los países Latinoamericanos jugaban un papel subordinado donde se especializaban en la producción y explotación de materias primas y alimentos, en tanto que el "centro" definía su propio rumbo y el de la periferia transmitía a ésta los efectos de su comportamiento cíclico y se especializaba en la producción de bienes manufacturados. Por todo ello, lo que prevalecía era el carácter "centrípeto" de las economías industriales, las que no sólo concentraban los frutos del progreso técnico sino que, además, se apropiaban de aquellos frutos provenientes del progreso de los países atrasados (Estay, 1994).

Reflexión que condujo a Prebisch a plantear una intervención del Estado a través de la planificación e incentivos entre los que destacan: la industrialización, la sustitución de importaciones y la promoción de las exportaciones, la protección de la economía propia y la cooperación internacional. Esta última resumida en asistencia técnica, comercial y financiera por parte de los países desarrollados y particularmente Estados Unidos de Norte América.

En los años 50 la "ideología desarrollista", gana fuerza a través del Instituto Superior de Estudios Brasileños (ISEB), en el que se desarrolla el denominado "nacionalismo desarrollista", que con Celso Furtado profundizan la tesis del desarrollo industrial y el deterioro de los términos de intercambio, radicalizando su posición y dando lugar a lo que más tarde se llamaría "teoría de la dependencia".

Para Aníbal Pinto, está claro que en la distinción entre la planificación socialista y capitalista, figura la meta principal, que es la de lograr una tasa adecuada de industrialización que permita absorber las reservas de población activa, aprovechar más integralmente las materias primas nacionales y atenuar la dependencia del exterior. Estos fines cardinales no parecen posibles de alcanzar en el funcionamiento espontáneo del proceso económico (Pinto, 1955). En otras palabras, sin intervención estatal el sistema no funciona.

En síntesis, la CEPAL diseño tres estrategias:

a) Asignarle al sector agrícola la función de proveedor de divisas necesarias para financiar las importaciones para el desarrollo industrial.

b) Encontrar una solución institucional al problema de deterioro de los términos de intercambio, mediante un acuerdo institucional de precios preferenciales de materias primas.

c) Impulsar la exportación de manufacturas (Gutiérrez, 1994).

Dicho de otra forma, el Estado debería dirigir la acumulación de capital en la infraestructura como en los grandes proyectos industriales, operar empresas públicas y los empresarios privados, únicamente, lo que está al alcance de sus posibilidades reguladas por el Estado. En razón de esta propuesta se crea en 1962 el Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social (ILPES) en Chile.

Este proceso converge con la Revolución Boliviana de 1952, el suicidio de Getulio Vargas en Brasil y el derrocamiento de Juan Domingo Perón en la Argentina, continuando con el movimiento ferrocarrilero en México, la Revolución Venezolana en 1958 y la Revolución Cubana, obligando a la CEPAL a dar más énfasis a las reformas estructurales y la distribución del ingreso (Domingos, 1994).

Paralela a estas reflexiones el marxismo empieza a pensar en la especifidad de América Latina, criticó la teoría de la dependencia por el hecho de partir del análisis de la circulación para llegar a la producción y finalizar nuevamente en la circulación, cuando según Marx, necesariamente debe partirse de la producción para llegar a la circulación e incluso el consumo, de esta manera, la producción es determinante en última instancia.

La teoría marxista de la dependencia, halla su mayor representante en Ruy Mauro Marini, en su clásico libro "Dialéctica de la Dependencia".

Para Mauro Marini, el subdesarrollo Latinoamericano, es la historia del desarrollo del sistema capitalista mundial; una forma que asumió la región al integrarse a la economía mundial. En realidad, la burguesía industrial Latinoamericana con la idea de un desarrollo autónomo hacia una integración efectiva con capitales imperialistas, da lugar, al contrario, a un nuevo tipo de dependencia mucho más radical al que regia anteriormente. De esta manera, la superación de la dependencia sería la de la ruptura con el sistema capitalista en su conjunto (Ibíd.).

Desarrollo Rural

Las teorías de la dependencia y del desarrollo en América Latina, han propugnado la industrialización y la urbanización, remover los obstáculos para la homogenización de las condiciones de vida y mejorar los términos de intercambio entre los países desarrollados y subdesarrollados. Sin embargo, las ciencias sociales descuidaron el análisis y la elaboración de propuestas para la transformación de sociedades agrarias y campesinas contemporáneas y con el tipo de orden internacional vigente. En realidad no se cuenta con una teoría de cambio específica de las sociedades agrarias y campesinas (Plaza, 1998).

Esto no quiere decir que el desarrollo rural no exista hace más de 60 años en América Latina. El Estado con la ayuda extranjera fue el principal promotor de las acciones de desarrollo rural, con el objeto de aumentar la productividad de los pequeños productores mediante paquetes tecnológicos y modernos.

La denominada extensión agrícola, primero estableció una metodología comunal, descuidando la articulación de esta con la sociedad en su conjunto, luego en una segunda etapa, se estableció la llamada "revolución verde" y frente a su pronto fracaso en el mundo campesino, se planteó el Desarrollo Rural Integrado (DRI), que pretende atacar simultáneamente aspectos técnicos, de infraestructura, salud y organización, entre otros, en regiones seleccionadas como polos de desarrollo (Ibíd.).

A partir de la década de los 70, primero débilmente, se desarrollan las Organizaciones no Gubernamentales (ONG), como una alternativa a la intervención del Estado, pero será en las décadas de los 80 y 90, que con el resurgimiento del modelo liberal se desarrollan plenamente. La iglesia, los partidos políticos, la clase media técnica organizada y las universidades, coinciden en trabajar con el mundo campesino con pequeños y medianos proyectos de desarrollo fundamentalmente en regiones agro-ecológicas también pequeñas y medianas.

Desde el principio las ONG, plantean partir del propio conocimiento de los campesinos sobre sus problemas y ejecutan tanto proyectos sociales como económicos decididos por los propios campesinos, en un proceso participativo apoyados por facilitadores técnicos y, sobre todo, por la visión y apoyo financiero y técnico de la cooperación externa.

Algunas ONG plantean partir del propio conocimiento de los campesinos sobre sus problemas y ejecutar proyectos sociales y económicos que ellos mismos decidían. Por ello mismo se dice que esta metodología de investigación-acción "cambia nuestras premoniciones por las premoniciones de los otros", naturalmente con el apoyo extranjero de las iglesias, el Banco Mundial y la Comunidad Europea.

Visto así, está claro que la teoría del desarrollo rural no está totalmente elaborada. Las propuestas privilegian algunos aspectos del problema, pero no plantean una solución estructural, es decir, los proyectos de desarrollo rural no están inscritos, aún hoy, en una propuesta de desarrollo nacional (Ibíd.).

En los últimos años existe una creciente preocupación por el medio ambiente y la construcción de una estrategia sostenible y competitiva para la agricultura, con equidad de género y participación, que secundariza sistemáticamente la planificación central como método de desarrollo, siendo ésta desplazada por una estrategia en la que los sectores sociales y económicos, organizados a nivel local, tendrían un papel más efectivo en la elaboración de planes, programas y proyectos de desarrollo (Rivera, 1997).

Desde un punto de vista, empíricamente poco demostrable, los conceptos y objetivos del desarrollo rural habrían sufrido cambios radicales:

En el presente, las políticas del sector rural buscarían alcanzar como objetivo general la sostenibilidad y la equidad. Ambos propósitos se podrían resumir bajo el concepto de desarrollo sostenible a escala humana, expresados en la noción de "Desarrollo rural sostenible" (Ibíd.).

Naciones Unidas y la Banca Multilateral, sobre todo a partir de la década de los 90, fijó el fortalecimiento de la cooperación internacional para la solución de los problemas con que se enfrentan los pueblos indígenas en áreas como los derechos humanos, el medio ambiente, el derecho a la educación, la salud y el desarrollo económico y social.

La Asamblea General del 21 de diciembre de 1995, aprobó un plan de acción decenal que debía ser desarrollado por las Naciones Unidas, los Estados miembros, las organizaciones de los pueblos indígenas y las ONG.

El segundo decenio internacional de los pueblos indígenas (2005-2015), ratificó las metas del primer decenio y propuso promover la participación de los pueblos indígenas en el diseño, ejecución y evaluación de los procesos internacionales, regionales y nacionales con respecto a las leyes, políticas, recursos, programas y proyectos. (Fondo Indígena, 2008).

Paralelamente a estos planes de acción decenales, Naciones Unidas realiza la conferencia sobre medio ambiente y desarrollo en 1992 y la cumbre mundial sobre desarrollo sostenible en el 2002. Sus principales conclusiones son las de señalar que la protección del medio ambiente, el desarrollo social, y el desarrollo económico, eran fundamentales para lograr el desarrollo sostenible y, que en este contexto, era vital el papel de las poblaciones indígenas en el desarrollo.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el año 1994, en oportunidad de la junta de gobernadores de la misma institución, reconoce la correlación de la etnicidad y los niveles de pobreza, desde entonces, los pueblos indígenas son unos grupos meta del Banco. Desde principios de la década de 2000 el BID, comenzó a formar una estrategia indígena con el fin de establecer metas, campos prioritarios, líneas de acción y formas concretas de apoyo a los Pueblos Indígenas.

La nueva estrategia del Banco se estructura en torno a tres ejes: primero, tener en cuenta las necesidades, preocupaciones y demandas indígenas en las operaciones regulares del Banco. Segundo, formular iniciativas específicas para abordar los asuntos Indígenas. Tercero, reformular los procedimientos y actividades de la institución en el esfuerzo por evitar, mitigar y compensar los impactos negativos sobre los Pueblos Indígenas (Ibíd.).

La definición de desarrollo con identidad del BID, fue elaborada en conjunto con el Consejo Asesor Indígena entre diciembre y febrero de 2005, concluyendo que: desarrollo con identidad de los pueblos indígenas, se refiere a un proceso que comprende el fortalecimiento de los territorios indígenas la armonía con el medio ambiente, la buena administración de los recursos naturales, la generación y el ejercicio de autoridad además del respeto a los valores y derechos culturales, económicos, sociales, jurídicos e institucionales de los pueblos indígenas, de acuerdo a su propia cosmovisión y gobernabilidad (Ibíd.).

Aun considerando, lo declarativo de los planteamientos del desarrollo con identidad, lo concreto es que en mayor o menor grado el empoderamiento de los pueblos indígenas ha tenido y tiene resultados importantes, impensables solo hace algunos años, basta señalar por ejemplo, que a partir del año 2005 Bolivia tiene un presidente proclamado como indígena, y ha incorporado en los distintos poderes del Estado a representantes de los movimientos sociales indígena y campesino.

Desarrollo Rural en Bolivia

La cuestión del desarrollo rural es un tema central en Bolivia, tanto para el mundo campesino como para la sociedad en su conjunto. No sólo está ligado a nuestras raíces históricas constitutivas, sino al desarrollo de la democracia, igualdad, recursos naturales, medio ambiente, la seguridad alimentaria y la soberanía del Estado Boliviano.

Del mismo modo, que en el resto de Latinoamérica los planes, programas y proyectos de desarrollo rural, se han caracterizado por una falta de comprensión de la sociedad rural, en este caso boliviana, tanto antes como después de la Revolución Nacional de 1952 y, sobre todo de la lógica social, económica y cultural de los pequeños productores campesinos.

Por otra parte, los programas de desarrollo rural se desarrollan de manera focalizada y localista, sin estar vinculados a verdaderas políticas agrarias generales de mediano y largo plazo, es decir, han tendido dominantemente a la solución de problemas inmediatos.

Primero, prevaleció la idea de que en los países subdesarrollados el atraso, la pobreza y la injusticia social, deberían ser superados conduciendo a los campesinos y pobladores del sector rural a la modernidad mediante el cambio, a través de la educación y la asistencia técnica; todo ello resumido en el postulado de "mejoramiento de los ingresos a través del aumento de la producción y la productividad".

La parte más crítica del postulado inicial del desarrollo rural, es que no partió de la realidad socioeconómica y organizativa existente en el mundo rural y menos andino, sino de una "imagen modelo" que se desea alcanzar, es decir, se partió de lo que debió ser y no de la realidad existente. De esta forma, la realidad fue vaciada de su contenido hasta convertirse en un juego de indicadores sociales (salud, educación, vivienda, condiciones de empleo y participación) y técnicas (uso del suelo, fertilizantes, pesticidas, etc.), los cuales hay que modificar en función de la "imagen modelo". (Franco y Plaza, 1987).

Bolivia siendo un país pequeño en población, sirvió como una suerte de laboratorio, para la aplicación de las teorías de desarrollo económico llevadas a cabo por los organismos internacionales en sociedades subdesarrolladas y de programas de desarrollo rural. En Bolivia como en otras sociedades Latinoamericanas, primero se practicó el proceso de intervención denominado "desarrollo de la comunidad", que aplicó los conceptos de "sociedad tradicional" y de "cambio social", entendido este último como el mejoramiento de las condiciones sanitarias de alimentación y vivienda, la lucha contra el analfabetismo, desarrollo de los medios de comunicación, el mejoramiento de la producción y el aumento de los bienes de consumo.

De este modo, la sociedad global se esfuma hasta convertirse en un conglomerado de grupos de productores aislados, a los cuales hay que motivar para que acepten el "cambio social". El desarrollo rural se orienta a un tipo de sociedad organizada bajo una economía de mercado sustentada en un aparato institucional y tecnológico. Los programas corresponden a un agricultor especializado antes que a un tipo de campesino de nuestra sociedad con una lógica de pluri-cultivo y de multi-actividad y, sobre todo, con recursos muy pobres (Ibíd.).

El desarrollo rural boliviano tiene sus antecedentes en el plan Bohan de 1942, cuando una misión norteamericana viene al país para realizar un estudio de la situación del estado económico y social del país, determinando así, sus posibilidades de desarrollo, en un momento que aún no estaba resuelto como resultado de la segunda guerra mundial.

Estados Unidos, en ese momento, estaba interesado sobre todo en la explotación del petróleo y el entorno que requiere este tipo de producción. Esto último es el factor por el cual el plan plantea, la necesaria vinculación carretera moderna del Oriente con el Occidente a través de la carretera Santa Cruz-Cochabamba y un ambicioso plan de desarrollo agropecuario que incluye la producción a gran escala de productos que importaba el país, como azúcar y el arroz y, un proceso de asentamientos humanos en el oriente, proveniente del área tradicional del altiplano y valles de Bolivia, concretamente se plantea que en un largo plazo, por lo menos 100.000 familias debían asentarse en las zonas llamadas de colonización. Este entorno humano constituido por empresas agrarias y pequeño productores campesinos en el oriente marcharían paralelos a la exploración y producción del petróleo, constituyendo en su conjunto verdaderos polos de desarrollo regional. El plan Bohan estaba diseñado para Santa Cruz y el Chaco boliviano fundamentalmente (Ybarnegaray, 1989).

Más tarde con la Revolución Nacional de 1952 y la Reforma Agraria de 1953, el Estado asume un papel protagónico, por un lado, vanguardiza el proceso de reparto de la tierra a los campesinos (ex-colonos), en el área tradicional del Altiplano y los Valles, y por otro, consolida y reparte grandes propiedades en el Oriente boliviano. Aquí, se realizaron simultáneamente el desarrollo de la vía campesina y la empresarial, en el primer caso, luego del reparto de la tierra se practica la estrategia de "desarrollo de la comunidad" ya comentado y, en el segundo caso, con fuertes inversiones provenientes de las divisas mineras y la cooperación internacional. El desarrollo de la agro-industria del Oriente empalma naturalmente con los postulados de sustitución de importaciones planteado por la CEPAL y también con la estrategia de la llamada "Revolución verde", basada en el desmonte y la mecanización agrícola.

La política de desarrollo para el pequeño productor campesino, se ve ampliada con el programa de asentamientos humanos o colonización, sobre todo a partir de los años 60, cuando se crea el Servicio Nacional de Colonización (SNC), dependiente del Ministerio de Asuntos Campesinos y Agropecuarios (MACA). Sin embargo, esta institución en un proceso de largo plazo, sólo logró controlar un 20% de los asentamientos denominados "dirigidos", el restante 80% fue de asentamientos espontáneos; de cualquier forma, en el largo periodo de los 60 a los 90, se estima que en las áreas de colonización lograron consolidar su asentamiento alrededor de 100.000 familias de colonizadores (Paz, 2010).

Ante los pobres resultados de la estrategia de "Desarrollo de la comunidad" y de los efectos negativos de la "Revolución verde", la cooperación internacional y el Estado boliviano, en la segunda mitad de los 70, realizaron un cambio importante en la estrategia de desarrollo rural. Por un lado, el Servicio Nacional de Desarrollo de la Comunidad (SNDC) promueve la constitución de cooperativas de servicios agropecuarios y principalmente la construcción de obras de riego, por otra parte, establecen los proyectos de Desarrollo Rural Integrado (DRI), basados en la coordinación de los servicios del Estado en regiones determinadas del país para atender sus necesidades de infraestructura económica y social, tecnología agropecuaria, financiamiento, educación y salud.

Las limitaciones de estos nuevos emprendimientos, que postulaban la coordinación institucional y una metodología participativa con las organizaciones sociales comprendidas en las regiones de intervención, fueron las de la independencia de las instituciones involucradas, tanto en sus objetivos, como en la metodología de trabajo e incluso en los destinatarios. La Banca siguió trabajando dominantemente con grandes clientes, la infraestructura carretera sigue con el patrón de la ruta troncal (La Paz-Cochabamba-Santa Cruz), la investigación agrícola y extensión, está destinada dominantemente a la producción agro-industrial destinada al mercado externo más que al mercado interno.

Por otra parte, los proyectos de desarrollo rural integrado, se repiten con algunas variantes, en los programas financiados por la Comunidad Europea en los 80, con la novedad que las instituciones de servicio del Estado crean sub-programas específicos a los proyectos integrados.

Balance

Como balance, puede concluirse que el esfuerzo de 60 años de planes de desarrollo rural del país, plasmados en las estrategias de desarrollo de la comunidad, proyectos de desarrollo rural integrado y sus variantes, programas y proyectos establecidos por las organizaciones no gubernamentales y los más recientes de apoyo a los municipios productivos, hasta ahora no fueron parte de un plan económico-social nacional, por el contrario, respondieron generalmente a la emergencia del momento, con una visión localista y de corto plazo. La nueva Constitución Política del Estado Plurinacional, sin embargo, claramente transforma al sector agrario en estratégico nacional e instruye una planificación del desarrollo agrario (agrícola, ganadero y forestal) teniendo presente las autonomías departamentales, regionales, municipales y de los pueblos indígena originario campesino, con el objeto de lograr la seguridad y la soberanía alimentaria de Bolivia como lo indica la actual Constitución Política del Estado.

 

Notas

1 Licenciado en Sociología. Universidad Mayor de San Andrés.

 

Bibliografía

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Domingos, Nildo, 1994, "Hacia una teoría marxista de la dependencia", Teoría Social Latinoamericana, Tomo II, Coordinador Ruy Mauro Marini, Ediciones el Caballito, México.

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Fondo Indígena, 2008, Pueblos Indígenas: una visión de Naciones Unidas y la Banca Multilateral, La Paz, Bolivia.        [ Links ]

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Ybarnegaray, Roxana, 1989, El espíritu capitalista y la agricultura cruceña, CERID, La Paz, Bolivia.        [ Links ]

 

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