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Punto Cero
versión On-line ISSN 1815-0276
Punto Cero vol.24 no.39 Cochabamba dic. 2019
"REVALORIZAR LO QUE DEBEMOS SABER PARA PROTEGER NUESTRA SALUD ALIMENTARIA"1
RELACIONES ENTRE LOS ELEMENTOS, ACTORES Y CONOCIMIENTOS DE LOS SISTEMAS SOCIO-ECOLÓGICOS DE TIRAQUE, QUE PERMITEN LA CO-CONSTRUCCIÓN DE POLÍTICAS PARA LA PROTECCIÓN DE FUENTES DE AGUA Y LA SOBERANÍA ALIMENTARIA.
"REVALUE WHAT WE SHOULD KNOW TO PROTECT OUR FOOD HEALTH"
Relations between the elements, actors and knowledge of the socio-ecological systems of Tiraque, which allow the co-construction of policies for the protection of water sources and food sovereignty.
Esther Ivonne Rojas Cáceres
Boliviana. Titulada en Comunicación social. Investigadora adjunta del Programa IUC VLIR-UOS UCB, en el proyecto de Soberanía Alimentaria. Asistente de la Coordinación Regional de Investigación de la Universidad Católica Boliviana San Pablo, Cochabamba.
La autora declara no tener conflicto de interés alguno con la Revista Punto Cero.
Resumen:
Este trabajo narra las acciones de apropiarse y democratizar la comunicación que desarrollan actores diversos de la comunidad de aprendizaje de Tiraque Cochabamba, como parte de una experiencia de interacción social, para establecer vínculos duraderos que fortalezcan la co-construcción de conocimiento que solo se puede lograr a partir de la continuidad legítima de los procesos; con el fin de formular políticas para protección de fuentes de agua en la región, que garanticen la salud alimentaria de la comunidad.
Palabras clave: Prácticas ciudadanas, Apropiación, Comunicación, Co-construcción de conocimiento.
Abstract:
This work narrates the actions of appropriating and democratizing the communication developed by diverse actors of the Tiraque Cochabamba learning community, as part of an experience of social interaction, to establish lasting links that strengthen the co-construction of knowledge that can only be achieve from the legitimate continuity of the processes; in order to formulate policies for the protection of water sources in the region, which guarantee the food health of the community.
Key words: Citizen practices, Appropriation, Communication, Co-construction of knowledge.
INTRODUCCIÓN
Potenciar la participación social de los ciudadanos en los proyectos de desarrollo local constituye un reto de la academia desde la comunicación. La vinculación de la población local a los procesos de transformación -tanto en el diseño de las políticas y programas de desarrollo como en su puesta en práctica y evaluación-, necesita ser fortalecida.
Del mismo modo, en este contexto particular de Tiraque en el departamento de Cochabamba - Bolivia, las organizaciones legítimas de la comunidad, tienen el reto de erigirse como líderes de las transformaciones a nivel local, guiando la participación de los diferentes actores territoriales que se ven involucrados, a través de diversos mecanismos que permitan un diálogo fluido, comunicación, y concertación. Situación que resulta difícil debido a la convulsión social que atraviesa Bolivia a raíz de las elecciones nacionales que lleva adelante el país.
La presente ponencia aborda el deber ser de la academia como contribuidora de los procesos más idóneos, para que las organizaciones legitimadas por la propia población, identifiquen sus principales limitaciones y sus retos con respecto a la utilización de la comunicación como proceso generador de participación, para asegurar legitimidad y democracia en el nuevo contexto de transformación del modelo económico social, hacia la búsqueda de un equilibrio entre los elementos de los sistemas de vida en comunidad.
1. Entendimiento de la práctica ciudadana
Quizás la forma más conocida de la definición de ciudadanía, se da en el plano de lo jurídico, desde un marco normativo de derechos y deberes, visibles en la constitución política de los países como comunidades histórico territoriales.
En cambio, en lo social, pensar la ciudadanía es un acto cíclico, ligado a las formas más generales y democráticas de gobierno, que involucra una relación entre individuo y poder, donde el individuo como sujeto social, está situado para actuar entre la dicotomía de intereses personales e intereses colectivos y a definirse entre un nosotros y los otros.
En lo político ideológico, la ciudadanía es un concepto abstracto, que implica la auto comprensión del contenido integrador de la sociedad a partir de la afirmación de comunidad desde la noción del otro; que puede ser sometida a dominios políticos, por ejemplo, comunistas versus capitalistas; o desde la perspectiva de lo nacional versus lo extranjero; o, en definitiva, como es visible en la actualidad boliviana, en una separación de la diversidad étnica versus la cultura dominante.
En todos los casos, siguiendo a Jelin (1993) la ciudadanía no es una afirmación a histórica de un conjunto de prácticas comunes que hacen los ciudadanos; es más bien una práctica conflictiva vinculada al poder que refleja las luchas acerca de quién podrá decir qué, cuáles serán los problemas comunes y cómo serán abordados (Cf. Citado en SOJO 2002; p. 28); que en definitiva vincula de manera pertinente a la comunicación (coordinación intersectorial) con espacio de construcción de saberes y conocimientos que hagan posible la satisfacción de necesidades de modo sustentable en un campo de acción determinado, en este caso, por las cuencas hidrográficas que alimentan a la región de Tiraque en el departamento de Cochabamba.
Los diferentes acontecimientos derivados de las acciones de apropiarse y democratizar la comunicación, de un grupo de comunarios del Municipio de Tiraque en la ciudad de Cochabamba Bolivia, junto con docentes y estudiantes de Comunicación, Psicología e Ingeniería ambiental de la Universidad Católica Boliviana "San Pablo"; intentan establecer vínculos duraderos entre diferentes formas de ser y estar de la gente, en busca del aprendizaje y la co construcción de conocimiento que solo se puede lograr a partir de la continuidad legítima de los procesos.
Las particularidades en las relaciones entre dichos actores, como la base para que los procesos de desarrollo sean posibles, envuelven la necesidad de ser contadas, vínculos que deben ser visibilizados, prácticas de interacción exitosas que deben ser socializadas como buenos ejemplos de la vida en comunidad; por lo que la comunicación cobra doble importancia, como instrumento de articulación y a la vez, de divulgación.
Los espacios de comunicación y de representación social y cultural, son terrenos fértiles para cultivar las relaciones que resultan ser el ingrediente principal que permite la maduración de los procesos democráticos en busca del bien común, frente a un sistema que responde a intereses mercantiles sobre la vulnerabilidad de la población.
2. Comunicación e interacción social
La comunicación entre actores sociales, resulta todavía un conflicto al establecer una interacción entre los involucrados en una problemática compleja; aunque la comunicación se inscribe como transdisciplinaria, los hábitos y esquemas de pensamiento y comprensión de la realidad, aún son monodisciplinares, al menos desde el lado de la academia.
La comunicación es un campo y territorio transdisciplinar en sí mismo, ya que implica un posicionamiento epistemológico que es ajeno a la fragmentación disciplinar, mucho más cuando se define desde la comunicación dialógica, alternativa y popular; y en busca de la co construcción colectiva de un propósito común. (Cf. Beltrán 2005, p. 12).
Desde el lado de la comunidad, la comunicación es no menos importante, pero como un instrumento. Una actividad comunicacional en las comunidades, es considerada como un resorte para lograr una participación consciente y organizada de los sectores en torno a demandas comunes y para alcanzar una mayor cohesión interna de los grupos implicados y fomentar interrelaciones entre éstos.
En las organizaciones sociales prevalece aún una visión instrumental de la comunicación, circunscrita a la utilización del medio, del instrumento; pero también, al interior de ellas ya se habla de la formulación de políticas y estrategias de comunicación, de la necesidad de dotarse de medios propios y recuperar el sentido mismo de comunicar como una acción ciudadana, que implica diálogo e interacción.
3. Contexto de la experiencia
En lo macro, las experiencias derivadas de la interacción entre los actores de la academia y la comunidad, se desarrollaron en un contexto donde la democracia se ve mellada por las acciones del gobierno actual en Bolivia.
En este proceso electoral, se puso en entredicho la legitimidad del partido de gobierno, ante una fracción de la población a causa de la presencia de ciertos vicios de nulidad en el proceso de las elecciones nacionales.
El pueblo boliviano ha entrado a las elecciones para la presidencia en un clima poco favorable y convulsionado, que ha fragmentado a los ciudadanos en dos bandos marcadamente separados, no solamente por el color político -oposición y oficialismo-, sino y más drásticamente desde el plano de lo cultural, entre los de la ciudad y los del campo y en la concepción misma de la idea de comunidad.
La comunidad en la concepción tradicional que implica el entendimiento compartido por todos sus miembros, el sentimiento recíproco vinculante y no racionalizado (porque en ese caso perdería la inocencia que da lugar a su existencia), que Tonnies (1979) llamó la "naturalidad del entendimiento comunal" (Citado en Bauman 2000, p 23), se está fracturando.
Del mismo modo, la comunidad como un agrupamiento distintivo respecto de otros, con límites claros entre sus espacios y los de otros; autosuficiente y a la misma vez distante o lejana, (lo que le permite la protección de sus miembros), se está perdiendo. A la misma vez, se ve agravada a partir de campañas políticas que incitan al separatismo exacerbado debido a los conflictos generados por el proceso electoral "visto como fraudulento" por un grueso de la población de clase media. En tanto que la otra fracción denominada campesina, indígena, apoya al oficialismo que maneja un discurso populista que se ha dado a la tarea de encontrar en la misma población, a un enemigo interno.
En el mismo sentido y para profundizar la convulsión, los vicios de la sociedad moderna de los que habla Zygmunt Bauman (2000, p. 34), hacen visible el no compromiso ciudadano, la pérdida de patrones establecidos o con una reducida presencia, que excluye las redes tradicionales de cohesión o concentración y que alimenta el deseo en lugar de la satisfacción de necesidades, genera la ausencia de referentes colectivos, arrastrando al sentido común de muchos ciudadanos, a optar por proyectos de vida individuales.
Una identidad moderna que al ser abierta diferenciada y reflexiva, orilla especialmente al individualismo, debido principalmente, a la fluida comunicación con el exterior que más que curar las diferencias, las diluye, disolviendo los límites, pero también desestructurando todo referente asociado a un lugar común.
En este contexto, pensar en la participación que remite a una forma de acción emprendida deliberadamente por un individuo o conjunto de éstos en busca de objetivos específicos, como tomar parte en una decisión, involucrase en alguna discusión, integrarse, o simplemente beneficiarse de la ejecución y solución de un problema común (Velásquez y González, 2003, p. 57), es difícil. Y más aún cuando se hace mención a la participación ciudadana.
La participación ciudadana aun cuando no pueda decirse que haya una concepción unívoca del vocablo nos remite al despliegue de un conjunto de acciones (expresión, deliberación, creación de espacios de organización, disposición de recursos) mediante las cuales los ciudadanos se involucran en la elaboración, decisión y ejecución de asuntos públicos que les afectan, les competen o, simplemente, son de su interés. Entendida así, de entrada, podría afirmarse que ésta nos remite a un tipo de interacción particular entre los individuos y el Estado, a una relación concreta entre el Estado y la sociedad, en la que se pone en juego y se construye el carácter de lo público (Velásquez y González 2003, p56).
En cuanto a sus dimensiones, la participación ciudadana, por ejemplo, implica la delimitación de un espacio donde debe acontecer, lo que remite a experiencias de intervención directa de los individuos en actividades públicas para hacer valer sus intereses sociales (Cf. Velásquez y González 2003, p74); desde ya muy complicada en el caso preciso de esta experiencia, incluso en procesos de representación de intereses particulares hacia lo público, o cualquier iniciativa que quiera desplegarse afectando al espacio público desde dentro y por fuera de los partidos; el propio involucramiento en los procesos de planificación de políticas públicas, se ve mellado por el contexto conflictivo que atraviesa el país.
Así, los procesos dialógico/cooperacionales que se relacionan con la gestión, elaboración y evaluación de programas de actuación pública, se ven perjudicados.
Sin embargo, esta experiencia piloto, llevada a cabo en el primer semestre del presente año, ha sabido promover espacios de comunicación, saldando los escollos que se han expuesto en el contexto macro; asumiendo a la comunicación con herramienta del ejercicio ciudadano desde la interacción social, el aprendizaje servicio y la construcción de comunidades de aprendizaje, aunque en la actualidad se está viendo dificultada por la convulsión cada vez más creciente que se desarrolla en el país.
4. Propósito y objetivos de la experiencia, hacia una racionalidad ambiental
Las causas generadas de los cambios vertiginosos de biodegradación en la naturaleza y la pérdida de las posibilidades que ofrecen la diversidad cultural, social y económica para generar alternativas de solución de problemas, a través de la racionalidad científica, impactan la conciencia por todo lo que se observa desde hace varias décadas.
Ante esta preocupación, nos manifestamos con un alto sentido de responsabilidad ética y estímulo para actuar desde nuestra área de influencia y contribuir con trabajos como éste a despertar el interés por preservar las condiciones de vida para la vida.
Nos apoyamos en la necesidad urgente de prevenir y corregir las consecuencias de las acciones inconscientes y depredadoras contra los recursos naturales y humanos, a "favor" de los económicos tecnológicos, en forma irracional; a partir de lo planteado por la Organización de las Naciones Unidas ONU, que desde los años 70 convoca a todos los países a buscar opciones de resolución a estas urgencias globales.
Si bien estas iniciativas han evolucionado hacia el reconocimiento de la necesidad de una racionalidad ambiental y en ese camino, han combinado y compartido esfuerzos intelectuales y prácticos entre las ciencias sociales y exactas, no ha sido suficiente.
Desde los principios y fines de la academia, el Modelo académico de la Universidad Católica Boliviana, indica que "El espíritu cristiano, la importancia del servicio a los demás, de modo especial, en la promoción de justicia social, es compartido por los catedráticos y fomentado entre los estudiantes" (Claros, 2011, p. 34); así, la principal herramienta para la práctica es la Interacción Social, como el conjunto de actividades realizadas desde el seno de la Universidad, con el objetivo principal de dar orientaciones iluminadoras y respuestas eficientes a las demandas de los grupos sociales.
Estas experiencias que se abren paso a la comprensión de que la condición humana interviene en las decisiones científicas, desde un lugar social -lo que quiere decir, bajo un posicionamiento epistemológico-, pudieron cuestionar o afirmar un propósito que no siempre es el mejor, pero que permitió aclarar que, del otro lado, es necesario que el discurso social se apoye en la rigurosidad y precisión del análisis científico, para no caer en la demagogia y el utilitarismo.
4.1. El componente comunicacional en el proceso investigativo y de interacción
La experiencia se sustentó en una investigación cuyo punto de partida fue el Proyecto 3 en Soberanía Alimentaria, en el marco del Programa Estrategia País, VLIR UOS UCBSP, (en adelante VLIR), que lleva a cabo la Universidad Católica Boliviana "San Pablo" en convenio con universidades Belgas; es decir que se inscribió en ciertas líneas de investigación, como ser: Conflictos sobre recursos naturales y trasferencia de tecnología para producción de alimentos; Mejorar la productividad y la producción agrícola; Promoción de modelos de agro negocios para mejorar la comercialización y los modos de vida para definir los criterios que guían y definen una mayor capacidad de recuperación en las comunidades vulnerables. (Cf. VLIR UOS UCBSP, 2018, p. 21)
Cada línea de proyecto que sostienen esta experiencia, define temáticas -es decir el "qué" de la investigación-, vinculadas a la soberanía alimentaria, lo que de algún modo lleva a pensar en ciertas áreas disciplinares de las ciencias naturales, más que sociales. De modo superficial, la comunicación, parece no tener mucho que ver en las líneas propuestas.
Sin embargo, al desarrollar una reflexión situada en el "para qué" de cada línea, la comunicación comienza a cobrar importancia fundamental, ya que la dinámica propositiva de las temáticas generales, implica relaciones, interacción e intercambios entre los más variados elementos y actores del sistema socio ecológico en la región.
A partir de esta mirada, se hizo énfasis en las iniciativas alternativas que priorizan el fortalecimiento de las relaciones sociales con los elementos del ecosistema, a partir de los principios del intercambio, la conectividad y la proximidad para la producción y consumo alimentario (Cf. Rivero, 2017, p. 23).
En esta tendencia, se plantea que la delimitación espacial del trabajo debería tomar en cuenta el sistema de cuencas hidrográficas, en primera instancia, porque las problemáticas más importantes de la región, están ceñidas a la gestión, acceso y uso del agua como principal recurso; y en segunda instancia, porque alrededor éstas, giran diversas urgencias derivadas de la relación y la interacción que las personas establecen con el entorno y con este elemento vital.
En esta perspectiva, el año pasado se comenzó a articular un Comité Agroecológico de la región, conformado por diferentes organizaciones vivas; sin embargo, las acciones para alcanzar el entendimiento de este problema, hasta el momento han sido aisladas.
Del lado de la academia, se cuenta con información técnica científica, sobre calidad del agua; pero se precisan estudios sobre la cantidad con que cuenta el Municipio de Tiraque, disponible para el uso agrícola y/o humano; hay muchas comunidades sin acceso al agua de riego y al agua potable, o bien comunidades que, teniendo acceso, requieren de mejores estrategias de aprovechamiento de este elemento vital.
Por otro lado, se ha reconocido también que el Municipio busca estrategias para la protección de las fuentes de agua de la región, por lo que hay interés en los comunarios por desarrollar medidas ambientales que puedan contribuir en su conservación y/o restauración. Estas medidas ambientales se definen en la demanda de políticas para la protección de sus fuentes que garanticen la soberanía alimentaria.
Del lado de las organizaciones no gubernamentales como el Instituto de Capacitación Campesina, INCCA, se está trabajando en capacitación y generación de espacios de diálogo y recuperación de saberes, pero con temáticas que se desvinculan del proceso mayor, que es generar lineamientos para políticas públicas, involucrando a todos los actores estratégicos; esto por la debilidad en el manejo de metodologías participativas, pocas relaciones con los actores estratégicos, falta de socialización y de divulgación de esta información, con la pertinente identificación de los públicos para construir mensajes coherentes para la toma de decisiones. La evidencia más clara es que esta valiosa información para la toma de decisiones, se comienza a acumular en las estanterías académicas, con intentos muy superficiales de socialización que permita dar a esta información, una utilidad razonable a las necesidades e interese de los actores involucrados.
Del lado de las organizaciones vivas de Tiraque, los actores han desarrollado diversas acciones de intervención sobre la problemática del agua; consolidaron también una serie de capacitaciones para un equipo de gestores de políticas públicas y están viendo la forma de socializar la información que tienen para crear conciencia y llamar a la acción para la protección del agua y de la alimentación; pero no cuentan con todos los recursos especialmente metodológicos y de aplicación de procesos de co construcción, socialización, difusión y divulgación de la información.
Estas interacciones permitieron al equipo considerar que, para llevar adelante una propuesta de lineamientos para políticas de protección de fuentes, de manera colaborativa y conjunta, primero había que generar canales de comunicación que permitan que los diferentes actores de la población, estén informados y luego conscientes de la importancia de la protección de sus fuentes, como garantía para la soberanía alimentaria de la región. De esta manera, se vinculó los esfuerzos de aplicación de la comunicación, en la co construcción de discursos sobre problemáticas urgentes, como base para las investigaciones y reflexiones de los actores de la comunidad y como fuentes de información para la producción de productos comunicacionales, que promovieron la construcción de una plataforma intercultural e interdisciplinaria de investigación y comunicación aplicada.
Con respecto a la comunicación como instrumento de difusión y divulgación, en la dimensión micro del contexto, la primera cosa que salta a la vista es que los pobladores de Tiraque, no han identificado a los medios de comunicación como aliados en sus procesos de decisión, concertación y acción.
Así, se sabe que los comunarios de base, están todo el día en las chacras, algunos tienen radios y televisiones en casa, pero la mayoría son usados por los jóvenes más que por los adultos del hogar, debido a que la mayoría de la población económicamente activa adulta, está fuera del hogar trabajando en los cultivos. Es decir que, los pobladores de Tiraque, sí cuentan con plataformas y canales que pueden ser potenciados para su uso como herramientas de empoderamiento y ejercicio de ciudadanía comunicativa.
Del mismo modo, hay un interés de sus líderes por los medios que el gobierno y los aliados financiadores de proyectos, les han proporcionado; tienen una radio comunitaria, dos canales locales y se ha intensificado el uso de dispositivos móviles por parte de los jóvenes.
Por su parte, las instituciones de apoyo, sí reconocen a los medios, pero, sin embargo, estos son usados como pantalla de sus propias acciones colectivas hacia afuera, pero no hacia adentro de la comunidad.
En este contexto, es preciso indagar en los tiempos y rutinas de los pobladores de la región, pensar en los canales, plataformas y medios más pertinentes y adecuados para ellos. En este sentido como en el caso de esta experiencia piloto, de co construcción de políticas de protección de fuentes de agua, el uso de medios de comunicación, plataformas y canales para la socialización y difusión en campañas de sensibilización, ha sido favorable, tanto para la academia como para la comunidad.
Los medios de comunicación pueden ser la antesala para la profesionalización y también para la apertura de fuentes laborales para los jóvenes de Tiraque, a partir de estrategias auto sostenibles que soporten un centro de comunicación, permitiendo la socialización y la consecuente democratización de los medios en la población de Tiraque.
4.2. La experiencia de apropiarse y democratizar la comunicación
La universidad en términos generales tiene un carácter multidisciplinario; sus áreas y departamentos albergan todas o casi todas las disciplinas; sin embargo, esta pluralidad se contrasta con la aún pobre y en muchos casos, vertical relación o interacción que en general se establece con la comunidad.
Si la universidad es un espacio de formación de quienes serán portadores de respuestas y soluciones a los problemas que aquejan a las sociedades, como la crisis ambiental o la inseguridad, debe constituir amplitud y diversidad científica, que permita el debate y formación integral de sus estudiantes y de los diferentes actores sociales involucrados.
Por ejemplo, frente a la inseguridad alimenticia proyectada en diferentes diagnósticos y estudios (de los proyectos VLIR), sostenemos que la Universidad tiene un rol privativo, tanto en la formación de profesionales comprometidos en la búsqueda de alternativas de desarrollo local, así como en la articulación con las necesidades y demandas de la comunidad. Para ello, el proceso de enseñanza aprendizaje resulta una acción que permite el desarrollo de estrategias, abordando temáticas, -como en este caso de la soberanía alimentaria- como ejes que atraviesan los distintos contenidos curriculares.
De esta manera, los procesos de enseñanza, investigación y extensión, abordados de una forma integral, quiebran con los paradigmas de educación en donde la neutralidad de la ciencia y el conocimiento son pilares fundamentales. Pero sí y solo sí, se llevan a cabo a partir de prácticas de interacción.
Por el momento, las preguntas como el para qué, el para quiénes, el con quiénes y el cómo llevamos adelante estos procesos dialécticos (enseñanza, investigación, extensión) en la Universidad, han afianzado la homogenización de currículas, la investigación de temáticas sin un alto impacto en nuestras comunidades, el divorcio de la extensión frente a los demás procesos como la interacción y la investigación; incluso, lo más grave, dejando de lado el fortalecimiento de competencias actitudinales, que deriva en el utilitarismo del discurso de la comunidad por parte de los estudiantes/investigadores; vistos ambos como objetos pasivos a los que hay que transferir conocimiento.
En este sentido, creemos que debemos plantear el dilema principal que nos ocupa: o nos comprometemos en la construcción de una comunidad universitaria (profesionales, estudiantes, docentes, investigadores y trabajadores universitarios) que tenga como objetivo abordar conjuntamente la construcción de conocimiento para aportar a las soluciones de las problemáticas que viven vastos sectores de nuestras comunidades, o desmerecemos la posibilidad de alcanzar la formación integral y la vida digna para los sujetos humanos.
La vía más pertinente es la participación colaborativa. Retomando el sentido de participación, en palabras de Juan Diaz Bordenave, "como la intervención activa de los individuos en la toma de decisiones y la construcción conjunta de las propuestas; ésta genera empatía en los individuos, si en ella existen condiciones igualitarias y poder para la toma de decisiones" (Cf: 1985, p. 65).
5. Nuestro servicio y nuestro aprendizaje
Los niveles de transdisciplinariedad -en definitiva, todavía no alcanzados-, vinculados a las acciones que definen el aprendizaje en esta experiencia, permiten exponer la paulatina evolución de la construcción de esta plataforma, desde las transformaciones de la práctica de interacción de los estudiantes con la comunidad, en diferentes momentos y espacios.
Tomando en cuenta que la investigación, sin dejar de ser una acción que exige rigurosidad y sistematicidad, se sustenta también de una filosofía, una manera de entender no solo la realidad externa, sino también al ser humano, la creación de lazos sociales y los caminos que sigue éste para construir comunidades humanas.
La vertiente filosófica que asumimos nos orienta para pasar de la caridad a la justicia, del servicio a la satisfacción de las necesidades de la comunidad y del éxito individual a la formación personal y colectiva; en un proceso de transición orientado por el aprendizaje servicio y al ejercicio ciudadano.
El aprendizaje servicio es un método de enseñanza que combina el servicio a la comunidad con la instrucción académica para desarrollar el pensamiento crítico y reflexivo, así como la responsabilidad cívica. Los programas de APS comprometen a los estudiantes en un servicio comunitario bien organizado y pensado para paliar las necesidades locales, mientras desarrolla destrezas académicas, sentido de responsabilidad cívica y compromiso con la comunidad. (Rodríguez, 2000, p. 96).
En este sentido, hemos priorizado algunas acciones específicas que permitan abrir el camino a una experiencia que rompa con la autoreferencialidad del aula y nos permita desarrollar destrezas académicas, formar el pensamiento crítico y reflexivo, afinar la sensibilidad hacia las necesidades de la comunidad, fortalecer el compromiso social y adquirir actitudes que dispongan a la responsabilidad cívica; y en este proceso hemos caído en cuenta que la actitud abierta a la realidad y el acercamiento paulatino a los espacios de los "otros" que son también una forma de ser nosotros, es fundamental.
Por ejemplo, reflexionando y atendiendo a problemas estructurales como la pobreza, el desempleo, la contaminación o el hambre; también, apuntando a mediano y largo plazo, en el desarrollo de competencias y recursos; pero principalmente, reivindicando la participación y el protagonismo de todos los actores sociales involucrados; es decir, que nuestra práctica se funda en los recursos humanos y materiales que los propios actores pueden o tienen la voluntad de desarrollar.
En tal sentido, consideramos que una de las prioridades para el desarrollo de acciones de interacción, investigación y servicio en la academia en la actualidad, se sitúa en la necesidad de conocer y actuar en experiencias y prácticas de aprendizaje que se desarrollan fuera del contexto educativo formal, dada "la constatación de que el aprendizaje se produce, y se producirá cada vez más, a lo largo y a lo ancho de la vida" (Cáceres 2004: s/p).
Estas constataciones, ponen en valor a las trayectorias colaborativas y dialógicas de aprendizaje como vía de acceso al conocimiento, que más allá del valor funcional, fortalezcan compromisos, lazos de amistad duraderos, empoderamiento ciudadano, autoimagen y autonomía, entre otros, como un valor vital que resulta importante recuperar. Porque en el centro de todo investigador, educando o actor social, habita un ser humano "sentipensante" (Fals Borda, 2015, p. 34).
6. Características de las actividades de servicio y aprendizaje en los procesos de investigación e interacción social
Los actores, -luego de una serie de actividades didácticas y de intercambio- participaron del diseño, producción y difusión comunitaria de ciertos productos comunicacionales, que se socializaron con la comunidad y la Universidad, a partir de convenios interinstitucionales con el Municipio y organismos ciudadanos involucrados.
Los productos fueron elaborados siguieron una línea de revisión de momentos críticos y de actividades planificadas y desarrolladas durante del proceso de interacción, en espacios de reunión, en la aplicación de metodologías de recolección de información cualitativa y otras, diseñadas colectivamente para cumplir el objetivo de consolidar problemáticas de investigación en el área.
A la misma vez, se pudo promover espacios de aprendizaje que respondieran a urgencia y demandas específicas de la comunidad, como la producción de materiales comunicacionales de socialización, divulgación y difusión de discursos co construidos con fines establecidos.
Del mismo modo, estas prácticas alimentaron diferentes temáticas para la producción investigativa de estudiantes involucrados, logradas en el contacto directo con la realidad vulnerable de los actores de la comunidad.
La participación de diversos actores fue fundamental para el desarrollo todavía embrionario de comunidades de aprendizaje transdisciplinario, ya que, a mayor diversidad de actores, la construcción de conocimiento y el aprendizaje es más enriquecedor y amplio en las perspectivas de un problema complejo.
7. Apuestas metodológicas por lo dialógico
La bibliografía actual define a esta actividad como la transferencia recíproca de conocimientos y saberes que, en este caso, se llevó a cabo en el campo de la comunicación aplicada puesta al servicio de la socialización de un discurso consensuado entre todos los participantes.
Como decía Paulo Freire, "aquí se hace una profunda crítica a las concepciones modernas, básicamente occidentales, con respecto a las concepciones convencionales en cuanto al papel que juegan unos pocos, lamentablemente, como productores de conocimientos/saberes y otros, las mayorías, quienes estarían dedicados sólo a su consumo pasivo, acrítico y bancario". (Freire citado en Mora 2009, p. 3).
7.1 Actividad de intercambio y recuperación de saberes para el aprendizaje
El presente trabajo se situó en el intercambio de saberes que implica la relación horizontal, entre el mundo de la producción de saberes/conocimientos y el mundo de su aplicación, uso y reproducción. La característica central de las actividades consistió precisamente en pensar y fundamentar la existencia de otras formas de producir, socializar y consumir conocimiento. Se trata, nuevamente, del establecimiento de un diálogo auténtico entre la producción y el consumo de saberes/ conocimientos.
En este modelo horizontal del discurso y la práctica de transferencia intradisciplinaria, interdisciplinaria y con proyección transdisciplinaria, como potencial alternativa al modelo simple de transferencia unidireccional, está basado en procesos de forma cíclica y en espiral, donde ocurren a través del tiempo, diversos momentos de planificación, actuación, reflexión y teorización, en este caso para la producción de productos comunicacionales de difusión, divulgación y socialización de los saberes co construidos y la investigación acción participativa.
Asumiendo que "el intercambio tanto de formas de producir ciencia y tecnología como de concepciones metodológicas en el campo de la investigación científica nos permitirá, sin duda, la superación de nuestras dificultades, pero también el fortalecimiento de mecanismos de investigación totalmente novedosos" (García Canclini, 1989, p. 94).
Tres consecuencias importantes se derivan para los estudiantes ante este nuevo énfasis en las cuestiones prácticas. Para empezar, se están difuminando los límites entre las materias, esto es, se está haciendo hincapié en las conexiones entre las distintas disciplinas científicas. Por otro, se está explotando el sentido de la interacción social, como parte de los principios de la academia, ya que los participantes se hallan en directa relación dialógica y dialéctica con los actores estratégicos de la propuesta. Y también, se está dando cabida a la atención y escucha de los discursos de la cotidianidad, alimentados por la experiencia de vida de las poblaciones.
En cuanto a las intenciones del intercambio de saberes en esta experiencia, uno de los propósitos académicos fundamentales de este trabajo, fue reflexionar acerca de lo que son los materiales de comunicación/educación y su utilidad para el trabajo y la temática abordados, qué implica pensarlos críticamente desde una perspectiva popular y cómo pueden vincularse con las estrategias de la comunidad.
También, se trabajó sobre los objetivos del material, los interlocutores del proceso y la idea que se buscaba desarrollar; y con la pretensión de conocer y experimentar los distintos medios, formatos, estilos y lenguajes de los que podemos servirnos para producirlos. Finalmente, se exploró herramientas de validación para ponerlos a prueba y ajustar detalles antes de usarlos y hacerlos circular.
Creemos que el entendimiento de la pertinencia "natural" entre una metodología y la perspectiva teórica, permitiría a los investigadores y educadores situarse en las posibilidades de construir verdaderos cambios en la realidad.
7.2. Intercambios dialógicos como base de la investigación social
Con el diálogo como instrumento operativo, pretendimos asimilar, o al menos comprender, las perspectivas y el conocimiento de los otros, sus enfoques y sus puntos de vista; y también, en un esfuerzo conjunto, desarrollar los métodos, las técnicas y los instrumentos conceptuales que faciliten o permitan la construcción de un nuevo espacio intelectual y de una plataforma mental y vivencial compartida.
El principio epistémico de complementariedad subraya la incapacidad humana de agotar la realidad con una sola perspectiva, punto de vista, enfoque, óptica o abordaje, es decir, con un solo intento de captarla.
Esta propuesta metodológica de intercambio dialógico, se sustentó de manera teórico conceptual en la perspectiva de los sistemas socio-ecológicos, que de acuerdo con Laura Rathe, (2017, p. 74), se definen como el conjunto de sistemas complejos y adaptativos en el que distintos elementos culturales, políticos, sociales, económicos, tecnológicos y ecológicos, se encuentran interactuando en múltiples niveles. Por tanto, el énfasis para su comprensión debe estar puesto en las relaciones, interacciones y retroalimentaciones y no en los componentes que los integran.
7.3. La construcción de comunidades de aprendizaje en cuatro fases
Partiendo de la necesidad de dar respuesta a las demandas de la comunidad, expresadas líneas atrás, nos sujetamos de los propósitos fundamentales que el Programa Estrategia País VLIR UOS -como la entidad que sustentó este proyecto en sus inicios-, demanda de la Universidad, en directa relación con las poblaciones vulnerables de intervención, en este caso el municipio de Tiraque. Estos son: la generación de espacios de diálogo con actores sociales, el rescate y la revalorización de los saberes, la promoción de dinámicas de co construcción y en fortalecimiento de la capacidad investigativa, para todos los actores involucrados.
Bajo la misma perspectiva y apoyándonos en la teoría revisada sobre la construcción de comunidades de aprendizaje, sostenemos que dicha elaboración pasa por cuatro diferentes etapas con ciertas características por cada una de ellas; partiendo de una comunidad de práctica en la que se sugiere la identificación de demandas específicas y prácticas de los actores sociales, que les permita resolver problemas de la comunidad a partir de actividades colaborativas del cotidiano vivir.
Posteriormente, estas acciones derivarían, gracias a procesos de interacción social y diálogo, en la constitución de una comunidad de discurso, donde a partir de dinámicas dialógicas, la constitución de una inteligibilidad recíproca, nos aproximamos a un lenguaje común a partir de la escucha activa de diferentes saberes cotidianos.
Así, en la medida en desarrollamos prácticas dialógicas con los actores, fue posible alcanzar un conocimiento consensuado y legitimado entre los involucrados y la posterior consecución de una comunidad de conocimiento, que permitió la construcción de conocimientos en procesos colaborativos de problemáticas y acciones de resolución, además de metodologías pertinentes y consensuadas.
De este modo, pudimos alcanzar las dimensiones del aprendizaje en comunidad, a partir del co conocimiento, la co construcción colaborativa y la respuesta a problemas determinados, en este caso, en el marco de la gestión del agua y la soberanía alimentaria, aplicando la comunicación como herramienta de socialización y divulgación de estos procesos.
7.4. Interacción y construcción colaborativa en la investigación
En cuanto al modelo metodológico y la estructura de las actividades desarrolladas en esta experiencia, los actores pudimos dibujar la hermenéutica de los procesos, situando de manera flexible, a los involucrados y a los recursos en tres espacios de intervención, que permitieron la coordinación coherente, pero flexible de las acciones desarrolladas en el proceso colaborativo.
Coordinación de la red de relaciones -PITSA
A través del desarrollo de actividades colectivas formales e informales, se ha podido consolidar una comunidad de práctica inicial en diferentes niveles/espacios, con la proyección de afianzar comunidades de aprendizaje como plataformas para el fortalecimiento de capacidades investigativas en los diferentes aspectos mencionados, que se estableció en estas tres diferentes redes de relaciones.
Del mismo modo, se pudo establecer rutas didácticas para afianzar la vinculación de las actividades y procesos de interacción e intervención con la currícula y los contenidos de materia.
En el mismo sentido, a partir de esta experiencia se pudo definir competencias, modalidades metodológicas aplicables, vínculos y dinámicas de interacción por cada uno de los niveles y ciclos del plan de estudios, que fueron nombrados a partir de sus acciones prácticas precisas y diferenciadas; además, se pudo plantear la ruta metodológica de la puesta en práctica de ciertas competencias adquiridas por los estudiantes en cada ciclo.
8. Conclusiones y lecciones aprendidas
El aprendizaje servicio fue la experiencia significativa que permitió a este proyecto llevar adelante la práctica de la transversal de interacción social, que implicó el contacto directo e interacción en espacios colaborativos con actores de las comunidades vulnerables de intervención; y a la misma vez, fue el componente actitudinal que permitió el desarrollo de los procesos investigativos co construidos.
Desde la perspectiva de los estudios realizados por diversos autores como Howard (2003, p. 3), Jacoby (1996, p. 5), Martínez-Odría (2005, p. 249) y Puig, Batlle, Bosch, Palos (2007, p. 14), el aprendizaje servicio se componen de tres rasgos esenciales que se tomaron en cuenta a lo largo de la experiencia.
El primer rasgo fue la integración del aprendizaje académico con el servicio comunitario, que se llevó a cabo vinculando las actividades de servicio a la comunidad con los objetivos educativos de las asignaturas mencionadas; y posterior la coordinación con otras carreras y asignaturas. El segundo rasgo define la aplicación de estrategia pedagógica basada en la experiencia. Que se consolidó a partir de la experiencia asociada con el servicio comunitario de colaboración e involucramiento en la elaboración de productos comunicacionales de sensibilización, para la construcción de políticas municipales, desde la experiencia de intercambio de saberes y diálogos interdisciplinares, reuniendo la teoría o andamiajes conceptuales con la práctica activa que produce algo, en un "círculo del aprendizaje experiencial".
El tercer rasgo se refiere al servicio orientado a atender una necesidad real de la comunidad, que se concentró en el esfuerzo de encontrar y atender necesidades genuinas de la comunidad, cuya realización efectiva conlleva una resonancia enriquecedora en todos los niveles, tanto para el entorno social en la comunidad, como a nivel personal en los estudiantes (aprendizaje de los contenidos) y educación en valores, fortaleciendo las competencias actitudinales requeridas para el desarrollo de las prácticas colaborativas.
Se logró reuniones de entrevista y coordinación de actividades con la comunidad de aprendizaje piloto; además de encuentros temáticos (Con base en temáticas/ problemáticas identificadas) y prácticos (Cocina, huertos familiares, remodelación de espacios para la alimentación, transformación de productos alimenticios, planificación de gastos y costos, etc.) referidos a Seguridad y Consumo alimentario.
La temática articuladora (Prueba piloto de la propuesta) para el trabajo de las competencias con los estudiantes, se vincula a la propuesta de investigación del proyecto mencionado; además que promueve la interacción con diferentes actores claves de problemáticas complejas locales que les permiten proyectar la visión a la problemática global.
Por su parte, se logró la aplicación de estrategias participativas concentradas en recuperar saberes, prácticas, experiencias sobre los temas referidos bajo el enfoque de comunidades de práctica, vinculadas a necesidades de conocimiento, intercambio de saberes, que resultan transferibles y útiles.
Estas vías, permitieron a los estudiantes observar, reflexionar y actuar sobre: (1) las coincidencias entre diversas especialidades, ya sea en cuanto a objetivos, tareas y problemas y (2) la necesidad de darle una nueva connotación a los conceptos de frecuente utilización y de asimilar otros nuevos o aparentemente ajenos a su disciplina.
Por su parte, estos procesos que buscan focalizarse en una situación, contexto de la realidad, permite a los participantes dotar de significado al proceso, desterrando las actitudes mecanicistas. Además, exige del estudiante especializase en su propio saber, profundizar sus propios saberes disciplinares para integrarlos en la intervención y transformación de esa situación real del contexto.
La experiencia alimentó un tercer espacio de traducción intercultural y zonas de contacto, que, siguiendo a Viveiros de Castro, citado por Boaventura de Souza Santos, es entendido como el espacio del equívoco. Según él "traducir es situarse en el espacio del equívoco y habitar en él. No es deshacer el equívoco (ya que, para empezar, supondría que este nunca existió), sino precisamente lo contrario" (2009, p. 45). Traducir es enfatizar o potenciar el equívoco, es decir, abrir y ampliar el espacio imaginado para no existir entre las lenguas conceptuales en contacto, un espacio que precisamente el equívoco ocultaba. Así, el error o la ilusión por excelencia nos permitió construir un discurso consensuado y comprensible para todos.
En cuanto a los vínculos, el tercer espacio nos permitió relacionamientos duraderos entre diferentes formas de ser y estar de la gente, como la confianza, la voluntad de saber y aprender, el respeto y el compromiso, que se convirtieron en particularidades en las relaciones entre actores; relaciones son el ingrediente principal que permite la maduración de los procesos democráticos en busca del bien común.
La sensibilización - concientización sobre la Racionalidad ambiental, la Justicia climática y Ciudadanía ambiental, se comenzaron a construir a partir de las formas de interacción y relación de los grupos actores, rompiendo con jerarquías, etnocentrismos, elitismos académicos o meritocráticos; en busca de construir un mismo lenguaje, bajo las premisas de cómo llegar a un discurso común, cómo apropiarse de todas las concepciones y cómo descolonizar el pensamiento.
El análisis y la reflexión, se concentraron en las relaciones, la experiencia de profesionales versus el resto, donde el componente participativo fue, además, motivo de discusiones y aprendizajes de los estudiantes, cuestionándose y desmitificando algunas de sus concepciones iniciales. Así, la comunicación resultó en una práctica que posibilita el cambio social, desde las acciones cotidianas.
Notas:
1 Resumen extendido presentado a la DTI
2 "Comunicación y ciudadanía" del XVI Congreso IBERCOM, Departamento de Comunicación, Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia, 27-29 de noviembre de 2019.
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