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Ajayu Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología UCBSP

versión On-line ISSN 2077-2161

Ajayu vol.18 no.1 La Paz mar. 2020

 

ARTÍCULO

 

VIGENCIA DE LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS EN EL SIGLO XXI

 

VALIDITY OF THE INTERPRETATION OF DREAMS IN THE 21ST CENTURY

 

VIGÊNCIA DA INTERPRETAÇÃO DE LOS SUEÑOS NO SIGLO XXI

 

 

María Elena Lora F.[1]

Universidad Católica Boliviana “San Pablo”

 

 


RESUMEN

El sueño es uno de los elementos fundamentales que aportó Sigmund Freud en la construcción de la teoría psicoanalítica, otorgando a los sueños un lugar y un valor nuevo en la constitución subjetiva, en tanto ellos son la via regia de acceso al inconsciente. Actualmente, los aportes de Jacques Lacan y Jacques Alain Miller muestran y nos advierten sobre los nuevos usos del sueño en la práctica clínica del psicoanálisis, planteándose el sueño como una interpretación del traumatismo inaugural y estableciéndose como un despertar hacia lo real.  

Palabras claves: sueño, inconsciente, interpretación y despertar 


ABSTRACT:

The dream is one of the fundamental elements that Sigmund Freud contributed to the construction of the psychoanalytic theory, granting the dreams a place and a new value in the subjective constitution, as they are the via regia of access to the unconscious. At present times the contributions of Jacques Lacan and Jacques Alain Miller display and warn us about the new uses of the dream in the clinical psychoanalysis praxis, considering the dream as an interpretation of the inaugural traumatism and establishing as an awakening towards the real.

Key words: Dream, unconscious, interpretation and awakening


SUMÁRIO.

O sonho é um dos elementos fundamentais que Sigmund Freud contribuiu para a construção da teoria psicanalítica, dando aos sonhos um novo lugar e valor na constituição subjetiva, enquanto eles são o acesso real ao inconsciente. Atualmente, as contribuições de Jacques Lacan e Jacques Alain Miller nos mostram e nos alertam sobre os novos usos do sonho na prática clínica da psicanálise, considerando o sonho como uma interpretação do trauma inaugural e estabelecendo-se como um despertar para o real.

Palavras-chave: sono, inconsciente, interpretação e despertar


 

 

INTRODUCCIÓN.

El sueño como un enigma, como mensaje, es tan antiguo como la humanidad misma y abre un escenario que da lugar a una serie de evocaciones, predicciones y teorías que aun intentan otorgar el estatuto preciso del sueño en la época actual. Hace aproximadamente 6000 años, con las primeras muestras del lenguaje escrito se manifestaron las primeras interpretaciones de los sueños. A partir de entonces, en todas las culturas, el ser humano ha escudriñado el misterio de los fenómenos oníricos, en tanto mensajes cifrados que requieren de intérpretes e interés por el ciclo vigilia-sueño y su especial connotación mítica y mágica.

Sueño y estructuras cognitivas

Actualmente, los temblores del siglo XXI nos sacuden, estos tiempos de cognitivismo y neurobiología no son nada tranquilizadores por su intento de atribuir a los contenidos del sueño significados universales. Así, la exploración teórica del fenómeno onírico desde el marco cognitivo, implica entender a los sueños como un camino hacia organizaciones complejas de estructuras cognitivas. El trabajo con sueños bajo el modelo experimental cognitivo implica tres fases fundamentales en su proceso de interpretación: la fase de exploración, de comprensión y la de acción. La consolidación de los cambios en los esquemas cognitivos que posibilitan un cambio generalizado, se consigue a través de la implementación de técnicas terapéuticas puntuales, por ejemplo, el entrenamiento en asertividad y el autocontrol. Asimismo, se puede preguntar al paciente qué le gustaría cambiar en el sueño y se le solicita imaginarse el sueño de forma diferente, especialmente cuando se trata de pesadillas, es decir, detener el sueño en un punto determinado y cambiar las dimensiones negativas en positivas, de manera que colme al paciente de una sensación y sentido puro de poder.

La subversión freudiana

Ante este enfoque, como nunca la subversión freudiana, la del trabajo de los sueños en el tiempo de un análisis, nos atañe, nos concierne.

La construcción del psicoanálisis que realiza Freud otorga al sueño otro estatuto, es decir, que el movimiento freudiano da al uso del sueño su verdadera dignidad: la interpretación como método de la experiencia analítica y el vislumbrar un paso más allá que alude a lo que no puede ser simbolizado ni interpretado, lo real. La interpretación de los sueños abre estas dos vertientes, pero ninguna de ellas remite a las organizaciones complejas de estructuras cognitivas, ni su uso en el psicoanálisis supone un insight que permita consolidar cambios de esquemas cognitivos mediante técnicas como el entrenamiento en asertividad y/o autocontrol.

Freud abre la Traumdeutung afirmando: “si no me atienden los dioses del cielo, agitaré a los del mundo subterráneo”. Así, situó el sueño “como un acto psíquico plenamente válido, significativo y valioso; susceptible de ser utilizado en el análisis (…) permitiendo averiguar algo nuevo y obtener (…) por este camino aquello que tan extraño nos parece”. Añadiendo: “Todos los recursos del idioma por medio de los cuales son expresadas las relaciones mentales, desaparecen y como un idioma primitivo carente de gramática (…), lo que queda puede fácilmente parecer incoherente y apunta al lugar imposible de la representación, lugar donde el sentido se detiene”.

La elucidación de Freud que lleva la marca del ombligo del sueño con el nombre de Das Ding, conduce a un punto de irreductibilidad, un núcleo invariable que se sustrae a la actividad de discernimiento y, por ende, se ubica como un traumatismo, haciendo que lo accidental se vuelva necesario.

Despertar a lo indecible

Asimismo, Lacan denominó con muchos nombres el ombligo del sueño, hasta llegar a la afirmación “no hay relación sexual”. Su elaboración sobre los sueños lo llevó a plantear que del lado  de Freud está el deseo de dormir, mientras que del suyo está el deseo de despertar. Entonces, si los sueños para Freud son una realización de deseo, para Lacan son una realización del despertar. Así, el sueño es el despertar de lo indecible, es al menos una alusión y un fortuito llamado a la existencia de lo imposible de agotar, vinculado al traumatismo derivado de la inexistencia de la relación sexual. De allí que el sueño hace surgir, dentro de cada uno, algo más allá, lo real, el lugar imposible de la representación, al decir de Lacan: cicatriz, estigma, aquella metáfora del agujero y nudo corporal.

Sin duda, la fuerza del “soñar en la vida” junto a la cuestión del sentido, podemos pensarlas como la pasión neurótica que van del lado de la dormidera, alejándonos de lo vivo, lo vital; mientras que, el principio analítico apunta a que todo sueño conlleva un ombligo, un punto en el horizonte, que ninguna interpretación otorgará la condición de completitud. El sueño nos lleva al tiempo en que es necesario que los objetos, las cosas, hablen porque la conciencia despierta del ser humano es como un animal amordazado, es decir, las imágenes, las palabras absurdas del sueño, son aquellas que emprenden viaje y que comienzan a decir algo. 

Así, el que sueña ya no es más el que duerme, tampoco es otro, es la presentificación de lo otro, lo que ya no puede decir yo, lo que no se reconoce en sí, ni en otros. Por tanto, el relato del sueño está destinado exclusivamente a uno mismo, para apropiárnoslo, constituyéndonos gracias a la palabra, no solo en dueños, sino en autores de “ese ser” que, aunque ajeno, fue nuestro durante el dormir. 

Sabemos que no se puede realizar un análisis sin pasar por los efectos de verdad derivados de la interpretación del Inconsciente. Como también sabemos que en los sueños la búsqueda de sentido es inicial y necesaria en algunos tramos del análisis, pero inevitablemente en cada sueño podemos situar un ombligo. Es decir, siempre el sueño va a conducir a un despertar, al límite mismo del “no sé más”, que es justamente el encuentro con: “lo imposible de decir”, o “no hay relación sexual”, o “lo real”, o La mujer, o, o, o.. .  Entonces, el sueño concierne a un sin sentido, punto que nos despierta y nos revela que se relaciona con la sexualidad y con la muerte. El sueño es la evidencia de lo que no puede “ser verdaderamente”; el mundo onírico nos muestra que se trata sólo de un sueño de cada cuerpo con un modo de goce, un “eso quiere”. Entonces, la pregunta es ¿qué empuja al sujeto a decir eso? Y allí está el “eso” empuja, el hay “eso”, hay goce. El sueño confina con la región donde reina el “eso”, punto de partida que remite al empuje de una repetición inicial; no hay más sueño que el sueño que gira en torno a algo muy cercano y lejano de nosotros mismos.

Interpretación y uso del sueño

Miller plantea que en un análisis el inconsciente transferencial es una defensa contra lo real, porque en el inconsciente transferencial sigue vigente una intención, un querer decir y la interpretación debe apuntar a desbaratar esa defensa, se trata de aislar el Uno del goce, que no obedece a las leyes del significante, ni a la lógica del fantasma. En el seminario El Ser y el Uno, en la clase del 11 de mayo, respecto a los sueños, Miller propone la dimensión de lo que se abre por la vía de la existencia, de lo que hay; se trata de alcanzar la infinidad de algo que “va más lejos que el inconsciente”; es una orientación clínica que apunta a cernir “lo que hay”. Decir “lo que hay” no supone un todo, se trata de uno, uno, uno y lo interesante es lo que hacemos hoy con “eso”, “hay”. Más aún, esta perspectiva subraya cómo el inconsciente real reducido a una “equivocación”, orienta al inconsciente transferencial, razón por la cual se produce un cambio en la interpretación. Para ello, Miller destaca dos términos: constatar y acotar y los vincula a la interpretación, estableciéndose así un modo de operar del lado del equívoco y de forma sucinta, buscando los elementos reales en el texto de un sueño, en tanto lo real esta escondido en el sueño y éste encuentra sus fuentes en los restos de la lengua.

De esta manera, la interpretación apunta al “despertar” como uno de los nombres de lo real y, consecuentemente, en el análisis hay un uso del sueño. Hay sueños diferentes y habrá que descifrarlos, sin embargo, más allá del desciframiento de su envoltura formal, el sueño alude al sin sentido de lo real, cifra de goce. Lacan afirma que el sueño es ya una interpretación; si es una interpretación, entonces no llama a la interpretación sino que conduce indefectiblemente al “despertar”, el sueño es un medio de poder despertar a eso innombrable que desvela al sujeto. 

El trabajo de un análisis posibilita el surgimiento contingente de un sueño que podrá notificar al sujeto sobre su pequeño goce y, lo propio es que al descifrarlo tiene que interpretarlo, como un modo de tramitar algo de lo traumático real. Es decir, el inconsciente interpreta primero con el sueño y muestra el modo de gozar.

Por ejemplo, si tomamos el “sueño fundamental” del análisis de Patricia Tassara (AE) descrito en su primer testimonio, vemos que ordena una secuencia: “maternidad-caída-muerte. Un real que deja al sujeto mudo”. Es decir, el sueño la habita en términos de hacer caer la maternidad como cobertura de lo femenino. Claramente, para ella, esa caída es la caída del velo del enigma de lo femenino y por lo tanto, es un sueño de despertar; ese es el ombligo porque justamente ese es el punto sobre el que no puede decir mucho, se puede intentar un “saber hacer” a partir de ese encuentro.

Así, en los distintos momentos de un análisis, la función del sueño es un modo de manifestar aquello en lo que uno está tomado. Ciertamente, al final del análisis el uso del sueño implica el inicio de una tentativa de escritura; es el intento de designar algo, un despertar que indica que hace borde de ese litoral con un goce, que por no poder escribirse, el sueño aparece bordeando. Despertar es aproximarse a lo indecible, pues sueño y fantasma son defensas que velan lo real.

Los sueños en el fin de análisis, muestran esa presencia del agotamiento de toda significación posible y ya no están encarnados en una búsqueda de saber, sino más bien, en un desabonamiento del inconsciente que se produce junto a un desenganche concomitante de la transferencia, son sueños que no hacen signo para un desciframiento, hacen de tope: hasta acá llegaste, más allá de esto no hay más, lo que queda a lo sumo son letras, es lalengua.

 

REFERENCIAS.

Freud, Sigmund. La interpretación de los sueños, Obras completas, Volumen IV, Amorrortu, Buenos Aires, 1992.

Freud, Sigmund. Conferencias de introducción al psicoanálisis, Obras completas, Volumen XXII, Amorrortu, Buenos Aires, 1992.

Hill, Clara. El lenguaje de la noche: cómo entender el paisaje de los sueños, RIL Editores, Chile, 2006.

Lacan, Jacques. El Seminario, libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis, Paidos, Buenos Aires, 2005.

Lacan, Jacques. La tercera, Revista Lacaniana de Psicoanálisis 18, Grama, Buenos Aires, 2018.        [ Links ]

Lacan, Jaques. Seminario, libro 24, L’insu que sait de l’une-bevue s’aile a mourre,  lección del 16 de noviembre de 1976, inédito.

Laurent, Eric. El despertar del sueño o el esp de un sue, Texto de orientación, Congreso AMP-2020, https://www.wapol.org        [ Links ]

Miller, Jacques Alain. Seminario, El ser y el Uno, lección del 11 de mayo de 2011, inédito.        [ Links ]

Miller, Jacques Alain, El ultimísimo Lacan, Paidos, Buenos Aires, 2012.

Millot, Catherine. Improvisación, Revista L’Ane, 1982, París. Disponible en Internet.

Tassara, Patricia. Testimonio de pase, Primer testimonio, https://www.wapol.org        [ Links ]

 

Recibido: 12 de noviembre del 2019
Aceptado: 10 de enero del 2020
SIN CONFLICTOS DE INTERÉS

 


[1] María Elena Lora F. (PhD)

Psicoanalista (AME) miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis y la Nueva Escuela Lacaniana

male.lora@gmail.com

 

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