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Revista Integra Educativa
versión On-line ISSN 1997-4043
Rev. de Inv. Educ. v.8 n.3 La paz dic. 2015
LOS SENTIDOS DE LA NATURALEZA
Ver y nombrar el mundo
Lenguaje, cosmovisión y naturaleza en los
tojolabales de Chiapas
To watch and name the world
Language, world view and nature on the
Chiapas's Tojobales
Javier Paredes Mallea
Investigador del Instituto Internacional de Integración
jparedes@iiicab.org.bo
Invitado/Invited: 07/09/2015 Aceptado/Accepted: 15/10/2015
Resumen
En el artículo se analiza la relación que existe entre la lengua y la cosmovisión de los mayas tojolabales, a partir del concepto de intersubjetividad. Este concepto sintetiza la concepción tojolabal de la forma que tienen las personas para relacionarse entre sí y con los seres de la naturaleza, las cosas y objetos de la cultura material. También identifica, por otro lado, el tipo de lengua a la que pertenecería el tojolabal.
Palabras clave: Lenguaje, cosmovisión, intersubjetividad y naturaleza.
Abstract
On the article is analized the relation that exist betweeen the language and the world view in the Mayas tojobales, from the concept of intersubjectivity. This concept resumes the tojobal conception of the form that human beings have to relationate among themselves and with the nature beigns, the things and the objects of the material culture. Also identifies, on the other hand, the type of language to which tojolabal is part of.
Key words: Language, world view, intersubjectivity and nature.
Allí donde un humano verá un jaguar sorbiendo la sangre de su
víctima, el jaguar se verá como tomando una cerveza de mandioca
Philippe Descola
Introducción
El 1 de enero de 1994, miles de indígenas tzotziles, tzeltales, tojolabales, mames, zoques y choles, con el rostro cubierto y mal armados, tomaron los municipios pobres de San Cristóbal de las Casas, Ocosingo, Altamirano, Las Margaritas, Oxchuc, Huixtlán y Chanal, al sur de México. La razón que los motivó a iniciar estas acciones fue desarrollar un plan para luchar por trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz (EZLN, 1993). Demandas todas ellas postergadas y no atendidas por los diferentes gobiernos que a su turno pasaron a dirigir el Estado mexicano. Al contrario, las políticas estatales estuvieron cada vez más orientadas a subsumir las formas de organización cultural y social de los indígenas mayas.
Ese mismo día, paradójicamente, se daba inicio al Tratado de Libre Comercio (TLC) entre México, Estados Unidos y Canadá. Con él se abría las puertas a una serie de políticas de carácter económico liberal con consecuencias favorables sólo para las élites de uno y otro país.
Ambos hechos mostraban las contradicciones al interior de México que, como la mayoría de los países de este continente, a la vez que desgarraban a las poblaciones más pobres, llenaban de riqueza a las clases pudientes hasta rayar en la insensatez. Para algunas personas, el TLC fue el camino más pertinente para resolver los problemas de México, para otras la opción que adoptaron los pueblos indígenas para dar respuesta a sus demandas fue la adecuada. La lectura que se hace es de una misma realidad, la mexicana en este caso; sin embargo, la perspectiva de la interpretación es diferente.
Indudablemente el lugar que ocupamos en la estratificación social influye en nuestra percepción de las cosas, pero esta construcción semántica diferenciada no sólo es de carácter social sino también cultural. Vale decir que las personas ven el mundo de una determinada manera a través de las cosmovisiones que poseen. En este artículo analizaremos la variante cultural que participa en la interpretación del mundo, la lengua; por la lengua interpretamos el mundo, lo nombramos, designamos las cosas. Pero nuestro análisis no quedará ahí, veremos cuál es la relación que existe entre lengua, cultura y sociedad. La lengua que utilizaremos como referente para nuestros ejemplos será una lengua maya, el tojolabal, lengua de uno de los pueblos indígenas mayas levantados en Chiapas como parte del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Lengua y visión del mundo de los tojolabales
Todos sabemos que las culturas tienen lenguas con palabras para designar referentes de la realidad. Así por ejemplo, en español para referirnos a la persona adulta de género masculino utilizamos la palabra 'hombre' o su sinónimo 'varón', el equivalente en inglés es 'man'; en francés, 'homme'; en húngaro, 'férfi'; en suajili, 'mtu'; en quechua, 'qhari'. No analizaremos si existe o no una correspondencia plena entre estas palabras y los significados que le asigna cada cultura, es muy probable por ejemplo que haya pequeños matices o grandes diferencias entre lo que significa ser hombre entre los suajilis y ser hombre para los quechuas.
Lo que analizaremos serán las relaciones que los hablantes establecen entre las cosas que nombran. Nuestro referente será una de las lenguas mayas hablada en el sur de México, el tojolabal. Como el lector/a imaginará nuestros conocimientos de esta lengua son nulos, razón por la cual utilizaremos la explicación de Carlos Lenkersdorf, filósofo y lingüista alemán que vivió entre los tojolabales por más de veinte años conociendo y aprendiendo su cultura y su lengua. Lenkersdorf desarrolló en esos años la sensibilidad para comprender la lengua tojolabal, su cultura y su cosmovisión del mundo, para fortuna nuestra reflejada en innumerables publicaciones.
La lengua, más allá de cumplir el rol de la comunicación entre las personas, se constituye en el recipiente de la cosmovisión de un pueblo. Esta afirmación ha sido repetida muchas veces y aceptada sin más otras tantas sin comprender a cabalidad lo que significa. La dificultad en nuestra opinión radica en que la identificación de la cosmovisión en una lengua no se logra visibilizar cuando se estudia una sola lengua, sin someterla a la contrastación y comparación de otra distinta en su estructura o más aun que la lengua a comparar pertenezca a otra familia lingüística. En el caso de Lenkersdorf y la lengua tojolabal, inicialmente él se fue dando cuenta de las diferencias estructurales que existían entre el tojolabal y las lenguas de origen indoeuropeo17 en el proceso de aprender tojolabal.
Un primer y sencillo ejemplo del español inicialmente nos ayudará a comprender su estructura a nivel sintáctico. Una oración recurrente para expresar cariño puede ser 'Yo amo a María', donde 'Yo' es sujeto, 'amo' es el verbo de la acción y 'a María' es el objeto o complemento directo del verbo amar. De ello se deduce que la estructura del español es (Sujeto - verbo - objeto). En algunas lenguas aglutinantes, como el quechua y el aymara, la estructura es diferente (Sujeto - objeto - verbo). Donde el orden puede variar pero los elementos siguen siendo los mismos.
En el caso del tojolabal, los hallazgos encontrados por Lenkersdorf evidencian con claridad inquietante que esta lengua no tiene objeto o complemento, carece de él. La primera pregunta que se nos vendrá a la cabeza será entonces: ¿qué tipo de estructura tiene el tojolabal? Vamos, paso a paso, a analizar algunos ejemplos que nos proporciona Lenkersdorf (2005) para poder comprender cuál es la estructura de esta lengua milenaria. Partiremos de una frase en español para luego ver su correspondiente en tojolabal.
El conocimiento y análisis a profundidad de la lengua tojolabal llevó a Lenkersdorf a la conclusión de que se encontraba ante una lengua cuya estructura era diferente a la de las lenguas indoeuropeas. En la frase analizada en tojolabal, en lugar de un sujeto, un verbo y un objeto, ésta tiene dos sujetos y dos verbos. La traducción más cercana de la frase al español sería 'yo dije, tu escuchaste'. Lenkersdorf acuñará una categoría que permitirá clasificar a este tipo de lenguas en el ámbito lingüístico, las denominará: lenguas intersubjetivas. Es decir lenguas donde no existe objeto gramatical sino sólo sujetos que realizan acciones a partir de los verbos que los describen.
Por otra parte, el ejemplo estudiado es por demás evidente, la lengua es un medio para conocer la cosmovisión de las culturas; no el único, habría que agregar. El carácter de intersubjetividad no sólo será para Lenkersdorf un rasgo característico de la estructura de la lengua tojolabal, sino un rasgo externo a ella, una forma en la que los tojolabales se ven a sí mismos y a los demás. Los tojolabales así como en la gramática, en la vida cotidiana no percibirían objetos, sino sólo sujetos. Es inconcebible para ellos pensar en que las personas y las cosas sean meros objetos, todos tienen la cualidad de ser sujetos. En ese sentido, la cultura tojolabal sería también intersubjetiva, una sociedad de sujetos.
La comunidad de vivos
Ahora bien, si los tojolabales consideran a todos sujetos, la siguiente pregunta es si la categoría de sujetos sólo es aplicable a los humanos o si en cambio entrarían en ella los no humanos, vale decir plantas, animales y otros. El siguiente testimonio de Lenkersdorf (1996), registrado hace pocos años, nos ayudará a comprender el tipo de relación que los tojolabales establecen con la naturaleza.
AI atardecer, un sacerdote llega a una comunidad de la región tojolabal. Algunos hermanos del poblado se dirigen al padre porque quieren confesarse. Piden al cura que se tome algún tiempo, para que escuche la confesión de cada uno de ellos, mujeres y hombres. Al clérigo le gusta la petición. La interpreta como señal de la religiosidad, que ha percibido en la gente de toda la zona. Les indica a los hermanos una hora determinada, antes de la celebración de la misa en la madrugada. Al día siguiente, no ha amanecido aún, viene la gente para confesarse y el padre escucha los pecados que inquietan a los hermanos. Le dicen los delitos que han cometido. El uno chingó18 la lumbre, la otra maltrató los tenamastles19, otra chingó las ollas, otros pegaron el camino, lastimaron los bueyes, maltrataron el ocote20...
Dejando en segundo plano el análisis del tema religioso y otros aspectos derivados de él, el testimonio nos muestra que los tojolabales establecen relaciones con plantas y animales de la naturaleza y con objetos que forman parte de su contexto cultural. Podemos sostener que la relación establecida con no humanos y cosas está ubicada cualitativamente al mismo nivel que las relaciones que se establece con humanos. La idea de pecado fuera del contexto maya descrito, es decir en sociedades y culturas occidentales católicas, se entiende que se concreta cuando se comete una falta contra alguien igual a uno, otra persona, o contra dios, pero nunca contra animales o plantas. Mucho menos es imaginable cometer pecado o faltar el respeto a los objetos o cosas, como a las ollas o cocinas, por ejemplo.
Lenkersdorf se cuestiona el hecho de que este tipo de relaciones con no humanos podría corresponder a la tradición católica y occidental, sostiene que esta forma de ver la naturaleza tiene profundas raíces históricas en la cultura ancestral maya. Para ayudarnos a comprender esto menciona una parte del libro del Popol Vuh, libro prehispánico que describe las antiguas historias de los mayas quiché.
Y esto fue para castigarlos porque no habían pensado en su madre, ni en su padre, el Corazón del Cielo, llamado Huracán. Y por este motivo se oscureció la faz de la tierra y comenzó una lluvia negra, una lluvia de día, una lluvia de noche.
Llegaron entonces los animales pequeños, los animales grandes, y los palos y las piedras les golpearon las caras. Y se pusieron todos a hablar; sus tinajas, sus comales, sus platos, sus ollas, sus perros, sus piedras de moler, todos se levantaron y les golpearon las caras.
- Mucho mal nos hacías; nos comías, y nosotros ahora os morderemos, les dijeron sus perros y sus aves de corral.
Y las piedras de moler:
- Éramos atormentadas por vosotros; cada día, cada día, de noche, al amanecer, todo el tiempo hacían holi, holi, huqui, huqui nuestras caras, a causa de vosotros. Este era el tributo que pagábamos. Pero ahora que habéis dejado de ser hombres probaréis nuestras fuerzas. Moleremos y reduciremos a polvo vuestras carnes, les dijeron sus piedras de moler.
Y he aquí que sus perros hablaron y les dijeron:
- ¿Por qué no nos dabais nuestra comida? Apenas estábamos mirando y ya nos arrojabais de vuestro lado y nos echabais fuera. Siempre teníais listo un palo para pegarnos mientras comíais.
Así como los mayas tojolabales de hoy, los antiguos mayas quiché consideraban a los no humanos como sujetos, como iguales a ellos, que podían hablar, amenazar, quejarse y también rebelarse. Eran sujetos a quienes se les debía respetar y tenerlos como a uno de ellos. Sólo esto puede explicar que los tojolabales den sentido al acto de la confesión, entendiéndola como el medio por el cual puedan disculparse con animales, plantas y cosas, que forman parte de la comunidad de vivos, tan vivos y tan sujetos como cualquier otro tojolabal.
Conclusiones
Por una parte, hemos visto que existe una relación directa entre la estructura de la lengua tojolabal y su cosmovisión, es decir, el carácter intersubjetivo se encuentra tanto en el uso de la lengua como en la forma de comprender las relaciones entre los sujetos. Esto nos llevaría a entender una doble relación entre la lengua y la realidad: a) la realidad, en nuestro caso las relaciones intersubjetivas entre los sujetos, le da forma a la estructura de la lengua; b) la estructura intersubjetiva de la lengua reproduce a su vez la continuidad de la cosmovisión entre los sujetos, orientando su práctica cotidiana. De ello se puede deducir que en la medida que vayan cambiando las condiciones de esa realidad intersubjetiva, por ende esto tendrá sus consecuencias en el habla. Pero, por otro lado, implica que las modificaciones que se susciten en la cosmovisión, tendrían repercusiones no sólo en la lengua sino también en la forma de relacionarnos y de desarrollar nuestras acciones entre los que consideremos sujetos.
Por otra parte, consideramos limitativas las interpretaciones que se han hecho desde una parte de la antropología y otras disciplinas, respecto a las lenguas como a las cosmovisiones de los pueblos indígenas. Pensamos que la asignación del adjetivo 'animistas', a culturas que atribuyen cualidades humanas a los no humanos, debe repensarse; la categoría de 'intersubjetivas', que nos sugiere Lenkersdorf, nos parece un gran avance sobre el tema.
Finalmente, pensamos que una cualidad que se debe aprovechar de la categoría 'intersubjetividad' es la posibilidad de generar un discurso articulador entre aquello que en el mundo occidental, desde Aristóteles hasta el presente, ha sido separado: la naturaleza y la cultura, lo humano y lo no humano. Los mayas y muchos otros pueblos indígenas nos dan pistas de cómo articular una comunidad no sólo entre humanos sino una comunidad mucho más amplia que incluya por supuesto a la naturaleza.
Notas
17 Lenkersdorf tenía como lengua materna el alemán y como segundas lenguas el inglés y el español, entre otras cosas, todas ellas de origen indoeuropeo.
18 En el lenguaje de la región, 'chingar' quiere decir maltratar, causar daño, molestar y cosas por el estilo. (Nota de Carlos Lenkersdorf)
19 Las piedras que son la base del fogón donde se coloca las ollas.
20 Un tipo de árbol de pino.
Bibliografía
Anónimo. "Popol Vuh". En: De la Garza, M. (Comp.) (1992). Literatura maya. Venezuela: Biblioteca Ayacucho.
Descola, P. (2012). Más allá de naturaleza y cultura. Buenos Aires: Amorrortu.
Ejército Zapatista de Liberación Nacional (1993). Primera Declaración de la selva Lacandona. Chiapas.
González Casanova, P. (1998). "La formación de conceptos en los pueblos indios. El caso de Chiapas". Nueva Sociedad, N° 154. México. Disponible en: http://nuso.org/media/articles/downloads/2666_1.pdf
Lenkersdorf, C. (1996). "Padre, te confieso que he pecado, chingué la lumbre". México: Iztapalapa, N°39.
Lenkersdorf, C. (2002). "Aspectos de educación desde la perspectiva maya-tojolabal". México: Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco. Reencuentro, N° 33, mayo, pp. 66-74. Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=34003307
Lenkersdorf, C. (2005). Los hombres verdaderos. Voces y testimonios tojolabales. México: Siglo XXI Editores.