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Ajayu Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología UCBSP

versión On-line ISSN 2077-2161

Ajayu vol.13 no.2 La Paz ago. 2015

 

ARTÍCULO ORIGINAL

 

RESISTIENDO LA EXCLUSIÓN: EL SIGNIFICADO DEL USO DE INHALANTES EN DIFERENTES CONTEXTOS EN JÓVENES EN SITUACIÓN DE CALLE DE LA CIUDAD DE LA PAZ

 

RESISTING EXCLUSION: MEANING OF INHALANT USE IN DIFFERENT CONTEXTS ON YOUNGSTERS IN STREET SITUATION IN THE CITY OF LA PAZ

 

RESISTINDO À EXCLUSÃO: SIGNIFICADO DO USO DE INALANTES EM DIFERENTES CONTEXTOS DA JUVENTUDE EM SITUAÇÃO DA RUA DA CIDADE DE LA PAZ

 

 

Marcela Losantosab* , Isabel Berckmansab, Steffi Pietersb, Jorge Dómica y Gerrit Lootsab

a. UNIVERSIDAD CATÓLICA BOLIVIANA “SAN PABLO”
b. VRIJE UNIVERSITEIT BRUSEL

 

 


RESUMEN

El objetivo de esta investigación es informar acerca de los significados que los jóvenes en situación de calle asignan al uso de inhalantes en la ciudad de La Paz – Bolivia. El estudio se basa en dos fuentes: material visual y escrito producido en talleres creativos y los diálogos subsecuentes con los participantes. A través de una metodología narrativa con enfoque socio-construccionista, los resultados preliminares fueron presentados y discutidos con los participantes para profundizar en la construcción del significado del uso de inhalantes. Encontramos que estos significados no son estáticos ni generalizables, sino dinámicos y particulares, respondiendo a la experiencia de cada participante. Más aún, los significados son construidos en relación a los diferentes espacios físicos y sociales con los cuales interactúan –como ser instituciones de ayuda, grupos de calle y sociedad en general- para resistir la exclusión social. Proponemos que una interacción mayor con otros contextos diferentes de la calle puede disminuir la frecuencia de consumo de este tipo de drogas. Es necesaria mayor investigación para confirmar este último punto, para que pueda ser implementado en un futuro en el diseño de intervenciones.

Palabras clave: construcción de significado, jóvenes de calle, inhalantes, análisis narrativo


ABSTRACT

The aim of this research is to inform about the different meanings street youth give to the use of inhalants, in the city of La Paz -Bolivia. The study draws on two sources: visual and written material produced by them in creative workshops and subsequent dialogues with participants. Through a collaborative data collection methodology, preliminary findings were presented and discussed with participants to deepen in the meaning construction of inhalant use.  We found meanings are neither static nor generalizable, but dynamic and particular to each participant´s experience. Moreover, meanings are constructed in relation to different physical and social spaces with which they interact –such as welfare institutions, street groups and society in general- to resist social exclusion. We argue that greater interaction with social contexts different from the street can affect the frequency of consumption, decreasing the use of this kind of drugs. Further research is needed to confirm this latter point, in order to be implemented in intervention designs.

Keywords: meaning construction, street youngsters, inhalants, narrative analysis


RESUMO

O objetivo deste trabalho de pesquisa é informar sobre os diferentes significados que os jovens em situação de rua atribuem ao uso de inalantes, na cidade de La Paz - Bolívia. O estudo baseia-se em duas fontes principais: material visual e escrito, ambos produzidos por eles  em oficinas criativas e discussões posteriores com os participantes. Através de uma metodologia narrativa com abordagem sócio-construcionista, os resultados preliminares foram apresentados e discutidos com os participantes para aprofundar a construção do significado do uso de inalantes. Foi encontrado que esses significados não são estáticos ou generalizáveis, mas dinâmicos e particulares, respondendo à experiência de cada participante. Além disso, os significados são construídos em relação aos diferentes espaços físicos e sociais –tais como instituições de ajuda, grupos da rua e da sociedade em geral- com quem interagem para resistir à exclusão social. Finalmente, propõe-se que uma maior interação com outros contextos, diferentes dos da rua, pode afetar a frequência de consumo, reduzindo o uso deste tipo de drogas. Novas pesquisas são necessárias para confirmar este último ponto, para que possa ser implementado no planejamento e desenho de futuras intervenções.

Palavras chave: Psicoanalise, parricídio, crime, função do pai.


 

 

RESISTIENDO LA EXCLUSIÓN: EL USO DE INHALANTES EN DIFERENTES CONTEXTOS EN JÓVENES EN SITUACIÓN DE CALLE DE LA CIUDAD DE LA PAZ

El 21 de diciembre de 2014 me senté desalentada  frente a un cuerpo de datos que aparecían contradictorios. En un primer momento de la investigación, llevada a cabo entre Octubre de 2013 y Febrero de 2014, había recogido las historias de jóvenes en situación de calle respecto del significado del uso de inhalantes. Cuando pensé que había podido comprender la diversidad de significados retorné a los participantes, en Diciembre de 2014, para mostrarles los hallazgos de esta primera parte de la indagación. Sin embargo, al expandir sus historias pude ser testigo del dinamismo de estos significados al entender que éstos  se construyen en interacción con aquellos que los miran consumir. Este artículo pretende integrar ambas momentos de las historias, de forma que las contradicciones en los relatos reflejen las contradicciones que atraviesan los adolescentes y jóvenes en el uso de sustancias inhalables (Marcela Losantos Velasco).

El uso de sustancias es descrito como uno de los factores más vinculados a la situación de calle. De hecho, la Organización Mundial de la Salud declaró en el año 2000 que entre 25% y 90% de los niños y adolescentes que viven en las calles alrededor del mundo utilizan algún tipo de sustancia, entre las que se encuentran principalmente los inhalantes, la marihuana, la cocaína, el alcohol y los tranquilizantes (Forselledo, 2001; López, 2011).

En Latinoamérica en particular, una de las drogas más frecuentemente empleadas por los adolescentes y jóvenes en situación de calle son los inhalantes, que de acuerdo a Vega, Gutiérrez, Rodríguez, & Galván (2002), son utilizados en 80% de la población. Ello también se presenta en el contexto boliviano, donde una primera encuesta realizada en 1993 reflejaba que el 65% de los niños y adolescentes en situación de calle los usaban (Huang y Huang, 2008). Luego, un estudio realizado el año 2004, describía a los niños como marcados por el uso de thinner (Huang, Barreda, Mendoza, Guzman y Gilbert, 2004). Finalmente, un censo conducido en el año 2013, a nivel nacional, presenta un 66% de personas que viven en la calle, que consumen inhalantes de forma diaria (VDS-SC, en prensa),  los cuales involucran desde pegamento y solventes, hasta preparaciones que incluyen thinner, gasolina y aguarrás y que son conocidas con el nombre de “vuelo” por la sensación física de “volar” que producen.

El vuelo es el inhalante más empleado entre los adolescentes en situación de calle de la ciudad de La Paz. Con un costo promedio de Bs. 10 la botella ($ 1.5 dólares americanos) su uso, en la literatura revisada, está relacionado con el inicio de la estadía en calle (López, 2011); con la necesidad de apaciguar el hambre, lidiar con el clima, manejar emociones negativas (Embleton, Atwoli, Ayuku, y Braitstein, 2013); vencer el aburrimiento, divertirse, sentirse aceptado por sus pares (Baldivieso, 1995; Castaño, 2000; Forster, Tannhauser& Barros, 1996), facilitar la socialización (Seth, Kotwal&Ganguly, 2005), ganar valor para cometer actos ilícitos (Berndorfer, 2014); olvidar su situación actual (Fernandes y Vaughn , 2008) o porque lo perciben como compañero de vida (Giraldo et al., 2008). Así también, los hallazgos de investigación afirman que una vez iniciados en el consumo, éste va en incremento en relación a la edad (Gutiérrez & Vega, 2008).

De esta manera parece ser que el consumo de inhalantes está asociado casi de forma permanente y generalizada a la vida de la calle, dando lugar a que la mayoría de los programas de intervención cuenten, dentro de sus modelos, con algún componente dirigido al tema del consumo. Sin embargo, asumir que todos experimentan el uso de inhalantes de la misma forma, puede conducir a varios problemas.

El primero, y más evidente, es asociar su identidad directamente con el consumo de drogas. No en vano, las palabras “cleferos”, “pitilleros” y “polillas” son de uso común para describirlos, lo cual denota la visión dominante que la sociedad tiene acerca de ellos (Butler &Rizzini, 2003). Un segundo conflicto se relaciona con que las consecuencias físicas del consumo se hacen visibles, no solo en el momento mismo de la inhalación, sino a largo plazo, dejando signos y marcas, como el cambio de color de piel, deformaciones nasales y problemas dentales que ponen en evidencia al consumidor y generan actitudes de rechazo y discriminación. Finalmente,  al estar directamente asociados con la droga, las acciones punitivas que se realizan contra ellos se justifican (Pérez, 2009; Güelman, 2012).

En este sentido, existe una necesidad creciente de estudios que puedan ofrecer entendimiento acerca del uso de inhalantes, desde las perspectivas de la población en situación de calle. De hecho, el reciente informe del Consorcio para los Niños de la Calle (De Benítez, 2011) enfatiza que las descripciones masivas en la literatura, respecto al uso de drogas en este grupo, deben tender a desaparecer, pues son “replicadas con una retórica despiadada en los medios de comunicación, lo que contribuye a reforzar la construcción social de que son criminales, a quienes les falta moralidad y respeto por el orden social” (p.11).

Respondiendo a esta necesidad, esta contribución tiene el objetivo de informar acerca de los diferentes significados que asignan los jóvenes que viven en la calle, al uso del vuelo. Para ello presentamos tres historias personales, que fueron seleccionadas del total de cuerpo de datos de la investigación, debido a que contenían una mayor profundidad, riqueza y contraste de significados, convirtiéndose en los casos más informativos. Dichas historias fueron construidas a partir de dos momentos dentro del proceso investigativo, separados en el tiempo. En un primer momento se utilizaron actividades creativas para hablar sobre el uso del vuelo y en un segundo periodo retornamos a conversar con los tres protagonistas de dichas historias, de forma de presentarles los resultados preliminares, expandir la información y generar un entendimiento aún más profundo del significado del uso del vuelo. 

Primeramente describiremos la metodología de recolección de datos y la forma en que fue llevado a cabo el análisis de los mismos. Luego, presentaremos tres historias de manera de mostrar, a través de ellas, la diferencia de significados en torno al consumo del vuelo y como éstos se construyen en relación al contexto físico, social y relacional con el que interactúa cada participante, para resistir la exclusión social que conlleva la vida de la calle. Finalmente discutiremos la relación entre el uso de inhalantes y la permanencia de los adolescentes en la vida de la calle.

 

Método

Participantes del primer momento de investigación

La primera parte de esta investigación se realizó con 18 adolescentes que viven en las calles de la ciudad de La Paz, miembros de dos grupos diferentes: 11 de ellos pertenecientes al grupo Norte (siete varones y cuatro mujeres) y siete al grupo Sur (cinco varones y dos mujeres). Cabe aclarar que si bien los 18 participantes contribuyeron en la investigación, no todos ellos se involucraron en el total de las cuatro actividades realizadas que serán explicadas más adelante, debido a la cambiante dinámica y movilidad de vida en la calle, por lo cual resumimos su participación en la siguiente tabla:


La tabla 1 presenta la relación de participantes que colaboraron en cada una de las actividades creativas. En este sentido, se observa que la actividad con mayor participación fue la del collage en donde participaron 16 personas, en contraste con la actividad de la historia escrita, en donde se contó con 10 participantes.

Luego, en relación a la descripción grupal, el grupo Norte está compuesto por un número promedio de 34 adolescentes y jóvenes entre 13 y 30 años de edad, de los cuales 30% son mujeres y 70% varones.  Los miembros del grupo duermen bajo las gradas de una de las avenidas principales de la ciudad, así como en cajeros automáticos y albergues transitorios durante la época de invierno. Los participantes de este grupo trabajan, en su mayoría, de lustra calzados o vendedores de periódicos, pudiendo también involucrarse en actividades ilícitas, como estrategia para conseguir dinero.

El grupo Sur cuenta con un número fluctuante de entre 15 y 22 miembros, con edades entre los 15 y los 25 años, de los cuales 40% son mujeres y 60% varones, aunque ello cambia según la movilidad del grupo. Los adolescentes y jóvenes de este grupo utilizan un lugar fijo para dormir, que se encuentra debajo de una de las pasarelas de la ciudad. En dicho lugar, guardan algunas mudas de ropa, colchones, frazadas, una televisión, un reproductor de DVD, una cocineta, ollas y enseres básicos de limpieza. Entre sus actividades se encuentra la venta de dulces, la elaboración de manillas, aretes y llaveros. Por otro lado, hasta hace poco tiempo, se involucraban en robos de forma frecuente, hasta que varios de sus miembros ingresaron en centros penitenciarios juveniles, lo cual sirvió de alerta para cambiar de actividad.    

Con relación al uso de vuelo, el grupo Norte consume de forma pública en las calles, usando inhalantes de forma frecuente -todos los días y varias veces al día- sin discriminar el lugar o la actividad que estén realizando. El grupo Sur consume de forma preferente dentro del torrante1 , generalmente en horario nocturno y los fines de semana. Su consumo está también asociado a la ingesta de alcohol, que utilizan para festejar algún acontecimiento en particular. Ello implica que cuando participan de actividades organizadas por instituciones de apoyo, raramente se presentan bajo la influencia de sustancias.     

Participantes del segundo momento de investigación

Como explicitamos en la introducción, del total del material de los 18 participantes, se acordó la selección de tres historias para ser presentadas en esta contribución por ser las que contenían una mayor riqueza informativa.

A continuación describimos a los protagonistas de las mismas:

  • Tony tiene 19 años y es miembro del grupo Norte. Vive en la calle desde hace 10 años, habiendo ingresado varias veces a instituciones de acogida, hasta que cumplió la mayoría de edad. Conformó una relación de pareja, con la que concibió dos hijos, uno que murió poco antes de nacer y otro que fue institucionalizado por la Defensoría Municipal, debido al consumo de ambos padres.
  • Paola tiene 24 años. Inició su vida de calle cuando tenía 15 años y, durante su permanencia, fue miembro del grupo Norte. A la edad de 19 años quedó embarazada de su primer hijo, razón por la cual ella y su pareja del mismo grupo, decidieron rentar un cuarto en donde viven actualmente con sus cuatro hijos. Si bien no pernocta en calle, aún mantiene contacto permanente con su grupo pues trabaja de lustra calzados y continúa asistiendo a la mayoría de las actividades grupales e institucionales.
  • Eddy tiene 19 años, es el fundador del grupo Sur y se encuentra en situación de calle desde los 8 años aunque varios de ellos estuvo institucionalizado. Fundó el grupo Sur después de sentirse agredido constantemente por los jóvenes y adultos de otros grupos, llevando consigo a los más pequeños en situación de calle, que crecieron junto con él. Es padre de dos niños con diferentes parejas de su mismo grupo. Actualmente tiene un cuarto con su segunda pareja, alternándose entre este espacio y su torrante, para dormir.

 

Procedimiento

Recojo de datos

La exploración acerca del vuelo fue cuidadosamente reflexionada. Por un lado, nuestra experiencia de trabajo anterior nos había demostrado que los adolescentes tenían un discurso muy adaptado a sus interlocutores, respecto al significado atribuido al vuelo, que incluía explicaciones relacionadas a la sobrevivencia en la calle. Por otro lado, estábamos conscientes de que la vinculación de la población de calle al uso de las drogas los hace sujetos de poca credibilidad social (Pérez, 2009); por lo que, en el deseo de contrarrestar esta percepción, queríamos reconocer su agencia, incentivando su participación activa en todo el proceso de recolección de información de este difícil tópico.

Por último, conocedores de la dificultad de abordar un tema delicado como es el consumo de inhalantes, buscábamos lidiar con las barreras de ansiedad y disparidades de poder entre investigadores y participantes mediante: a) el uso de medios creativos, a través de los cuales pudieran construir significados a la vez que los expresaban por medio de actividades divertidas, relajantes y creativas y b) la creación de una relación de dialógica (DeFehr, 2008), en donde los participantes pudieran conocer las historias resultantes de la investigación y profundizarlas antes de que fueran publicadas; razón por la cual, el recojo de información estuvo dividido en dos momentos separados en el tiempo.

Primer momento de recolección

El primero momento de recolección fue llevado a cabo entre Octubre de 2013 y Febrero de 2014. Durante este periodo, introducimos la investigación a cada grupo por separado, solicitando tanto su participación de forma voluntaria, como su permiso oral, y en presencia personal de una institución que trabaja con ellos,  para utilizar los resultados en publicaciones. Así también, explicitamos la preferencia de que al estar participando de las actividades, no estuvieran consumiendo.

En seguida propusimos un total de siete actividades creativas, a través de las cuales debían responder a la pregunta ¿Qué significa el vuelo para ti? Las actividades  incluían 1) la realización de dibujos, 2) el relato de una historia acerca del vuelo, 3) la elaboración de un collage, 4) la confección de un brazalete donde cada hebra de hilo representara un significado atribuido al vuelo, 5) escribir una canción respecto al vuelo, 6) hacer una obra de teatro en donde el vuelo fuera un personaje y 7) representar de forma no verbal su relación con el vuelo. Dichas actividades fueron sometidas a votación, de manera de respetar aquellas que suscitaran su interés.

Así pues, del total de siete actividades fueron elegidas cuatro, que se realizaron en cuatro sesiones por grupo. Cada una de las actividades elegidas se detalla a continuación:

Realización de un collage: Invitamos a hacer un collage de forma individual, que podría incluir tanto imágenes como palabras extraídas de revistas y periódicos. Luego, aquellos participantes que deseaban explicar al grupo el significado del collage podían hacerlo, dejando a elección a quienes no lo desearan.

Elaboración de una historia acerca del vuelo: Pedimos que escribieran una historia acerca del vuelo. Explicamos que no existían restricciones en cuanto a la longitud de la historia ni a la temática de la misma; por lo cual, algunos de ellos prefirieron escribir su propia historia en relación al vuelo y otros presentaron al vuelo como el personaje principal.

Confección de un brazalete: Para esta actividad preparamos carteles con diversidad de significados asociadas al vuelo, los cuales habían sido extraídos de las revisiones de literatura hechas previamente. Presentamos siete carteles escritos con las siguientes frases: 1) Escapar físicamente, referido a que el vuelo les permite lidiar con hambre, frío y dolor físico; 2) Escapar de problemas familiares, relacionado a que consumen para lidiar con problemas en sus familias de origen y problemas suscitados con sus parejas actuales y miembros del grupo; 3) Pertenecer al grupo, implicando que consumen para sentirse parte del grupo de calle; 4) Presión de grupo, referido al hecho de que consumen debido a que todos los miembros del grupo lo hacen;  5) Adicción; en el sentido de que los participantes identifiquen la necesidad de consumir;   6) Amistad; implicando que consumen para estrechar lazos de amistad con miembros del grupo; 7) Escapar de emociones, logrando la supresión temporal de emociones negativas.

Finalmente, luego de leer los carteles los adolescentes propusieron añadir tres nuevos con los siguientes significados: 8) Porque me gusta; referido al hecho de consumir por placer 9) Para compartir, relacionado a tener una actividad en conjunto, que implicara diversión y 10) Ritual de la calle que, explicado en sus propias palabras, se refiere a: “consumimos vuelo porque somos de la calle, si fuéramos otra clase, quizá otra droga usaríamos” (E. 19 años).  

Así, para la realización del brazalete, pusimos sobre cada cartel un color de hilo diferente, pidiendo a los participantes que revisaran los carteles para elegir los hilos que más se aproximarán al significado que cada uno atribuía al vuelo. En segundo lugar, pedimos que trencen las hebras de forma de “hilar” los diferentes significados. Finalmente, al terminar el brazalete, los participantes explicaron porque habrían elegido dichos colores, relatando algunas de sus experiencias personales.

Representación no verbal: Finalmente, en la cuarta sesión pedimos a los participantes que a través de la adopción de posturas corporales, expresaran el significado del consumo del vuelo. Así, cada grupo eligió a una persona que representara el vuelo y luego cada participante asumió una postura corporal en relación a él (ver fotografía 1). Dichas expresiones corporales fueron fotografiadas para poder ser analizarlas junto al resto de material.

De esta forma, se lograron recabar un total de 52 materiales visuales y textuales que presentaban de distintas maneras el uso del vuelo. Dichos materiales fueron analizados por separado y luego agrupados por cada participante, para generar sentido de cada una de las 18 experiencias particulares.

Luego, del total de las historias resultantes de los materiales creativos, elegimos tres de ellas que presentaban mayor riqueza, amplitud y diferencia de información y decidimos retornar a campo, para realizar un segundo encuentro con los protagonistas de dichas historias, lo cual se explicará en el siguiente apartado.   

Segundo momento de recolección

El segundo momento de recolección de información fue motivado por los hallazgos iniciales del material visual y textual creativo. Dicho material permitió crear historias y generar sentido de la experiencia del uso del vuelo. Sin embargo pensamos que, en concordancia con los principios de la investigación socioconstruccionista, que enfatiza la importancia de la construcción conjunta de información entre investigados e investigador  (Burr, 1995; Holstein y Gubrium, 2008) y el deseo de involucrar activamente a los participantes, debíamos retornar a los tres participantes, cuyas historias habían sido seleccionadas, para compartir los hallazgos y de ser posible, expandir y profundizar los significados encontrados.

Persiguiendo estos objetivos, contactamos a los tres participantes de forma individual, les explicamos el proceso de análisis a través del cual habíamos conformado sus historias iniciales y luego se las presentamos leyéndolas en voz alta, con la consigna de que podrían comentar, completar o contrastar cualquier información después de haber escuchado la historia completa. Las historias extendidas también fueron transcritas y sometidas al proceso de análisis que se describirá más adelante.

De esta forma, presentamos las tres historias divididas en estos dos momentos. Decidimos no integrarlas en una sola pieza para que el lector pudiera contrastar ambas narraciones. 

A continuación detallamos, la forma en que fue realizado el análisis de toda la información recabada.

 

Análisis de datos.

Para el análisis de datos optamos por la metodología narrativa desde la perspectiva  socioconstruccionista, que desafía el dualismo entre individuo y sociedad. En este sentido, la investigación narrativa considera las narraciones como expresiones  producidas en relación al contexto (Andrews, Squire, & Tamboukou, 2008; Daiute & Lightfoot, 2004; Riessman, 2002, 2008); por lo que, tanto las narraciones visuales y textuales elaboradas en las actividades creativas, como las narraciones orales obtenidas en el segundo momento, fueron analizadas tomando en cuenta:

1) El contexto discursivo de la investigación, que incluye la relación de la primera autora como investigadora y como funcionaria anterior de una ONG, la relación con otros participantes que viven en la calle, presentes en el momento de la investigación y la relación con funcionarios de la ONG, que permitió la pesquisa en sus horarios de trabajo con este grupo poblacional.

2) El contexto del discurso social y cultural desde donde fueron producidos y que reproduce la forma desde la cual son vistos socialmente los jóvenes en relación al consumo.

3) Cada narración como algo único, por lo cual mantuvimos cada historia intacta, teorizando desde cada caso, en vez de hacerlo a través de la composición de temas que se desprenden de entre los casos (Riessman, 2008).

El análisis del cuerpo de datos también se produjo en dos fases, en concordancia temporal con lo descrito en el procedimiento de recojo de información:

Primer momento de análisis

Iniciamos ordenando los materiales en relación a cada participante. De esta manera reunimos, para cada caso, todo aquello que había sido producido en las actividades; contando, en algunos casos con los cuatro productos y en otros con menos, dependiendo del número de actividades en las que cada adolescente o joven hubiera participado.

Luego, describimos detalladamente uno a uno los materiales de cada participante; empezando por las imágenes y palabras del collage, para luego hacerlo con la historia, puntualizando cómo se presentaba el vuelo en ésta. En tercer lugar detallamos los diversos significados presentes en la elaboración del brazalete y; finalmente, observamos las fotografías de las expresiones no verbales, escribiendo cuidadosamente lo que transmitían.

Posteriormente, comparamos los materiales producidos en cada caso, buscando similitudes y contradicciones entre los significados presentados por cada participante. En esta instancia, empezamos a construir las historias individuales, uniendo la información generada por cada persona en una historia que presentara la multiplicidad de significados -aunque muchas veces contradictorios- respetando, de esta forma, tanto el contenido como las palabras utilizadas por cada participante para referirse al vuelo.

Por último, realizamos la comparación entre historias, explorando diferencias y  semejanzas en relación al grupo de calle al que pertenecían.

Segundo momento de análisis

El análisis subsecuente fue realizado sobre las tres narraciones obtenidas en el segundo momento de recojo de información. Dichas narraciones orales, una vez transcritas, fueron comparadas con las historias iniciales de cada participante, para ser contrastadas y poder así expandir y profundizar la riqueza de cada experiencia.  

En el siguiente apartado se presentan las historias sobre las que se basó en este análisis.  

 

Historias

Las historias del primer momento fueron creadas integrando los diferentes fragmentos, que fueron producidos por los participantes en las actividades creativas. La integración fue hecha por los investigadores, pero intentando mantener la mayor proximidad con las expresiones y palabras de los participantes.

Las historias del segundo momento presentan los testimonios casi en su longitud total, respetando toda la información, comentarios y significados dados por los participantes.

La historia de Tony 2

Primer momento

Tony es un joven de 19 años que se encuentra viviendo en la calle desde los 9 años de edad. Empezó a consumir prontamente al ingresar a la calle, siendo introducido en el mundo del consumo de vuelo como parte de su proceso de socialización. Su historia relata que fue “presentado” al vuelo por un adolescente mayor que él, como parte de la transmisión de saberes callejeros tradicionales.

Corroborando esta experiencia, presenta una imagen en donde abraza a un niño más pequeño que él, perteneciente a su mismo grupo de calle. Rodea al niño con su brazo, en señal de acogida, asumiendo la posición de persona mayor que él y con mayor experiencia en la vida de la calle, demostrando el proceso de socialización a través del cual, gran parte de los niños inician su proceso de consumo.

Asimismo, relata que una vez iniciado en el consumo, empezó a notar los efectos positivos que tenía sobre él, reconociendo que le permitía momentos de mucho placer, en donde se percibía a sí mismo como una persona con “más fuerza y coraje” y que le daba  la posibilidad de “escapar” de sensaciones físicas desagradables como el hambre y de sentimientos de tristeza y soledad producidos por lo que identifica como “ausencia de cuidados y cariño”. Así, mientras mayor era la necesidad de escapar, mayor era la búsqueda de placer, hasta que se encontró consumiendo la mayor parte de su día a pesar de reconocer que el vuelo:

“Destruye mi vida, me impide pensar, me hace alterar y enojar con mis amigos y personas que están alrededor, me hace perder sus neuronas volviéndome más tonto cada vez, me impide trabajar y darle un futuro bueno a mi hijo que está en camino y también a mi mujer”.

No obstante, a pesar de admitir los efectos adversos –al igual que gran parte de los participantes de esta investigación- sus acciones inmediatas redundan en el objetivo de conseguir vuelo. Reconoce que no puede “alejarse definitivamente”, desea hacerlo pero no le es posible, pues siente que tiene control y poder sobre él. 

Esta idea es reforzada por la presentación de Tony en la historia acerca del vuelo, que se inicia con la frase “Soy un clefero” y luego declara “volar es una actividad muy importante para mí, es lo que yo, con mi grupo, hacemos casi todo el día…no importa, ya sea solos o acompañados, en donde sea o…que cosa estemos haciendo o tengamos que hacer”. Posteriormente finaliza: “para dejar la calle, debo dejar el vuelo y para dejar el vuelo, debo dejar la calle”.

Segundo momento

“Eso de la historia son las cosas verdaderas, los errores que cometo cada vez en la historia por consumir drogas…Un tiempo también estaba consumiendo alcohol, pero ahora estoy consumiendo más droga, más droga…eso me hace volver como un poco más alterado y cada vez que vuelo, a mi pareja le pego y…no me controlo, el vuelo hace que no me controle la verdad…yo quiero dejar el vuelo.

No puedo dejar el vuelo…es que los miro a los chicos, no ve a mis amigos también, y eso me hace colocar…digamos…un poco más volado y eso no me hace bien, al contrario…Yo solo me estoy destruyendo. Como dice la historia, mata las neuronas…y también afecta el cariño.

Cuando digo soy un clefero, me refiero a que soy un volador, no ve?...un clefero…o sea,porque no puedo ocultar no ve las cosas que hago…No puedo decir que no vuelo…tengo que admitir mis problemas. Soy un clefero, soy un volador, eso es lo que hago en mi vida…Tendría que irme de la calle para dejar las drogas…A veces, no puedo dejar la calle…digamos, me voy a ir al hogar, yo voy a estar bien y mi pareja aquí en la calle volando, ya no va a ser lo mismo…o sea, va a ser un poco más difícil.

Consumir en la calle es estar mal, no ve? Porque teniendo yo mi hijo, él tiene su padre y sigo yo con las mismas cosas…yo sé que está bien en el hogar, pero a la vez no quiero que se quede…yo quiero hacer todo lo posible por recuperarle al o…pero consumo y consumo sigue las drogas y eso me hace olvidar de la tristeza, me hace sentir tan bien…”


La Historia de Paola.

Primer momento

Paola es una joven de 24 años que es miembro del grupo Norte y cuya historia de consumo se inició desde los 16. Al comenzar su vida en la calle, empezó a inhalar debido a que ello le permitía “escapar del frío, del hambre y de problemas familiares que tenía con mi familia de origen”; luego, el consumo fue adquiriendo un carácter mucho más grupal como relata en la actividad de elaboración de brazaletes: “volaba para compartir con los chicos nuestras historias de violencia y abandono, para pertenecer… pues es un ritual, es parte de la identidad de ser de la calle”.

Empezó una relación de pareja y entonces, el consumo de vuelo se tornó en un vehículo de intimidad, como reconoce: “volaba para estar con mi pareja, aunque a veces el Z. me golpeaba cuanto estábamos volando”.

La historia de Paola continúa relatando que queda embarazada, estado en que continuaba consumiendo: “Cuando me embaracé de mi primer bebé seguía consumiendo…porque no sabía las consecuencias”. No obstante, un evento crucial cambio su forma de percibir al vuelo:

“Cuando nació mi bebé estaba muy bien, pero a la semana de nacido mi bebé se internó en el Hospital del Niño, porque como ya no consumía mi bebé, o sea, ya no recibía el vuelo a través de mí, le dieron tres paros cardio-respiratorios…entonces me di cuenta que el vuelo era malo para nuestra salud y la de nuestros bebés. He dejado de volar por mis hijos”.

Paola finaliza su historia presentando un collage en donde el mensaje de advertencia sobre el consumo de vuelo está claro. Frases como: “El vuelo afecta nuestros organismos y nos agitamos fácilmente. No podemos practicar con facilidad ningún deporte. Todos quisiéramos poder dejar el vuelo, para que en el futuro podamos ser tan felices como en esta familia”, demuestran que el significado del vuelo ha cambiado, desde ser un consuelo para sus problemas, hasta convertirse en una amenaza para su vida y la de sus hijos. 

Segundo momento        

“No te voy a mentir seño3 , hay días que también he vuelto a inhalar porque, no se…es como una tentación que tienes a tu lado que no puedes dejarlo…tratas, tratas, de no, de no, de no, pero…hay algo como si te dijera, haz esto…haz esto y te tienta y agarras y ya el rato que agarras te olvidas de todo y después ya te arrepientes. Después cuando reaccionas ya dices “que he hecho, por qué he vuelto a hacer esto?”… pero ya es demasiado tarde.

A veces siento que puedo volver a perder el control, pero tengo que hacer el esfuerzo, porque ahorita mis hijos ya están en la escuela, ya se reúnen con otras personas. Cualquier rato    llaman a una reunión y tengo que estar ahí presente. Si me van a ver con esa cara, o me van a sentir con ese olor, yo sé que me lo van a hacer a un lado a mi hijo, me lo van a tratar mal…incluso sus mismos hijos van a decir “ah… que tus papás son así”. La gente es así, no se dan cuenta que habla las cosas por hablar, sin ver que tiene hijos habla cosas y yo creo que está mal eso también. Deben entendernos que tal vez ellos no saben porque nosotros hemos vivido esa vida, porque hemos decidido salir a la calle, porque no saben todas las cosas que hemos pasado en nuestras casas…otros tal vez han sido violados por sus propios papás… no saben nada. Solamente así hablan, estos son unos rateros…así hablan, sin saber la verdad.  Hay ratos que necesito volar más…hay ratos me siento así porque ahorita por ejemplo, como mi esposo está sin trabajo y ya está llegando la navidad…las wawas siempre esperan un regalo, una chocolatada, un platito para servirse…siempre están esperando con ansía, porque es su día de ellos…No sé, me da ganas, a ratos digo: “quisiera robar, quisiera encontrarme hasta plata o ir a asaltar un banco para darle todo a mis hijos”. Así me vienen esos pensamientos, pero digo “Dios mío porque estoy pensando esto. Dios mío ayúdame, no dejes que me vuelva a tentar esa vida de más antes, por favor ayúdame Señor” o que hago…Veo mi caja y digo “yo sé que esto me va a dar para comer, Señor ayúdame…te pido que me bendigas en mi trabajo, me puedas dar un trabajo bien hoy día, para que yo les pueda dar algo a mis hijos y no les tenga que estar prohibiendo, diciendo que no tengo plata, aguántate”.

[…]

Ese es el momento en el que más ganas me da de volver a agarrar [vuelo]. Digo: “Con eso me voy a olvidar de   todo y me va a valer”…que eso también hasta nos pone más machos así…te vale la gente, pero yo sé que está mal.

Cuando tenemos así campeonatos con los chicos…como a nosotros siempre nos ha gustado el fútbol…donde hay partidos estamos los dos, hay ratos que hay esa tentación…”anda a traer tu lana” me dicen ¿no?¨y yaps… él les da rápido…y yo le digo “oye estamos con las wawas” y él “más allá me voy a ir” y yo “que grave eres, te pasas vos” le digo…

A mí también me quieren hacer tentar y yo digo “no, estoy con mis hijos, que tal vienen los de la Alcaldía…me van a sentir, me van a quitar…no, no… me voy a aguantar…aunque sea a mi cuarto me voy a llevar” y a veces sí he hecho eso, me he esperado que mis hijos duerman…O sea, no dormimos con ellos, tienen su cama, mi hija tiene su cama solita, y yo duermo con el Z. y con mi bebé…pero cuando hacemos ese asunto, yo a mi enanito lo llevo donde mi hija… y entonces no hacemos toda la noche hasta terminar…poquito…  así…después ya le digo “basta Z., basta” y también ya me hace caso y…

En la calle, la verdad a mí ya me da vergüenza. Como la mayoría de las personas viven tal vez por donde yo vivo y los conozco y me van a ver ahí y van a decir “yo a esa señora yo le conozco…con esos chicos estaba así, así” y cosas… hasta incluso que no son verdad   y…puedan hacerme quitar a mis hijos…eso es de mí, mi temor ahorita. Yo le digo al Z.: “ya, si vas a hacer eso, ya ándate nomás con los chicos, pero no vengas donde estoy con mis hijos…en serio Z., vos sabes bien, a ellos los ven en la escuela…la gente es bien criticona y de todo…hasta lo que van con el zapato un poquito reventado  se fijan de las   wawas”  y ahí dicen [en la escuela] “pobres, sus padres, ¡ni bola![…]” Eso si me da miedo.   Tal vez yo pueda querer hacer eso en la calle y que me vea alguien y después diga, ya no…A mí no me van a decir nada, a mi hijo lo van a hacer sentir mal y con eso entonces va a crecer: “por su culpa de mis papás así me tratan”, incluso puedo llegar a que mi hijo siga mí mismo camino y eso no quiero…Porque es feo vivir en la calle…todas las cosas que se pasan, yo no le desearía a nadie”.                           

 

La Historia de Eddy.

Primer momento

Eddy tiene 19 años y es miembro del grupo Sur. Empezó a consumir inhalantes a los 14 años de edad y desde entonces relata que ha tenido “diferentes momentos” en relación al vuelo. Empezó a consumir por invitación de un joven que vivía en la calle, quien le dio a probar a plena luz del día. Recuerda que su efecto fue inmediato: “Me ha dado alucinaciones, me he empezado a revolcar en la calle y la gente se ha reunido a mi alrededor. De eso, ha venido la policía y me ha llevado a la Defensoría. Así ha sido mi primera vez.”

Después de iniciado su consumo relata que tuvo momentos en que el vuelo representó una adicción, pues consumía de forma muy frecuente, hasta que empezó a cobrar conciencia de sus efectos negativos al darse cuenta de que “estaba babeando”. Este evento le permitió reconocer la amenaza que representaba el consumo constante en varios aspectos de su vida, sirviendo de alerta para su disminución:

“Cuando consumimos mucho vuelo, nuestros riñones se arruinan, nos quema la piel….cuando volamos por la boca nos quedamos flacos. Ataca directamente nuestro sistema nervioso, haciendo que seamos drásticos y alterados y cuando volamos demasiado y con exceso, terminamos muertos a causa de una intoxicación o debilidad o cuando estás inconsciente (alucinado). Nos cambia nuestro humor, llegamos a peleas callejeras terminando con marcas en el rostro y hasta en el cuerpo”.

La historia de Eddy continúa, relatando que hoy en día el vuelo no significa una adicción. De hecho, lo identifica como parte del ritual de su grupo de calle, con características muy particulares, como expresa el siguiente párrafo:

“Me encuentro con el vuelo cuando quiero, a veces nomás….aunque siempre está ahí en la vida de la calle, me encuentro con el vuelo junto con mis amigos. Pero hace más de 1 año que no me saco vuelo, o sea que no me compro. Prefiero que me sopen….como digamos llego y están ahí mis amigos y alguien trae vuelito y nos sopamos entre todos, en señal de cariño, pero nunca en público…eso se hace en casa”.

De esta forma, el consumo de vuelo está asociado a la presencia del grupo y en el entorno íntimo del torrante. Eddy narra que lo hacen para “divertirse y para compartir”. El grupo se reúne en torno al vuelo, así como otros grupos se reúnen en torno a la comida como dice: “El vuelo es rico, pero hay diferentes vuelos…no hay uno solo…es como la comida, depende de quien la prepare, a mí me gusta uno que es dulcesito, que encontraba por suerte”.

Así, Eddy experimenta al vuelo como un medio de cohesión con el grupo: “volar es como cuando pijchan4 coca, igual ¿nove? …entonces charlan y a la vez están mascando ¿no?”,  a través del cual comparten la sensación de placer asociada al consumo, lo cual se convierte en un factor muy importante del uso de inhalantes.

Finalmente, el vuelo es un elemento alrededor del cual su identidad colectiva es conformada, como lo expresa fuertemente:

“Nunca voy a romper mi relación con el vuelo, puedo llegar a alejarme y controlarlo pero dejar de volar no creo…por la relación con mis amigos, por la clase social de la que soy, por donde vivo. Nosotros somos clase baja…digamos somos de la calle. Si yo me supero, tengo dinero, mi casa, siempre bajaré (a la calle) por compartir. Te controlas, pero siempre vuelves por ellos, siempre me encontraré con los amigos…extrañas pues a los amigos, especialmente si vives con ellos…no es lo mismo que tu compañero de curso, con ellos han vivido sanciones, castigos, fríos.

No puedo alejarme de ustedes, de mis amigos…la familia que no has encontrado en tu casa o no te han entendido…con esa familia ya no se puede hacer nada…Dejarlos a mis amigos no puedo”    

Así, Eddy no se considera adicto, pero reconoce que la relación entre el vuelo y sus amigos se superpone, pues para dejar uno debería dejar lo otro y eso, además implicaría abandonar su identidad grupal.

Segundo momento

“A ver…yo, a los 18 años me he dado cuenta que no es una adicción para mí porque podía dejar…o sea digamos, no era mucho, no era una cosa de que me compre, así ni bien se me acaba ya estoy comprando…uta no…

Primero mi comida, mi tilín, mi internet,  recién si es que había en la noche…sino de saltitos5 nomás vivía. Claro, de que me sopaban, me sopaban. O sea, de que si consumía salto sí, como para que me compre en esos tiempos, no. Y ahora igual, un mes, dos meses que me he comprado anoche y eso que ni siquiera he volado, en mi mochila está…lo he dejado, te puedo mostrar si quieres...

Porque cuando te  vuelas en la calle, tu tufo se huele, entonces ya no puedes subir al auto6 , porque la gente te mira: “hay bien feo está oliendo aquí…que bajen”, así y, una cosa bien vergonzosa es hacerse sacar del auto, o de las pensiones. Y en la calle, es bien feo caminarse así, todo el rato, con tu lana…además que si te estás volando, en esos momentos, estás empezando a hacer sonseras, aunque tú digamos “no, normal estoy”. Además no se te ve normal, como lelito7 estás caminando, mirando a todos…no me gusta eso. No me gusta que la gente me vea así. Porque me da vergüenza, y además porque cuando vuelo en la calor, me hace aburrir feo!, aburrido siempre me siento.

Los que vuelan todo el día se sienten como tontos…yo también era así…sabía andar en medio de la calle, digamos, sin vergüenza…así para nada, no tenía respeto a mí mismo, dignidad…. Antes igual que ellos yo andaba, igual sucio, no me importaba…tal vez será porque ya un cacho he crecido, ya me siento…o sea no me parece bien que un joven este sucio, así. Además ya tienen sus hijos y que siga caminando…o sea, que siga en la calle, pero tal vez de diferente manera, tal vez de manera un poco más responsable.

[…]

Los del grupo no consumimos así. Digamos, el otro día mis amigos estaban volando pero yo normal nomás. Estamos, caminamos, hablamos, así...También ellos no te obligan, no te dicen “si no vas a volar, te vas a ir”…entienden.

En otros grupos hay harta presión…tomá, volá, pero aquí no…depende de vos. Porque aquí les hago entender también: “...te voy a decir una cosa bien casco8 , ¿eres mi amigo?”, me dicen “si”, “Entonces como me vas a incitar a que vuelen”. Ahh…, ya también se ponen a pensar: “tienes razón” y ya no me dicen…Pero no, raro que me den…Si me dicen: “te sopo?” y yo “no”, y ellos “ah, ya”. Luego preguntan, “¿quién quiere salto? y de ahí ya nadie. Algunos se piden y yo les digo está bien nomás. A ratos igual cansado llego, me voy directo a dormir…en la mañanita, igual temprano me salgo, ahí con la J. nos estamos vendiendo, haciendo algo para alguna organización...”

 

Hallazgos

A menudo, los investigadores se encuentran envueltos en el dilema de la “trasparencia del relato” (Hollway & Jefferson, 2000, p. 3) esperando que los participantes permitan acceso directo a auténticos aspectos de sus vidas y a sus experiencias de primera mano. Sin embargo, los investigadores narrativos socioconstruccionistas han ido desafiando la noción de que existe un mundo interno que puede ser descubierto, argumentando que la subjetividad, aunque personal, es construida permanentemente en interacción con los otros y los discursos sociales (Gergen 1999;Gergen & Gergen, 2003). Así, en palabras de Villanueva y Loots (2014) “la subjetividad no se encuentra situada ni el mundo interno de una persona, ni en mundo externo del contexto social, sino en la expresión narrada de la experiencia […] y  no se encuentran restringida a presentarse como una unidad coherente, sino más bien se expresa de forma diversa, fragmentada, contradictoria y abierta en el campo de su dinámico contexto discursivo, siempre en transición” (p. 367).

Las tres historias presentadas demuestran ello con nitidez, pues a través de ellas se puede traslucir cómo diferentes contextos de investigación generan no sólo diferentes, sino contrastantes significados sobre el uso del vuelo. Concebimos esta diversa construcción de significados no sólo como influenciada por el contexto discursivo de ambos momentos de investigación, sino también como respuesta a una dinámica relacional tanto con el grupo de calle, como con las instituciones y la sociedad en general, que data de mucho antes de que la investigación fuera realizada. A continuación explicamos estas ideas más detalladamente en cada una de las historias.

La historia de Tony

El relato de Tony es uno de los ejemplos más claros sobre los que se asientan la mayoría de las descripciones académicas y discursos sociales, respecto a las personas en situación de calle y el uso de inhalantes. En ella empieza describiendo que el inicio del consumo es parte del proceso de socialización a la vida de la calle, enfatizando en el sentido de pertenencia que genera; el cual, lejos de implicar únicamente formar parte de un grupo, remite al hecho de sentirse parte de él, siguiendo determinadas prácticas consensuadas dentro del mismo.

En este sentido, el grupo Norte –del que Tony es parte- ostenta patrones que incluyen el consumo público, diario y continuo. Más aún, existe presión entre los miembros para continuar consumiendo, lo cual se corrobora con una frase de este relato en el que expresa: “Tendría que irme de la calle para dejar las drogas”.

Desde la mirada del micro-contexto social del grupo de calle, al que Tony pertenece, el consumo frecuente y en espacios públicos es, no sólo permitido, sino legitimado, pues literalmente todo su mundo lo hace, por lo cual no necesita ocultarlo. Es más, en este contexto de interacción, consumir de forma pública y declararlo en la investigación, se justifica ampliamente pues al mismo tiempo se reconoce como una persona adicta. 

Es así que en sus narraciones, se presenta a sí mismo como víctima del poder de la droga, deslindándose a partir de ello de responsabilidades tales como el cuidado de su hijo o la voluntariedad de los actos violentos cometidos contra su pareja “diluyendo la voluntad de las acciones que comete” (Rendueles, 2000,  p. 20). Así también, Tony se posiciona como rendido frente al vuelo, obturando la posibilidad de su existencia por fuera de éste.    

Ambas condiciones –la del consumo grupal constante y la de reconocerse como persona adicta- configuran el escenario para un tercer aspecto relevante en este caso: Tony no necesita ocultar su consumo, el hacerlo de forma pública o privada se vuelve irrelevante para él pues su permanente estado de embotamiento lo desvincula de lo que esté sucediendo en su contexto inmediato. De esta forma, Tony resiste la exclusión social de la que puede ser sujeto a partir de  la efímera satisfacción que le produce el consumo, la mirada aprobadora de su grupo, el presentarse a sí mismo como una persona adicta y su poca interacción con otros contextos que no sean  los de la vida de la calle.

La historia de Paola

Paola inicia su narración, durante el primer encuentro, explicando el consumo de vuelo en el espacio de la calle como una estrategia para escapar tanto de sensaciones físicas, como hambre y frío; así como de emociones desagradables producidas por su historia familiar y experiencias dolorosas sucedidas en su vida de calle. Así también expresa que el consumo se encontraba vinculado con el grupo Norte, con quienes compartía el uso de inhalantes de forma frecuente y; finalmente, con el hecho de generar intimidad con su pareja.

Asimismo, llama la atención que Paola continúe su narración reconociendo los efectos físicos adversos que produce la inhalación, advirtiendo sobre las consecuencias psico-biológicas del uso; más aún, en el momento en que relata cómo puso en peligro la vida de su primer hijo, evento que transforma la manera en que experimentaba el vuelo.

Hasta aquí, la historia de Paola parece un testimonio de rehabilitación, donde se presenta a sí misma totalmente desvinculada del consumo. Sin embargo, el giro narrativo se evidencia en el segundo momento de investigación, en donde en un contexto de mayor confianza, se permite revelar el hecho de que continúa consumiendo.

Este giro en su relato se encuentra propiciado por el contexto de la investigación. En un primer momento, Paola expresa públicamente su rechazo  al vuelo, tanto frente a su grupo –quienes deciden no contradecirla-, como frente a la investigadora y los miembros del equipo de la ONG. Luego, cuando parece disminuir la amenaza social se revela y admite que sigue inhalando.

El temor de ser juzgada como mala madre, el miedo a que puedan quitarle a sus hijos, o que ella o sus pequeños puedan sufrir rechazo y discriminación, a causa del consumo público o, en este caso, a causa de la declaración pública del consumo, delimitan aquello que piensa que es apropiado transmitir. La condición de madre de Paola, la posiciona en un lugar desde el que debe proteger a sus hijos y a sí misma, de lo que considera los juicios errados que hace la sociedad respecto a la población que vive en la calle. 

Por ello, respondiendo a contextos de interacción familiares, institucionales y sociales,  se permite declarar que sigue consumiendo sólo en el contexto íntimo de la investigación, así también como consume sólo en el espacio privado de lo que hoy es su hogar.

Becker (2010) plantea que para que “(…)un acto sea considerado desviado o no depende de la forma en la que los otros reaccionan ante él” (p. 31) y ello se hace evidente en este relato. Así, las miradas de sus hijos, de la investigadora, de las instituciones y de la sociedad juegan un papel preponderante en los significados que Paola atribuye al vuelo, pues si bien le permite tener un momento de relajación frente a su difícil realidad, también se constituye en una amenaza desde su posición de madre y mujer.

Paola lidia con ambos significados, consumiendo de forma privada y resistiendo de esta manera la exclusión social que conlleva el consumo público. Tanto así, que al expresar para esta publicación que aún consume, se cuida de ser juzgada presentando razones que incluyen el hecho de que consume muy poco y que lo hace para lidiar con frustraciones causadas por la imposibilidad de cumplir ciertas obligaciones económicas con sus hijos.

Paola aunque aún vinculada a la calle, ya no vive ahí, por lo que hoy cuenta con otros espacios de interacción como la escuela de sus hijos, la fuente laboral de su esposo, su vecindario, que configuran un escenario completamente diferente que la calle, haciendo que la mirada de la sociedad se torne más significativa incluso que aquella del grupo de calle, pues sus espacios de inclusión social se han visto incrementados. 

La historia de Eddy.

La situación actual de Eddy, quien vive entre el espacio del torrante de calle y un cuarto que tiene rentado con su actual pareja, configura el escenario para la historia que presenta. En ella muestra, de forma clara, la diferencia de significado entre el consumo privado y el consumo público del vuelo. La historia deja entrever la transición por la que atraviesa, desde el periodo en que consumía de forma frecuente y pública hasta su uso regulado, ritualizado y privado en el momento actual de la investigación.

Esta transición se encuentra mediada por la experiencia corpórea de estar “babeando y  lucir desorientado “lelito y sucio”. Así, el cuerpo de Eddy se convierte en el medio visible a partir del cual, tanto él como los otros –su grupo de pares, las instituciones que le prestan ayuda y la sociedad en general-se hacen conscientes de su consumo volviéndolo público, lo cual le genera vergüenza.

De acuerdo con Vergara (2009) “La vergüenza es una emoción netamente social que se experimenta impulsada por la mirada de otro(s)” (p. 38). Desde la vergüenza, nuestros actos se encuentran siempre mediados “por los discursos que la cultura dispone en torno a los avergonzados” (Cyrulnik, 2011 p. 24).

En este sentido, Eddy se encuentra inmerso en una posición intermedia entre la mirada de su grupo de calle y la de la sociedad. Desde su posición de líder del grupo Sur, debe formar parte activa de rituales grupales como el del consumo, que generan cohesión y pertenencia. Así, el vuelo funciona como una excusa de reunión, como la comida para otros grupos sociales. Por otro lado, debe también lidiar con la mirada de instituciones y sociedad, por lo cual prefiere mantener esta práctica en el espacio íntimo y privado del torrante, evitando las consecuencias sociales de rechazo y discriminación del consumo público. Más aún, en relación a su posición de liderazgo, desde la cual habla en el contexto de la investigación, su consumo debe ser controlado, pues solo así puede sostener la autoridad moral para aconsejar, reprender y regular la presión ejercida entre los miembros del grupo Sur.

De esta forma, ha conseguido negociar con ambos contextos de interacción, a partir de disminuir su frecuencia de uso y restringirla a la intimidad del torrante -a pesar de que éste se encuentre situado físicamente en el espacio público de la calle- resistiendo la exclusión social sin dejar de vivir en la calle.

 

Discusión

El objetivo de este estudio fue entender el uso del vuelo desde la perspectiva de los jóvenes en situación de calle. A partir de ello, encontramos que los significados que dan al uso del vuelo no son estáticos ni generalizables, sino dinámicos y particulares, respondiendo a la experiencia de vida de cada participante. A través de las tres historias  presentadas, demostramos que la diversidad de significados que asignan al consumo se construye en torno a diferentes contextos espaciales y relacionales que se establecen con los grupos de calle, las instituciones y la sociedad.

Dichos hallazgos se corresponden con nuevos enfoques que investigan las geografías  de niños y adolescentes en situación de calle y como éstas moldean los discursos de y sobre esta población (Beazley, 2002, 2003; Malone, 2002; Mathews et. al. 2000; Van Blerk, 2005; Vanderbeck & Johnson, 2000;Young, 2003).  Desde la orientación geografíca, que investiga el uso de los espacios públicos de este grupo y sus movimientos espaciales entre entornos de calle y no calle, se ha ido demostrando que la movilidad espacial y temporal (entendida como fenómeno social) no puede ser excluida del afán de entender las experiencias de vida, la subjetividad y la construcción de la identidad de niños y jóvenes en situación de calle (Van Blerk, ob.cit). Más aún, se ha evidenciado que la población infanto-juvenil que vive en la calle se encuentra muy influenciada por las interacciones sociales que tienen lugar en espacios particulares y por cómo se perciben ellos mismos dentro de estas interacciones.

Así también, tomando en cuenta su agencia social, su vinculación a la calle, las estrategias de sobrevivencia y sus identidades nómadas, los estudios geográficos enfatizan que este grupo poblacional se mueve y transita para escapar de la “otredad” (Van Blerk, 2005), de forma resistir la exclusión social y la marginación (Beazley, 2003), evitando una serie de consecuencias negativas como acciones represivas y discriminatorias.

Ahora bien, una de las características que genera más rechazo por parte de la sociedad es el uso de drogas, debido a que es tipificado y significado como un consumo que atenta contra las normas de utilización de espacios públicos y es asociado con comportamientos delictivos (Bar–On, 1997; De Moura, 2002), lo cual conduce generalmente a respuestas punitivas de orden legal y social. 

Vinculando la teoría geográfica con el consumo, encontramos que las tres historias presentadas en este estudio ejemplifican cómo los jóvenes significan el uso del vuelo de diversas y fluidas maneras, que les permiten negociar y lidiar con multiplicidad de contextos, resistiendo de formas particulares en cada historia, la exclusión social que conlleva la utilización de drogas.

Así pues, en la historia de Tony parecería a primera vista que se rinde a la exclusión social y rechazo, al confirmar públicamente en sus significados, aquello que es esperado de una persona en situación de calle. Sin embargo, al mirar en mayor profundidad, encontramos, por el contrario, que se resiste de varias formas. Primero, al encontrarse en un constante estado de modificación de conciencia (Lucchini, S/A),  a partir del cual se siente como una persona con “más fuerza y coraje” lo que lo hace sentirse “tan bien”. Luego, percibe al vuelo como algo que lo vincula a su grupo de calle,  con quienes comparte la aprobación por el consumo en el espacio público, a pesar de que ello restrinja de manera significativa su relacionamiento con otros espacios y contextos sociales y; finalmente, puede excusarse de sus acciones a través de presentarse como una persona adicta.

En segundo lugar, en la historia de Paola el significado atribuido al vuelo toma la forma de resistencia a los estereotipos negativos construidos por la sociedad, respecto a los niños y jóvenes que viven en la calle. Así, el traslado del consumo desde el espacio público de la calle, al espacio privado de su hogar parece ser una expresión, desde su rol materno, de su deseo de evitar la discriminación hacia ella y su familia, lo cual le permite interactuar con contextos sociales cada vez más amplios, sin dejar de estar vinculada a su grupo de calle.

Por último, en la historia de Eddy el uso del vuelo es significado como una forma de cohesión con su grupo, con quienes tiene la responsabilidad y deseo de continuar vinculado, dada  su posición de liderazgo. Pero, también, como aquello que en otros espacios y entornos relacionales le genera discriminación. Así, Eddy negocia con ambos significados consumiendo de forma ritualizada dentro del espacio privado del torrante de su grupo y volviendo su vida de calle cada vez menos pública, de manera de ser asimilado de forma más positiva por la sociedad y reducir la estigmatización.

La movilidad de significados respecto al uso del vuelo que presentan los tres casos, debe ser tomada en cuenta para entender el consumo de inhalantes de la población en situación de calle y como éste adquiere distintas connotaciones dependiendo de los contextos de interacción de la población. Sin embargo, también debemos puntualizar un siguiente hallazgo que deja entrever que cuando se limitan a consumir en espacios privados, parece haber un decremento de uso, lo cual conlleva la posibilidad de moverse y adaptarse a una mayor diversidad de entornos y contextos sociales, lo que a su vez redunda en una menor frecuencia de consumo.

Apoyando este punto, investigaciones recientes (e.g. De Benítez, 2007; 2011; Smeaton, 2009; Terres des Hommes, 2010)han empezado a argumentar que la experiencia de vivir en la calle no se puede globalizar, sino que es particular y responde a la vida de cada persona, por lo cual se ha propuesto el término de street connectedness o vinculación a la calle para describir la existencia de diferentes niveles de conexión al espacio callejero.

Basados en las historias, proponemos que la frecuencia de consumo es uno de los factores más preponderantes de vinculación a la calle, pues parece ser que, mientras más desordenado, diario, caótico y por lo tanto público el consumo, mayor es la posibilidad de conexión y permanencia en la calle. Por el contrario, mientras más ritualizado, ordenado y privado, mayor la probabilidad de involucrarse en actividades socialmente más aceptables y más saludables, como el deporte y el trabajo, que permiten el distanciamiento, sino definitivo, por lo menos temporal de la calle.

Traducido en términos prácticos, estos hallazgos previos sugieren que, en primer lugar, se requiere de una evaluación y asesoría individual sobre el nivel de involucramiento con las drogas, con el fin de plantear intervenciones ajustadas a las necesidades particulares de cada caso.

En segundo lugar, implican que en algunos casos, las intervenciones que pudieran invitar a los jóvenes a involucrarse en espacios y contextos tanto físicos como sociales más amplios, podrían tener resultados más favorables que aquellas que intentan lidiar con el problema del consumo confinándolos a los espacios restringidos de instituciones.

La gran mayoría de modelos de intervención que ofrecen tratamiento en drogas, se conforman como comunidades a puertas cerradas. Luego, aquellas que trabajan con población en situación de calle, si bien propician espacios de interacción social como la escuela y la iglesia entre otros, normalmente buscan que los niños y adolescentes pasen el mayor tiempo del día dentro del espacio físico de los centros, lo cual redunda en un reducido espacio de relacionamiento social, que luego dificulta su reintegración social cuando alcanzan la edad adulta.

Sin embargo, las historias presentadas abren una nueva posibilidad de intervención, basada en la creación de modelos alternativos donde se propicie una mayor cantidad y calidad de interacción social, como ser fuentes laborales, escuelas en la calle, la práctica organizada de deportes, la formación de club de padres; llevados a cabo desde la calle, sin la necesidad de trabajar desde la institucionalización.

Mayor investigación es requerida sobre el consumo de drogas y el efecto de la inclusión social en contextos diferentes del de la calle, para confirmar su utilidad en diseños de intervención. 

 

Reconocimiento: Esta investigación ha sido financiada por la Confederación de Universidades Flamencas VLIR-UOS.

Agradecemos a todos los jóvenes quienes generosamente nos confiaron sus historias.


 

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Artículo recibido en:
20/05/2015

Manejado por:
Editor jefe de Ajayu

Aceptado en:
6/07/2015

No existen conflictos de intereses


 

* Contacto: marcelalosantos@hotmail.com

1. Palabra utilizada para designar el lugar fijo que se usa para dormir en  la calle.

2. En el segundo momento de recojo de información, todos los participantes manifestaron que deseaban que sus nombres reales aparecieran en el documento, como declaración de la apropiación de su historia. Siendo mayores de edad, decidimos respetar esta sugerencia.

3. La palabra seño es la forma coloquial de referirse a las profesionales mujeres que trabajan en instituciones de ayuda.

4. La palabra pijchar es un Bolivianismo que hace referencia al acto de masticar hojas de coca.

5. La palabra saltitos implica que algún miembro del grupo invite de su propia botella de vuelo, siempre y cuando la persona recipiente tenga su propio pedazo de lana.

6. La palabra auto es usada para referirse al transporte público.

7. La palabra lelito hace referencia al estado de embotamiento producido por el consumo excesivo de vuelo

8. La palabra casco es utilizada en el lenguaje coba para designar una actitud o situación negativa o displacentera (Viscarra, 1981).

 

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