Introducción
Durante los primeros años del desarrollo humano, la familia, es base principal en la formación de cada integrante, en donde cumple un rol importante y sobre todo fundamental ya que se desarrollan valores y acciones que influyen en el éxito de sí mismo y los demás. De tal manera, ayuda al desenvolvimiento social en entornos diferentes, puesto que es el hogar quien proporciona el mayor apoyo psicológico (Suárez y Vélez, 2018).
Mundialmente desde hace mucho tiempo, hemos sido espectadores del elevado índice de violencia y agresión. En referencia, estadísticamente se calcula que en todo el mundo 1000 000 000 en el último año, entre adolescentes de 17 y niños de 2 años, fueron víctimas de abuso físico, psicológico y sexual (OMS, 2022).
En Perú, la institución pública MINEDU (2022), publicó un reporte donde refiere que desde septiembre del año 2013 al 27 de octubre del 2022. A través de la plataforma “SiseVe”, se denunciaron en el País 49,300 casos estudiantiles de: violencia física más de 24 mil, violencia psicológica 16,900 y violencia sexual 8433. Según el reporte estadístico del CEM (2022) registró durante los 4 primeros meses del año, casos de violencia psicológica 38.1%, física 28.9%, sexual 32.5% y económica 0.6% en adolescentes, niños (as); un total de 17 247.
Según el MINSA (2023), considera de gran importancia garantizar a niños y adolescentes, un clima familiar libre de violencia, donde se permita fomentar vínculos de apego seguros dentro de la familia y con otras personas, para intensificar estrategias adaptativas. Por lo tanto, en base a todos los datos encontrados, nos muestra el elevado porcentaje en adolescentes víctimas de violencia; por lo consiguiente es muy probable que en un futuro manifiesten actitudes de forma agresiva.
Asimismo, me urge la necesidad, por toda la evidencia presentada, de estudiar al primer grupo social; la familia en cómo influye, el ambiente donde se encuentre el individuo puede desencadenar conductas negativas, motivando al adolescente a involucrarse en hechos violentos. De tal manera, se propone conocer ¿Cuál es la relación entre estilos de crianza y conductas agresivas en estudiantes de secundaria del Centro Poblado Samán, 2023?
Por lo tanto, es importante mencionar las hipótesis, como general: Existe relación significativa entre estilos de crianza y conductas agresivas en estudiantes de secundaria del Centro Poblado Samán, 2023. Se propusieron las hipótesis específicas siguientes: Existe relación significativa entre dimensión compromiso y conductas agresivas en estudiantes de secundaria del Centro Poblado Samán, 2023; Existe relación significativa entre dimensión autonomía psicológica y conductas agresivas en estudiantes de secundaria del Centro Poblado Samán, 2023; Existe relación significativa entre dimensión control conductual y conductas agresivas en estudiantes de secundaria del Centro Poblado Samán, 2023.
De esta manera, el objetivo general se estableció: Determinar la relación entre los estilos de crianza y conductas agresivas en estudiantes de secundaria del Centro Poblado Samán, 2023. Por ello, los objetivos específicos fueron: a. Determinar la relación entre dimensión compromiso y conductas agresivas en estudiantes de secundaria del Centro Poblado Samán, 2023; b. Determinar la relación entre dimensión autonomía psicológica y conductas agresivas en estudiantes de secundaria del Centro Poblado Samán, 2023; c. Determinar la relación entre dimensión control conductual y conductas agresivas en estudiantes de secundaria del Centro Poblado Samán, 2023.
Así mismo, se da a conocer investigaciones realizadas: Quiroz (2020) desarrolló un estudio, en La Paz- Bolivia con 200 alumnos adolescentes de la escuela Abraham Reyes de 1ero a 3ero, cuyo propósito fue explorar la percepción de estilos parentales y su nexo con conductas agresivas, siendo de estudio correlacional. Utilizó la escala de estilos de socialización parental y cuestionario de agresión de Buss y Perry. Como resultado la mayor parte de padres usa el estilo autoritario y un comportamiento de nivel medio agresivo, ambas variables se relacionan.
García (2021) desarrolló su estudio en 138 adolescentes de Ayacucho. Por lo tanto, su interés principal fue el nexo de estilos de crianza y agresividad. Hicieron uso de la Escala de estilos de Steinberg y el Cuestionario de agresividad de Buss y Perry. Dado que, obtuvo la conexión en las variables. Además, se evidenció un 45.7% estilo predominante autoritativo y con 27.5% nivel bajo de agresividad.
También, Anjum et al. (2019) en Pakistán, desarrollaron su estudio con 200 adolescentes entre 14 y 18 años, de 3 escuelas de Lahore. Su propósito es evaluar la conexión de estilos de crianza y agresión, mediante un estudio transversal. Aplicaron la Escala de Estilo de Crianza y Cuestionario de Agresión. Por lo tanto, se evidencia que hay relación entre las dos variables.
De acuerdo con, Diaz y Saavedra (2021) desarrollaron la investigación en el distrito José Leonardo Ortiz con 315 adolescentes, “estilos de crianza y conducta agresiva” como estas se relacionan. Haciendo uso de la Escala de estilos y cuestionario de agresividad. Se evidenció, con 50.8% nivel medio de agresividad y un 39.0% estilo de crianza autoritario.
Así mismo, Sarmiento (2019) realizó un estudio a 38 adolescentes de segundo del colegio Fernández Madrid en Quito- Ecuador, se planteó relacionar estilos de crianza y nivel de agresividad en familias monoparentales. Empleando la escala de estilos parentales de Musita y el Cuestionario de agresividad de Buss y Perry. Halló que tenían un estilo autoritario y un nivel alto en agresividad. Concluye, conexión entre variables en familias monoparentales.
Por último, Astro (2021) realizó su estudio, con edades de 18 a 12 años, en Huancayo con 191 estudiantes. Para ello, se usó la Escala de estilo de crianza y cuestionario de agresividad. Se evidenció asociación en las dos variables. Se halló el estilo con mayor predominancia, negligente (25.7%) y además un 68.6% nivel medio de agresividad.
Para explicar esta investigación, se ha considerado las siguientes teorías, la primera variable es definida; De acuerdo con Papalia et al. (2017) refieren al conjunto de actitudes que expresan los progenitores, durante el desarrollo y la formación del hijo. Los cuidadores, crean los comportamientos adecuados, a través de su formación y a base de sus experiencias.
De acuerdo con Papalia et al. (2005) los cuidadores ejercen una serie de actitudes que son dirigidas hacia los menores; mediante ello, estos son los principales responsables de ofrecer apoyo, empatía, interés, cuidado, generar comprensión, desarrollando un ambiente positivo en la familia.
En cuanto a Darling y Steinberg (1993) los progenitores muestran una variedad de comportamientos que son dirigidos hacia el hijo, todo esto define cómo es su clima familiar, ya sea con actitudes emocionalmente positivas o negativas.
Respecto al modelo social de Steinberg (1992), el conjunto de actitudes frente al hijo, son transmitidas ya sea de forma favorable o desfavorable, mediante ello se establece un clima emocional, en donde se manifiesta cada conducta del cuidador. De modo que, el proceso de los estilos parentales contribuye en la formación del hijo, siendo necesario considerar tres posturas: meta, la práctica parental que usa el padre para que el hijo pueda llegar a la meta, y un estilo parental con el que acontece la socialización (Steinberg, 1992).
Asimismo, propuso en su teoría Steinberg (1992) tres dimensiones: primeramente, compromiso: es la importancia y el interés que muestran los progenitores hacia los hijos, brindando afectividad y apoyo emocional. A su vez, autonomía psicológica: es la magnitud en que sus cuidadores promueven a su hijo a la independencia y autonomía. Por último, control conductual: el individuo percibe al progenitor como controlador y supervisor de su conducta.
Dentro de los estilos de crianza se desarrollaron diferentes tipos, que están relacionados con el comportamiento del adolescente (Steinberg, 1992): autoritativo: impulsa al desarrollo máximo de su personalidad, motiva al individuo a su independencia, pero respetando las reglas que evitan el desborde (Baumrind, 1991). Por otro lado, el negligente: los cuidadores ponen como prioridad su desarrollo personal por encima del cuidado de su hijo, que lleva a un abandono de su crianza, mayormente se puede observar en padres que tienen constantemente actividad laboral, ocasionando escasez de normas (Steinberg, 1992). Siguiendo, el mixto: es la combinación de todo lo anteriormente mencionado, esta situación es confusa para el sujeto, ya que afecta su desarrollo de emociones y confianza (Steinberg, 1992). Además, el autoritario: los progenitores someten al sujeto a cumplir sus propias reglas, en ocasiones usan la violencia física, demostrando poco afecto y siendo distante con sus necesidades (Baumrind, 1991). Por último, el permisivo: carece de una jerarquía, el individuo muestra su rebeldía, es quien decide qué no hacer y qué hacer; sin respetar, ni tomar atención a lo dictaminado por los padres, impulsando esta conducta a través de refuerzos (Baumrind, 1991)
Por su parte, Barton et al. (1977) desarrollaron en su teoría, donde refieren que la crianza, posee como misión educar y proporcionar soporte físico y emocional, ayudando a desarrollar habilidades ya sean intelectuales como sociales, en los menores hasta la adultez. Es de gran importancia mencionar que el yo social de cada individuo se desarrolla mediante la interacción con sus apoderados. Es por ello, que los primeros años del sujeto, son muy valiosos, ya que surgirá la construcción de su personalidad, manifestando su capacidad en la interacción con su amistades, vecinos y familiares.
De acuerdo con la teoría de bifactorización de los autores Maccoby y Martin (1983) mostraron dos dimensiones: la primera, dimensión afecto y comunicación: abarca las cualidades positivas como la asertividad, apoyo y compromiso, esto se desarrolla mayormente cuando los cuidadores se encuentran en constante contacto, demuestran interés, están pendiente o cerca al individuo. Seguido, la dimensión establecimiento de límites y control: considera a las cualidades que se centran en el poder, una relación jerárquica, exigencia y también en la restricción, en donde la mayor importancia son las normas y además las responsabilidades, es decir, se da con mayor fuerza cuando los progenitores se centran en el cumplimiento rígido de sus reglas, imponiendo sus propias normas, sin escuchar la opinión del menor, los cuidadores muestran poco afecto y además una falta de responsabilidad afectiva (Maccoby y Martin, 1983).
La agresividad es una conducta inadecuada, que puede perjudicar a otros ocasionando algún dolor o daño (Buss, 1989). Así mismo, Buss y Perry (1992) clasificaron cuatro dimensiones: agresión física: comportamiento que pueden ocasionar daños físicos, ya sea por bofetadas, golpes o actos violentos que conlleve al contacto físico; agresión verbal: comportamiento que daña a otro individuo, mediante uso de mensajes que generan angustia e incomodidad (Buss, 1989); ira: respuesta que se da después de haber sentido que lo han lastimado, a través de manifestaciones involuntarias emocionalmente y reacciones internas psicológicas, manifestadas por la aparición de algún acontecimiento desagradable (Buss, 1961); y hostilidad: realiza una valoración negativa hacia los demás, asociado al deseo de agredir, expresando desprecio, predisponiendo a la realización de conductas agresivas. Se relacionan las tres primeras a lo emocional y la última a lo cognitivo (Buss y Perry, 1992).
Además, los autores explican cómo la expresión a respuestas agresivas se da por el contexto social, ya sea estimulando o inhibiendo (Buss y Perry, 1992). Por otro lado, Buss (1961) una característica de la personalidad es la agresividad, manifestando la costumbre de atacar, ya sea en la circunstancia y el momento que se encuentre.
Por tal manera, según el autor Buss (1961) refiere a la agresividad como un rasgo de la personalidad, considerándose figura personal del sujeto, es decir que se convierte en una conducta permanente, fuerte y además haciendo de ésta un aspecto cotidiano, basándose en las vivencias del ser humano.
Conforme a su teoría comportamental del autor Buss (1989) la agresión es la forma de atacar, que se basa en un grupo de modalidades: indirecto o directo, pasivo o activo y físico o verbal, por lo tanto, se expresan los comportamientos agresivos por medio de diferentes maneras. De tal manera, la agresión es una conducta: violenta, destructiva e inapropiada, que tiene como fin atacar el entorno o atacar a otras personas.
El cúmulo de experiencias desencadena una respuesta agresiva o violenta, ya sea funcional o adaptativa, sirviendo a la persona para llevar a cabo sus propios objetivos, impregnando su personalidad (Buss, 1961).
Por lo tanto, Bandura (1977) desarrolló su teoría del aprendizaje, la conducta agresiva es la exposición de modelos agresivos; dependerá de la existencia de un refuerzo sea positivo o negativo para adquirir su hábito de comportamiento. Los individuos pueden estar expuestos a diversas modalidades: reforzadores recibidos por la familia: dentro del círculo familiar, los cuidadores son la principal fuente de modelos, el desenvolvimiento entre el menor y las personas que representen para él autoridad como, padres, abuelos, hermanos o tíos; servirán como base, ya que estos definen cómo será su modelo (Bandura, 1977). Por consiguiente, el entorno cultural: conformado por grupo de sujetos con diferentes: actitudes, maneras de expresar, costumbres u otras formas en que el individuo manifieste un comportamiento diferente; si en este círculo se expresa agresión, las personas que lo conforman también adquirirán este agresivo comportamiento (Bandura, 1977). Seguido, personas con la que mayormente estamos en contacto: conjunto de seres que tiene un hábito de comportamiento distinto, que es definido por lo recibido en su hogar, es decir, por el principal medio que los rodea; si dentro de este conjunto la mayoría de sus integrantes muestran agresivos comportamientos, se tomará como espejo este inadecuado comportamiento. Por último, Bandura (1977) los medios de comunicación: son unos de los mediadores a la conducta agresiva; es decir, por medio de estos, se genera una serie de modelos, uno de ellos la agresión; primero es aprendida por los menores, para luego expresar la conducta inadecuada, hacia una persona, generando dolor ya sea físico u emocional.
También, explica Bandura (1977) que el factor biológico no es definitivo, ya que no nacen con la capacidad de gritar o agredir, sino que directamente se aprende por medio del entorno que lo rodea.
Por su parte, Patterson (1982) autor del modelo familiar, el aprendizaje de las conductas deriva del ambiente familiar, ya que éste es el entorno más cercano y tiene mayor influencia hacia el hijo. De tal modo, en el momento que surgen problemas y se resuelven con agresión, y además se emplea con reciprocidad la conducta como respuesta, los menores forman el pensamiento que los objetos se alcanzan utilizando la fuerza, siendo un medio para manipular a los demás.
Método
Tipo y diseño de investigación
Dado que, al ser básica, brindó aportes para futuras investigaciones, que permitan el desarrollo de nuevos conocimientos científicos (Tam et al., 2008). Se ajustó a un diseño no experimental, debido a que cada variable estudiada no se manipuló y se observó a la población en su ambiente natural, donde los datos obtenidos se analizaron (Silvestre y Huamán, 2019). Además, es de corte transversal porque se estableció el estudio en un solo momento (Rodríguez y Mendivelso, 2018). Así mismo, es correlacional ya que el fin de esta investigación fue determinar la conexión entre las dos variables en un contexto (Hernández et al., 2014).
Técnica
Encuesta, es un procedimiento que se basa en aplicar un grupo de cuestionarios, teniendo como finalidad de una muestra determinada reunir información (Carrasco, 2018).
Instrumentos
Por tanto, se lleva a cabo aplicar la Escala de Estilos de Crianza, construida en Estados Unidos en 1993 por Laurence Steinberg. Siendo en el 2004 adaptado en Perú por Merino y Arndt, evalúa los estilos de crianza en púberes de 11 a 19 años. La escala se constituye por 26 ítems agrupados en 3 dimensiones: compromiso, autonomía psicológica y control conductual. Las respuestas a los ítems de esta prueba presentan 4 opciones, en la escala de tipo Likert: muy de acuerdo, algo de acuerdo, algo en desacuerdo y muy en desacuerdo. Por otra parte, la aplicación del instrumento es de modo grupal e individual y cuenta con un tiempo aproximado de 20 minutos.
Por último, Merino y Arndt (2004) hallaron por medio del análisis factorial exploratorio a través de la prueba “T” Student, su validez. Consiguiendo un p<0,05 nivel de significancia dando un resultado de prueba válida. Además, se efectuó la confiabilidad por dimensiones mediante la consistencia interna del coeficiente de Alfa de Cronbach; con puntaje en dimensión compromiso (0.74), en autonomía psicológica (0.62) y control conductual (0.66), siendo nivel de confiabilidad alto a bajo.
En la variable conductas agresivas, se llevó a cabo el Cuestionario de Agresión construido en el 1992 en España por Buss y Perry. Por lo tanto, fue adaptado a la población peruana por, Matalinares et al. (2012), evalúa los niveles de agresividad en los púberes. El cuestionario se conforma por 29 ítems agrupados en 4 dimensiones: 1. agresividad física, 2. agresividad verbal, 3. ira, 4. hostilidad. De modo que, las respuestas a los ítems de esta prueba se presentan en la escala de tipo Likert, con 5 opciones: completamente verdadero para mí, bastante verdadero para mí, ni verdadero ni falso para mí, bastante falso para mí y completamente falso para mí. Por otro lado, el tiempo para aplicar el cuestionario es de 20 minutos aproximadamente, de forma personal o grupal.
Por lo cual, Matalinares et al. (2012) en su investigación, hallaron la validez de contenido mediante jueces expertos; logrando por medio del coeficiente V de Aiken un 0.80 siendo de valor superior. Además, para su fiabilidad se usó el coeficiente Alfa de Cronbach, con un 0.836 total de valor.
Población
Aquel grupo de individuos que cumplen con criterios requeridos para una investigación (Baena, 2017). Por tanto, 184 adolescentes constituyen la Institución Educativa del Centro Poblado Samán. De tal manera, como criterios de inclusión se consideró a alumnos de secundaria de ambos sexos entre 1ero a 5to y estudiantes cuyos padres dieron su consentimiento. Además, como criterios de exclusión: participantes que no accedan a colaborar con la investigación, alumnos que no se encuentren presentes al instante de la recolección de datos y estudiantes que dejen las fichas incompletas.
Muestra
Es el subconjunto que se considera la parte representante de la colectividad (Hernández y Mendoza, 2018). Constituido por 160 estudiantes de secundaria.
Muestreo
Por lo tanto, el muestreo no probabilístico intencional, consiste en que el investigador selecciona unidades a observar, según los criterios seleccionados. Así mismo, es por conveniencia ya que se seleccionó a sujetos por interés del autor (Fuentelsaz, 2004).
Procedimiento
Se inició con la recolección de datos sobre trabajos previos que ayudó a conocer sobre las variables, y los cuestionarios adaptados a la población peruana, para ello, se hizo uso del coeficiente V de Aiken, basado en la validez del contenido de los instrumentos, manifestado los jueces expertos, su acuerdo con el primer instrumento conformado por 26 ítems y con el segundo instrumento por 29 ítems. Obteniendo los resultados en su totalidad de, V=1. De modo que, Escura (1988) se considera el valor límite inferior de V=.75, donde se pudo afirmar que se superó lo requerido, concluyendo que es una prueba válida. Siguiendo, a la Institución Educativa se le presentó el documento de autorización, también se les envió el consentimiento a apoderados y asentimiento a los alumnos. De tal manera, teniendo el permiso, se coordinó fechas; después de ello, se llevó a cabo la prueba piloto, obteniendo la confiabilidad de los instrumentos en la Escala de estilos y el Cuestionario de agresión, mediante el coeficiente de Alfa de Cronbach, obteniendo como resultados un .855 y .841. Por lo tanto, se considera una confiabilidad alta a partir de .61. Concluyendo que es una prueba confiable (Ruiz, 2002). Luego de ello, se dio de manera grupal la ejecución de instrumentos, pudiendo de esa manera medir las variables. Después de la aplicación de los dos cuestionarios, se requirió de la aplicación Office Microsoft Excel para la base de datos. Para luego, usar el programa estadístico SPSS, pudiendo analizar los objetivos propuestos. Para lo cual, primero, se realizó el análisis de normalidad, de las variables estilos de crianza, conductas agresivas y dimensiones, mediante el estadístico Kolmogorov- Smirnov, en donde se evidencio, que los valores no siguen una distribución normal ya que hay una significancia p=< a 0.05. Afirmándose que se ajusta a una distribución no normal. Por tal manera, a partir de ello se usó para la correlación, el estadístico no paramétrico Rho de Spearman.
Resultados
Ahora, se presentan los datos obtenidos de todos los objetivos, tanto general como específicos. Se obtuvieron los siguientes.
Como se observa en la tabla 1. Se determinó el vínculo de ambas variables. Indicando un nivel de significancia (p=0.00) menor al 0.05. Además, un Rho de Spearman de -0.638. Por lo tanto, indica una relación significativa, inversa y moderada entre las variables, es decir, a mayor presencia de una variable, menor será la otra o viceversa.
De acuerdo con el resultado en la tabla 2. Se evidencia, un valor de significancia (p=0.01) < al 0.05. También, un Rho de Spearman de -0.533. Por ello, se indica una relación significativa, moderada e inversa en el compromiso y las conductas agresivas. De manera que, se acepta la Hi.
Como se muestra en la tabla 3. El resultado evidencia, un valor de significancia (p=0.00) < al 0.05. Asimismo, un Rho de Spearman de -0.458. Por lo tanto, indica una relación significativa, moderada e inversa en la autonomía psicológica y las conductas agresivas. Por tal manera, se acepta la Hi.
Conforme al resultado en la tabla 4. Se aprecia, un valor de significancia (p=0.00) < al 0.05. Además, un Rho de Spearman de -0.389. Dado que, indica una relación significativa, baja e inversa en el control conductual y las conductas agresivas. De tal manera que, se acepta la Hi.
Discusión
Para empezar, conforme a los datos anteriores y al interés de este estudio, se determinó la relación entre estilos de crianza y conductas agresivas en estudiantes de secundaria del centro poblado Samán, 2023. Luego de haber realizado el análisis de los resultados, se pudo evidenciar, una relación significativa, inversa, moderada; comprendiendo que, ante un bajo estilo de crianza mayor será la manifestación de conductas agresivas o viceversa. Estos resultados coinciden con los de Astro (2021) en su investigación en la ciudad de Huancayo encontró relación entre las variables. Todos los investigadores mencionados en este apartado hicieron uso de los mismos instrumentos, hallando resultados semejantes, en una población similar. Asimismo, en el estudio de Quiroz (2020) en la ciudad de la Paz quien encontró que ambas variables se relacionaban.
Teniendo en cuenta a, Darling y Steinberg (1993) el grupo familiar cumple un rol valioso, ya que las acciones de los progenitores servirán como base para desarrollar las conductas de los menores, pues esto se aprende mediante la observación. Conforme a, la teoría del aprendizaje social, el ambiente en donde se encuentra cada integrante del grupo familiar, perciben una diversidad de reglas y normas que son establecidas por los cuidadores; por lo tanto, el comportamiento del individuo sería determinado, por el estilo predominante del entorno (Bandura, 1977). Por lo presentado anteriormente, se puede afirmar que la manera en cómo los cuidadores eduquen, formen o interactúen con sus menores, estos desarrollaran su comportamiento.
Por otro lado, referente al primer objetivo específico sobre, determinar la relación entre dimensión compromiso y conductas agresivas en estudiantes de secundaria del Centro poblado Samán, 2023. Basándose en los datos, se pudo demostrar, una relación significativa, inversa, moderada; entendiendo que, a bajo compromiso mayor será la manifestación de conductas agresivas o viceversa. Estos datos concuerdan con los de García (2021) en su investigación halló relación inversa entre dimensión compromiso y conductas agresivas. Del mismo modo, en su estudio Astro (2021) halló relación estadística inversa entre compromiso y conductas agresivas.
Conforme a los resultados presentados, nos muestra que, dentro del grupo familiar; los cuidadores que expresen compromiso e importancia por cada actividad de su menor hijo, el pasar tiempo con ellos y acompañarlos en sus vivencias, desarrollarán emociones positivas; promoviendo al sujeto a la conciencia de sus capacidades y autoconfianza (Steinberg, 1992). Dado que, estos sujetos tienden a tener menos conductas inadecuadas o destructivas, sin intención de dañar a otro. Una persona con confianza de sí misma y consciente de sus capacidades, suelen responder de manera adecuada ante situaciones demandantes o estresantes; en cambio el sujeto que no tenga la atención e interés de su cuidador y además no es consciente de su capacidad, responderá de manera agresiva antes situaciones de estrés.
De acuerdo, al segundo objetivo específico, se determinó la relación entre dimensión autonomía psicológica y conductas agresivas en estudiantes de secundaria del Centro poblado Samán, 2023. Basándose en los resultados, se evidencia, una relación significativa, inversa, moderada; comprendiendo que, a baja autonomía psicológica mayor será la manifestación de conductas agresivas o viceversa. Esto coincide con los resultados encontrados por Diaz y Saavedra (2021) donde manifestaron en su estudio una relación inversa entre la dimensión autonomía psicológica y conductas agresivas.
Respecto a lo anterior, manifiesta que, los progenitores que fomenten a los hijos a una autonomía e independencia permiten al sujeto asumir con responsabilidad las exigencias diarias, respondiendo a estas de forma adecuada (Steinberg, 1992). De modo que, estos cuidadores, respaldan la autonomía del sujeto, emplean estrategias que no restringen, teniendo la oportunidad de que los individuos tomen por sí mismos sus decisiones; por lo que, estos individuos suelen carecer de conductas inadecuadas. Por el contrario, los cuidadores que no han promovido al hijo a una individualidad y autonomía; estos sujetos, se rehúsan a las exigencias cotidianas, respondiendo de manera inadecuada, en muchas ocasiones suelen manifestar baja tolerancia a la frustración y falta de métodos democráticos ante situaciones estresantes. Por ello, tienden a demostrar agresivas conductas. Además, dependen de sus cuidadores en la totalidad, desde llevar a cabo por sí mismos acciones, tanto en el aula como en el hogar, careciendo en la toma de decisiones.
Finalmente, en cuanto, al último objetivo específico, se determinó la relación entre dimensión control conductual y conductas agresivas en estudiantes de secundaria del Centro poblado Samán, 2023. Basándose en la información, se pudo demostrar, una relación significativa, inversa, baja; indicando que, a bajo control conductual mayor será la manifestación de conductas agresivas o viceversa. Estos resultados concuerdan con los de García (2021) halló en su investigación una relación estadística, inversa entre la dimensión control conductual y conductas agresivas. De igual manera, estos resultados se asemejan a los de Astro (2021) quien encontró en su estudio una relación inversa, entre autonomía psicológica y conductas agresivas. De igual modo, estos resultados se concuerdan con los de Sarmiento (2021) quien encontró en su estudio una relación inversa, entre las variables.
Con respecto a lo anteriormente presentado, refiere que, los hijos perciben a los progenitores como supervisores de su comportamiento. Los cuidadores buscan que sus menores hijos tengan una conducta deseable, en donde cumplan las normativas tanto en el colegio como en el hogar (Steinberg, 1992).
Por tal manera, la disminución o falta de esta dimensión, muestra que los estudiantes llevan a cabo actos peligrosos o presentan agresivas conductas. Es decir, algunos alumnos suelen agredir a su compañero, ya sea mediante insultos, también, con algún objeto o con alguna parte de su cuerpo, por medio de golpes y cachetadas, poniendo en riesgo muchas veces su propia integridad (Buss y Perry, 1992).
Ya que, para estos individuos la poca supervisión e intervención y la falta de asertividad por parte de los progenitores, trae como consecuencia la presencia de conductas agresivas. Sin embargo, los cuidadores que supervisan la conducta del hijo y utilizan la comunicación empática y asertiva en las normativas o reglamentos, habrá menor probabilidad de que exprese agresivas conductas.
Conclusión
Basándose en los datos de este estudio, primeramente, se puede demostrar que, en el objetivo principal, entre los estilos de crianza y conductas agresivas, existe una relación significativamente, inversa y moderada. De tal manera, ante un bajo estilo de crianza mayor será la manifestación de conductas agresivas o viceversa. Por lo tanto, concluyo que, la forma en cómo los progenitores eduquen o interactúen con sus hijos, esto desarrollará su comportamiento. Después, entre la dimensión compromiso y conductas agresivas, se evidencia que se relacionan significativa, inversa y moderada. De tal modo, en los sujetos que sus padres muestran interés e importancia en sus actividades, habrá menor posibilidad de presentar agresivas conductas. En cambio, los sujetos que no tienen atención e interés por parte de sus progenitores, habrá mayor posibilidad de expresar conductas agresivas. Luego, entre la dimensión autonomía psicológica y conductas agresivas, se evidencia que se relacionan significativa, inversa y moderada. De tal manera, en los sujetos que sus cuidadores han desarrollado autonomía y habilidad democrática en toma de decisiones, habrá menor posibilidad de presentar conductas agresivas. En cambio, los individuos que carecen de autonomía e individualidad, habrá mayor posibilidad de mostrar agresivas conductas. Finalizando, la dimensión control conductual y conductas agresivas, se evidencia que se relacionan significativa, inversa y baja. De tal modo, en los sujetos que sus progenitores supervisen su conducta y empleen una comunicación empática de los reglamentos, habrá menor posibilidad de presentar conductas agresivas. En cambio, los individuos con poca supervisión y falta de asertividad por los progenitores, habrá mayor posibilidad de expresar agresivas conductas.
El aprendizaje de las conductas agresivas se deriva del clima familiar, puesto que es este el entorno más cercano y el que tiene la mayor influencia en el hijo. De tal modo, la conducta agresiva del adolescente es el contexto familiar, en cómo los padres han interactuado o educado y que estilo de crianza han utilizado. De tal manera, el estilo de crianza que se emplea en los hogares es de gran importancia y tiene un gran impacto en la vida de cada ser, pero sobre todo en la salud mental ya sea de forma positiva o negativa, ya que esto es la base para su desarrollo en la sociedad. Si se emplea un estilo inadecuado, puede desencadenar agresivas conductas, es por eso, que se necesita utilizar un adecuado estilo para la inexistencia de conductas inadecuadas. Por ello, es importante que se requiera en la Instrucción Educativa la ayuda de un profesional y trabajar en conjunto con padres, docentes y estudiantes a través de programas, desarrollando técnicas para la mejora de una comunicación asertiva y escucha activa. También, concientizar y psicoeducar sobre los estilos de crianza y conductas agresivas. Además, el trabajar en equipo, ayudará en el desarrollo de estrategias para un clima social positivo, tanto en la escuela como en el hogar.