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Revista Ciencia y Cultura

versión impresa ISSN 2077-3323

Rev Cien Cult vol.28 no.52 La Paz jun. 2024  Epub 30-Jun-2024

https://doi.org/10.35319/rcyc.2024521306 

ARTÍCULOS Y ESTUDIOS

Volverse comunidad para resistir al despojo: el caso del Movimiento No Tav del Valle de Susa en el norte de Italia

Becoming a Community to Resist Dispossession: the Case of the No Tav Movement of the Susa Valley in Northern Italy

* Maestra en Antropología Social, CIESAS, Unidad Pacífico Sur, Oaxaca de Juárez, México. Investigadora independiente, Turín. Contacto: anna.avidano@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0009-0000-5821-9361


Resumen

Este artículo se basa en una etnografía del Movimiento No Tav, que lleva más de tres décadas resistiendo a la imposición de un megaproyecto en el Valle de Susa. En el texto se da cuenta de cómo las estrategias represivas implementa- das por el Estado para imponer la obra, lejos de desmovilizar la lucha No Tav, la ha consolidado, impulsando la conformación de una “comunidad” en resistencia. Seguidamente, se presentan los principales elementos que caracterizan dicha comunidad y sus prácticas de producción y reproducción, evidenciando la centralidad del cuidado como herramienta de resistencia frente a los procesos de despojo contemporáneos.

Palabras clave: Despojo; comunidad; cuidado; No Tav

Abstract

This article is based on an ethnography of the No Tav movement, which has been resisting the imposition of a mega-project in the Susa Valley for more than three decades. It shows how, far from demobilising the No Tav struggle, the repressive strategies used by the state to impose the project have consolidated it and encouraged the formation of a “community” of resistance. It then presents the main elements that characterize this community and its practices of production and reproduction, highlighting the centrality of care as a tool of resistance to contemporary processes of dispossession.

Keywords: Dispossession; community; care; No Tav

1. Introducción

El Mapa Mundial de Justicia ambiental1 registra a la fecha más de 4.000 conflictos socioambientales alrededor del planeta, cuya mayoría se desarrolla en el continente americano -en particular en América Latina y Caribe-, evidenciando el impacto del extractivismo en la región. En el mismo periodo, el Mapa2 señala la presencia de más de 150 conflictos de la misma naturaleza en Italia, dando cuenta de la expansión del “despojo de lo común” (Composto y Navarro, 2014, p.18) a nivel mundial. Siguiendo a estos autores, con “despojo de lo común” se hace aquí referencia a las actuales políticas extractivas y de acaparamiento de tierras, enmarcándolas, en la misma línea de Harvey (2006), en una crisis del capitalismo que intenta sanarse a través de un nuevo ciclo de acumulación, basado en el saqueo de los bienes naturales y otros ámbitos anteriormente no incluidos en la lógica del mercado del capitalismo. Dicho saqueo se justifica a partir de una lógica de mercantilización de los bienes comunes (Harvey, 2007) y de primacía del valor de cambio sobre el valor de uso (Composto y Navarro, 2014), que conlleva la destrucción de las bases de subsistencia para la vida humana y no humana.

Uno de los conflictos socioambientales italianos más antiguo es el que se desarrolla desde hace más de 30 años en el Valle de Susa alrededor de la implementación de una gran obra de infraestructura, una línea de trenes de alta velocidad y capacidad conocida como TAV/TAC. Dicha disputa ve contrapuesto al Estado central italiano, promotor de la obra, a la mayoría de la población que habita el Valle, contraria a la misma, hoy día organizada en el así llamado Movimiento No Tav. El movimiento involucra a la mayoría de las y los habitantes de la parte baja del Valle de Susa y de sus autoridades locales, así como a numerosas personas de otras regiones de Italia. Al mismo tiempo, se ha vuelto referente de otras luchas -tanto italianas, como europeas- de resistencia a la imposición de megaproyectos y de defensa del territorio. El perfil de las y los activistas es muy variado a nivel generacional, de género, de origen geográfico y de condición socioeconómica; aun así, todas y todos se autonombran como pertenecientes al “pueblo No Tav”, y hoy día consideran haberse conformado en una “comunidad”.

Si en los casos latinoamericanos muchas de las experiencias de resistencia a proyectos extractivos se originan en procesos previos de fuertes organizaciones comunitarias (Bastos y De León, 2014), no se puede afirmar lo mismo por lo que refiere a Italia, y en particular por el Valle de Susa, en donde, si bien existieron experiencias de organización colectiva y resistencia -como por ejemplo la lucha de resistencia al nazi-fascismo en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, o las reivindicaciones sindicales en la segunda mitad del siglo XX-, no se contaba con espacios consolidados históricamente de participación y organización colectiva. Sin embargo, Mina Lorena Navarro Trujillo y Lucía Linsalata, en su artículo “Capitaloceno, luchas por lo común y disputas por otros términos de interdependencia en el tejido de la vida. Reflexiones desde América Latina” (2021), recuerdan cómo la imposición de proyectos extractivos conlleva, en los “cuerpos-territorios” afectados, “la emergencia de un sentido colectivo de afectación y de enlace cooperativo” (p.94), y eso puede traducirse en múltiples prácticas de resistencia al despojo y en una reconfiguración de las relaciones basadas en “la producción de lo común” (p.96), entendida como “proceso de regeneración y reapropiación de las capacidades políticas para gestionar la vida bajo otros patrones de relacionamiento y disputar otros términos de la existencia que revitalicen y materialicen relaciones de interdependencia de otro tipo” (p.96).

Eso es lo que ocurrió en el Valle de Susa, y a lo largo del artículo se dará cuenta de cómo la imposición de esta grande obra de infraestructura generó “un sentido colectivo de afectación” (p.96) que ha llevado a la conformación de una comunidad en resistencia. En lo específico, se presentarán las principales características de dicha comunidad y algunas prácticas de producción y reproducción de la misma, entendiendo aquí por comunidad a “un tipo de relación, basada en los principios de cooperación y de responsabilidad entre unas personas y otras y el respeto a la tierra, los bosques, los mares y los animales” (Federici, 2013a, pp. 158 y 159), que “se potencia en los momentos de profundización del antagonismo social, en los cuales se despliegan acciones de lucha que desafían, contienen o hacen retroceder las relaciones capitalistas” (Gutiérrez y Salazar, 2015, p. 22).

El artículo representa un extracto de mi tesis de maestría en antropología social (Avidano, 2016), realizada con enfoque etnográfico y construida a partir de la observación participante, las charlas informales y 19 entrevistas a profundidad con personas activistas del Movimiento. Desde la redacción de la tesis, he continuado siguiendo al Movimiento y a sus iniciativas hasta la fecha, y dicha actividad de “participación observante” (Guber, 2001, p.60) me ha permitido actualizar algunos datos recolectados en mi trabajo de campo.

2. Breve recorrido histórico del conflicto alrededor del megaproyecto TAV en el Valle de Susa

El conflicto alrededor de la construcción del megaproyecto TAV/TAC en el territorio del Valle de Susa lleva más de treinta años de historia. Dicha disputa es en parte consecuencia de las características geográficas y orográficas del territorio, que desde el siglo XIX fue convertido -a los ojos de los diferentes gobiernos italianos- en un potencial corredor de tránsito entre Francia e Italia, ya que conecta de forma natural la ciudad de Turín a Francia, a través de tres pasos alpinos. Por eso, el Valle hoy día está atravesado por cuatro grandes infraestructuras de transporte -una línea de trenes, dos carreteras estatales, y una autopista, cuya realización fue degradando el entorno y redujo paulatinamente la superficie de tierras fértiles disponibles.

En particular, la construcción de la última grande infraestructura en el área en los años ochenta del siglo pasado -la autopista A32V- generó un impacto ambiental nocivo, principalmente por la contaminación producto de la cementificación de parte del territorio y por la reducción de tierras cultivables. A pesar de dicha degradación del Valle, el gobierno italiano no proporcionó a los municipios locales ninguna compensación o herramienta de mitigación del impacto del megaproyecto, aunque se había comprometido a hacerlo en la etapa de evaluación de la obra, por lo que se generó cierta desconfianza de parte de las personas del territorio hacia las instituciones estatales supracomunales.

Asimismo, dicha experiencia llevó a parte de la población a reflexionar sobre la relación con su entorno y acerca de las implicaciones de vivir en un territorio contaminado, desde un punto de vista ecológico y de salud, generando una renovada consciencia ambiental entre la gente del lugar. Por eso, cuando se propuso por primera vez el megaproyecto TAV/TAC, en 1989, parte de la población ya estaba consciente de los riesgos vinculados a grandes obras de esa naturaleza; sabía en particular que una obra de dicho tamaño implicaba una reducción de las fuentes hídricas del Valle, la contaminación del territorio causada por los trabajos y las excavaciones previstas -ya que para garantizar la rapidez de la línea en un área montañosa era necesario realizar túneles-, la expropiación de porciones de territorio para realizar el megaproyecto, así como la reducción del valor de los inmuebles en la región, generada por la articulación de la contaminación del territorio y la presencia de los trabajos de construcción durante por lo menos un par de décadas. Así que, desde un principio, una parte de las y los habitantes se organizaron -en particular, ambientalistas, exponentes del partido comunista y personas del área católico-militante del territorio-, y conjuntamente con algunas autoridades locales y académicas y académicos del Politécnico de Turín, empezaron un proceso de resistencia al megaproyecto, lo que conllevó a la sensibilización de la gran mayoría de la población local. Año tras año, este primer núcleo organizado logró ampliar y consolidar un frente de rechazo a la obra, dando vida al así llamado Movimiento No Tav.

La contienda en torno a la implementación del megaproyecto fue y sigue siendo caracterizada por una actitud autoritaria de parte del Estado italiano, que no sólo excluyó a la población local de la toma de decisión sobre la TAV/TAC, sino también ha estado promoviendo una campaña mediática de deslegitimación y criminalización del movimiento que, entre otras cosas, ha favorecido un clima de tensión política funcional a acciones represivas violentas y a la persecución civil y penal de sus activistas. Bajo el lema del “interés de la mayoría” se ha pretendido presentar la implementación del megaproyecto TAV/TAC como símbolo de avance democrático y progreso económico colectivo, mientras que las reivindicaciones del Movimiento No Tav son representadas, en esta última fase histórica de la disputa, como un “problema de orden público”.

Cabe aquí destacar que a lo largo de los últimos treinta años cambió el panorama político y económico italiano y se transformó la función misma de la obra, pensada en un principio para el transporte de las personas, y hoy en día reconvertida en una línea de alta capacidad para el transporte de mercancía. También han cambiado las reivindicaciones del movimiento, el cual progresivamente ha ido adquiriendo consciencia sobre la necesidad de cuestionar no sólo el megaproyecto en sí, sino el modelo de desarrollo económico subyacente a la obra, el cual está vigente hoy en día. La consecuencia ha sido, en los últimos años, la militarización del Valle por parte del Estado, la persecución judicial de muchas personas del Movimiento -tan solo entre 2005 y 2017, la fiscalía de Turín ha impulsado cerca de cien procesos penales, con alrededor de quinientos personas imputadas (Chiaromonte y Senaldi, 2017, p.55), promoviendo la encarcelación por delitos menores de diferentes activistas3 -, y la adopción de medidas represivas antiterroristas. Todo esto, anticipando una tendencia denunciada recientemente por el Relator Especial de Naciones Unidas sobre los defensores del medio ambiente en virtud de la Convención de Aarhus4, que en febrero 2024 ha denunciado un preocupante incremento de la represión y criminalización de parte de los gobiernos europeos en contra de quienes defienden el medio ambiente en el continente (Forst, 2024).

3. La represión de 2005 y la emergencia del sentido colectivo de afectación

Como he mencionado en el apartado precedente, la lucha No Tav es larga, y en los últimos 30 años el Estado central italiano ha promovido diferentes estrategias para imponer el megaproyecto en el territorio. En los albores de la resistencia, el Estado intentó desarticular la oposición promoviendo un imaginario desarrollista que apuntaba a deslegitimar los argumentos de quienes no querían el TAV/TAC y a estigmatizarlos; asimismo, realizó acciones de criminalización selectiva e intentos de cooptación de algunos líderes y lideresas del Movimiento, pero no fue hasta el año 2005 que optó por adoptar una estrategia de represión masiva.

En este año, para ejecutar los sondeos propedéuticos a la realización de la obra, frente a la resistencia manifestada por las y los habitantes del Valle y sus alcaldes, los promotores del megaproyecto optaron en primer lugar por militarizar el territorio y, seguidamente, por desalojar de forma violenta a la gente que había ocupado un área interesada por los sondeos. Dicho desalojo ocurrió un 6 de diciembre, y quienes lo presenciaron dan cuenta de una violencia planificada, desproporcionada e injustificada por parte de los agentes de las fuerzas del orden italianas, que golpearon de manera reiterada a quienes ya se habían rendido, amontonaron a muchas de las personas dentro de una estructura presente en el lugar, tapando las chimeneas y cerrando las ventanas, bloquearon la llegada de las ambulancias y tardaron en dejar trasladar a la gente herida en el hospital. La represión fue tan fuerte que alguien tocó las campanas de la iglesia del pueblo donde ocurrió el desalojo (Venaus) -señal de alarma que se utilizaba sólo en caso de incendio-, para que la gente llegara a prestar socorro a las y los activistas, y en general la reacción del Valle fue de desconcierto y enojo.

Como comenta Patrizia, una activista No Tav que en 2005 tenía unos 2530 años, y a quien un policía le fracturó la nariz sin ninguna razón:5 “Ahí el mundo se me fue patas arriba, porque tuve un choque cultural... porque ya no eran los que protegían a la gente, sino los que la golpeaban sin que una persona hubiese hecho nada...”. El testimonio da cuenta de que, gracias a la progresiva popularización de la protesta, a la par de personas con trayectorias de militancia previa -y que por ende no tenían mucha confianza en las fuerzas del orden-6 , se habían sumado al Movimiento No Tav muchas personas comunes que por primera vez se acercaban a una experiencia política. Su participación fue central porque aumentó el desconcierto de la población del Valle con respecto a la represión, ya que el 6 de diciembre no se golpeó sólo a anarquistas y activistas de los centros sociales -que estaban presentes para apoyar la ocupación- sino también scout, alpinos, personas mayores, amas de casa, o sea, la gente del pueblo, y eso generó indignación en las y los habitantes que hasta ese momento no se habían sumado activamente a la resistencia No Tav. Y fue sobre todo la “gente común” la que posibilitó cuanto aconteció en los días siguientes, ya que el 7 de diciembre, a partir de la madrugada, toda la gente bajó a la calle y paralizó el Valle, bloqueando cualquier vía de comunicación. La rabia de la gente salió a flote aún más, y el 8 de diciembre -que en Italia es día feriado- se realizó una manifestación de 80.000 personas que se dirigieron rumbo a Venaus, a enfrentar las fuerzas del orden que presidiaban el área recién “conquistada”. El área, que había sido cercada, fue rodeada por las y los manifestantes que, después de unos minutos de alta tensión, asaltaron las redes obligando a las fuerzas del orden a la huida, y reocuparon el presidio.

Dicho desalojo representa entonces un parteaguas en la historia del Movimiento, ya que la represión desencadenada por el Estado central italiano en contra de la gente No Tav, lejos de desmovilizar la protesta, generó un sentido difuso y colectivo de afectación entre las y los habitantes del Valle, y tuvo el efecto de quebrar la relación de confianza entre los y las ciudadanas del territorio y el Estado central, llevando a las personas contrarias al megaproyecto a un repliegue hacia dentro y a un fortalecimiento de los lazos sociales internos. Dicho fortalecimiento fue consolidado por la experiencia compartida de violencia vivida, la cual se desató en contra de todas y todos de manera indiferenciada, generando un nuevo sentimiento de igualdad entre todas las personas que se oponen a la línea de trenes. La desilusión hacia el Estado como representante del interés común de sus habitantes activó entonces en el Valle un proceso de reconfiguración de relaciones y alianzas para defenderlo, dando vida a lo que las y los activistas definen “la comunidad No Tav”.

4. La comunidad No Tav

Como he anticipado, la composición de la comunidad No Tav es muy heterogénea, pero dicha variedad no se traduce en desigualdad, ya que uno de los principales elementos que caracterizan al grupo es el sentimiento compartido de igualdad entre sus miembros, mientras que otros de los elementos destaca- bles son: la existencia de una otredad -la contraparte- que cohesiona al grupo y sus valores; la identificación y defensa del territorio compartido, y el disfrute -o gozo- de la participación colectiva, fomentado a través de la práctica de reuniones y fiestas.

El sentimiento de igualdad entre los miembros de la comunidad empezó a gestarse en las primeras actividades colectivas para obstaculizar la realización de los sondeos propedéuticos a la obra de 2005. Para dicho fin, las y los activistas habían construido unos “Presidi”, o sea, espacios colectivos estructurados como casas y presentes en diferentes municipios del Valle, con el fin de controlar el territorio y poder así impedir los trabajos. Pronto los presidi se convirtieron en una “forma de comunidad forzada (...) porque ahí estabas obligado a convivir” (Renzo, comunicación personal, 8/12/15, Avigliana), y eso obligó a las personas que se oponían a la línea de trenes a convivir de manera más intensa (Ander-Egg, 2005) y a descubrir el placer de esta forma de relacionarse. Como recuerda Pat,

Hubo muchísimos abuelos del Valle que adoptaron chicos de Turín, los feos, sucios y malos7, y se volvieron una única familia grande, extensa. o sea, hubo una verdadera adopción de parte de las personas mayores, porque claramente el “presidio” necesitaba ser presidiado, o sea que hubiese gente desde la mañana hasta la noche, constantemente... y ¿quién podía hacerlo si no los jubilados? Así que se dio este conocerse, reconocerse tal vez, de alguna manera... y se pudo ir más allá de la apariencia del feo, sucio y malo, del “tu no perteneces a mi círculo” o algo así... se logró ir más allá, hubo una linda fusión... Y tal vez esa ya es una primera piedrita de este crear comunidad. ir más allá de los prejuicios... y, pues, eso pasó en 2005 (comunicación personal, 14/12/15, Avigliana).

Como se destaca en ambos testimonios, la necesidad de presidiar el territorio frente a la amenaza de las perforaciones conllevó a derrumbar paredes, y descubrir que “hay un mundo más allá” de éstas (Federici en Navarro y Linsalata, 2014, p.438). El convivir forzado mencionado por Renzo permitió ir más allá de las divisiones y los estereotipos, empezar a deconstruirlos, y -como evidencia Pat- reconocerse como personas, con una misma dignidad.

Este incipiente sentimiento de igualdad entre las personas No Tav se fortaleció con la represión desencadenada por las fuerzas italianas del orden entre noviembre y diciembre de 2005, ya que, como comenta Nicoletta,

...cuando los tienes ahí enfrente listos para pegarte, no vas a pedirle a tu vecino si va a la misa o si es comunista... Intentamos animarnos entre nosotros. El conflicto relativizó las diferencias entre nosotros y nos dio una idea clara de dónde está el bien (...). Es la misma represión que nos cambió (comunicación personal, 6/10/15, Bussoleno).

Y en la misma línea, Ermelinda8 apunta que “si compartes experiencias como las que hemos vivido aquí, con respecto a la represión, a la violencia, a la vejación (...), las personas que viven todas estas cosas luego hacen una síntesis similar entre ellas, y tienden a recompactarse” (comunicación personal, 4/11/15, Susa).

El compartir dicha experiencia de violencia, que, como he mencionado, afectó indistintamente a todos los sujetos presentes en los momentos de confrontación con las fuerzas del orden -más allá de su edad, género, clase y/o apariencia física- contribuyó también a generar en el Valle un nuevo “sentido de comunidad” (Montero, 2004, p.95) que permitió y permite a la gente No Tav enfrentar la amenaza del TAV/TAC, pero también lo que de manera creciente se ha ido concibiendo en el Valle como la “traición del estado” (Alberto Perino, comunicación personal, 6/12/15, Venaus).

El adversario9 de la gente No Tav, la contraparte,10 se identificó en un primer momento en la constelación de los actores que tienen interés en construir la obra, así como en los llamados Sí Tav, que siguen representando hoy día la más inmediata cara de la otredad de la gente. Pero además de las personas favorables a la obra, con quienes a menudo se comparte el territorio, conforme evolucionó el planteamiento político de la gente No Tav y rebasó la oposición al megaproyecto, se amplió también el frente de los otros, llegando a involucrar, como destaca Daniele, a

todos aquellos que no quisieron quitarse el enchufe desde detrás de sus cabezas11 (...) porque este sistema se autoalimenta, sobre nosotros y sobre ellos, y es un poco como el triángulo de la combustión, ¿sabes? el comburente, el combustible, el oxígeno, el detonador... estas cosas... si uno de los tres elementos se acaba, el sistema ya no puede funcionar (comunicación personal, 17/12/15, Torino).

El testimonio de Daniele es una crítica hacia las personas que no se posicionan políticamente, ya que se estarían volviendo cómplices del “sistema”. Además, a través de su contraposición a la gente No Tav -“nosotros y ellos”-, el activista apunta a remarcar que la gente No Tav tiene consciencia política y espíritu crítico hacia el modelo económico y político vigente, y, como comentaron otras dos activistas, “está retomando las riendas de sus vidas” (comunicación personal con Annamaria, 28/12/15, Bussoleno; y Giulia, 23/12/15, Torino)12. Dicha consciencia y autodeterminación es lo que la diferencia de los otros, que no participan en comunidades en resistencia.

La relación con el territorio de la comunidad No Tav también se modificó a lo largo del tiempo, aunque sigue manteniendo su centralidad. Dicha relación jugó un papel fundamental en la primera conformación del movimiento, como destaca Renzo:

Yo no llego de experiencias de militancias estilo los jóvenes comunistas o aquellas formaciones...simplemente tengo una relación fuerte con la tierra en la que vivo. Es linda, adoro la montaña, la montaña para mi representa muchas cosas, entre las que también la lucha de resistencia en la que participó mi abuelo partisano, así que no podía aguantar la idea de ir en alguna manera a devastar este mundo. así que de ahí empezó (mi participación). Luego a los 18 (años) empiezas a entender que el problema no es sólo eso, que es una expresión del modelo de desarrollo (...) pero si tengo que ser honesto, la primera razón por la que me acerqué a esto (la lucha No Tav) fue eso (...). Se trata de una cuestión algo ancestral de relación con el territorio, o sea, cuando lo tocan es un poco como si te estuvieron tocando... no sé.. .algo tuyo... Así que sufría mucho a nivel de tripas, y luego llegó el pensamiento más racional, pero el primer impacto fue aquello (comunicación personal, 18/12/15, Avigliana).

El territorio convocó de alguna manera a las y los habitantes para que lo defendieran, y representó un elemento central en la conformación de la comunidad No Tav, ya que fue el primer “común” que logró juntar a la gente del Valle. Aun así, como destaca Chiara Sasso (15/9/15), seguidamente “la cuestión del Tav pasó casi en segundo plano, y se volvió central el hacer cosas juntos para el bien común”. A este respecto, el antropólogo Aime (2016) apunta que, aunque las y los habitantes del Valle compartieran el territorio, antes del conflicto alrededor del TAV/TAC no existía una comunidad, y ahora que existe de alguna manera rebasa sus límites espaciales. Constituirse como comunidad en resistencia llevó a la gente No Tav a sentirse parte también de una comunidad más amplía, nacional y transnacional, caracterizada por las vivencias compartidas de resistencia al despojo.

Otro elemento destacado por Aime (2016) que caracterizaría la experiencia de las personas que habitan el Valle de Susa, es el sentimiento de responsabilidad recíproca que une a los miembros de la comunidad No Tav, y también -añadiría- alcanza el territorio. Como evidencia Ermelinda (4/11/15), la comunidad No Tav “se consolidó alrededor de la defensa. Y la defensa significa (...) que también las otras personas te pertenecen un poco como la tierra, ¿no? estás lista a defender también a ellas”. De hecho, el vínculo entre la gente No Tav se basa en una visión de compañerismo y de hermandad, como evidencia este testimonio de Alberto Perino, con referencia a los acontecimientos de 2005:

Quiero decir que ha sido una grande experiencia (...) de pueblo, que nos hizo entender que podía haber un mundo diferente y una forma diferente de vivir y de ser hermanos, porque desde aquel momento (diciembre de 2005) nos volvimos todos una grande familia. Y de veras, desde aquel entonces el hecho de ser No Tav, el hecho de estar, el hecho de defender el Valle, ya no ha sido un hecho individual, sino se volvió un hecho colectivo, pero un hecho colectivo en primer lugar de hermandad, y yo creo que éste es un dato importantísimo, un dato increíble... o sea, entender que quién tienes cerca no es alguien ajeno, no es otro, sino que es parte de ti. (comunicación personal, 6/12/15, Venaus).

Por último, cabe destacar que otro elemento que caracteriza el “hacer comunidad” (Zibechi, 2015, p.76) de las personas No Tav es el gozo, producto de la participación en conjunto. Como señala Giulia, trabajadora social de 56 años:

Cuando participas en el Valle de Susa en la lucha No Tav es como ver un color que nunca viste antes; luego puedes irte lejos, pero sabes que ese color existe, siempre, sabes las emociones que te dio, no lo olvidas. Te da muchas emociones también estar juntos, a pensar en luchar desde lo pequeño por algo que crees justo [...] A veces te parece tocar la felicidad, ¿no? y la felicidad es un “estoy bien en el mundo, estoy bien con los demás, puedo crear algo diferente”, es eso. Y el movimiento (No Tav) también es eso... y eso me ha agrandado un poco el corazón, que se había empequeñecido (comunicación personal, 23/12/15, Torino).

Como indica el testimonio, el placer experimentado en la participación representa no sólo un estímulo para el activismo,13 sino también un elemento fundamental para seguir reproduciendo a la comunidad No Tav, ya que, como recuerda Silvia Rivera Cusicanqui, la comunidad “también es para vivir y para gozar de la vida, no es sólo para hacer la revolución” (en Salazar Lohman, 2015, p.147).

En este sentido, algunas de las prácticas del Movimiento No Tav, como la organización de cenas y convivios, resultaron centrales para garantizar la subsistencia -en términos de participación- de la comunidad No Tav por más de tres décadas, a pesar de la fuerte represión desencadenada contra el grupo de parte del Estado italiano. El equilibrio entre “la componente de fiesta y las risas” (comunicación personal, Annamaria, 28/12/15, Bussoleno), del hacer comunidad, y la gravedad del impacto del despojo sobre la gente No Tav, a menudo generó debates dentro del Movimiento, como apunta Daniele: “ah pucha, tenemos a cuatro en la cárcel, y nosotros estamos aquí comiendo polenta14 ... ah pucha tendríamos que hacer aquello y lo otro, y en cambio estamos aquí haciendo los bailes occitanos” (comunicación personal, 17/12/15, Torino). Aun así, como evidencia el activista: “yo aprendí, en el Valle de Susa, que no es suficiente estar en la primera línea, no es suficiente ir a la marcha, estar presentes, tienes que querer a la persona que tienes a tu lado”, y por eso dichas actividades son importantes a pesar de la represión, ya que “son momentos en los que aprendes a quererte”. En la misma línea, Ermelinda afirma:

...Porque cuando nosotros estamos... también en las cenas, que tu dices, bueno... una cena... no es para tanto... pero cuando yo veo aquella manera nuestra de armar cenas, con toda esta gente tan diferente, que tiene el placer de encontrarse una noche en un lugar que tampoco es tan cómodo, que tampoco es tan lindo, como los centros polifuncionales... ¿no? Pero ahí están las ganas... el placer de encontrarse... aquello te da mucha energía. Y piensas, bueno, capaz que la lucha no la venceremos, pero creamos esto... (comunicación personal, 4/11/15, Susa).

Y aquello, el convivir, “da mucha energía”, ya que como recuerda Giulia, cuando se come juntos, “no hay sólo un intercambio de comida, sino mucho más” (comunicación personal, 23/12/15, Torino). A través de la reiteración de estas prácticas a lo largo del tiempo se consolidó, entre la gente No Tav, “el hermanamiento, que es uno de los ejes de lo común” (Zibechi, 2015, p.95), y es lo que le permite empezar a evaluar su proceso de resistencia bajo una perspectiva que rebasa el megaproyecto, valorando como algo importante “esto” que crearon, o sea una comunidad.

5. “Cada quien aporta según lo que pueda”15

La activista histórica Nicoletta Dosio -profesora jubilada de griego antiguo y latín, de más de 70 años- resume bajo la frase “ollas y libros” algunas de las prácticas de producción y reproducción de la comunidad No Tav. Dicha consigna apunta tanto a indicar la “equiparabilidad” (Gutiérrez y Salazar, 2015, p.35) de todas las mansiones dentro de la lucha No Tav y la importancia de la circulación e intercambio de saberes en la comunidad, como la centralidad de las actividades cuidado y de la comida.

De hecho, una de las prácticas características del grupo tiene que ver con compartir con las demás personas No Tav lo que pueda resultar útil, a partir de las posibilidades de cada quien. Dicha práctica nació durante las acciones de resistencia de 2005, cuando las y los activistas empezaron a poner a disposición de las demás personas bienes que podrían contribuir a la lucha, como, por ejemplo, comida, mantas, etc., etc. La práctica de compartir víveres sigue hasta la fecha, y paulatinamente se articuló a la de aportar dinero al así llamado “bote de resistencia No Tav”, que se constituyó principalmente para hacer frente a la represión del Estado central -por ejemplo, para pagar las multas o los costos de los juicios que ven involucradas personas No Tav, pero también para permitir la realización de diferentes actividades No Tav. Con el paso del tiempo, la práctica de compartir se extendió también a otros ámbitos de la vida comunitaria, como narra Luca:

Esta mañana fui al curso de poda de árboles. El curso de poda es organizado por un podador, que básicamente regaló este curso a los No Tav. Se realizó en el presidio de Venaus, y (el que realiza el curso) es una persona que está disponible a platicar con quien sea, a dar consejos. Y nos conocimos porque es No Tav. Nunca (...) habríamos entrado en contacto si no hubiese habido el Movimiento No Tav, que de alguna manera unió a las personas, las puso juntas, las obligó a estar juntas, a hablar, compartir algo. Así que cada uno, cada uno, quien puede, intentó dar su proprio aporte: o sea, si tienes la posibilidad de enseñar algo, lo haces... tienes tiempo libre para hacerlo, así que lo haces, y lo haces gratuitamente, sin ganar nada, sin... Y es esto, el sentido de comunidad que nació (comunicación personal, 12/3/16, San Giuliano).

Como ilustra el testimonio del activista, compartir entre No Tav lo que se pueda o se sepa aportar, representa hoy día una de las prácticas centrales de producción y reproducción de la comunidad, ya que es lo que consolida “el sentido de comunidad”. Las contribuciones pueden estar relacionadas con las actividades de resistencia directa del Movimiento, pero también, como narra el activista, pueden estar dirigidas a beneficiar a las personas No Tav, tanto compartiendo saberes o prácticas como apoyando en actividades concretas a personas en dificultad. Si bien, como recuerda Zibechi (2015), son los trabajos colectivos los que le dan vida, sentido, forma y fondo al hecho comunal (p.76), por otro lado, siguiendo a Linsalata (2015), es la “generación y constante reproducción de un articulado sistema de relaciones sociales de colaboración, ayuda mutua y responsabilidad recíproca” (p.74) la que garantiza la reproducción de lo común y la cohesión entre los miembros de una comunidad, como ilustran las palabras de Luca, al subrayar la importancia de la reciprocidad y del compartir entre todas y todos.

La práctica de contribuir al Movimiento No Tav tal y como se pueda constituye el principio de “equiparabilidad”, el cual consiste en aportes que, lejos de apreciarse a partir de su valor de cambio, adquieren relevancia en la medida en que contribuyen a la reproducción de la vida comunitaria. Eso conlleva que cada persona experimente y ofrezca algo de sí más allá de su profesión, para responder a las necesidades de la comunidad, como ilustra el caso de Gianna y su esposo:

Su esposo es ingeniero, y ella es una profesora de letras que fue concejala de Rivoli, el municipio más grande del cinturón de Turín, y hoy es concejala en Rivalta. Dentro del movimiento tiene posiciones políticas bien definidas, pero ella cuando hay una manifestación (...) ella está en la cocina y cocina muy bien, además, pero hace aquello, y su esposo friega los platos (Claudio, comunicación personal, 10/12/15, Borgone).

La ductilidad de las y los activistas, y su disponibilidad a ponerse a disposición de la comunidad, contribuye a “la superación de la división jerárquica del trabajo” (Zibechi, 2015, p. 93), otorgando a cada mansión la misma dignidad, lo que permite promover relaciones más horizontales y cooperativas entre los miembros.

Entre las personas que aportaron al Movimiento están también académicas/ os y expertas/os, que desde los primeros años de organización compartieron sus saberes a la lucha, para consolidar en una primera etapa el frente del “no” y, después, para contribuir al enriquecimiento colectivo de la comunidad. Según muchas personas No Tav, la práctica de formación e información constante es la que permitió la popularización del Movimiento y lo que le da sustento, y hoy día siguen buscándose nuevas vías,16 además de los eventos, los encuentros, la difusión de informes y reportes a través de las redes sociales, para ampliar las oportunidades de circulación de saberes.

Como consecuencia de este proceso de circulación de saberes, las y los activistas cuentan con un conocimiento técnico profundo acerca de las implicaciones del megaproyecto, y se registra también un incremento difuso de la consciencia crítica que ha llevado a las personas a ampliar su planteamiento político, pero también a modificar valores, creencias y prácticas ya que, como recuerda Navarro (2015b), la socialización de los saberes no sólo contribuye a producir “relaciones tendencialmente más horizontales, sino que también va conformando una inteligencia colectiva con mayor capacidad de decidir y proponer caminos para andar” (p.114)). El testimonio de Mimmo, un activista de setenta años originario del sur de Italia, da cuenta de eso:

...Ustedes (refiriéndose a las personas No Tav) me transformaron en estos diez años de una manera increíble: ahorita voy por la calle con una bufanda que significa un pueblo que está sufriendo y resiste17 (...) todas estas cosas (...) relacionarse con esos chicos que antes esquivaba, con el pendiente, el pelo teñido, las trencitas, vestidos de negro... ahorita visto de negro, no puedo hacerme las trencitas, pero me encantaría18. Aprendí a tenerle estima a todos estos chicos, aprendí a tenerle estima a los chicos anarquistas, a los chicos de los centros sociales, y a la población. Yo nunca me había sentido parte del Valle de Susa plenamente, porque ustedes de toda manera me trataban como sureño, cosa que ya no se está dando en los últimos diez años. En los últimos diez años ustedes me dicen Mimmo, ya no me dicen “terrone”19 ... (comunicación personal, 6/12/15).

Como menciona Mimmo en su testimonio, hasta hace pocos años el Valle no era inmune de la discriminación que las personas del norte de Italia ejercen en contra de las personas procedentes del sur. Prueba de eso es que el partido de la Liga Norte, de matriz xenófoba y que en su origen proponía la secesión de las regiones del norte de Italia, recibía muchas preferencias en las elecciones del territorio. Sin embargo, poco a poco las banderas del partido desaparecieron del territorio, y hoy día la Liga Norte casi no recibe preferencias en el Valle.

Cabe destacar que, además de la transformación de las opiniones políticas y la deconstrucción de estigmas y construcciones socioculturales que legitimaban formas de discriminación dentro de la comunidad No Tav, cambiaron también algunas prácticas vinculadas a la relación con la naturaleza. Por un lado, se redujo el uso de productos desechables, tanto a nivel individual como colectivo, por ejemplo, sustituyendo las bolsas de plástico para las compras con morrales de tela, o previendo que en cada evento, de cualquier dimensión, cada persona traiga sus platos, vasos y cubiertos, ya que no se admite el uso de desechables. Por otro lado, en los últimos años se registraron muchos cambios en las costumbres alimenticias de las personas activistas, y muchas se volvieron vegetarianas o veganas: la práctica resulta tan difundida que en cada cena del Movimiento No Tav o evento que prevea comida, siempre existen menús diferenciados que contemplan todas las opciones. La razón de dichos cambios reside en la búsqueda de un mayor equilibrio en la convivencia entre las formas de vida humanas y no humanas: Emilio por ejemplo, un activista que antes era carnicero, me explicó que, después de haber intercambiado con varias personas acerca del impacto del consumo de carne, renunció a su profesión, y hoy día vende pescado, aunque “sólo aquellos que ponen huevos, porque sirve a mantener el equilibrio del sistema marítimo, y si no se comieran, serían demasiados” (comunicación personal, 21/10/15).

6. El cuidado: producción y reproducción de la comunidad No Tav y transformaciones de género

La producción y reproducción de actividades de cuidado produce y fortalece el sentido comunitario de las y los No Tav y, si bien hoy día es practicada por todas las personas del grupo, en su origen fueron las mujeres del Valle las promotoras de su reproducción. Su difusión remonta nuevamente a los hechos de 2005, cuando las prácticas de cuidado empezaron a articularse a los repertorios de lucha más clásicos -como el uso de los cuerpos para contraponerse a la contraparte, e inicialmente se concretó en el esfuerzo espontáneo de algunas mujeres del Valle que cocinaban y traían la comida a las personas que estaban resistiendo en las ocupaciones. A partir de aquel entonces la práctica se reprodujo en todos los espacios de resistencia, y se volvió central. Si alimentar la lucha respondía en parte a una necesidad de sustento en el transcurso de las largas horas de espera y resistencia, en el frío del invierno de la montaña, paulatinamente contribuyó a crear, dentro del movimiento, un clima acogedor que confortó a las personas activistas en los momentos de mayor tensión del conflicto, y que las animó a seguir en la lucha, como da cuenta este testimonio:

Un chico me cuenta: “esta noche no lograba dormir. Alrededor de las 5AM me despierto, salgo de mi saco para dormir y me encamino hacia el presidio. Hace frio. Entro y encuentro a dos señoras. ¡Estaban preparando la mayonesa! ¿Entiendes? No unos emparedados, sino ¡la mayonesa artesanal! Me ofrecieron café y galletas, platicamos un rato. ¡No podemos perder!” (Wu Ming 2, 2014)20

De hecho, lejos de tratarse de una práctica dirigida simplemente a mantener la fuerza física de las y los activistas, las mujeres guisaban manjares tal y como si hubiesen estado cocinando para sus familias: como comenta Luca, cuando en el transcurso de las resistencias en los presidios alguien “se despertaba a cualquier hora de la noche, iba (al presidio) y había las señoras que (te preguntaban): ¿quieren vino caliente? ¿quieren té? ¿y emparedados?... con jamón, dulce, salado... todo lo que querías, ahí estaba” (comunicación personal, 6/12/15, Venaus). Así que, considerando que “la puesta en común de los medios materiales de la reproducción” -en este caso, los alimentos que las mujeres compartieron en la primera etapa de popularización de la protesta- “representa el mecanismo primordial por el cual se crean el interés colectivo y los lazos de apoyo mutuo” (Federici, 2013a, p.156), su articulación a la exportación de actividades tradicionalmente domésticas al espacio público -como el guisar- contribuyó a fomentar la difusión de un sentido de comunidad entre la gente No Tav.

El sello distintivo del aporte de las mujeres No Tav al proceso de resistencia es rastreable también en los espacios comunes por antonomasia de la comunidad: los “presidi”. Además de ser espacios que siempre cuentan con una cocina equipada y un baño, se detecta cierto cuidado en términos de detalles y decoraciones, como se aprecia por ejemplo en las cortinas colgadas en las ventanas, los cuadritos pegados a las paredes, las vajillas, etc. Dichos espacios, nacidos en un principio con el propósito de “presidiar” el territorio y obstaculizar los trabajos necesarios para la implementación de la obra, siguen activos hasta la fecha, aunque la mayoría se encuentren en áreas ya no interesadas por el megaproyecto. Eso, porque se volvieron “casas” del movimiento, espacios propios cómodos y acogedores, en los que dan ganas de permanecer y convivir, y donde por ende la gente se junta, moviéndose como si se tratara de su casa -por ejemplo, barriendo el piso si hay migas, o sirviéndose autónomamente comida o bebida si así lo desea.

Los presidios, así como la cocina en los momentos más paradigmáticos de resistencia, se transformaron, como recuerda Nicoletta en “el lugar de la vida. Su mismo centro. Y fue (gracias a) el aporte de las mujeres” (comunicación personal, 15/11/15, San Didero). En la misma línea, Blanca, activista de más de setenta años, comenta que:

... las mujeres mayores se conquistaron el respeto no sólo por su edad, sino por el papel central que jugaron a lo largo de los años para mantener en pie los lugares de cuidado y socialidad del movimiento, y las más jóvenes, que caminaron a su lado, se lo reconocen (comunicación personal, 15/11/15, San Didero).

Cabe aquí destacar que las mujeres No Tav no se limitaron, ni se limitan, a la producción de actividades de cuidado dentro de la comunidad, sino más bien, bajo el lema “desde el crochet hasta las barricadas” (Grazia, comunicación personal, 15/11/15, San Didero), siempre estuvieron en primera línea en los momentos de confrontación con las fuerzas del orden, y vivieron y viven en carne propia la represión y la persecución judicial que afecta a las personas activistas, sin ninguna distinción de género, edad, clase y origen. Aun así, transformando “la cocina en un frente de lucha” (Ermelinda, comunicación personal, 15/11/15, San Didero), las mujeres No Tav no sólo lograron enriquecer el repertorio de lucha del movimiento, sino también contribuyeron a producir y reproducir una comunidad en el territorio, en la que algunas normas y relaciones de género están siendo trastocadas, entendiendo aquí el género como el conjunto de normas, valores, saberes, discursos y prácticas sociales que dan un contenido específico al cuerpo sexuado, a la sexualidad y las diferencias físicas entre los sexos en una época histórica y contexto determinados (Butler, 1990, p.7;Barbieri, 1992, pp.114 y 115). Dicho trastocamiento se está traduciendo en un alejamiento de la lógica patriarcal que anteriormente determinaba las relaciones y normas de género en el Valle, y efectivamente, como destaca Federici (2013a), la realización y colectivización de actividades de cuidado impulsadas por las mujeres, lejos de reflejar la reproducción de la tradicional división sexual del trabajo, “constituyen un contrapoder, tanto en el terreno doméstico como en la comunidad, y abren un proceso de autovaloración y autodeterminación del cual tenemos mucho que aprender” (p.156).

De hecho, al sacar del espacio privado dichas actividades, para colectivizarlas en el espacio público y ponerlas a disposición de la lucha No Tav, las mujeres impulsaron algunas transformaciones de género tanto dentro de sus hogares como al interior de la misma comunidad. Según aseveran muchas integrantes del movimiento, el activismo de las mujeres que tenían parejas e hijas/os implicó nuevos arreglos con éstos, sobre todo con respecto a la realización de las actividades de cuidado y reproducción social dentro del hogar. En particular, algunas mujeres tuvieron que enfrentarse a las resistencias de sus esposos para sumarse a la lucha, pero eso les otorgó también más libertad, en la medida en que su contribución al proceso de resistencia les permitió independizarse de algunas tareas domésticas que les eran atribuidas a partir de la división sexual del trabajo tradicional. Asimismo, las impulsó a salir de sus hogares para participar más activamente en el espacio público.

La presencia activa de las mujeres dentro de la comunidad No Tav contribuyó también a generar relaciones de género más equilibradas entre sus miembros ya que, según las activistas, la fortaleza de un movimiento mixto radica en la posibilidad de “contaminar el pensamiento masculino” -en el sentido de masculinidad tradicional- “a través de una práctica común” (Ermelinda, comunicación personal, 15/9/15, Venaus). Y si bien, como comenta la activista, no se puede afirmar que el movimiento sea un “territorio liberado” con respecto al machismo, y sigue quedando camino por andar para construir una comunidad equitativa desde el punto de vista de género, por el otro lado cabe destacar que algunas transformaciones se dieron, en particular con respecto a la nueva centralidad que la producción y reproducción de las actividades de cuidado adquirió dentro de la comunidad No Tav. Para que eso fuera posible, fue necesario reconocer el mismo valor a los diferentes aportes a la lucha:

Habrías tenido que ver a las mujeres, las mayores (...) que eran las que cocinaban... y, pues, ellas, las quince comidas para los chicos que hacían las barricadas, eran las primeras que apartaban, y eran las más abundantes, y ¡que nadie se atreviera a tocarlas! Así que estas mujeres estaban en la cocina, pero era como si hubiesen estado en la barricada (...). O sea, el chico de veinte años está en la barricada, y la abuela de setenta está en la cocina, pero están trabajando en la misma línea (...). Esa labor doméstica, en aquel contexto, es una labor revolucionaria (Ermelinda, comunicación personal, 4/11/15, Susa).

Reconocer el cocinar y el cuidado como parte integrante del repertorio de lucha No Tav conllevó la elevación de estatus de una actividad que hasta hace pocos años era considerada principalmente femenina y por ende, dentro de una sociedad patriarcal como la italiana, de poco valor. Hoy en día en cambio, en las entrevistas y charlas informales con hombres, muchos optan por ejemplificar la fortaleza de la lucha y de la comunidad No Tav contando prácticas de cuidado experimentadas y ejercidas, y la comunidad toda -no sólo, por ende, las integrantes de género femenino- se organiza para brindar apoyo y acompañamiento a quienes lo necesiten, sean personas encarceladas, enfermas, mayores, despedidas de su trabajo, afectadas por duelos, etc. etc.

La difusión de la producción y reproducción de las actividades de cuidado, y la centralidad adquirida por éstas dentro de la comunidad No Tav, contribuyó también a afectar algunos de los rasgos de la masculinidad tradicional de los hombres del Valle, reflejo de los patrones de la masculinidad hegemónica típica de la sociedad italiana. Éstos prevén, entre otras cosas, que dentro de la división sexual del trabajo los hombres sean proveedores, y en la mejor de las hipótesis “ayuden” a las mujeres en las tareas consideradas domésticas, así como que se dediquen principalmente a las actividades físicas. Asimismo, tendrían que ser resistentes a las emociones, pudiendo expresar las que se relacionan con una idea de fortaleza -como el valor y el enojo- y callando las que en un imaginario patriarcal podrían denunciar vulnerabilidad -como el miedo, el cariño o la ternura. En el Valle de Susa ambos patrones se derrumbaron: hoy día es común, por lo menos en los espacios públicos -eventos y presidios- ver a los hombres del movimiento encargarse de las tareas consideradas como domésticas -cocinar, fregar los platos, limpiar-; asimismo, no sólo los hombres empezaron a expresar la totalidad de sus emociones -como se puede apreciar participando en las diferentes actividades públicas realizadas por el Movimiento-, sino que también la ternura y el cariño han ido alcanzando un valor político. Este aspecto en particular resulta muy relevante ya que, como recuerda Silvia Federici (2013b) la práctica del cuidado y de la gentileza permite resistir a la deshumanización de los procesos de explotación y despojo, y resulta fundamental para el mismo sustento de la comunidad. La académica recuerda al respecto que:

Es imposible sostener un movimiento capaz de reproducirse a sí mismo si la gente no desarrolla lazos profundos de solidaridad, de cuidado, de confianza. Las emociones tienen una dimensión política, una dimensión importante. Y la producción de lo común es también la producción de esta emocionalidad que prácticamente fundamenta nuestras relaciones (Federici en Navarro y Linsalata, 2014, p.432).

La comunidad No Tav parece haberse apropiado de la centralidad de dicho principio, ya que una de sus principales consignas, “Nadie es dejado atrás”, se transforma fácticamente en un mandato comunitario en la medida que cada quien se responsabiliza por las demás personas y más allá de las relaciones de amistad directa o los lazos de vecindad. Asimismo, la reflexión alrededor del cuidado, y la progresiva centralidad de dicha práctica dentro de la comunidad No Tav, retroalimentó también el planteamiento político de las y los habitantes del Valle, que si en una primera etapa de la protesta se movilizaron a raíz de un interés particular y personal -podía tratarse de una consolidada vocación ambientalista, del miedo a perder la casa, o simplemente el deseo de no ver destruidos los bosques donde se iba a pasear-, paulatinamente superaron sus intereses personales y llegaron a percatarse de la importancia del cuidado de su Valle, y seguidamente de la centralidad de relaciones más respetuosas entre la vida humana y no humana. Por eso, al discurso hegemónico que intenta desacreditar las luchas europeas por la defensa del territorio denunciando su carácter egoísta -la defensa del patio trasero versus el interés de la mayoría21 -, la gente No Tav contrapone hoy día la centralidad del cuidado del entorno, reivindicando dicha defensa ya que, como recuerda el escritor Erri de Luca, “el Valle de Susa no tiene repuestos” (comunicación personal, 19/10/15, Bussoleno). Y si la lógica del despojo se enfoca en el valor de cambio del territorio, la gente No Tav evidencia su valor de uso. Como comenta Ermelinda (comunicación personal, 15/9/15, Venaus): “esta lucha no es para nada ideológica, habla de tierra, habla de cosas que queremos proteger, cuidar y conservar para el bien de la comunidad”.

7. Conclusiones

En la época actual, caracterizada por una expansión de las políticas extractivas, la imposición de megaproyectos en los territorios va a menudo acompañada por estrategias represivas que apuntan a desmovilizar a quienes se oponen a su implementación. Sin embargo, dichas estrategias pueden conllevar un “efecto colateral” o impacto no deseado, en la medida en que contribuyen a generar “un sentido colectivo de afectación y de enlace cooperativo” (Navarro Trujillo y Linsalata, 2021, p.96) que, lejos de desarticular los frentes de lucha, los consolida. Eso, no sólo en territorios caracterizados históricamente por procesos de fuerte organización comunitaria, sino también en áreas, como el Valle de Susa de Italia, que no cuentan previamente con espacios consolidados de participación y organización colectiva. Lo que ha ocurrido en dicho territorio en el marco del proceso de imposición del megaproyecto de infraestructura vial TAV/TAC da cuenta de esto, ya que en el Valle de Susa hoy día el frente de resistencia a la obra se ha expandido, involucrando a la mayoría de las y los habitantes del territorio, y se ha consolidado, llegando a transformarse en lo que sus integrantes definen como una comunidad en resistencia.

Dicha comunidad se caracteriza, entre otras cosas, por el sentimiento compartido de igualdad entre sus miembros y la existencia de una “otredad” que cohesiona al grupo y sus valores; la identificación y defensa del territorio compartido, y el disfrute o gozo de la participación colectiva, fomentado a través de la práctica de reuniones y fiestas. Asimismo, entre las prácticas de producción y reproducción de la comunidad destacan la equiparabilidad (Gutiérrez y Salazar, 2015) de todas las mansiones dentro de la lucha No Tav y la importancia de la circulación e intercambio de saberes en la comunidad, así como la centralidad de las actividades de cuidado y de la comida.

La práctica del cuidado, en particular, representa una fundamental herramienta de lucha, ya que permite resistir a la deshumanización de los procesos de despojo de lo común (Federici, 2013b) y es fundamental para el sustento de la comunidad, ya que permite profundizar los lazos de solidaridad y de confianza entre sus miembros.

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Notas

3 Uno de los casos más conocidos a nivel internacional ha sido el de Dana Lauriola, condenada a la cárcel por liderar a través de un megáfono una acción de desobediencia civil de algunos integrantes del Movimiento No Tav. Ver: https://desinformemonos.org/en-prision-por-hablar-por-megafono-el-6-de-mayo-dana-lauriola-recupero-la-libertad/

4 La “Convención sobre acceso a la información, participación pública en la toma de decisiones y acceso a la justicia en temas medioambientales”, conocida como el Convenio de Aarhus, fue firmada el 25 de junio de 1998 y entró en vigor el 30 de octubre de 2001. La convención fue firmada por más de 40 países de Europa y Asia Central, y por la Unión Europea.

5 Según su testimonio, Patrizia presenció la llegada de las fuerzas del orden a las 3AM, y se les acercó con otra amiga para preguntar si habían llegado para desalojarles. En lugar de contestar a su pregunta, un agente la golpeó en la cara con su macana (Testimonio en el marco de la celebración del decenal del 8/12/2005, 6/12/15, Venaus).

6 Cabe destacar, por ejemplo, que el desalojo de Venaus aconteció sólo cuatro años después del G8 de Génova (de 2001), ocasión en la que las fuerzas del orden italianas se distinguieron por las muchas violaciones a los derechos humanos perpetradas en contra de las y los activistas presentes en las protestas, que hasta incluso llevaron a la muerte de un militante, Carlo Giuliani.

7 Pat se refiere aquí a las y los activistas anarquistas o de los centros sociales de Turín que se sumaron a la lucha No Tav, frente a los cuales existe cierto estigma social que los identifica como socialmente peligrosos.

8 Ermelinda es una activista y feminista No Tav de casi 50 años, con un pasado de militancia en los centros sociales de Turín, que hoy día vive en Bussoleno con su pareja y que participa en particular en el Comité de Lucha Popular.

9 En particular, Nicoletta menciona en su entrevista la centralidad del identificar un “adversario claro” y común para que la “gente saliera de casa y retomara el territorio” (comunicación personal, 6/10/15, Bussoleno).

10 Contraparte, en castellano, y a lo largo del texto. Concepto usado por las personas No Tav para indicar la constelación de actores que promueve la implementación del megaproyecto.

11 Daniele hace aquí referencia a la película Matrix, en la que las personas son esclavizadas por máquinas artificiales que explotan su energía vital a través de un sistema de enchufes, aunque no se dan cuenta de su condición de cautiverio, ya que reciben estimulaciones artificiales que les dan la ilusión de estar disfrutando de sus vidas.

12 En italiano, riprendere in mano la propria vita. Cabe destacar que ambas utilizaron exactamente la misma expresión.

13 En este sentido, desde el año 2016, el Movimiento No Tav promueve cada año en el Valle de Susa el Festival del Alta Felicidad, tres días de conciertos y eventos autofinanciados y gratuitos para quienes quieran participar y conocer al Valle de Susa y al Movimiento.

14 La polenta es un plato típico de los Alpes a base de maíz.

15 Dicha afirmación circula mucho entre las y los activistas, para indicar cómo las personas participan y cooperan en el proceso de resistencia.

16 Además de la construcción de archivos físicos y digitales sobre la lucha No Tav y la publicación de libros autoproducidos por activistas y personas expertas del Movimiento, actualmente se está evaluando la posibilidad de crear un periódico de papel autogestionado para alcanzar a más personas del territorio.

17 Mimmo se refiere aquí a la kefiah curda, muy difusa en el Valle, para manifestar la solidaridad con la resistencia del pueblo curdo (véase capítulo cinco).

18 Mimmo aquí bromea sobre el hecho de que ya no tiene mucho pelo.

19 Terrone -literalmente, “vinculado a la tierra” - es una palabra italiana que se usa en clave despreciativa en contra de la gente del sur de Italia.

20 Extracto del “Abecedario de resistencia a las grandes obras dañinas, inútiles e impuestas”, elaborado a partir del taller de escritura creativa facilitado por Wu Ming 2 en 2014, que involucró a activistas de diferentes grupos italianos en pie de lucha para la defensa de sus territorios. El “Abecedario” reúne “veintiséis ingredientes” que según las y los participantes caracterizan toda batalla contra los megaproyectos en Italia (Wu Ming 2: 2014). La cita es relativa a la resistencia de Venaus en 2005. El abecedario está disponible también en inglés en http://www.recommon.org/godiimenti/

21 Muchos movimientos de defensa del territorio habitado en el continente europeo son tachados de “Nimby”, acrónimo de “Not In My Back Yard”, literalmente “No en mi patio trasero”, para indicar el supuesto carácter egoísta y autorreferencial de las reivindicaciones de los movimientos sociales y poblaciones locales involucrados en conflictos socioambientales, en contraste con los intereses políticos y económicos nacionales.

Recibido: 01 de Marzo de 2024; Aprobado: 01 de Abril de 2024

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