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Ajayu Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología UCBSP
versión On-line ISSN 2077-2161
Ajayu v.1 n.2 La Paz ago. 2003
ARTÍCULO
INVESTIGACIÓN Y PSICOANÁLISIS
RESEARCH AND PSYCHOANALYSIS
Soliz Checa, Delia y Unzueta Nostas, Carla Ingrid(*)
(*) Universidad Católica Boliviana San Pablo
Resumen
El propósito de este trabajo es mostrar relación del psicoanálisis y la ciencia. El psicoanálisis no podría existir sin relación a la ciencia. El Psicoanálisis es considerado una ciencia conjetural y por tanto opuesto a las ciencias exactas o formales, por tanto el procedimiento que se sigue está basado en la conjetura y las inferencias y no así en lo medible y lo cuantificable, sin embargo, la conjetura y la inferencia tienen el rigor científico exigido a toda ciencia.
La investigación en Psicoanálisis implica descubrir y desentrañar los problemas que la clínica presenta, por tanto, el investigar en Psicoanálisis implica articular la práctica con la teoría en el caso por caso.
El “cientificismo freudiano consiste precisamente en el asentimiento brindado al “ideal de ciencia” respecto del cual se juzga la pertenencia o no del psicoanálisis al conjunto de las prácticas agrupables bajo dicho ideal. En cambio, en el caso de la fórmula lacaniana, la relación ya no es a ningún ideal. Respecto a la cuestión de la verdad y lo real, en la ciencia la posición consiste en ordenar los hechos en un campo de verdad o falsedad definido en función de la adecuación a los hechos. En cambio la noción de verdad que importa desde el psicoanálisis no se define a partir de una relación de adecuación de lo simbólico con lo real, sino por esa discordancia que provoca el retorno de lo que quedó forcluido en aquella pretendida adecuación.
Respecto de la clínica en el psicoanálisis las cuestiones técnicas son siempre cuestiones éticas, y esto por una razón muy precisa: porque nos dirigimos al sujeto.
Palabras Claves: psicoanálisis, investigación, ciencia, método clínico.
ABSTRACT
This work purpose is point out the existing relation between psychoanalysis and science. Psychoanalysis could not exist without relation with science, it is considered as a conjectural science and therefore opposite to formal or exact sciences, consequently, proceeding to follow is founded on conjecture and inferences not so in measurable or quantificable facts, nevertheless conjecture and inference have the required strictness to any other science.
Psychoanalysis research involves discover and eviscerate the problems that clinic introduces, therefore, psychoanalysis research involves articulate theory with practice for each case.
Freudian scientific consist precisely in the assent offered to “ideal science” with respect to it is judged the rightness or not psychoanalysis to the whole of practices that can be joined under that ideal. On the other hand, in the case of lacaniana formula, there is not relation to any ideal as concerned to the matter of “true and real “ in science this position consists of an arrangement of facts in field of truthness of falsehood defined according to adequacy of facts. For psychoanalysis the truth idea that matters is not defined from a relation of adequation of symbolic with real but the return of the remaining “forcluido” in that pretended adequacy.
With respect to clinic in psychoanalysis, technical matters are always ethical matters for one very precise reason, we a address to the subject.
Key words: psychoanalysis, research, science, clinic method.
INTRODUCCIÓN
El presente documento plantea el recorrido teórico sobre Investigación y Psicoanálisis; tema que probablemente ha sido poco difundido y tal vez poco desarrollado por los mismos psicoanalistas, sin embargo, hoy por hoy se hace necesario revisar lo planteado tanto por Freud como por Lacan.
Se ha organizado el material del documento en tres capítulos: El primero que da cuenta de los aspectos más generales relacionados con lo que es el planteamiento de las Ciencias Conjeturales y el Psicoanálisis, donde también se abordan temas como el método, la lógica del proceso de investigación, la formulación de preguntas entre otros.
El segundo capítulo tiene que ver con temas que están más vinculados con los conceptos psicoanalíticos, tales como sujeto cartesiano y verdad , En dicho capítulo por tanto hay una mayor referencia a lo enunciado tanto por Freud y mucho más por Lacan, quienes a lo largo de sus obras desarrollaron estos temas.
El tercer capítulo tiene que ver con el método psicoanalítico, pero desde una perspectiva eminentemente clínica, para el desarrollo de este tema, se ha recurrido fundamentalmente al texto de Jacques Alain Miller, titulado “Introducción al método psicoanalítico”, se han planteado en este capítulo, dos temas; uno referido al método analítico como tal y el otro, relacionado con el diagnóstico en psicoanálisis.
Asimismo decimos que este material fue producido por motivaciones e inquietudes particulares, creemos que podrá ser de utilidad a todos aquellos interesados en los temas de ciencia e investigación relacionados con el Psicoanálisis.
PARTE I
LAS CIENCIAS CONJETURALES Y EL PSICOANÁLISIS
1.1 Las Ciencias Conjeturales
¿Es posible una teoría de la investigación en psicoanálisis?, esto supone discernir a qué nos referimos con el término: "investigar".
Es pertinente recurrir a Sherlock Holmes en tanto detective y personaje de ficción. puesto que permite liberar al concepto de investigación del acotamiento y del reduccionismo al que se vio sometido al quedar prisionero de la ciencia moderna es decir, que se puede establecer un contrapunto entre los métodos y conceptualizaciones de Holmes y la posición de Freud como investigador.
Uno de los puntos de mayor interés en Holmes, es el de sistematizar la investigación con su praxis. Cosa que consideramos indispensable, en el campo que es el de nuestro interés, si lo que buscamos es precisar, enriquecer y fortalecer nuestro corpus teórico y, en lo que respecta a nuestra práctica clínica, alcanzar alguna eficacia. En este contexto, creemos que el concepto de investigación sólo mantiene su sentido y su valor si está articulado al acto de investigar, de descubrir, de desentrañar los problemas que la clínica nos presenta día a día en nuestro trabajo.
Retomando el punto de partida, es necesario plantear las llamadas "Ciencias de la subjetividad", o "Ciencias Humanas" o, más genéricamente, "Ciencias Conjeturales" en oposición a las llamadas "Ciencias Exactas" o "Formales" y a las Ciencias Experimentales". Esta oposición se basa en la pretensión de exactitud tanto en los resultados como en la predicción de determinados fenómenos, a través de un método definido, estandarizado, capaz de ser formalizado rigurosamente y de ser contrastado con la experimentación, no sería pasible de ser exigida en el contexto de ciertas prácticas y campos específicos del conocimiento.
¿Qué entendemos por conjetura? una inferencia, un razonamiento o una conclusión extraídos de un conjunto de premisas tomadas, aunque sea provisoriamente como verdaderas. Pero con una pequeña particularidad: que en verdad, de esas mismas premisas, podrían haberse extraído otras conclusiones diferentes a aquella primera, resultando a veces muy difícil justificar la elección de una determinada solución conjetural por sobre las otras. ¿Por qué? Porque ninguna de esas conclusiones de ese modo producidas ha tenido ocasión de ser debidamente probada... A veces se recurrirá al elegir una de ellas, al mayor porcentaje de probabilidad, otras a la mayor pertinencia en relación al marco temático del problema, otras al principio de elegir la solución más simple, otras se orientarán por la estética del edificio conceptual; etc.
Se complejiza la cosa cuando lo que investigamos es el campo de la subjetividad: ¿cómo pedir que lo hagamos "objetivo"? Es así que surge otra denominación: las Ciencias Humanas, que abarcarían todas las disciplinas y prácticas que tienen como "objeto" al ser humano y sus producciones. Lacan en un momento intenta una agrupación para dichas prácticas bajo el nombre de Ciencias de la Subjetividad. Esto se le ocurre a partir, de los avances de la lingüística y de las investigaciones antropológicas de Levi-Strauss.
Lacan en "Función y campo..." sugiere que estas ciencias de la subjetividad pueden alinearse bajo el nombre de Ciencias Conjeturales, planteando además que, ya no sería aceptable la oposición que se hacía entre éstas y las llamadas Ciencias Exactas, "...pues la exactitud se distingue de la verdad, y la conjetura no excluye el rigor".
No obstante, ya por aquella época, Lacan parecía sostener cierta apuesta a que la matemática pudiera aportar algo de valor para el psicoanálisis, pensando por ejemplo que ella "... puede simbolizar otro tiempo, principalmente el tiempo ínter subjetivo que estructura la acción humana, del cual la teoría de los juegos, llamada tambien estrategia, que valdría más llamar estocástica, comienza a entregarnos las fórmulas (…)
Su tendencia a la formalización se acentúa en la medida que avanza su enseñanza; aunque debe señalarse que, paradójicamente, todo el esfuerzo de Lacan por formalizar aquellos conceptos esenciales al psicoanálisis, así como su topología y su dinámica, aparece sin embargo chocando de manera irreconciliable con su postulación acerca de la imposibilidad del sujeto y del psicoanalista, para alcanzar algún Saber acerca de la satisfacción de la sexualidad, a partir del hecho de que "no hay relación sexual".
La posición de Freud, resulta mucho más clara: "En el psicoanálisis existió desde el comienzo un nexo inseparable entre curar e investigar… El conocimiento aportaba el éxito, y no era posible tratar sin enterarse de algo nuevo, ni se ganaba un esclarecimiento sin vivenciar su benéfico efecto. Nuestro procedimiento analítico es el único en que se conserva esta conjunción. Aquellos conocimientos que se haya logrado adquirir en el camino de un análisis, se encontrarán transformados en poder terapéutico" [1]
Hay aquí una idea muy pragmática en Freud, él ubica ese nexo inseparable entre curar e investigar, enuncia una tesis importante: el psicoanálisis sería la única disciplina en la cual la ejecución de su práctica cotidiana implica simultáneamente una acción de investigación.
El método
Para poder hablar sobre el método, vamos a partir de la aproximación al "pensamiento" y a la "enseñanza" de Sherlock Holmes. Existen importantes analogías entre Freud y Holmes, entre el trabajo de investigación del detective ante el acto criminal, o a partir de aquello que de él nos queda, es decir, la escena del crimen-, y la posición del analista en la dirección de la cura, tanto en la interpretación y en las construcciones que tendrán lugar en el transcurso de cada tratamiento analítico, como en todo lo que se pone en juego para que su intervención alcance alguna eficacia.
En lo que nos toca en tanto analistas, el concepto de investigación sólo mantiene su sentido y su valor si está articulado al acto de investigar, es decir, de descubrir, de desentrañar los problemas que la clínica nos presenta día a día en nuestro trabajo.
Investigacion y método en Sherlock Holmes
Plantearemos cuestiones esenciales a la metodología de la investigación, y que se ha dado en llamar: "La ciencia de la deducción y del análisis en Sherlock Holmes" que consiste en situar con la mayor precisión sus principales coordenadas, que podrían ordenarse según las "cualidades" que él consideraba esenciales para el investigador: 1. Los conocimientos; 2. La capacidad de observación; 3. La capacidad de deducción y análisis. Sumando a estas, una cuarta: el saber-hacer; que es precisamente la que nos permitirá articular y orientar todas las demás.
La lógica en el proceso de investigación
Para apuntar a la conexión entre teoría y praxis, es necesario considerar a Charles Sanders Peirce, como el padre del pragmatismo:. Su obra es un monumental esfuerzo por integrar, desde el punto de vista de la práctica científica, elementos provenientes de la lógica, la semiótica y la filosofía, e imbricar de este modo las distintas ramas de las ciencias en la búsqueda de sus fundamentos.
La lógica de Peirce
La lógica, para él, es la ciencia formal de las condiciones de verdad de las representaciones. Para él, uno de los dos objetivos fundamentales de la lógica debería ser «extraer toda la posible y esperable uberty» —o valor de productividad— de los tres tipos canónicos de razonamiento, a saber: deducción, inducción y abducción o retroducción. Sobre este último término, abducción, Peirce lo denominará alternativamente retroducción o inferencia hipotética.
El cálculo y el análisis en la investigación
Respecto de investigar, lo haremos a través de Chevallier Auguste Dupin -detective creado por Edgar Alan Poe. A través de su personaje Poe nos propone un método de investigación para la resolución de tres crímenes diferentes a través de un procedimiento al que denomina «raciocinar,» y que sitúa en el rango de un «método analítico.».
Poe nos enfrenta con algo que alimenta cierta polémica que en el campo de la filosofía y la lógica estallaría casi un siglo más tarde con la controvertida afirmación de Wittgestein respecto de que «...todas las verdades lógicas son tautológicas...».
La noción de cálculo aplicado a un trabajo de pensamiento nos permite ubicar a Poe en relación a Boole, Russel, Frege y Wittgestein, en tanto propone cierto cruce entre la lógica y las matemáticas.
Volviendo a la cuestión del análisis, podemos pensarlo también como aquello que permite avanzar «...en asuntos que superan la pura regla, donde se demuestra la habilidad del analista..,» análisis que si bien implica un cálculo, va más allá del puro cálculo, ya que éste, en tanto se trata de realizar operaciones inductivas y deductivas no es por sí solo analizar. Con el cálculo solo no alcanza, nos dice Poe, para ello el autor requerirá de un cálculo que deberá resolver en forma matemática.
En su trilogía, Poe advierte acerca de las dificultades que presenta la explicitación del método analítico, cuando dice: «...Las facultades mentales que suelen llamarse analíticas [...] son en si mismas poco susceptibles de análisis y solo las apreciamos en sus resultados...»
A través de Dupin, Poe sostendrá una dura crítica a las pretensiones de los matemáticos, a la vez lo hará desplegar detalladamente los argumentos en los que se asienta su postura, trazando una particular relación entre lo que llama «el razonamiento lógico abstracto y el razonamiento matemático.» .
Intentaremos, articular lo formulado por Poe con el descubrimiento de Freud. Así como Dupin desde su cómodo sillón puede arribar a la resolución del misterio y a la producción de un conocimiento nuevo por vía del análisis lógico abstracto proposicional de la información obtenida a través de la palabra escrita sostenida por el discurso de testigos y periodistas, el psicoanalista avanza en su trabajo mediante la escucha y el análisis del discurso de aquel que habla.
Freud y Dupin coinciden en que teorizar antes de poseer datos suficientes es un error que lleva a la distorsión de los hechos y las teorías. Sostiene que hay que observar las minucias, los detalles únicos e inusuales. De igual modo el analista retroactivamente puede rehacer el crimen al que el sujeto le debe su existencia.
Los paradigmas científicos
«La ciencia es una categoría moderna, no antigua, con relación a los orígenes de la ciencia, uno de los planteos más difundidos es el que considera como precursores de la moderna ciencia, a todos los descubrimientos y avances tecnológicos del hombre prehistórico y antiguo
Ya que la ciencia surgiría como resultado de la organización estatal de la sociedad, «la cuestión de qué sea el método científico no queda satisfactoriamente despejada mientras no se reconstruye el proceso por el cual el conocimiento humano comenzó a ser organizado según la idea de la cientificidad». Esto permite diferenciar cuatro períodos, desde «un tiempo en que el conocimiento humano no conocía el paradigma de las Ciencias Positivas (episteme) como forma de organización y validación. La magia, los mitos, la poesía, la religión dominaban ampliamente toda la extensión de los contenidos de la conciencia humana», pasando por el momento actual del monopolio del paradigma cientificista, y postulando que llegará otra etapa histórica en que se pasará a « la superación del conocimiento científico: a su transformación en otra forma de organización del saber humano».
Ginzburg, plantea que lo importante es situar en la medicina hipocrática la prevalencia de un paradigma científico –el indiciario- que a pesar de todo siguió sosteniéndose de diversas formas en nuestra cultura hasta que llegó lo que él denomina «una cesura decisiva»: momento determinado por la aparición de un nuevo paradigma científico basado en la física de Galileo (1564-1642) - el cual, además, ha resultado más duradero que ella misma:
«Aunque la física moderna encuentre difícil definirse a sí misma como galileana (lo cual no significa que haya renegado de Galileo), la importancia de éste para la ciencia en general, tanto desde una perspectiva epistemológica como desde una perspectiva simbólica, permanece inalterada…».
Aquí es preciso situar que, evidentemente, ninguna de las disciplinas que hemos llamado indiciarias - ni siquiera la medicina- cumpliría los requisitos exigidos por los criterios de inferencia científica esenciales en el paradigma de Galileo. ¿Por qué? Porque todas estas disciplinas - tal como señala Ginzburg- «…tenían por objeto, ante todo, lo cualitativo, el caso o situación o documento individuales en cuanto individuales».
Entonces, volvemos a aquello que situáramos al comienzo bajo la denominación de las «ciencias conjeturales», y que surge como oposición al paradigma de la física moderna; la cual, si bien supera - como decíamos- a la física de Galileo, no se va a apartar de sus cánones básicos: la tendencia a priorizar lo general, incluso a veces descartar las características individuales para sólo localizar lo que se repite como general, lo cuantitativo, lo repetible, lo medible; el estudio de lo típico, en oposición de lo excepcional.
El paradigma indiciario, a su vez, se fue ramificando en distintas disciplinas. Podemos observarlo, por ejemplo, en el arte de los Bibliotecarios del Vaticano para lograr descubrir de qué fecha databan ciertos manuscritos del griego o del latín, reconocer su autenticidad o localizar - o conjeturar- a qué autor pertenecía cada texto.
Siguiendo las pistas del Paradigma Indiciario halladas y transmitidas por Ginzburg, llegamos a un médico. Se trata de Giovanni Morelli, quien entre 1874 y 1876 publica un tratado con el que se hace famoso: «un nuevo método para la atribución correcta de las pinturas de los viejos maestros».Lo que él propone, entonces, es que hay que abandonar la tendencia habitual a privilegiar las características más obvias de una pintura, ya que éstas son las más fáciles de imitar. Habrá que concentrarse en cambio en los detalles menores, especialmente en los menos ligados al estilo típico de la escuela del pintor.
La influencia de Morelli sobre Freud sería explicitada por éste último en 1914, en su trabajo sobre El Moisés de Miguel Ángel.Es de destacar que el encuentro de Freud con las ideas de Morelli se sitúa en la prehistoria del psicoanálisis, y su importancia radica en el hecho de descubrir un método interpretativo que se basaba en la considerar a los detalles marginales e irrelevantes —que hasta entonces todo el mundo consideraba triviales y carentes de importancia— como indicios reveladores.
Se marca entonces una coincidencia entre Morelli, Holmes y Freud respecto de que son precisamente los más descuidados detalles los que encierran la clave para acceder a una realidad más profunda que, de lo contrario, sería inabordable. Para Morelli serían ciertos rasgos pictóricos; para Holmes, serán las pistas e indicios involuntariamente imprimidos por el «autor» en la escena del crimen; y para Freud, serán los síntomas neuróticos, los actos fallidos, los sueños y, en términos generales, todo aquello que pasaría a designarse como «las formaciones del inconsciente».
En relación a los paradigmas que venimos siguiendo se va a ir delineando, al acercarnos a nuestros días, el siguiente contrapunto: Mientras que la ciencia de inspiración galileana buscará perfeccionar cada vez más los métodos de comunicación y de medición, el problema que permanece abierto para las ciencias indiciarias radica en la dificultad de una axiomatización y transmisión de su método, por ejemplo en términos de una descripción, de un catálogo, o de un manual. Lo cual mantiene abierta la discusión sobre sus fundamentos y su legitimidad científica: por un lado, los «saberes» desarrollados por las disciplinas indiciarias resultaban ser más ricos que lo escrito sobre el mismo tema por cualquier autoridad «oficial». Es decir, determinadas cosas no se aprendían en los libros, sino de oídas, en la práctica, observando hacer al que sabe.
Ginzburg señala, que entre los siglos XVIII y XIX, con la aparición de las «ciencias humanas», la constelación de las disciplinas indiciarias sufre un cambio y un reagrupamiento. El psicoanálisis también sería para él subsidiario de este paradigma, ya que se basa en la hipótesis de que cosas aparentemente insignificantes pueden revelar fenómenos profundos y significativos.
La formulación de Lacan respecto a la escisión entre saber y verdad permite aprehender la legitimidad de este postulado, puesto que ha sido el fundamento de las ciencias conjeturales: allí donde saber y verdad no pueden unirse va a hacer falta, necesariamente, una ciencia conjetural. Veamos por ejemplo cuál es el estatuto del síntoma. El síntoma irrumpe en un saber como algo que él mismo no puede explicar; el síntoma como un agujero en el saber, que abre por otra parte la posibilidad de que surja una verdad; verdad que, hasta ese momento, ese mismo saber venía obturando. Podemos retomar aquella frase de Lacan, cuando señala que «…la exactitud se distingue de la verdad, y la conjetura, no excluye el rigor…» Frase que nos alienta entonces a, por un lado, situar y precisar las coordenadas y el particular estatuto de la verdad con que nosotros - psicoanalistas – trabajamos; y por el otro, a poder plantear, formalizar y argumentar con el rigor debido las conjeturas que utilizamos.
PARTE II
EL PSICOANÁLISIS Y SU RELACIÓN CON LA CIENCIA
2. 1. Algunas reflexiones sobre cultura, ciencia, ética y psicoanálisis
Vivimos en un mundo donde es paradójico que, a medida que la ciencia avanza y trae como resultado nuevas tecnologías que hacen más cómoda la vida, ésta se llena de problemas que van desde lo ético hasta lo ambiental. A esto Freud lo denominó malestar en la civilización. Ese malestar surge desde el momento en que el hombre, para poder fundar la cultura, debió resignar, por medio de una prohibición, todos sus impulsos y pasiones más primitivas –canibalismo, incesto y asesinato-.
La cultura humana se funda en el momento en que se instaura una ley que sirve para regular las relaciones entre los hombres. Aceptar esa ley implica renunciar a la satisfacción de esas pasiones y deseos. Todo esto se ve claramente en el aprendizaje por el que pasa un niño para llegar a ser un sujeto civilizado: debe renunciar a sus impulsos y respetar las reglas que lo norman y le permiten desenvolverse en sociedad. El malestar es el precio que se paga por el sometimiento a las exigencias de la civilización, la cual impone su cuota de sacrificio sobretodo a la sexualidad y a la agresividad de los seres humanos; de ahí que la presencia de los otros se haga hostil y difícil de soportar.
Lo que Freud no imaginó fue que ese malestar producido por la culturización, se llegara a multiplicar por el hecho de que la civilización incluyera en ella el progreso de la ciencia y sus efectos. Desde su aparición, la ciencia desencadenó un desarrollo acelerado de tecnología, con lo que se llegó a pensar que iba en la vía de mejorar considerablemente la vida de los seres humanos, pero sus efectos muestran en muchos aspectos un empeoramiento de dicho malestar: el consumo de drogas lícitas e ilícitas no cede; las expresiones de violencia son cada vez más acentuadas; el racismo, el regionalismo, los conflictos étnicos y religiosos estallan por todos los rincones del planeta; el terrorismo y las guerras que se están viendo aparecer en diferentes puntos del planeta son pan de cada día ya. El hombre, forjador de la cultura, se convierte así en su principal enemigo: él ha construido una civilización que puede destruir en cualquier momento.
¿Existe acaso una relación directa entre el progreso científico y el actual malestar social?.
El discurso de la ciencia, discurso que hoy orienta a la humanidad toda, es un discurso de reciente nacimiento –siglo XVII-. En el momento en que se utilizó una fórmula para expresar un fenómeno que permanecía inexplicado, surgió la ciencia con todas sus consecuencias. Con la llegada de cada nueva fórmula matemática, de cada explicación científica, el universo dejó de ser mágico y dejó de pertenecer a los dioses para convertirse en ecuaciones que pasaron a gobernar el destino de los hombres.
Con el discurso de la ciencia se produce algo sorprendente, y es la operatividad y eficacia que llegan a tener esas fórmulas matemáticas sobre el mundo físico real. Por eso cuando se dice discurso de la ciencia, se habla de ese discurso que ha logrado con una ecuación, capturar, enmarcar, formular un saber en el orden de lo real.
Llama la atención que a medida que se ha desplegado este progreso científico, nuestro mundo ha sido inundado por objetos que se acumulan como desechos en espacios que se denominan basureros. Es un hecho que la transformación de lo real siempre produce un resto, un objeto de desecho.
En la constitución del ser humano como sujeto civilizado, también produce un resto, algo que se pierde irremediablemente en ese paso a la civilidad. Dicha pérdida está representada por la renuncia a la satisfacción de los impulsos sexuales y agresivos. Esta pérdida de satisfacción tendrá enormes consecuencias en la conformación del sujeto, en la estructuración del deseo y en la manera como se la va a pasar en la vida buscando pequeñas compensaciones, en un intento por repasar esa pérdida de satisfacción provocada por su ingreso a la cultura.
2.2. El sujeto de la ciencia
El progreso científico entonces no deja de tener efectos concretos en la posición del sujeto en el mundo. Pero ¿de qué sujeto se está hablando? Se habla del sujeto que la ciencia en su método sistemáticamente desconoce, debido a su interés por las cosas objetivas –la ciencia pone poco o ningún interés en la posición subjetiva de los seres humanos en el mundo-; se habla del sujeto que padece las consecuencias de ese saber aún cuando es él el que hace ciencia. Se trata del sujeto que renuncia en el momento de su ingreso a la cultura, a sus pasiones más primitivas y que día a día se las tiene que ver con el malestar producido por dicha renuncia. En fin, estamos hablando del sujeto que sufre, o si se quiere, del sujeto del inconsciente, en tanto que el sujeto es inconsciente de la causa de sus sufrimiento.
De este sujeto la ciencia no se ocupa, lo excluye de su discurso; se ocupa sí de su organismo: busca mantener vivo dicho organismo e inclusive, en ocasiones, mantenerlo vivo a pesar de las consecuencias que esto pueda tener sobre él. De este sujeto y de su subjetividad, con su particular manera de hacerse a un sufrimiento, es de lo que se ocupa el psicoanálisis.
Frente al malestar creado por la civilización se proponen diferentes y variadas respuestas, las cuales van desde las más esotéricas hasta las más técnicas, pasando por todo tipo de terapias. Todas ellas brindan una respuesta al sufrimiento humano. Básicamente estas respuestas se pueden reunir bajo tres modalidades: las de tipo esotérico o mágico, las que da la religión y las que se enmarcan dentro del mismo discurso científico.
¿Es casual que, en medio de tanto progreso científico, haya hoy por hoy una proliferación de discursos esotéricos, religiosos y muchos otros que se denominan terapéuticos?. Progreso y malestar son los dos nombres de la civilización moderna en todos sus ámbitos. El psicoanálisis no es más que una entre todas las respuestas a ese malestar, pero habría que aclarar que la respuesta del psicoanálisis al sufrimiento no es una respuesta ni religiosa, ni técnica. La respuesta del psicoanálisis al malestar producido por la civilización, es una respuesta ética.
¿Qué significa esto? Primero, que no se trata de una respuesta técnica. La ética es algo que se opone a cualquier procedimiento técnico y por eso se dice que el psicoanálisis no es una terapéutica como otras que si recurren a procedimientos técnicos para tratar el sufrimiento. Segundo, como se trata de una respuesta ética, apunta al deseo y a la verdad que contiene cada sujeto. El psicoanálisis se ocupa de interrogar la verdad del sufrimiento de cada sujeto, su causa, el por qué un sujeto se hace a un sufrimiento particular y se sostiene en él. Esa verdad que contiene cada sujeto es un saber no sabido por él: un saber inconsciente.
Ahora bien, ese sufrimiento es particular a cada sujeto, por eso la verdad del sufrimiento que el psicoanálisis interroga, es una verdad singular. Es una verdad que el psicoanálisis propone a cada sujeto descubrir con otro, que es el psicoanalista, a partir del momento en que se decida a hacerlo. No se trata para nada de una verdad universal, sino de una verdad que concierne a cada sujeto, a uno por uno. Lo que precisamente le interesa al psicoanálisis es el malestar del ser humano en una civilización que no le asegura el logro de la felicidad.
Ya se vio aquí cómo a la ciencia no le interesa la singularidad de los sujetos por su búsqueda de objetividad y de generalidad. La manera de sufrir hace parte de esa singularidad de cada cual. Los efectos de la ciencia van más bien en la vía de la universalización, en la vía de hacer a todos los sujetos iguales, reduciendo las singularidades.
La universalización se ve cada día en el hecho de que todos los seres humanos adquieran los mismos productos de consumo, ven la misma televisión, estudian las mismas cosas, hacen uso de la misma tecnología, etc. Eso tiene como efecto el borramiento de las singularidades y eso mismo hace que dichas singularidades protesten, se reivindiquen, busquen la manera de existir, de hacerse un lugar propio dentro del mundo de lo universal. Esto es lo que se ve aparecer en los fenómenos sociales que acompañan la vida moderna, como por ejemplo, los regionalismos, nacionalismos, sectarismos, fanatismos, con toda la carga de agresión, guerra y terrorismo que ellos conllevan.
Algunas concepciones de la ética proponen establecer un código moral que gobierne la conducta del Hombre. A la ética se la llama ciencia de lo moral, arte de dirigir la conducta. Es una palabra que proviene del griego ethos y se traduce habitualmente como carácter. La ética hace parte de la producción cultural de una sociedad y busca la regulación de los vínculos recíprocos entre los seres humanos, lo que la convierte en una más de las exigencias de la cultura.
Freud concibió a la ética como un remedio, como un ensayo terapéutico, como un manera de alcanzar lo que todo el resto del trabajo cultural no habría conseguido: el control de la inclinación de los seres humanos a agredirse unos a otros. Hay que tener en cuenta que esta concepción de la ética implica una doctrina de valores, pero la ética del psicoanálisis es una ética que suspende todo juicio de valor. Esto significa que el psicoanálisis no es una ética para todos, sino que se trata de una ética relativa al psicoanálisis. Toda ética no es sino relativa a cada discurso; la ética del psicoanálisis es sólo una más entre muchas otras y por eso en el mundo existen, no una, sino varias éticas.
La ética del psicoanálisis no es de aplicación universal; el psicoanálisis no es para nada un directorio de conciencia o de conductas para la vida. Se trata, de una ética el deseo. La ética del psicoanálisis es una ética del deseo y no una ética de la satisfacción en el sufrimiento.
El psicoanálisis lleva al sujeto a enfrentarse con la verdad de su deseo – que puede ser un deseo de sufrir- lo que no significa una liberación del deseo. Se trata más bien de una ética que busca hacer responsable al sujeto de su sufrimiento y de su deseo. Es una ética que le permite a él como sujeto ocupar el lugar donde se satisface en el sufrimiento; ocupar el lugar donde sin saber muy bien cómo ni por qué, se garantiza un sufrimiento.
Esto tiene como consecuencia una subversión del sujeto, o sea un cambio de su posición subjetiva, un cambio en la manera como él ve el mundo, de tal manera que el sujeto renace como aquel que sabe la causa de su deseo y de su sufrimiento. Y por lo tanto, un sujeto responsable de su posición.
La ética del psicoanálisis también hace referencia a la responsabilidad que los psicoanalistas tienen, uno por uno, de la presencia del inconsciente en la cultura. Por eso el psicoanálisis tiene como nueva tarea dar respuesta al malestar de la civilización.
2.3. La teoría de la ciencia en Freud y en Lacan
El psicoanálisis no podría existir sin relación a la ciencia. Sin embargo la relación entre el psicoanálisis y la ciencia no se plantea en los clásicos términos de si el psicoanálisis es o no una ciencia.
Estos serían los términos en que dicha relación se planteaba para Freud. El “cientificismo freudiano consiste precisamente en el asentimiento brindado al “ideal de ciencia” respecto del cual se juzga la pertenencia o no del psicoanálisis al conjunto de las prácticas agrupables bajo dicho ideal.
En cambio, en el caso de la fórmula lacaniana, la relación ya no es a ningún ideal.
Del psicoanálisis solo se define el objeto de su praxis especificándose que el mismo es tributario de la existencia de un modo específico de ciencia al cual se asocia una determinada subjetividad.
La ciencia ya no es un punto ideal “exterior” al psicoanálisis sino que ella estructura de manera “interna” la materia misma de su objeto. Una característica a subrayar de la teoría lacaniana de la ciencia será aquella que permita entender porque la ciencia es esencial para la existencia del psicoanálisis, en forma interna, y no como un ideal exterior.
El punto entonces no es demostrar que el psicoanálisis es científico, sino analizar las relaciones que el mismo mantiene con la ciencia.
2.4. La verdad y lo real
En la ciencia la posición consiste en ordenar los hechos en un campo de verdad o falsedad definido en función de la adecuación a los hechos.
El psicoanálisis y su misma constitución, no son sino el resultado, por la negativa, del desarrollo de la ciencia moderna y de la extensión de la misma, como modo de aprehender lo real, a todos los ámbitos de la vida de los seres humanos.
Se comprenderá entonces que la noción de real, en psicoanálisis, no es la misma que en ciencia. Todos los desarrollos del psicoanálisis están dedicados al problema de formalizar y permitir la transmisión de un cierto saber sobre este tipo de problemas, sobre esta práctica que es siempre de lo particular, pues opera precisamente, sobre lo que se presenta siempre como un más allá de todo saber científico.
El sujeto no es algo cerrado, sino una abertura. La noción de verdad que importa no se define a partir de una relación de adecuación de lo simbólico con lo real, sino por esa discordancia que provoca el retorno de lo que quedó forcluido en aquella pretendida adecuación.
2.5. Epistemología del psicoanálisis
Podemos hacer una distinción entre epistemología de Freud, epistemología freudiana y epistemología del psicoanálisis.
La epistemología de Freud implicaría acercarse críticamente a sus referentes epistémicos, analizar lo que han sido sus modelos, sus maestros, su plataforma epistemológica, etc. Todo lo que constituiría su “identidad epistémica”.
La epistemología freudiana, es el nivel en el que Freud más allá de lo que pensaba estar haciendo (continuando las líneas de sus maestros), estaba fundando una nueva concepción epistemológica. Esta, que él produjo, conlleva un modo sui generis de pensar la relación sujeto – objeto.
Freud fue construyendo el psicoanálisis a través del pasaje por un registro central, que fue el “encuentro” con su propio inconsciente. Las grandes producciones de Freud, así como sus conceptualizaciones originales, pasaron previamente por “descubrimientos” sobre sí mismo, en relación a ese “saber inconsciente”, en permanente interacción con el registro de la teorización y el plano de la clínica con sus pacientes.
Desde luego, no estamos ante un proceso lineal de causa – efecto, sino ante la acción conjunta de tres planos, los que siempre están en juego en la formación de todo psicoanalista, que se interfecundaron en Freud a modo de una compleja teoría de la causalidad: la clínica, en la que trabajaba, la teoría que iba construyendo, y los descubrimientos efectuados en sí mismo, como “conquistador” de su propio inconsciente.
Así entonces la particularidad de la epistemología freudiana es la que resulta imposible separar al “objeto de conocimiento” del “sujeto cognoscente”. Ya no se trata entonces de intentar eliminar toda la “subjetividad” del investigador (que se supone podría distorsionar la “objetividad”de la ciencia), sino de incorporarla en una nueva “forma de cientificidad”.
Freud produjo una revolución epistemológica al mostrar que el sujeto cognoscente mismo está profundamente escindido, y que solo la comprensión de la dimensión inconsciente presente en él nos permitirá entender el proceso de conocimiento mismo.
La epistemología del psicoanálisis implica poder dar cuenta teórica de la “creación de conocimientos” en dos grandes campos: por un lado el discurso teórico, vale decir, el plano conceptual de la Teoría Psicoanalítica; y por otro lado, el discurso clínico; es decir el plano de la misma Clínica Psicoanalítica, en ella también se crea conocimiento. Y nuestro trabajo de escucha de la singularidad de un paciente nunca debe ser obturado por la generalidad del discurso teórico. Se trata de “reinventar” toda la teoría con cada uno de nuestros pacientes, y no de “practicar teorías” con ellos.
La especificidad del psicoanálisis es la problemática de la “subjetividad”. Se trata del nivel que la ciencia ha pretendido siempre excluir.
PARTE III
EL MÉTODO CLÍNICO
3.1. Introducción a un discurso del método psicoanalítico.
Hemos hablado de la ética del psicoanálisis, ahora tocaremos la vertiente de la técnica, del qué hacer. En el psicoanálisis las cuestiones técnicas son siempre cuestiones éticas, y esto por una razón muy precisa: porque nos dirigimos al sujeto. La categoría del sujeto no es una categoría técnica. La categoría el sujeto, como tal, no puede ser colocada sino en la dimensión ética. No hay maneras lacanianas de hacer análisis que podrían importarse de prácticas que tienen como perspectiva al ego. No hay “modo” lacaniano de hacer análisis.
Efectivamente, no tenemos, en la orientación lacaniana, patrones. Pero debemos indicar que, si en la práctica no tenemos patrones, tenemos principios. Y es necesario tratar de formalizar esos principios.
3.2. Avaluación Clínica
a. Entrevistas Preliminares y Diagnóstico
Intentaremos presentar cómo recibimos a un paciente. La primera avaluación es hecha por el paciente, es él el que primero avala su síntoma. Él llega al analista en la posición de hacer una demanda basada en una auto-avaluación de sus síntomas, y pide un aval del analista sobre esa auto-avaluación. Decimos que el acto analítico ya está presente en esa demanda de avalar, en el acto de autorizar la auto-avaluación de alguien que quiere ser un paciente. Esta cuestión aparece en el inicio de cada experiencia analítica, a partir del primer encuentro, hasta de la primera llamada telefónica. Aceptarlo o rechazarlo ya es un acto analítico.
La práctica de las entrevistas preliminares no tienen sentido alguno fuera de este contexto. Las entrevistas preliminares son un medio que permite realizar un diagnóstico preliminar en relación a la estructura clínica de un paciente. Por tanto, el analista debe ser capaz de concluir, de una manera previa, respecto de la estructura clínica de la persona que viene a consultarlo, debe poder diferenciar si se trata de una neurosis, psicosis o perversión.
Este psicodiagnóstico suele complicarse, porque no siempre resulta fácil distinguir entre una neurosis y una psicosis, principalmente cuando esta última no esta desencadenada, de ahí que muchas veces se diga que se debe recusar la demanda de análisis de un paciente prepsicótico, y si la acepta, el analista debería tener un saber extenso y profunda en torno a la psicosis.
Para el diagnóstico diferencial de la psicosis es importante buscar los llamados fenómenos elementales, los cuales podrían estar antes del desencadenamiento de una psicosis, por tanto, la búsqueda no solamente es en el presente, sino que también es necesario rastrear en el pasado.
Estos fenómenos elementales podrían ser agrupados en fenómenos de automatismo mental, fenómenos relacionados con el cuerpo y fenómenos que conciernen al sentido y a la verdad.
Así también en relación a las variantes de la neurosis: histeria y obsesión, suelen presentarse dificultades en la distinción con la psicosis.
El diagnóstico en la experiencia analítica tiene que ver con la posición que el paciente asume en relación a su problemática, en este sentido la cuestión de derecho es esencial mucho más que la cuestión de los hechos. El sujeto en la clínica es entonces un sujeto de derecho, de ahí que sea importante ingresar con el paciente en una dimensión que tiene que ver con el plano de la enunciación.
Como principio del método es importante distinguir el enunciado de la enunciación, además del dicho y del decir, puesto que una cosa es el dicho como hecho y otra lo que el sujeto hace de lo que dice, por tanto, no existe una frase, un discurso, una conversación que no conlleve la posición del sujeto, respecto de lo que dice.
Por otro lado, no hay cadena significante donde no se plantee la cuestión del sujeto, quién habla y desde que posición habla.
Un otro aspecto importante es que en el análisis no se trata de participar emocionalmente de las situaciones afectivas del paciente demostrando comprensión, sin embargo, es necesario evaluar el estado del paciente.
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