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Revista Ciencia y Cultura

versión impresa ISSN 2077-3323

Rev Cien Cult  n.9 La Paz jul. 2001

 

Fragmentos de El Loco de Arturo Borda

 

Feminiflor1
o sea la mujer

1 Del Tomo III, "De la historia", p.p. 1235 - 1237

La obra de Borda pone en juego una interacción, entre autor narrador y protagonista, que traspasa los límites entre ficción y realidad, convirtiendo según, según..., la obra de ficción en realidad, o la realidad en ficción, rompiendo la dualidad que cada uno de ellos implica. No de la misma manera en que este desplazamiento sucede en Niebla, la nívola de Unamuno, ni tampoco como con los personajes de Pirandello que salen en busca de un autor: El Loco simplemente extiende sus dominios, se apropia del narrador y luego del autor y sale a la calle a mirar el mundo, probablemente La Alameda, aquella de los sauces llorones que nunca volveremos a ver más que en fotografías, y que ahora se llama El Prado.

B. W. Vol. I Hacia una Historia Crítica de la Literatura en Bolivia


En Corpus Christi salió a luz Feminiflor, periódico mensual femenino.

Yo estuve en el Bar Bolivia, bebiendo unos copetines de no sé qué cuando con voz sonora y a la disparada iban unos muchachos de la alta sociedad, casi cantando, entre cohibidos y audaces, orgullosos de sentirse, por amor, suplementeros. Decían: -A veinte centavos Feminiflor- Y el público tomábamos a la rebatiña el periodiquillo.

Hermoso y loco gesto que empieza a romper la rémora de las vergüenzas sociales.

He leído con todo el cariño y respeto que se merece la hojita. Y de lo más hondo de mi alma he sentido elevarse un grito que decía Sursum Corda; porque en ese movimiento de belleza femenina en el yermo más huraño de la meseta andina, se oculta un sentido tremendo de reacción social que seguramente escapará al análisis de los seres incultos.

Aquel revoloteo de los corazoncitos es algo como la sacra llama que se reaviva en el rescoldo de la edad heroica al huracanado soplo de una santa locura, como todas las locuras. Pues el encantador conjunto de chiquitinas, aquí Susana, Laura y María, soñando; luego Adela, Carmen y Zobeída; allá Nelly, Consuelo y Daisy, con Ninfa, Florinda y Marina, aunadas al hervor de un colmenar de sentires y pensares, han lanzado su reto a los hombres. Y lo hacen en estos términos: -...si llegasen a faltar hombres, estamos en pie las mujeres.

Qué vergüenza para la incapacidad masculina. El Rey de la naturaleza... Pues el amor débil, la frágil belleza, arcilla ideal, es la que acaso sintiendo impotente en el patrio lar una secuela de servilismos, lanza hermosamente altiva su reto a los republicanos.

¿Qué más? Ya no falta nada para espolonear en la dignidad del macho humillado en su servidumbre. Es el amor congregado en Feminiflor, allá donde ponemos nuestro corazón; es Ella, el eterno femenino, que reta a la soberbia del hombre hacia los enormes holocaustos de rebeldías heroicas.

Los corazones en los que la sangre hierve con las grandes pasiones, rendimos nuestro vasallaje un segundo a las hermosas chiquitinas de Feminiflor, y ya que la mujer empieza a reconquistar sus derechos, le gritamos desde lo más hondo de nuestra conciencia, por ver resurgir enorme la patria grande:

¡Arriba corazones! Que vuestros latigazos sean siempre limpios cual rayos de luz: que humillen y avergüencen a la impudicia y la cobardía. Sed, por amor y piedad, salvadoras de aquesta patria que se hunde en los abismos de toda miseria, y sin lucha.

A vuestro conjuro, los que amamos la belleza y la libertad, iremos a vosotras en un vértigo de gratitud, cantando himnos de gloria.

Quemad, oh bellas, en vuestra sangre los grandes ideales; y sea siempre por amor, vuestra poesía, entre sonrisa y risa, cauterio en llaga viva.

Ahora os ruego no olvidar estos puntos que anotaré:

Primero

Que iniciada vuestra labor periodística, ese mismo hecho os prueba que vuestra voluntad es suficiente para ir adelante, es decir, que os bastáis. Tal acontecimiento deben pregonarlo bien alto y claramente, no tanto por vosotras cuanto que por suscitar la emulación en la juventud que aún no ha roto el capúz de sus timideces. Esa es obra de patriotismo que jamás cesaremos de loa. Digo que la reacción sople del Bello Sexo. Sería admirable.

Segundo

Que la mujer debe comprobar, por su propio orgullo, que no es inferior ni tornadiza como se le supone.

Tercero

Que ya que se dedican al periodismo, es necesario tener presente, de modo invariable, que no se debe tragar nada de lo que se quiere expresar. Pues he observado entre los hombres, que lo único que vale, como verdad o como belleza, es justamente lo que el miedo o la vergüenza les obliga a callar. Tened presente que lo único grande, lo único subyugador, es la verdad pura, tal como la sentimos. Esa forma de expresión se llama audacia, y entre los hipócritas, temeridad: es el gesto heroico. Y si el ejemplo llega de la mujer, entonces para nosotros ¿qué alegría no será soñar lo Heracles y Sansones, lo Proteos y Prometeos que serán los hijos de tales heroínas? Así, pues, ¡cómo nos emborracha el porvenir!; qué orgullo al sólo considerar que la bocanada de reacción en el aula, en el hogar y la prensa, nos viene de la preconciencia materna en la pubertad, a tres mil metros sobre la mar!

*

Ahora apuntaré lo útil que sería que mediante una intensa propaganda se organicen, en los principales centros de la República, iguales colmenas femeninas a Feminiflor, con el propósito de reaccionar el espíritu masculino que se está acabando en la inacción y en los temores inútiles. Es urgente enseñar a rasgar sacrílegamente, primero que nada, la nada de las ideas sagradas, para entrar de lleno en la conquista brutal del porvenir.

Pero recordad, lindas nenitas, que la victoria y la virtud no están en las exaltaciones, sino que en la perseverancia dolorosa y fatigante.

 

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