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Ajayu Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología UCBSP
versión On-line ISSN 2077-2161
Ajayu v.19 n.1 La Paz mar. 2021
ARTÍCULO
POBLACIÓN NINI EN CHILE: MOTIVOS PARA LA EXCLUSIÓN LABORAL Y EDUCATIVA
NINI POPULATION IN CHILE: REASONS FOR LABOR AND EDUCATIONAL EXCLUSION
POPULAÇÃO NINI NO CHILE: RAZÕES PARA TRABALHO E EXCLUSÃO EDUCACIONAL
Dr. Carlos Rodríguez Garcés, Muriel Muñoz Ibáñez, Geraldo Padilla Fuentes
RESUMEN
La significativa proporción de jóvenes que no estudia ni trabaja (NINI) es un fenómeno de envergadura y preocupación para la política pública. Utilizando bases de datos oficiales de representación nacional, y mediante un análisis descriptivo y de tendencia, este artículo caracteriza a los y las NINI en Chile en términos demográficos y socioculturales y perfila los motivos que conllevan a la decisión de marginarse del espacio educativo y laboral. Junto a una clara huella de género, la baja escolaridad, pertenencia a grupos vulnerables y condiciones de paternidad/maternidad constituyen atributos distintivos. Los motivos para ser NINI presentan marcadas diferencias de género, predominando entre mujeres el cuidado de otros y labores domésticas. Esto conlleva la necesidad de mejorar las métricas de estimación para visibilizar la contribución económica de la mujer joven al hogar.
Palabras clave: Jóvenes, NINI, abandono escolar temprano, desempleo juvenil, exclusión social.
ABSTRACT
The significant proportion of young people who are not in employment, education or training (NEET) is an important phenomenon and concern for public policy. Using official databases of national representation, and through a descriptive and trend analysis, this article characterizes the NEETs in Chile in demographic and sociocultural terms, and outlines the reasons that lead to the decision to marginalize themselves of the educational and work space. Together with a clear gender footprint, low schooling, belonging to vulnerable groups and paternity / maternity conditions are distinctive attributes. The reasons for being a NEET present marked gender differences, with the care of others and domestic work prevailing among women. This means to improve estimation metrics to make visible the economic contribution of young women to the home.
Key words: Teenagers; NEET, early school leavers, youth unemployment, social exclusion.
RESUMO
A significativa proporção de jovens que não trabalham, não estudam nem seguem qualquer formação (NEET) é um fenômeno importante e uma preocupação para as políticas públicas. Utilizando bases de dados oficiais de representação nacional, e por meio de uma análise descritiva e de tendências, este artigo caracteriza os NEETs no Chile em termos demográficos e socioculturais e delineia os motivos que os levaram à decisão de se marginalizarem do espaço educacional e de trabalho. Juntamente com uma pegada de gênero clara, baixa escolaridade, pertencimento a grupos vulneráveis e condições de paternidade / maternidade são atributos distintivos. Os motivos de ser NEET apresentam marcantes diferenças de gênero, prevalecendo o cuidado do outro e o trabalho doméstico entre as mulheres. Isso significa melhorar as métricas de estimativa para tornar visível a contribuição econômica das mulheres jovens para o lar.
Palavras-chave: Adolescentes; NEET, abandono escolar precoce, desemprego juvenil, exclusão social.
INTRODUCCIÓN
La transición entre adolescencia y adultez se caracteriza, en términos socioculturales, por la acumulación de capital educativo e inserción laboral; ambos eventos son clave para la integración social y económica de los ciudadanos. La inserción laboral contribuye a la trayectoria vital de los y las jóvenes, entregando herramientas y experiencia útiles para el desempeño ocupacional, además de colaborar en la economía social. Por su parte, la educación instala habilidades y provee credenciales que refuerzan las competencias profesionales. En consecuencia, tanto educación como trabajo resultan pilares fundamentales para el desarrollo personal y colectivo entre jóvenes, de quienes se espera madurez en la toma de decisiones (Barbosa, 2017).
Idealmente, estos grupos recorren desde la educación obligatoria o superior hacia la ocupación de puestos de trabajo, haciendo valer las credenciales obtenidas en un mercado laboral cada vez más competitivo y refinado. No obstante, con frecuencia los y las jóvenes encuentran obstáculos para cumplir este trayecto, sea por motivos personales, familiares o contextuales, situación que impide la continuación de estudios o inserción laboral, constituyéndolos en grupo de alta vulnerabilidad económica, social y política al romper la linealidad que supone el ideal transicional de educación y trabajo (Álvarez, Palma y Ruiz, 2018; Rodríguez, 2011).
Este conglomerado sociodemográfico reúne a los jóvenes que no estudia ni trabaja remuneradamente y es referenciado en la literatura clásica como NINI (Social Exclusion Uni, 1999). Aunque esta etiqueta ha sido cuestionada en los últimos años por su imprecisión metodológica, carácter peyorativo y juicios de valor que involucra (Coles, Godfrey, Keung, Parrott y Bradshaw, 2010; Comari, 2014 Castro, 2018), su uso se ha masificado, incorporando ajustes operacionales y distinciones conceptuales. En su amplia definición aglutina a un grupo heterogéneo de jóvenes entre los 15 y 29 años, excluidos del sistema escolar, que no trabaja remuneradamente ni busca empleo, con independencia del motivo que produce dicha marginación (OIT, 2013; Lobera, 2014).
Si bien hace referencia a quienes en un periodo de moratoria moral de carácter personal y por decisión propia se excluyen del sistema educativo y el mercado laboral, en su composición principal vincula al mundo de la pobreza y vulnerabilidad social, la necesidad de cuidar de otros y quehaceres del hogar (D’Alessandre, 2010; Román, 2013). Por tanto, su prevalencia como fenómeno social es expresión de la debilidad compartida entre sistema educativo, mercado laboral y garantías estatales para atender población joven, profundizada conforme aumentan las diferencias de género.
En efecto, el fenómeno NINI posee una clara huella de género, en tanto es expresión de las restringidas tasas de participación femenina, el rol atribuido a la mujer respecto de la crianza de los hijos y cuidado del hogar y la invisibilización que las estadísticas oficiales hacen de trabajo doméstico no remunerado (Arceo y Campos, 2011; PNUD, 2009).
De igual manera, la existencia de un mercado del trabajo particularmente hostil con los y las jóvenes en términos de salario, flexibilidad y exigencia, desalientan la participación laboral, agravada por la debilidad o ausencia de las credenciales educativas. Por otro lado, un sistema educativo con dificultades para garantizar el acceso a población joven, mitigue el abandono escolar temprano, no controle el fracaso escolar ni estimule la continuación de estudios o especialización, inhibe la acumulación de capital humano; evento particularmente preocupante en un contexto donde las credenciales educativas condicionan la incorporación al mercado del trabajo, brindan estabilidad y facilitan rentas acordes a las expectativas (Cabezas, 2015; Díaz y Marcuello, 2015).
El escaso capital educativo acumulado en las trayectorias escolares de los NINI determina también una restringida experiencia laboral caracterizada por la precariedad y las bajas remuneraciones, intermediadas por prolongados periodos de desempleo (Repetto, 2013). Así mismo, la baja retribución que les genera la inserción laboral da pie a conductas problemáticas y actitudes fatalistas que culpabilizan al entorno por la baja movilidad social (Ochoa, Sarmiento y Silva, 2015).
La situación de NINI, particularmente cuando es de condición permanente, constituye un detonante de otras problemáticas sociales como expresión de la exclusión y la marginación, sobre todo en contextos de precariedad y desigualdad, generando un círculo vicioso de transmisión intergeneracional de la pobreza difícil de afrontar al hipotecar oportunidades laborales y acceso a una vida digna, por cuanto el abandono escolar temprano inhibe la fluidez social o movilidad relativa derivada del desplazamiento ascendente entre capas sociales (Solís y Boado, 2016).
La presencia de NINI profundiza los procesos de exclusión que enfrenta la juventud, agudizando los conflictos intergeneracionales en términos de seguridad ciudadana. A los jóvenes que no estudian ni trabajan usualmente se les etiqueta como vagos, vinculados al consumo de drogas y propensos a cometer actividades delictivas (Duran, 2017; Gómez, 2016; PNUD, 2009). Pese a ello, la literatura también reporta que los motivos para encontrarse en dicha situación se vinculan estrechamente con los contextos de pobreza y marginación en que han crecido y deben desenvolverse los y las jóvenes.
En tal sentido, este artículo busca describir la situación de la población NINI en Chile, jóvenes entre los 15 y 29 años que no estudia ni trabaja. Mediante los datos recogidos por CASEN versión 2017, se expone y analiza la tendencia histórica de este conglomerado, sus características principales y razones para encontrarse en excluidos del mercado del trabajo y el sistema educativo, haciendo hincapié en las distinciones de género como atributo estructurante de la situación NINI.
METODOLOGÍA
DISEÑO
Mediante un análisis estadístico de carácter bivariante, este artículo describe y analiza la situación, tendencia y atributos de los y las jóvenes NINI en Chile. Se construye una serie de indicadores e índices con información provista por fuentes oficiales de representación nacional.
INSTRUMENTO
Se utilizan Bases de Datos correspondientes al levantamiento de información que realiza el Ministerio de Desarrollo Social de Chile mediante la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN), particularmente en su versión 2017. CASEN, con aplicaciones bianuales, constituye el principal instrumento de diagnóstico y planificación de la política social, abordando diferentes aspectos y dimensiones de la vida socioeconómica en el país.
En específico, para efectos de este estudio se han consignado las dimensiones de Educación y Trabajo, previa selección de la población objetivo [jóvenes entre 15 y 29 años que declaran no estudiar ni trabajar remuneradamente].
MUESTRA
La encuesta CASEN tiene una representación nacional, con indicadores de error absoluto de 0,4 puntos porcentuales y 4,3% como error relativo, en un nivel de confianza al 95%.
Según los criterios de selección y ajuste, la muestra final está constituida por 6.707 jóvenes, en su gran mayoría de sexo femenino (69,4%), con distribución homogénea según edad. En términos educacionales, 1 de cada 5 (19,4%) jóvenes NINI ha continuado estudios superiores dejándolos inconclusos, mientras un 28,2% no terminó la educación obligatoria. Predomina la representación urbana, característica común de la distribución territorial en el país.
PROCEDIMIENTO
Para ilustrar las tendencias y perfiles que registra el fenómeno NINI en Chile se ha realizado un análisis estadístico descriptivo y bivariante, dando cuenta, mediante gráficos y tablas, sus prevalencias y brechas en la franja temporal 1990- 2017. Así mismo, se definen los principales atributos que caracterizan a la población NINI segmentado por género, en consistencia con lo expuesto por la literatura actualizada del fenómeno. Por último, se exponen y analizan con base al mismo criterio de segmentación las principales razones que esgrimen los jóvenes NINI para no trabajar remuneradamente ni estudiar.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
El Gráfico 1 muestra en series temporales la proporción de jóvenes entre 15 y 29 años que no estudian ni participan del mercado del trabajo (NINI), observándose una significativa disminución en la franja temporal analizada. Para el año 2017, la proporción de jóvenes NINI alcanza el 12,7%, lo que representa una reducción del orden del 56% respecto a la existente en 1990 (28,8%). Situación que se explicaría por la mayor cobertura del sistema educativo y su capacidad de retención, además del dinamismo del sector económico-productivo para absorber la mano de obra disponible con relativa independencia de su nivel formativo.
Una amplia gama de jóvenes con diferenciados perfiles sociales y académicos son atendidos por una diversificada oferta educativa, a lo que se suman programas curriculares cada vez más flexibles y de organización multimodal. Aunque los problemas de calidad persisten, estos atributos hacen de la institución educativa un espacio más inclusivo, disminuyendo las tasas de deserción escolar temprana y prolongando trayectorias escolares.
Junto con la clásica modalidad educativa Científico-Humanista de carácter diurno que agrupa a gran parte de la matrícula, ha adquirido fuerte presencia la formación Técnico Profesional y Nivelación de Estudios, en un contexto donde la enseñanza obligatoria se ha extendido hasta los 12 años de escolaridad. Al año 2016, las tasas de cobertura son prácticamente universales, alcanzado un 92% para la enseñanza básica y un 73% en la secundaria (MINEDUC, 2016). A esto se suma la amplia y variada oferta educativa de nivel superior, tanto pública como privada, constituida por Centros de Formación Técnica, Institutos Profesionales y Universidades, que acogen una significativa proporción de estudiantes que buscan mejorar sus credenciales educativas para facilitar la inserción en el mercado del trabajo. Aumento de cobertura que se explica también por la creciente importancia que la población joven asigna a la educación como oportunidad para obtener beneficios de largo plazo, motor de movilidad social e inversión de alta rentabilidad que aseguraría retornos salariales y estabilidad laboral (Bruquetas y Martin, 2014; Meller y Brunner, 2009).
Por otro lado, este interés por mejorar los niveles de escolaridad en términos de calidad y cantidad convive con la existencia de una matriz económica-productiva dinámica y flexible en su relación con el mercado del trabajo, el cual es capaz de absorber la mano de obra disponible, presionando hacia una mayor empleabilidad incluso por parte de quienes se encuentran aún en procesos de acumulación de capital educativo.
No obstante, pese a los mayores niveles de cobertura educativa y empleabilidad, aún se observa una significativa proporción de jóvenes fuera del mercado laboral y del sistema educativo. Al respecto, la Tabla 2 expone los atributos distintivos que tienen los NINI en comparación a la población general para idénticos rangos etarios.
En su distinción por sexo, el ser mujer se constituye en la característica más sobresaliente de los NINI. Dentro de este contingente, 7 de cada 10 NINI son de sexo femenino, quienes registran una sobrerrepresentación del 46,1% respecto del conglomerado general. Alta prevalencia que estaría asociada, obviando las debilidades y sesgos metodológicos de los esquemas tradicionales de medición, a componentes sociales y culturales que reproducen relaciones de desigualdad.
Si bien es una tendencia que se ha atenuado en las últimas décadas, los roles de género tienden a circunscribir a la mujer que ha abandonado tempranamente el sistema escolar al espacio doméstico, dificultando su trabajo remunerado. La discontinuidad laboral y educativa de la mujer se acentúa en contextos de vulnerabilidad caracterizados por la pobreza económica, el matrimonio prematuro y los embarazos adolescentes (Elizondo, 2017). Particularmente, la maternidad y/o constitución de familia obstaculizan el progreso de trayectorias educativas o laborales, que con el transcurrir del tiempo se vuelven difíciles de retomar.
Mientras en los hombres la condición de NINI se debería al desempleo prolongado, para las mujeres las restricciones serían de orden cultural, asociadas al sistema de construcción sexo-género que consagra al espacio doméstico como ámbito de exclusiva responsabilidad femenina, particularmente cuando hay presencia de hijos pequeños. Dedicación y asignación de rol que limita las posibilidades de inclusión en el mercado laboral y educativo, más aun conforme aumenta la edad (Ochoa, Sarmiento y Silva, 2015).
En la medida que la educación constituye un predictor eficaz para la empleabilidad, el abandono escolar temprano precariza las oportunidades laborales y aumenta la probabilidad de engrosar la cifra NINI (Elizondo, 2017). Si bien las tasas de cobertura educativa han incrementado el capital humano disponible en los jóvenes, hay segmentos poblacionales que aún presentan dificultades para insertarse en el mercado laboral debido a la debilidad de sus credenciales educativas. A este respecto, un 14,6% de los NINI no supera los 8 años de escolaridad, cifra muy superior a la exhibida por el grupo de comparación (5,4%).
Por otra parte, se constata una significativa proporción de NINI con adecuados y altos niveles de escolaridad. Un 71,4% de ellos declara contar con la enseñanza obligatoria e incluso haber desarrollado trayectorias en la educación superior, cifra que es muy similar a la observada en el grupo de comparación (72,3%). Esta aparente paradoja entre NINI, donde mayor escolaridad no deriva en empleabilidad, se explicaría, por una parte, por los atributos del mercado laboral y sus tasas de desempleo estructural y friccional que, aun siendo acotadas, afectan principalmente a los jóvenes y, por otra, es el resultado de la amplia cobertura que ha alcanzado la educación formal en Chile y consiguiente acumulación de capital humano.
En efecto, existiría una oferta laboral con requerimientos técnicos y profesionales que tiende a no ser cubierta por la demanda de empleo que hacen los jóvenes, o bien, que las política salariales, jornadas y exigencias laborales no se ajustan a las expectativas de los demandantes. Derivado de esto, existiría un contingente de jóvenes que voluntariamente se margina del mercado laboral, pues tiene la opción de trabajar pero no desea hacerlo. Se estructura así una moratoria laboral a la espera de mejores oportunidades que satisfagan las aspiraciones, especialmente cuando los ingresos del jefe de hogar se encuentran sobre un determinado umbral (Filardo, 2016), lo que incrementa la probabilidad de convertirse en NINI. Complementariamente, el sobrestock de mano de obra semi calificada o calificada deprecia las credenciales educativas y con ello los niveles de renta y empleabilidad, desincentivando aún más la inserción laboral.
Otro de los rasgos distintivos del NINI es su situación de pobreza. Conforme incrementa la vulnerabilidad socioeconómica lo hace también la proporción de jóvenes NINI: un 35,1% pertenece al 20% más pobre de la población, cifra que prácticamente duplica la exhibida por el grupo de comparación (18,2%). Tendencia igualmente relevante se observa en términos de pobreza Multidimensional, donde 3 de cada 10 NINI (29,9%) reside en un hogar carente.
La discontinuidad de las trayectorias educativas y laborales en los jóvenes se produce con mayor intensidad en contextos de pobreza, marginándolos doblemente de los circuitos formales de inclusión (Mosquera, Palma y Álvarez, 2018). Si bien la inserción laboral es un proceso complejo y escasamente homogéneo (Aguilera, Acosta y Torres, 2017), para los jóvenes la consecución de empleo se torna particularmente difícil y sujeta a la temporalidad, caracterizada por bajas rentas e informalidad (Cabezas, 2015). Además, las menores credenciales educativas debido a deserción escolar temprana los constituye en demanda menos atractiva para el mercado laboral.
Respecto de la situación de maternidad/paternidad, una proporción significativa de los NINI declara tenencia de hijos/as, particularmente durante la adolescencia (24,9%). Pudiendo adquirir rasgos diferenciados con base al género y nivel de vulnerabilidad, el embarazo adolescente y la maternidad/paternidad precoz configuran nuevas responsabilidades que presionan la generación de ingresos y cuidados del infante a costa de la continuidad de estudios. Aunque particularmente para el caso de mujeres, el cuidado de otros se instala como factor determinante en el perfil NINI; tanto en las categorías de progenitores no adolescentes y adolescentes, se constata una sobre representación NINI respecto al grupo de contraste, la cual transita desde el 66% a un 157% respectivamente.
Además de los rasgos distintivos que perfilan a los NINI, aparece una serie de motivos que esgrimen para no estudiar ni trabajar remuneradamente. Dado que las motivaciones adquieren prevalencias diferenciadas con base en el género, la Tabla 3 expone las categorías de motivación distinguiendo entre hombres y mujeres.
Aunque la prevalencia de los motivos difiere significativamente en razón del género, a nivel general, el haber concluido estudios (31,1%) y el embarazo y cuidado de otros (28,1%) constituyen las razones más usuales entre población NINI para no estudiar. Por su parte, los quehaceres del hogar (22,7%) disponibilidad de empleo (24,4%) y cuidado de otros miembros del hogar (23,4) lo son para no trabajar remuneradamente.
Las dificultades económicas, el bajo rendimiento escolar y los problemas de acceso como motivos para nos estudiar tienen una importancia significativamente menor, no obstante observarse prevalencias diferenciadas entre hombres y mujeres. La vulnerabilidad económica y barreras institucionales son comparativamente planteadas con mayor recurrencia por los varones. Mientras en las mujeres jóvenes la conformación de familia y el embarazo se constituyen en factores de riesgo para el abandono escolar temprano, en los varones los motivos se vinculan a la generación de ingresos e inserción laboral.
La responsabilidad del trabajo doméstico, crianza y cuidado de otros, desarrollados casi en exclusividad por las mujeres, obstaculizan el desarrollo de trayectorias educativas y laborales, constituyéndose en expresión de las desigualdades que sufren las mujeres en la búsqueda de empleo y ejercicio laboral (Dominguez-Folgera, 2015; Rodríguez, 2015). De tal modo, la probabilidad de constituirse en NINI por parte de las mujeres aumenta con la presencia de pareja, tenencia de hijos/as y existencia de familiares dependientes o enfermos. En efecto, 2 de cada 5 mujeres NINI (39,3%) reportan la maternidad como principal motivo para descontinuar su trayectoria escolar , mientras que el cuidado de otros (32,9%) y quehaceres del hogar (30,5%) le impidirían trabajar remuneradamente.
Estas actividades, comúnmente tipificadas como trabajo familiar no remunerado, constituyen un aporte económico significativo por parte de las mujeres a la economía familiar. Rol contributivo no cuantificado por las estadísticas oficiales y que obliga, incluso, a revisar la definición tradicional de NINI. Tanto las tareas del hogar como el cuidado de otros, sean hijos/as, hermanos/as o personas mayores, deberían considerarse trabajo, pues son servicios que requieren inversión de tiempo para quien las realiza y, de no contar con este, la familia debería remunerarlas a un agente externo.
El trabajo doméstico suele ser invisibilizado no tan solo por las métricas oficiales, sino también por representaciones sociales y autoatribución de rol, debido a su informalidad y carencia de remuneración. Características que lo distancian de la definición clásica de “trabajo” acuñada en sociedades capitalistas, que lo vinculan con la acción productiva (Gómez y López, 2019). Conceptualización que acentúa la diferenciación entre trabajo productivo y reproductivo, remunerado y no remunerado, subestimando los aportes que el trabajo doméstico hace al cuidado y bienestar de la familia y el hogar (Camarero, 2008; García, 2019); Osorio, 2011; Paura y Zibecchi, 2014; Willson y Valdés, 2013)
Por ello, no es de extrañar que una proporción significativa de mujeres NINI lo sea con ocasión de la responsabilidad asumida o delegada hacia el cuidado de otros y el hogar. Las implicancias derivadas de estas actividades, en tanto trabajo no remunerado, dan cuenta de la pertinencia de filtrar de la medición NINI a quienes realizan quehaceres domésticos y cuidado de otros, a fin de lograr una mayor precisión en la estimación de este grupo; aspectios que han sido observados por otros investigadores como Baquerin y De la Torre (2018) y Molinier y Legarreta (2016).
Para muchos jóvenes, interrumpir la adquisición de capital educativo se atribuye a las condiciones del contexto en que desarrolla su infancia y adolescencia, entre las que destacan la valoración de la educación y refuerzo hacia el aprendizaje que la familia haya tenido. La percepción que se tenga de la inversión educativa y la emergente necesidad de aportar económicamente al hogar, cuando no a la propia mantención, incentivan el abandono escolar temprano. Según evidencia disponible, en hogares monoparentales en situación de vulnerabilidad aumenta la probabilidad que los hijos deserten con objeto de asumir un rol proveedor (Pérez, 2012); aunque debido a las credenciales educativas que se tienen, esta inserción laboral se caracterizaría por la precariedad e inseguridad, exponiéndoles a prolongados periodos de desempleo. En efecto, la falta de disponibilidad de empleo remunerado se constituye en un motivo expuesto por 1 de cada 4 NINI (24,4%), siendo particularmente relevante para el caso de los varones (45,4%).
CONCLUSIONES
Las políticas públicas han intensificado la cobertura educacional y elevado las credenciales educativas de la población joven, mejorando sus niveles de empleabilidad. Si bien la proporción de jóvenes que no estudia y tampoco participa del mercado laboral se ha reducido en los últimos años, continúa siendo una problemática social de envergadura, expresión de persistentes dificultades que el sistema escolar y el mercado del trabajo tendrían para retener y absorber a un significativo contingente de jóvenes y adolescentes.
Al momento de comparar con la población general entre 15 y 29 años las características de los NINI, observamos que mayoritariamente son mujeres, de escolaridad reducida, pertenecientes a los grupos socioconómicos vulnerables y con hijos/as, particularmente durante la adolescencia.
Estos atributos acentúan sus efectos de exclusión escolar/laboral de acuerdo a los contextos en que habita la población NINI. Por un lado se encuentran los entornos sociofamiliares pauperizados y de bajos recursos, donde los y las jóvenes abandonando tempranamente el sistema escolar deben optar por cumplir con roles de cuidado o recibir una disminuida oferta laboral que desalienta la búsqueda de empleo. Por otro lado, la abstención, en especial la exclusión en el mercado del trabajo, sería expresión de un desajuste de expectativas salariales, horarias o de condiciones de trabajo, fortalecidas por la existencia de una red de soporte socioeconómica familiar, más en un contexto de menor rentabilidad de las credenciales educativas. Ello explica la paradoja expuesta entre NINI, donde mayor escolaridad no deriva en empleabilidad.
Los motivos expuestos por los NINI para no trabajar ni estudiar registran marcadas brechas en razón del género. El embarazo, el cuidado de otros y los quehaceres del hogar son motivo predominante entre mujeres, situación que pone de manifiesto la importancia de los roles de género y su reproducción como motor de desigualdad y brechas. Entre hombres, los motivos se segmentan según refieran a la discontinuidad de estudios o abstención laboral. Razones personales y dificultades económicas adquieren relevancia para la interrupción de trayectorias educativas, mientras que la falta de disponibilidad lo es para no trabajar.
Los costos asociados a este receso, sea voluntario o condicionado, interactúan dinámicamente. La temprana interrupción de trayectorias escolares impide la acumulación de capital educativo y habilidades útiles para ingresar, mantenerse y progresar en el mercado laboral. Así mismo, marginarse del mercado del trabajo inhibe la adquisición de competencias y experiencia laboral y la autonomía financiera, difíciles de revertir con el transcurso del tiempo. Esto limita en los NINI el desarrollo de proyectos vitales emancipados y logro de una mejor calidad de vida.
Por último, los resultados aquí expuestos refuerzan la necesidad de construir nuevas métricas para la estimación del fenómeno NINI, pues las actuales sobreestiman la proporción NINI femenina, invisibilizando la contribución que estas realizan a la economía del hogar a través del trabajo doméstico y el cuidado de otros. Revisar las encuestas de empleo y la operacionalización teórico-metodológica que les subyace, aportaría mayor sensibilidad y precisión a la construcción de indicadores ajustados al nuevo escenario laboral con enfoque de género.
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Recibido: 22/11/2020
Aceptado: 22/01/2021
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