1. Introducción
La pandemia del Covid_19 que venimos atravesando a nivel mundial ha generado problemáticas en diferentes escenarios de la convivencia social como es el caso de la salud, la economía, la actividad laboral y el sistema educativo. Si bien estos aspectos son de indudable importancia en el análisis de esta crisis que nos afecta absolutamente a todos, no podemos soslayar el enorme impacto que ha tenido el nuevo Corona virus en la psicología humana.
La catástrofe viral del Covid-19 nos llevó a protegernos de sus efectos letales, a partir del cumplimiento de protocolos estrictos como es el uso de barbijos, el constante lavado de manos, el uso de desinfectantes y ante todo evitando el contacto físico con otras personas. Fue así que se restringieron de manera drástica todo tipo de reuniones sociales y eventos masivos, promoviendo la ventilación de espacios cerrados como las formas más efectivas de reducir los niveles de contagio.
El cumplimiento de estas rigurosas normas restrictivas, originó rechazo en amplios sectores sociales especialmente en el segmento joven de la población. Esto se pudo evidenciar por la realización de reuniones clandestinas, contraviniendo claramente los protocolos de seguridad sanitaria, en una posición que podría entenderse como desafiante ante los riesgos de salud que significa exponerse a los efectos nocivos del Covid-19.
Independientemente del invalorable y valiente trabajo realizado por los profesionales médicos, enfermeros y demás personal sanitario, en esta lucha contra la pandemia, los psicólogos son los profesionales que han tenido mayor demanda de sus servicios debido a los diferentes trastornos emocionales y conductuales que presentó la población ante el avance imparable e implacable del Coviid-19.
Según Elizabeth Peralta (2020) psicóloga responsable del Servicio de Psicología Clínica de la Carrera de Psicología de la Universidad Mayor de San Andrés, la demanda de servicios alcanzó niveles inusuales de atención a personas que en su gran mayoría eran mujeres, cuyas edades fluctuaban entre los 20 y 35 años. Los cuadros de ansiedad representaron un 60% de las consultas seguidas de cuadros depresivos y estrés agudo.
En cuanto a los cuadros de ansiedad, según la autora de la investigación, estos estaban provocados por el aislamiento social, por la exposición al Covid-19, por la gravedad del cuadro clínico de un miembro familiar contagiado, y por la cuarentena rígida que afectó principalmente a niños y adolescentes. En los casos de depresión estos se debían en su gran parte, por situaciones de duelo ante la pérdida de un familiar cercano.
Como se puede evidenciar, vivimos una crisis psicosocial sin precedentes que se caracteriza por la ruptura de los habituales vínculos sociales y de grupo, por los sentimientos de incertidumbre, de cansancio, agotamiento mental, de desamparo y confusión ante la presencia del virus.
La pandemia definitivamente provocó cambios substanciales en nuestro modo de entender la vida, nuestra salud y principalmente el vínculo y convivencia social con los otros, vale decir, en la esfera psicosocial de nuestra existencia humana.
Sus efectos incluso pudieron sentirse en las convicciones filosóficas y religiosas de las personas. Muchas de ellas se aferraron a la religión y buscaron respuestas espirituales como estrategias de afrontamiento. Otros pusieron en duda sus creencias religiosas y optaron por tener una filosofía de vida apoyada en una concepción más empírica y científica de los hechos.
En el ámbito internacional de la Psicología se pudo evidenciar una prolífica producción investigativa acerca de los efectos pandémicos en la dimensión cognitiva, afectiva y conductual de las personas. De pronto el mundo se convirtió en un enorme laboratorio donde se aplicaron diferentes instrumentos de investigación que tenían como objetivo identificar y conocer con mayor profundidad las repercusiones del nuevo Corona virus en la estructura psicológica de niños, adolescentes, adultos y personas de la tercera edad.
Cabe destacar que también que a nivel nacional y más concretamente en la ciudad de La Paz se realizaron valiosas investigaciones como es el caso del Instituto de Investigación de la Carrera de Psicología de la UMSA (IIIPP). Entre estos trabajos podemos citar las investigaciones realizadas por docentes y estudiantes, compilados en el número especial de la revista de divulgación: “Investigación Psicologica.Covid-19 (2020) un enfoque integral” donde se analizan diferentes temáticas como ser “Estado emocional, percepción y acatamiento” de Rodrigo de Urioste, “Teletrabajo y convivencia familiar” de Nadia Duran Vila y “Efectos de la pandemia en el contexto educativo” de Roció Peredo Videa.
Asimismo, la revista Interacción Social vol. 3 (2020) del mencionado Instituto incluye importantes artículos, entre los cuales se destacan: “Impacto del Covid-19 en la salud Mental” (María Elizabeth Peralta García), “Intervención neurovegetativa en tiempos de Covid_19” (Mariana Yasmira Rengel) y “Psicología de la Salud y Covid-19” (Gina Pérez Sánchez de Loria).
Si bien los aspectos clínicos y educativos fueron las áreas donde hubo mayor investigación desde la Psicología, no debemos dejar de lado aportes importantes que se desprenden desde la perspectiva de la Psicología Social.
La psicología social es una rama de la psicología que estudia la conducta, las emociones y los procesos mentales de la personan como consecuencia de su conducta en su entorno social, características estas, afines al análisis psicosocial de los efectos de COVID-19 en la población.
La presente investigación tiene esta perspectiva psicosocial y enfoca como principal objeto de estudio la percepción de riesgo frente al Covid-19 en el estrato de la población joven de nuestra realidad, tomando como muestra de estudio a los estudiantes de la Carrera de Psicología de la Universidad Mayor de San Andrés de la ciudad de La Paz-Bolivia.
El interés nuestro sobre esta temática surge, entre otros motivos, de la creencia muy extendida de que una de las principales causas del impactante número de infectados y fallecidos se debe al desacato por parte de los jóvenes ante las normas sanitarias de prevención.
Se nos dice, sin mayor respaldo empírico, que los jóvenes no tienen conocimiento o conciencia plena del riesgo que conlleva sus actos de desobediencia, los cuales atentan contra su propia salud, la de sus allegados familiares y la del conjunto de la comunidad. Se explica ello a una supuesta sensación de fortaleza vital que los haría invulnerables e inmunes al virus y que transitarían la enfermedad en calidad de asintomáticos o en el “peor” de los casos como un simple resfrío.
El autocuidado y cuidado de los demás ante el Covid-19 por parte de los jóvenes parecería no ser una prioridad en su comportamiento e interacción con sus pares y menos con gente de mayor edad incluido sus propios familiares. Esto conlleva temas importantes de análisis de las actitudes de los jóvenes desde una perspectiva psicosocial, haciendo hincapié en su dimensión cognitiva.
Es en este sentido que nos preguntamos; ¿Cuál es la percepción de riesgo por parte los jóvenes universitarios ante el Covid-19?;¿Cuál es su percepción de susceptibilidad de enfermar de Covid-19?; ¿Cuál es la percepción de la gravedad en caso de contagio? y ¿Cuál es el nivel de cumplimiento de las medidas de cuidado ante el Covid-19?
Estas son las preguntas que nos planteamos en la investigación que tendrá como marco teórico el concepto de la Percepción entendida como el proceso subjetivo que comprende elementos cognitivos y afectivos que motiva, valora y direcciona nuestras conductas en función a las necesidades de subsistencia y los intereses personales y colectivos (Secord P. y Backman C., 2018)
La percepción de riesgo de contagio del virus es un elemento que debería ser estudiado con fines de intervención en las conductas y cogniciones que exponen en mayor medida a la persona y a la comunidad (Damment-Elejalde, 2020). Bajo este criterio, la Psicología puede llevarnos a entender las razones por las cuales las personas no cumplen con las normas y restricciones de bioseguridad arriesgando la salud individual, familiar y comunitaria.
Zimolong y Trimpop (2012) definen Percepción de Riesgo como la evaluación cognitiva que genera una determinación del nivel de peligro de una situación. De acuerdo a estos autores los estímulos que tienen mayor percepción de riesgo se caracterizan por ser “novedosos, repentinos o de gran intensidad”
Entre los diferentes modelos teóricos que abordan esta temática se destaca el Modelo de Creencias de la Salud (MCS) propuesto por Rosentock (1974) y que ha sido utilizado en diferentes investigaciones relacionadas al campo de la Psicología de la Salud.
Desde su origen el Modelo de Creencias de Salud (MCS) se ha convertido en uno de los marcos teóricos más utilizados en la Psicología de la Salud para explicar los comportamientos de preventivos de las enfermedades virales como es el caso del Covid-19. Se trata de un modelo de inspiración cognitiva que considera dichos comportamientos como resultado del conjunto de creencias y valoraciones internas que el sujeto aporta a una situación determinada. (Moreno San Pedro y Gil Rosales-Nieto J. ,2003). En el contexto de la actual pandemia este modelo también fue utilizado por Aydair Rosero Bolaño. en Colombia con adolescentes escolarizados (2020).
Estos son los referentes metodológicos que nos sirvieron para elaborar nuestro principal instrumento de investigación con el fin de conocer la percepción de riesgo ante el contagio y el uso de formas preventivas. Nuestra investigación tuvo como muestra seleccionada 148 estudiantes entre mujeres y hombres pertenecientes a la Carrera de Psicología de la Universidad Mayor de San Andrés.
Consideramos que los resultados de nuestra investigación serán importantes para llenar el vacío de información acerca de la problemática del Covid-19 desde una perspectiva psicosocial que nos permita, con mayor propiedad, conocer los procesos perceptivos y cognitivos de nuestros jóvenes, asociados al riesgo de contagio del Covid-19.
Son ellos, los jóvenes, quienes han sufrido con mayor intensidad los estragos producidos por el virus y que tuvo repercusiones en sus cogniciones, afectos y conductas intra-familiares, así como en la interacción con sus pares y particularmente en sus actividades académicas y laborales.
Ante la posibilidad cierta de que podamos ser atacados por rebrotes del Covid-19 con mayor contagiosidad o quizá con la aparición de un nuevo virus, es importante contar con los conocimientos necesarios acerca de la percepción de riesgo del contagio y el cumplimiento de las normas preventivas de bioseguridad de la población y con particular atención en los estratos adolescentes y de adultos jóvenes.
Esto permitirá, sin duda alguna, optimizar el manejo de futuras crisis pandémicas, disminuyendo de esta manera el impacto nocivo tanto en la salud física como también en la esfera psicológica de las personas.
A decir de los expertos en el tema, este agente patógeno vino para quedarse entre nosotros y deberíamos ir acostumbrándonos a convivir con esta realidad. Esto significa que tenemos que seguir respetando los protocolos de seguridad por un tiempo que aún no es posible determinar con precisión. De ahí la necesidad de crear las condiciones necesarias para que las medidas preventivas puedan ser cumplidas a plenitud y de esta manera frenar y amortiguar los efectos malsanos y letales del virus del Covid-19
2. Método
Población y muestra
El estudio contó con una muestra de 148 estudiantes de la Carrera de ¨Psicología de la Universidad Mayor de San Andrés”, pertenecientes al primer y tercer año, los cuales se hallan comprendidos en un rango de edad de 17 a 41 años. Nuestra muestra está constituida por 56 hombres (38%) y 92 mujeres (62%)
Elaboración propia
Figura 1.
Elaboración propia
Figura 2.
Instrumentos
Se elaboró y aplicó una escala en el modelo tipo de Likert con cuatro alternativas de respuesta que se califican de:1) Muy de acuerdo 2) de acuerdo 3) en desacuerdo y 4) en total desacuerdo. Se utilizaron 15 ítems distribuidos en los tres factores de la percepción de riesgo que pasamos a detallar:
Susceptibilidad de enfermar (5 ítems)
1) Si dejo de usar barbijo es probable que me contagie COVID-19
2) Si dejo de lavarme las manos es probable que me contagie de COVID-19
3) Si hablo con una persona que no usa barbijo me arriesgo a contagiarme de COVID-19
4) Si me encuentro en lugares cerrados y poco ventilados puedo contagiarme de COVID-19
5) Asistir a celebraciones y fiestas me pone en riesgo de contagio de COVID-19
Gravedad percibida en caso de enfermar (5 ítems)
1) Si me enfermo yo o un familiar de COVID-19 podríamos perder la vida
2) Si me contagio de COVID-19 podría llegar a hospitalizarme
3) Si me enfermo de COVID-19 es posible que tenga síntomas respiratorios graves
4) Si me contagio de COVID-19 es probable que tenga secuelas de salud permanentes
5) Si enfermo de COVID-19 es probable que presente un trauma psicológico
Cumplimiento de normas protectoras (5 ítems)
1) Utilizaré barbijo de manera permanente
2) Me lavaré siempre las manos
3) Cumpliré los protocolos de bioseguridad de la universidad
4) Evitaré asistir a reunión y eventos muy concurridos
5) Me vacunaré las veces necesarias para evitar el contagio
Indicadores de calidad del instrumento
Validez
Para el presente estudio se llevó a cabo una validez de contenido del cuestionario, relacionada con el grado de comprensión de las preguntas (si son comprensibles o no) y la longitud del instrumento. Para su determinación se empleó el método de juicios por parte de expertos, mediante el cual se realiza una valoración por personas cualificadas en el tema.
Para ello se contó con la colaboración de las docentes de la Carrera de Psicología de la Universidad Mayor de San Andrés: Lic. Verónica Valda Paz, Mgs. Martha Escobari Cardozo y la Dra. Susana Aramayo Salinas.
A raíz de las observaciones recibidas se redujo, en algunos casos, la cantidad de palabras empleadas en las afirmaciones o se modificaron los ítems.
Confiabilidad
La evaluación de la fiabilidad se realizó a través del análisis de consistencia interna. Para ello se calculó el coeficiente alfa de Cronbach, “que está basado en la correlación inter-elementos promedio y asume que los ítems miden un mismo constructo y que están altamente correlacionados” (Lacave Rodero, Molina Díaz, Fernández Guerrero, & Redondo Duque, 2015, pág. 138).
Los valores del alfa de Cronbach oscilan entre el 0 y 1, mientras más cercano esté al 1 la confiabilidad del instrumento es mayor, pero como criterio general se tiene que un coeficiente es aceptable siempre y cuando su valor sea igual o superior a 0.7.
Para obtener el alfa de Cronbach se hizo una aplicación piloto a 10 personas y con los datos obtenidos se generaron los resultados que se ve en la tabla a continuación. El alfa de todo el instrumento, fue de 0,929 lo que implica que su confiabilidad es buena.
Elaboración propia
Figura 3
Procedimiento
En un primer momento, se realizaron grupos focales con estudiantes de la Carrera de Psicología en modalidad virtual para recoger la información necesaria en la elaboración del cuestionario a ser aplicado.
El proceso de reclutamiento de los participantes, la aplicación del instrumento y la recolección de datos en general, se realizó de manera virtual utilizando las plataformas de Meet Google y la aplicación de mensajería de WhatsApp. Finalmente, ser realizó el vaciado depuración de los datos recogidos a través del software Excel para su posterior análisis.
Asimismo, se brindó información a los participantes acerca del objetivo de la investigación, enfatizando el carácter confidencial y voluntario de su participación.
3. Resultados
Percepción de Probabilidad de contagio
En términos generales, la mayoría de las respuestas de los participantes acerca de las probabilidades de contagio se encuentran en las opciones de muy de acuerdo y de acuerdo. Lo cual significa que gran parte de los estudiantes que conformaron la muestra perciben adecuadamente los diferentes riesgos de contraer la enfermedad del COVID-19 como eventos probables alcanzando porcentajes por encima del 90% como se evidencia en el gráfico No.1
Por otra parte en el grafico No. 2 podemos observar las respuestas acerca de la pregunta de qué probabilidades de contagio perciben los estudiantes en función a los cinco ítems contemplados en la escala aplicada: no usar barbijo: no lavarse las manos, hablar con una persona que no usa barbijo, ir a lugares cerrados y poco ventilados, asistencia a celebraciones, fiestas o conciertos.
Se evidencia que en todos los ítems las respuestas se encuentran por encima del 90%, que comprende las opciones muy de acuerdo y de acuerdo. Esto significa que los estudiantes mayoritariamente están conscientes del riesgo de contagio al no cumplir los protocolos referidos a las diferentes formas de contagio que son expresados en los reactivos de nuestra escala.
Como se observa en este grafico el no uso de barbijo es el ítem que alcanza el mayor porcentaje en relación al riesgo de contagio; no así, y esto es lo preocupante, en relación a hablar con una persona que no usa barbijo y estar en lugares cerrados y poco ventilados con 8 y 10% respectivamente.
A primera vista, esta lectura que hacemos de estos porcentajes puede ser entendido como un exceso de celo en su evaluación. Pero debemos comprender que la percepción minoritaria de bajo riesgo puede tener efectos muy negativos en las prácticas de autocuidado y cuidado de los demás. No olvidemos que una sola persona infectada en calidad de asintomático o no, es potencialmente transmisor del virus a otras 9 personas. Es importante entonces que futuras investigaciones pueden profundizar esta problemática y explicar el porqué de un menor cumplimiento de las normas preventivas ante el Covid-19
Percepción de la gravedad en caso de enfermar
En cuanto a la gravedad percibida en caso de contagio podemos observar en el grafico No.3 que un 66% de los entrevistados está de acuerdo y muy de acuerdo que podrían presentar complejidades que acompañan al cuadro de Covid como ser: internación, síntomas respiratorios, secuelas físicas y psicológicas.
El grafico No.4 permite apreciar los porcentajes de manera desagregada de los reactivos de nuestro instrumento de investigación que tienen relación a la gravedad que representa a la evolución del cuadro Covid-19 en sus diferentes manifestaciones.
El temor a la muerte propia y la de algún familiar alcanza el 48%, vale decir, casi la mitad de la muestra estudiada. Este dato desvirtuaría, de alguna manera aquella suposición de que los jóvenes se sentía invulnerables o inmunes al contagio por el simple hecho de ser jóvenes. Nuestros datos demuestran al contrario que el temor a la muerte está instalado en casi la mitad de los estudiantes entrevistados.
Es posible que esta idea de invulnerabilidad haya sido asumida al inicio de la pandemia cuando en su mayoría los contagios se presentaban en personas de la tercera edad o con alguna enfermedad de base. Pero, como ya es de conocimiento, el virus también contagia a jóvenes y niños quienes en muchos casos terminan con secuelas físicas. Los porcentajes de la percepción de posibilidad de ser internados, de presentar problemas respiratorios y secuelas físicas se encuentra en promedio por encima del 70%.
Un caso paradigmático de la gravedad del contagio de Covid-19 y sus secuelas es lo ocurrido con Kun Agüero, jugador estrella de la selección argentina de futbol que presentó un problema de arritmia en el corazón en medio de un partido de futbol y que finalmente lo inhabilitó de por vida en la práctica de este deporte. Agüero había contraído Covid-19 hace un año atrás y de acuerdo a los informes médicos se trata de una secuela que le dejó el virus.
Finalmente, es también llamativo que un 63,5 % de los estudiantes de nuestra muestra de investigación perciba que el contagio de covid puede tener también secuelas de orden psicológico. De acuerdo a investigaciones realizadas al respecto el Covid-19 puede dejar en la memoria emocional de las personas estados de ansiedad y angustia asociados a los momentos más críticos del desarrollo del cuadro viral.
Estar internado por un periodo prolongado o ser testigo del agravamiento de un ser querido o deudas contraídas para cubrir los gastos de una internación prolongada pueden desencadenar síntomas característicos de los trastornos de estrés postraumáticos, vale decir, dificultad para conciliar el sueño, irritabilidad, dificultades de concentración, híper vigilancia y respuestas de alarma exagerada (Belloc, Amparo y otros, 2000).
Cumplimiento de conductas protectoras
Otra variable importante de análisis de la percepción de riesgo ante el COVID-19 tiene que ver con el cumplimiento de las conductas protectoras de bioseguridad. En el cuadro No. 5 podemos observar que el 88,7 % de la muestra estudiada dicen estar de acuerdo o muy de acuerdo en el cumplimiento de las medidas de bioseguridad, lo cual nos lleva a concluir que en su gran mayoría de las y los estudiantes a quienes fueron aplicadas la escala investigativa de nuestra investigación presenta un nivel adecuado de percepción riesgo
Sin embargo, el 11,3%, restante no parecen percibir como riesgoso el incumplimiento de las normas preventivas ante el Covid-19. Este es otro dato que debe llevarnos a la reflexión y a la necesidad proporcionar mayor información dirigida a los jóvenes que comparten esta actitud. Mucho más si se tratan de estudiantes de Psicología.
Veamos ahora de manera desagregada la percepción de cada una de las medidas de bioseguridad reflejadas en los 5 ítems de nuestra escala. El grafico No. 6 nos permite evidenciar que el uso permanente del barbijo no es aceptado por casi el 17% de los estudiantes. Es sorprende que el lavado de las manos tenga mayor aceptación en su práctica frente al uso de las mascarillas faciales de protección.
Tampoco parece ser percibido como riesgoso la asistencia a reuniones o eventos masivos por el 12.8%. Esta respuesta quizá se deba a la necesidad del contacto y comunicación con sus pares a la par de la esperanza de volver a la normalidad de sus actividades de esparcimiento grupal anteriores a la pandemia. Para el psicólogo argentino José Abadí en una entrevista televisiva decía al respecto que “el aislamientos o encierro del adolescente tiene el significado de castigo y puede despertar sensaciones culpo genas… de ahí la necesidad imperiosa de romper con esta especie de encarcelamiento”
Finalmente nos encontramos con la percepción de los entrevistados ante la vacuna como principal arma con que contamos. Vemos que los entrevistados que no están de acuerdo con la vacuna llega casi al 22%. Sin lugar a dudas un porcentaje muy alto y que se constituye en una de las principales trabas u obstáculos en la lucha ante el flagelo de la pandemia. Este porcentaje es afín al 30% o 35% duro de la población mundial que se opone férreamente a las vacunas y que está generando en las principales ciudades europeas protestas callejeras y enfrentamientos con la policía. Todo hace pensar que será muy difícil alcanzar porcentajes superiores de vacunados que nos permitan alcanzar la tan ansiada inmunidad comunitaria o de rebaño.
Finalmente el grafico No 7 representa el porcentaje medio general de los porcentajes particulares de cada uno a de las variables que hacen al concepto de Percepción de riesgo. De acuerdo a esto podemos concluir que el 82,6 corresponde a una percepción adecuada de riesgo frente al Covid-19 o propicia del conjunto de los estudiantes entrevistados frente al 17,4 % de respuestas que podemos calificarla como una percepción de riesgo disminuida o inadecuada.
4. Discusión
De acuerdo a los resultados del presente estudio se encuentra que en el 82% de los participantes posee una percepción media o alta que significa una Percepción de Riesgo adecuada frente a la amenaza del virus de Covid-19 y que se expresa en la adopción de las diferentes medidas de bioseguridad y conductas de auto cuidado. Esto puede ser debido a diferentes factores que puede ser el temor a morir o enfermar gravemente o que esta situación se presente en un familiar cercano.
Los hallazgos encontrados en los análisis de los ítems podemos observar que los reactivos con promedios más altos hacen referencia a aspectos relacionados con las consecuencias de contraer el virus del covid-19, especialmente con la percepción de los participantes frente a la probabilidad de que un familiar o ellos mismos mueran a causa de esta afección, donde el 42% considera que estas situaciones tengan una alta probabilidad de que sucedan.
Esta problemática ha sido abordada de manera exploratoria por diferentes investigaciones como es el caso de Muñoz J. (2020) que considera que el temor de infectarse o morir son aspectos que deben ser atendidos de manera prioritaria debido a los múltiples problemas de salud mental que estos pensamientos o condiciones pueden generar siendo la ansiedad y depresión los principales trastornos relacionados a estos pensamientos.
Por otra parte, se pudo evidenciar que los ítems con promedios más bajos están relacionados con conductas de autocuidado, como el uso de barbijos y el distanciamiento social. Lo anterior se expresa en una baja percepción de riesgo ante el contagio del coronavirus sino se toman las medidas recomendadas por las instituciones y autoridades de la salud.
Esta situación puede evidenciarse como tendencia en el contexto latinoamericano donde se han encontrado cifras similares a las de nuestra investigación. Por ejemplo, en México con una muestra muy amplia se reportó que el 22% de participantes no consideraban relevante lavarse las manos con frecuencia y un 34% tampoco consideraban relevante mantener el distanciamiento recomendado (Galindo-Vázquez, 2020)
Estas cifras son muy parecidas a las encontradas en un estudio realizado con jóvenes de Perú, Argentina y Colombia, donde el 35% reportó no mantener el distanciamiento social y un 20% manifestó no haber respetado el aislamiento. (Diez et. al.,2020)
Diferentes investigaciones evidencian que en su gran mayoría los jóvenes perciben de manera adecuada los diferentes riesgos que podría generar tanto para si mismo como para sus familiares un contagio del COVID-19, sin embargo, unos segmentos de las muestras estudiadas indican que el riesgo percibido se relaciona más con las consecuencias, restando importancias a aspectos relacionados a las causas de contagio y la aplicación de comportamientos para prevenirlo.
Estos hallazgos indican que en los comportamientos y condiciones frente a situaciones de crisis sanitarias el factor común es el temor a la muerte o enfermar gravemente relacionados al instinto de supervivencia. Sin embargo, esto puede generar un descuido de aquellos comportamientos que conllevan a reducir las probabilidades de contagio, generando vulnerabilidad en aquellas personas que tienen una percepción de riesgo baja o nula con respecto a la posibilidad de contraer el virus causante del COVID-19.
Es importante mencionar que los resultados obtenidos de toda investigación acerca de la percepción del Covid-19 deben ser considerados siempre en función del tiempo en que se aplicaron los instrumentos. En el caso nuestro la encuesta fue aplicada en el mes de septiembre del 2020 que coincidió con una desescalada importante de casos y además con la novedad de que un porcentaje importante de la población ya había sido vacunada.
La pandemia es fluctuante y está en pleno desarrollo, por eso debemos distinguir como fue el autocuidado y cuidado de los demás desde el inicio de la pandemia y lo que vivimos actualmente.
Los resultados que se puedan obtener aplicando un mismo instrumento variarán de acuerdo los acontecimientos de la pandemia en la línea del tiempo desde la aparición de los primeros casos, la cuarentena rígida, la cuarentena dinámica, la 2da. 3era y 4ta. olas hasta la actual desescalada. La vacunación también debe ser considerada como una variable importante en los resultados que se obtengan en el análisis de la percepción de riesgo ante el covid-19.
5. Conclusiones
Los resultados de nuestro estudio nos permiten concluir que existe una adecuada percepción de riesgo de contagio de covid-19 y sus consecuencias en un nivel alto y medio en un 82% de los participantes de la muestra, mientras que el 18% restante minimizan los riesgos de esta enfermedad pandémica.
Los elementos que los participantes perciben con mayor riesgo, hacen referencia a las posibilidades de morir, ser hospitalizado o presentar secuelas por el nuevo coronavirus, además de presentarse una percepción de riesgo alta ante la posibilidad de que un familiar muera o enferme gravemente.
Por otra parte, los adolescentes presentan una baja percepción de riesgo ante las posibilidades de enfermarse del covid-19 en situaciones relacionada con el contacto social.
Se identificó que existe una percepción de riesgo inadecuada en relación de las conductas de autocuidado donde un segmento de participantes muestra una baja adherencia especialmente con el uso de barbijo y el lavado de manos.
Finalmente es también preocupante que casi un 22% de los estudiantes encuestados no están de acuerdo con la vacuna, que es considerada como una de las principales herramientas con las que contamos actualmente para aminorar los efectos letales del virus.
6. Recomendaciones
Futuras investigaciones deben priorizar e identificar con mayor profundidad cuáles son los factores que explican un menor cumplimiento de las normas sanitarias que permita aumentar el cuidado de la población. En este sentido las percepciones minoritarias de bajo riesgo pueden tener efectos negativos en las prácticas de cuidados y en general en la población ya que sus conductas son mucho menos respetuosas de las indicadas en el control de covid-19
Se recomienda realizar estudios sobre la percepción de riesgo con muestras más amplias y heterogéneas. Asimismo, analizar las actitudes y percepciones de riesgo de los jóvenes universitarios de manera comparativa en función a la variable género y también de acuerdo a la pertenencia a universidades privadas y estatales.
El instrumento utilizado en la presente investigación se puede constituir un elemento de medición y evaluación importante para identificar las fortalezas y debilidades de los jóvenes universitarios con el fin de prepararnos ante futuras pandemias y la posibilidad del inicio presencial de las actividades académicas .
Es importante incorporar y reforzar en la población joven prácticas de cuidado propio y ajeno. No se trata de “cuidarnos del otro”, si no, cuidar al otro y cuidarnos con el otro; finalmente somos humanos gracias al cuidado de los otros. De igual modo es preciso trabajar sobre la indiferencia ante el número de muertes.
Debemos también tener cuidado con el uso del miedo como fuerza motivadora en el acatamiento de las normas de bioseguridad, porque cuando el miedo es demasiado fuerte puede ser considerado ofensivo y exagerado, lo cual podría llevar a un menor cumplimiento de dichas normas