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Revista Aportes de la Comunicación y la Cultura
versión impresa ISSN 2306-8671
Rev. aportes de la comunicación no.29 Santa Cruz de la Sierra dic. 2020
ARTÍCULOS CIENTÍFICOS E INVESTIGACIONES
La actividad artesanal con arcilla de Cotoca, 40 años con Artecampo
The craft activity with clay from Cotoca, 40 years with Artecampo
Ingrid Steinbach Méndez
Boliviana. Comunicadora Social y Doctorada en Ciencias de la Educación. Docente e investigadora de la Facultad de Humanidades, Comunicación y Artes de la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. ingridsteinbach@upsa.edu.bo
Fecha de recepción: 25 de octubre 2019 Fecha de aceptación: 13 de abril 2020
Resumen
La investigación describe las condiciones socioeconómicas y culturales en que actualmente la población alfarera de Cotoca produce y comercializa piezas artesanales elaboradas con arcilla mostrando que los cambios e innovaciones en el diseño y la producción, ha generando una nueva era productiva que crece sin orientación política/cultural al influjo de la libre iniciativa y las influencias foráneas.
Simultáneamente, se destaca el trabajo que desde hace 40 años promueve el Centro de Investigación, Diseño Artesanal y Comercialización (CIDAC), a través de la Asociación de artesanas ceramistas afiliadas a Artecampo, como una experiencia muy positiva al capacitar a las artesanas y crear nuevos diseños manteniendo identidad local y ofreciendo una cerámica de alta calidad.
Palabras claves: artesanía, alfarería, arcilla, ceramistas, identidad cultural, Cotoca.
Abstract
The research describes the socioeconomic and cultural conditions in which Cotoca's pottery population currently produces and markets handcrafted pieces made from clay, showing that changes and innovations in design and production have generated a new productive era that is growing without political/cultural orientation, influenced by free initiative and foreign influences.
At the same time, the work that has been promoted for 40 years by the Center for Research, Craft Design, and Commercialization (CIDAC), through the Association of Ceramic Craftswomen affiliated with Artecampo, is highlighted as a very positive experience in training craftswomen and creating new designs while maintaining a local identity and offering high quality ceramics.
Keywords: crafts, pottery, clay, ceramists, cultural identity, Cotoca.
Introducción
Cotoca es una población creada en 1607 (Melgar y Montaño, 1937) mientras los cruceños se detuvieron un tiempo en su traslado entre el Sutó y San Lorenzo de la Frontera.
La población nativa de este lugar (posiblemente de estirpe chane-chiquitana, de remoto origen Arawak) tenía una incipiente cultura agrícola y alfarera, esta última actividad, aunque incipiente, fue reconocida desde un inicio por los españoles y criollos de Santa Cruz al llamarle pueblo alfarero, desde tiempo muy temprano. (Aquiles Gómez, citado por Chalup, 1999).
Las escasas muestras de cerámica que hay en nuestros modestos museos nos demuestra que la tradición alfarera de Cotoca es anterior a la llegada de los españoles. (Sotomayor y Zanini, 1979, p. 90).
Hernando Zanabria también se refiere al origen pre- hispánico de la alfarería cotoqueña.
Al parecer los pobladores autóctonos de aquel paraje eran ya buenos ceramistas antes de la irrupción de los españoles. Prueba de ésta aserción es el hallazgo de grandes cantidades de alfarería de todo tipo y forma en estratos antiguos casualmente descubiertos. La alfarería española o criolla debió ser de los pobladores hispano- mestizos de aquel tiempo. Se ha encontrado en papeles del archivo de la catedral (primeros años del siglo XIX y últimos de la dominación hispánica) acreditivos de que por aquel entonces era labor artesanal corriente. Entre tales papeles hay uno muy curioso por el cual se consta que iban a Cotoca recuas de asnos para traer alfarería con destino a la ciudad. (Sanabria, 1983, p. 91).
La condición arcillosa de los suelos y la existencia de arroyos que la circundaban hicieron que este lugar fuera reconocido desde sus inicios como el pueblo alfarero, siendo principalmente una alfarería utilitaria la que se elaboraba para satisfacer las propias necesidades domésticas y poco a poco también las necesidades de los cruceños mientras pernoctaban en Cotoca y también posteriormente, cuando se trasladaron al definitivo espacio geográfico de Santa Cruz de la Sierra, ciudad que se convirtió en el mercado principal para la venta de los productos de arcilla de los alfareros de Cotoca.
La aparición de la Virgen de Cotoca a fines del siglo XVIII, y la construcción del templo (1799) convertido posteriormente en Santuario, generaba romerías, procesiones y novenas para honrarle culto, práctica que se mantiene hasta la actualidad y alrededor de la cual se mueve también la producción y comercialización artesanal de productos elaborados con arcilla.
CIDAC y la artesanía cruceña
Entre 1980 y 1982 la Casa de la Cultura de Santa Cruz y la Cooperativa Cruceña de Cultura, con el apoyo de CORDECRUZ (Corporación de Desarrollo de Santa Cruz) promovieron la realización del estudio Artesanía cruceña, (Investigación de la artesanía en el departamento de Santa Cruz), trabajo que averiguó sobre la situación de la producción artesanal en el Oriente boliviano (incluido el trabajo alfarero de Cotoca), identificando que para esos años aún quedaban algunos restos de conocimientos en la memoria de los pueblos indígenas, algunas materias primas y las manos diestras de mujeres que moldeaban el barro, tejían el algodón y trabajan la palma (Exposición Arte campo 1999). Se identifica grandes deficiencias en el diseño de los productos, como en su producción y comercialización. Además la producción plástica de estos pueblos del oriente sufría una doble marginación: por parte de la población urbana que ignoraba la tradición artesanal de la propia tierra y por parte de los mismos indígenas, profundamente afectados por el desprecio general hacia los suyo (Sotomayor y Zanini, 1982).
Con estos antecedentes, se crea el Centro de Investigación, Diseño Artesanal y Comercialización Cooperativa, (CIDAC) Organización no gubernamental, dirigido por Ada Sotomayor de Vaca, que se dedicó desde entonces a trabajar en el proceso de redescubrimiento, rescate , valoración y comercialización del trabajo artesanal y la producción plástica de los pueblos del oriente, mediante un apoyo permanente a la producción y el perfeccionamiento de técnicas y diseños, promoviendo a su vez la organización de las artesanas del campo en asociaciones locales, aglutinadas en una entidad de tipo federativa denominada Artecampo, cuyas afiliadas/dos en su mejor momento llegaron a sumar aproximadamente unas 1000 artesanas, organizadas en diferentes asociaciones.
La Alfarería de Cotoca en los años 80
El estudio realizado por Sotomayor y Zanini entre 1980-82 identifica la existencia de 70 familias que trabajan el barro en Cotoca, de un total de 358 viviendas, reuniendo aproximadamente 120 alfareras (aproximadamente el 33.5% de la población) que contribuyen con ingreso significativo y constante a la economía familiar.
De 35 mujeres entrevistadas cuya ocupación principal era elaborar piezas de arcilla, el 23% vivía exclusivamente de ese trabajo, ya sea por su condición de viudas, madres solteras o ancianas. El 20% además de la loza, preparaban jalea o comida para vender a los visitantes que el día domingo llenan el pueblo y el 57% alternaban el trabajo en barro con las labores domésticas mientras los maridos trabajan en la albañilería, la agricultura y otros son mañasos ( ) (Sotomayor y Zanini, 1982, p. 97).
Para ese año 1981, la producción tradicional de ollas, cazuelas, pailas, tachos, bacines y candelabros ya había empezado a ceder su lugar a los maceteros, alcancías, floreros y otras vasijas de ornato, acompañada de una demanda creciente y una paulatina baja en la calidad de las vasijas. El 94% de la venta es directa y las alfareras tienen un ostensible menosprecio por su trabajo, debido a que desde antaño fue considerado oficio de pobres y porque el mismo tipo de oficio no permite tener ni vestido ni habitaciones limpias.
Este menosprecio sumado a una demanda siempre mayor, condiciona una actitud ambivalente hacia las hijas. Por una parte hay el deseo de que no aprendan ese oficio sucio y esclavo y por otra el pueblo no les ofrece otras posibilidades que la siempre abierta y segura de la alfarería. (Sotomayor y Zanini, 1982, p. 106).
Las investigadoras, señalan la habilidad y dominio del oficio de las mujeres, fruto de ejercitarlo durante generaciones, y reconocen que aunque algunos procesos parecieran ir contra los lineamientos técnicos no nativos, a las loceras les sirve y les conviene este oficio, pues están acorde a la modalidad que trabajan, es decir, en casa, compartiendo con las labores domésticas y la atención de los hijos. Posteriormente se verá que estos procedimientos nativos de hacer la cerámica son una ventaja pues destaca su habilidad para manejar la arcilla, pero a la vez se convierte en una traba cultural ante las posibilidades de adoptar nuevas maneras de hacer las cosas para garantizar una mejor calidad de los productos.
Se entiende a la artesanía o la producción artesanal como:
una actividad productiva que involucra al mismo tiempo un proceso creativo. Analizada como actividad productiva, la artesanía es cuantificable y posible de ubicarse en un contexto científicamente analizable en términos de relaciones de producción, mercado, tecnología, costos. Y por otra parte, como proceso creativo implica la existencia y transmisión de un bagaje cultural que se expresa en una especial manipulación del material para lograr formas, texturas y color. (Sotomayor y Zanini, 1982, p. 3).
Cotoca es el pueblo cruceño con mayor trayectoria artesanal en el campo de la cerámica y donde CIDAC -Artecampo, durante casi 40 años ha trabajado con un grupo de loceras incidiendo significativamente en la calidad y diversidad del diseño, así como en los procesos de comercialización y organización de las artesanas, lo que ha generado también mejoramiento en la calidad de vida de estas artesanas y sus familias. No obstante, la dinámica económica de la región ha hecho que muchas artesanas abandonen el oficio y se dediquen a otra cosa o lo sigan haciendo, pero dejando de hacer piezas mejoradas y moldeadas a mano, para optar por otro tipo de diseño y de técnicas, que están predominando y cambiando la fisonomía de la producción tradicional de objetos de cerámica en Cotoca, así como también están cambiando las formas de comercialización de estos productos.
El estudio de estas nuevas condiciones contextuales y de producción y comercialización (comparadas con la investigación de Sotomayor y Zanini, en 1982) permitirá tener una lectura actualizada del comportamiento de esta actividad para entender su carácter presente (y tal vez visualizar su proyección futura), tanto en el contexto socio-económico, como en el ámbito simbólico-cultural.
Para denominar a la actividad artesanal en Cotoca, se utilizará indistintamente los términos de loza o locera/o, alfarería-alfarera/o, ceramista, o trabajo en arcilla, pues todos son términos utilizados como sinónimo por quienes están involucrados en actividades artesanales y artísticas a partir del barro cocido.
El trabajo pretende describir el estado actual de la producción artesanal con arcilla en Cotoca, destacando la presencia del trabajo de Cidac- Artecampo entre la población alfarera y recogiendo también la actitud de las loceras sobre su propio oficio y las condiciones en que se produce y comercializa.
Método
El tema se estudió desde un abordaje socio-cultural, con un diseño transeccional descriptivo utilizando métodos cualitativos y cuantitativos, durante el año 2018. Se revisó documentación sobre historia de Cotoca y sobre el trabajo del CIDAC en este pueblo. También se entrevistó a autoridades municipales de Cotoca y funcionarios actuales y anteriores de CIDAC-Artecampo.
Para obtener información directa de las artesanas de la Asociación de Ceramistas de Artecampo- Cotoca, se visitó su centro de capacitación- sede de la Asociación donde se realizó un grupo focal con 11 socias y entrevistas individuales a cada una de ellas También se utilizó la observación directa del lugar de producción y comercialización.
Para conocer sobre la actividad artesanal del resto de alfareras/os no afiliadas/os a Artecampo en Cotoca, se realizó entrevistas a 22 loceras/os que viven de esta actividad, entre ellos a los/las presidentes de las otras tres asociaciones de alfareros que existe en Cotoca. También se utilizó la observación directa de los productos puestos a la venta en la plaza principal de Cotoca, en las tienditas el primer anillo y en las casas de las/los alfareras/os entrevistadas.
En total se entrevistó a 33 ceramistas (30 mujeres y 3 hombres) que viven y trabajan en Cotoca.
RESULTADOS
Actividad alfarera-ceramista de Cotoca en 2018
No existe un censo que permita conocer la cantidad exacta de gente dedicada a la alfarería en Cotoca, pero considerando que las Asociaciones existentes han procurado aglutinar a casi todos quienes se ocupan del oficio y de acuerdo a la cantidad de socias declarado por cada asociación y por las propias artesanas afiliadas, se puede deducir que el año 2018 existirían alrededor de 80 unidades familiares dedicadas a la producción de objetos de arcilla, cantidad que se extiende a unas 225 personas aproximadamente, si consideramos que en cada unidad familiar participan entre 2 a 3 personas colaborado en el oficio alfarero.
Las entrevistas realizadas a 30 alfareras y 3 alfareros en Cotoca, nos permiten determinar lo siguiente:
La población alfarera en Cotoca en 2018 está compuesta principalmente por mujeres cotoqueñas, madres e hijas y en algunos casos nietas, de las cuales el 68% lleva entre 20 y 30 años trabajando la cerámica, el 18% lleva entre 30 y 40 años y el 14% lleva más de 40 años dedicadas al oficio de la alfarería. La gran mayoría (80%) aprendió el oficio cuando eran niñas, enseñadas por sus madres/padres y/o abuelas, mientras que un 20% lo aprendió de la familia del esposo, incluyendo un caso que lo aprendió mirando a sus vecinas y uno lo aprendió de su cuñado en Cochabamba. Junto a cada alfarera/o trabajan uno a tres familiares (marido/ esposa, hijos/as, madres, hermanas) apoyando el trabajo de la locera principal (pisando la greda principalmente o ayudando a pintar) o también haciendo sus propios trabajos, como es el caso de los hijos/as que aprovechan la infraestructura e instalación existente en la casa y comparten gastos de material, logrando con ello tener ingresos propios para cubrir sus gastos de estudios, transportes y otros. Las loceras también indican que actualmente al menos una o dos personas más en su familia mayor (hermanas, madres, suegros, cuñadas) están relacionadas a la actividad alfarera.
También se establece que un poco más de la mitad (51.5%) solo vive de la cerámica, mientras que el resto (48.5%) tiene actividades complementarias como ser la venta de jalea y horneado, (6 casos), en tres casos son profesoras en escuelas de comunidades cercanas a Cotoca y en menor medida, alquiler de mesas y sillas para fiestas (2 casos) o venta ocasional de ropa que trae de la feria de Santa Cruz.
Los únicos tres alfareros hombres entrevistados resultaron ser de los ceramistas alfareros más productivos en el pueblo, están dedicados exclusivamente al oficio y no son precisamente cotoqueños, pero viven hace muchos años en Cotoca.
César Morón, nacido en Vallegrande, su esposa es miembro de una de las familias alfareras más antiguas y productivas de Cotoca, condición que aprovechó para organizar y fortalecer la producción familiar y alrededor de ella y con otros ceramistas invitados promovió la creación de la Asociación de ceramistas Paraíso con el propósito de solicitar apoyo de la Alcaldía, para comercializar sus productos en la plaza del pueblo y en ferias regionales.
Posteriormente hubieron problemas y desconfianza por este líder alfarero y muchos afiliados decidieron abandonar la Asociación y conformar una nueva.
Eduardo V., es Cochabambino nacido en 1975, de familia alfarera en esa ciudad, a los 14 años aprendió el oficio de sus padres y hace casi 20 años decidió trasladarse a Cotoca donde tiene su familia y su casa/taller y produce exclusivamente macetas barnizadas (estilo cochabambino) de todos tamaños que vende principalmente a los viveros. Es el único en Cotoca que utiliza la técnica del torno, en toda su producción. No está afiliado a ninguna Asociación de loceros en Cotoca, trabaja solo.
Elio Quiroz, también es cochabambino de 43 años, a los once años aprendió el oficio de su cuñado que elaboraba cáliz y patenas esmaltadas para iglesias en Cochabamba. Estudió la secundaria en Jujuy Argentina, en la Escuela Polivalente de Arte, donde se estudia el bachillerato al mismo tiempo que se forma en áreas artísticas, así obtuvo el grado de Técnico medio en cerámica e inmediatamente abrió su taller en Jujuy donde la Alcaldía le facilitaba puesto para hacer y vender sus cosas. También expuso en Salta e hizo Murales en Brasil. El año 2008 decidió volver a Cochabamba, donde trabajó un tiempo diseñando para Coboce y luego abrió su propio taller, pero por poco tiempo pues luego decidió instalarse en Cotoca, donde desde hace ocho años produce piezas muy bien elaboradas y con diseños especiales, preparadas en molde y a mano, pintadas y esmaltadas. Su principal compradora es doña Teodora Alvis, dueña de tienda
El Paraíso a la cual entrega casi toda la producción que elabora semanalmente y ella revende. Como ejemplo indica de una pieza que él vende a Bs. 40, en la tienda cuesta Bs. 60. También elabora murales y fuentes de agua. Los domingos vende en La Plaza. No está afiliado a ninguna Asociación. Ha querido ingresar a la Asociación liderizada por Morón, pero éste le ha dicho que es una asociación más de tipo familiar como pretexto para no incorporarlo. Considera que los artesanos de Cotoca son muy recelosos con su trabajo.
Asociaciones de ceramistas
Los/las ceramistas de Cotoca se han organizado formalmente en Asociaciones con la finalidad de solicitar y lograr apoyo de la Alcaldía Municipal de Cotoca, para la comercialización de sus productos. Existen cuatro Asociaciones, incluyendo la Asociación afiliada a Artecampo, que fue la primera en formarse en año 1985, después de esta iniciativa, pasaron más de 10 años para que otras asociaciones de ceramistas empiecen a organizarse.
Dos Asociaciones tienen sede propia (infraestructura equipada con hornos y otros utensilios para el trabajo).
La Asociación de Artesanas Ceramistas de Cotoca afiliada a Artecampo, tuvo sus antecedentes en 1983, cuando el Centro de Investigación y Diseño Artesanal y Comercialización Cooperativa CIDAC, a la cabeza de Ada Sotomayor de Vaca, inicia sus actividades de apoyo a la artesanía en Cotoca con tres loceras, con quienes empieza un Taller experimental, que posteriormente va aglutinando a otras loceras, hasta llegar a conformar la Asociación de Artesanas Ceramistas de Cotoca, (1985) vinculada a lo que posteriormente se denominaría Artecampo, (Asociación de Artesanas del campo) considerada como un ente federativo de todas las Asociaciones de artesanos promovidas por CIDAC en el departamento de Santa Cruz y cuyos productos (incluida la cerámica de Cotoca) son comercializados de forma directa y sin ningún tipo de intermediación en el centro de ventas, conocida como tienda de Artecampo que se encuentra en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, en calle Manuel Ignacio Salvatierra esquina Vallegrande.
La Asociación de ceramistas de Cotoca-Artecampo, llegó a contar con 25 artesanas en los años 2000- 2010, quienes han producido hermosas, diversas y únicas piezas de cerámica de alta calidad que son valoradas y reconocidas a nivel nacional e internacional. El proyecto en su momento de mayor expansión funcionaba gracias al apoyo económico interno y externo que conseguía CIDAC para promover estas iniciativas de desarrollo y que en el caso de Cotoca estuvo principalmente destinado a la capacitación de las artesanas ceramistas en diferentes áreas, a disponer de un fondo rotativo para garantizar la producción y pago de piezas de calidad y adquisición de dos terrenos en Cotoca.
Cuadro Nº 1
(*) Son tres ceramistas independientes entrevistados. Puede que existan otros/as ceramistas no afiliados a ninguna Asociación.
Las cuatro Asociaciones mencionadas en el cuadro de arriba tienen muy poca actividad gremial, a las artesanas afiliadas les cuesta mucho reunirse y menos trabajar juntas. Prefieren hacerlo solas en su casa o con la familia. Sin embargo la escasés de arcilla ha sido motivo para que vuelvan a reunirse y discutir el asunto, aunque con poco interés para insistir en el mismo. Carolina Pedrazas, Presidenta de la Asociación de alfareros de Cotoca Andrés Ibáñez, actualmente es la más dinámica tratando de conseguir unidad entre las Asociaciones, pero hasta ahora no lo ha conseguido. Elda Serrano, Presidenta de la Asociación de Ceramistas Virgen de Cotoca, en su momento también motivó a un buen grupo de ceramistas e incluso lograron conseguir apoyo para construir su sede-taller, pero actualmente casi nadie usa ese espacio, a excepción de Elda Serrano y esporádicamente una que otra alfarera.
César Morón, Presidente de la Asociación de Ceramistas Alfareros Paraíso de Cotoca, indica que son las asociación más numerosa, sin embargo otros indican que en esa asociación básicamente funciona con la gran familia alfarera de la esposa de Morón.
Apoyo del Gobierno Municipal
El Gobierno Municipal de Cotoca ha apoyado en varios momentos y aspectos a las Asociaciones de ceramistas, a quienes se les exigió tener personería jurídica para poder recibir la ayuda.
Cambios e innovaciones en el Diseño y producción de las piezas de cerámica
Mientras los antepasados (padres y abuelos) de las/ los actuales alfareras/os de Cotoca se dedicaban principalmente a elaborar los tradicionales cántaros, tinajas, cazuelas, macetas, chipenos, jarrones y otras piezas de utilidad para el hogar o para la actividad propia de la molienda, --elaboradas a mano, con bruñido como acabado final y en el color natural de la cerámica, utilizando la técnica tradicional del chorizo y ayudados con un pedazo de tutuma--, en la actualidad, se sigue utilizando esta técnica tradicional para piezas grandes y especiales y se elabora una cantidad grande y variada de productos de pequeño y mediano tamaño, principalmente decorativos cuyos diseños tienen una diversidad de fuentes u orígenes y cuya técnica principal es el molde de yeso, usando barro líquido y en lugar de dejar a la vista el color natural del barro cocido, resaltado por el proceso de bruñido de la superficie, según la técnica tradicional, se ha introducido el pintado y barnizado de las piezas con pintura acrílica o al aceite en llamativos colores. A esta práctica le llaman estilo mexicano.
Cuadro Nº 2
Apoyo del Gobierno Municipal de Cotoca a la actividad Alfarera
La introducción de la técnica del molde es reciente, (aproximadamente desde 2012) y no es parte de la tradición local. Las loceras indican que es mucho más fácil y más rápido trabajar con barro líquido y con molde por eso optan por este sistema, aunque también algunas reconocen el costo que significa la pintura y los pinceles, sin embargo este proceso parece agradarles y están conscientes de atender los nuevos gustos y preferencia de los consumidores.
Junto a la producción de pequeñas piezas decorativas elaboradas con la ayuda del molde, también han aparecido piezas grandes (jarrones) elaboradas a mano y barnizadas, con estilo tipo metal, tipo hueso y tipo madera.
De igual manera varias loceras se mantienen todavía elaborando las piezas tradicionales hechas a mano en color natural cerámica, como ser las macetas, tinajas y ollas junto a los jarrones grandes. Las tinajas se siguen haciendo, pero ahora se las parte por la mitad y se las pinta para colocar en la pared. Lo mismo ocurre con los floreros.
Tipos de productos por el tamaño y la técnica utilizada
Todos estos productos se pueden organizar en tres tipos de acuerdo a su tamaño y función:
Productos de gran tamaño: jarrones o tubos largos (hasta de 1 m2), hechos a mano, con la técnica del chorizo.
En los productos grandes (jarrones o tubos largos), la variedad se da en el tamaño, en el tipo de boca del jarrón (boca simple, boca de sapo) y principalmente en el decorado de la pieza: pintado/ barnizado simulando ser tipo madera, hueso o metal, con la ayuda de tintes de colores al agua y barniz. Alguna vez se utiliza el calado en la pieza, aunque no es muy frecuentemente. Es importante destacar que la técnica del calado fue introducida en Cotoca por el CIDAC hace muchos años y esta técnica posteriormente fue copiada por muchos ceramistas de Cotoca.
César Morón, uno de los tres alfareros varones de Cotoca y su familia se dedican con mayor frecuencia a producir este tipo de piezas y son quienes también utilizan mucho el estilo mexicano (pintado al agua y barnizado) y sus variaciones simulando al hueso, al metal y la madera.
Moldes de yeso
Tinajas y floreros partidos por la mitad para colocar en la pared
Cuadro No 3
Cuadro Nº 4
Productos medianos y pequeños pintados, elaborados con molde. Animalitos diversos, flores, alcancías, cambitas, soles, máscaras y otros más.
En los productos pequeños y medianos hay más de variedad debido principalmente a la diversidad de animalitos que reproducen (tucanes, tortugas, loros, mariposas, gallinas, sapos, etc.) principalmente destinados a colgar en la pared, y algunas pequeñas esculturas de animales para colocar en el jardín (jirafas, elefantes, cebras, víboras).
En esta categoría también podemos incluir las novedosas vasijas pintadas para jalea, elaboradas en formas de taza, azucareras, teteras, frutas y otros objetos, donde se coloca la jalea para su venta en Cotoca; están pensadas para ser utilizadas en el hogar como recipientes de otros productos, una vez se consuma la jalea. Son elaborados en molde por artesanas de la Asociación de Artecampo y en el diseño y terminado se nota un trabajo de calidad, fruto de la capacitación recibida en la Asociación.
Jarrones o tubos de gran tamaño, simulando ser de hueso, metal o madera.
Estos productos están empezando a reemplazar poco a poco a los tradicionales yuros de barro donde siempre se ha vendido la jalea.
Productos tradicionales color natural/arcilla, hechos a mano de diverso tamaño: macetas, tinajas, jarrones, ollas, etc. que aún se siguen requiriendo. Existen dos artesanas que solo hacen estos productos, ellas no migraron ni al molde ni al pintado de las piezas, sin embargo estas piezas también pueden ser elaboradas por cualquier ceramista cuando se les hace el pedido correspondiente.
Fuentes de inspiración para los diseños
La fuente de inspiración tiene dos grandes vertientes para el caso de la cerámica producida en Cotoca, una vertiente que abandona lo tradicional, copiando una estética ajena y que trabaja con materiales industriales y la otra vertiente que mantiene lo tradicional con identidad propia, donde se encuentra el trabajo mejorado del CIDAC/Artecampo y de algunas pocas loceras que todavía no cayeron en la tentación de usar el molde y el pintado y barnizado de la cerámica.
En el primer caso, la fuente de inspiración más comúnmente utilizada para elaborar/ copiar/ reproducir los diseños de productos de cerámica en Cotoca se encuentra en los medios de comunicación masiva, principalmente en las telenovelas mexicanas, colombianas y brasileras que difunden los canales de televisión en Santa Cruz, así como las películas u otros programas televisivos. Las revistas y los modelos que traen los interesados también son nombrados con frecuencia y muchos señalan a sus padres y madres o algún otro pariente que les enseñó. También aparece la cerámica mexicana como fuente de inspiración, entendida ésta como el uso de colores fuertes para el pintado de las vasijas y también como la reproducción de ciertos objetos típicos de México, como ser los hombrecitos mexicanos sentados en cuclillas durmiendo con un gran sombrero en la cabeza.
Solo un ceramista indica que tuvo formación especializada en cerámica y lo hizo en la Argentina.
En la vertiente tradicional se destaca el trabajo de CIDAC/Artecampo como espacio donde se desarrolla los productos en base a lo tradicional existente con sentido y con identidad propia, basándose en lo local, a través de la investigación de las formas y el diseño, dando valor a la maestría de las loceras, reforzando la técnica y la finura del acabado y creando líneas de objetos únicos, como por ejemplo las doñas y las doñitas.
En lo tradicional también quedan algunas pocas loceras que solo producen artículos tradicionales como macetas, tinajas, ollas y otros objetos, pero es cierto que todos los ceramistas de Cotoca están capacitados y listos para producir lo tradicional cuando se les hace pedidos específicos.
Capacitación
Todos reconocen haber recibido algún tipo de capacitación corta, principalmente en tratamiento de la arcilla, levantamiento y engobe, y en técnicas de pintado. Uno/a que otro/a indica haber recibido capacitación en esmaltado y en la hechura de moldes para hacer piezas para colgar en la pared.
Las artesanas de Artecampo son las que más capacitación han recibido, (de CIDAC) principalmente en temas de diseño, tratamiento de la arcilla, y acabado fino. En realidad, estas artesanas reciben capacitación y apoyo permanente en diseño, producción y control de calidad, además de seguir una línea clara de resguardo de la identidad propia. La principal capacitadora de las loceras de Artecampo- Cotoca ha sido la ceramista Olga Ribera, quien por mas de 30 años ha acompañado el desarrollo de la actividad cerámica en esta población, y a ella se debe la mayoría de los diseños estilizados y de alta calidad en el terminado que ahora todavía realiza un grupo privilegiado de loceras y que son muy apreciados y admirados en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.
Los ceramistas de las otras Asociaciones de Cotoca recuerdan haber sido capacitadas en cursos propiciados en algún momento por la Alcaldía de Cotoca, algunos también señalan a la empresa Monopol que les enseñó la técnica de pintado. Otros señalan una variedad instituciones y profesores como ser: CAPIA, Bellas Artes, Colegio Josefina Goitia, Profesora cochabambina, profesora Vivian Capriles Vasijas para jalea, sustituyendo al tradicional yuro y Dioselinda de Rosa. Estos cursos siempre han sido muy cortos, desde una charla de dos horas, hasta dos meses de clases. Como siempre, varias alfareras indican que solo recibieron capacitación de sus madres y/ o abuelas que les enseñaron el oficio y que no han sido capacitadas por nadie más.
En las dos primeras categorías de productos se observa diversidad e innovación en relación a los productos tradicionales.
Tradicionales yuros de arcilla hechos a mano, para colocar la jalea
Diseño de Olga Ribera, capacitadora de las loceras de Artecampo
Diseños de piezas caladas en cerámica natural, hechas por artesanas de Artecampo
Esta capacitación ocasional y dispersa generalmente carece de orientación cultural e identitaria local que afirme los valores culturales de la región.
El gran problema: falta de arcilla
La materia prima para elaborar los productos es la arcilla, es adquirida por los y las artesanas a los cuatro proveedores que la traen en carroza tirada por caballos, quienes a su vez, actualmente la compran de los dueños de tejerías instaladas en Tarope, (comunidad ubicada a dos kilómetros de Cotoca) donde el suelo tiene las condiciones arcillosas ideales para la fabricación de tejas y ladrillos y elaboración de los productos artesanales que se venden en Cotoca.
Varios años atrás, se podía sacar arcilla de orillas de la Laguna Tarope, pagando únicamente 30 a 50 Bs. por la extracción y el transporte. Acabada la arcilla de este lugar, los proveedores (carreteros) compraban la arcilla a los propietarios históricos de los terrenos a razón de 50 a 100 Bs. la carrozada y la vendían entre 100 y 150 Bs. Desde 2017 la situación ha cambiado debido a la notable escases del producto, consumido en grandes cantidades por las tejerías que utilizan 30 veces más leña y 50 veces más greda en sus ladrillos, que cualquier taller artesanal alfarero. (Reporte CIDAC).
Los nuevos dueños de las tierras (los tejeros) cobran entre 150 y 200 Bs. la carrozada de greda, más los 100 Bs. que cobra el carretero por extraerla y trasladarla hasta la casa de los alfareros, llega a costar entre 200 y 350 Bs. la carrozada. A esta subida se añade la menor cantidad de arcilla que viene en cada carrozada, afectando significativamente la economía de los alfareros, ya que los productos que elaboran con este material no suben en similar proporción que la elevación del precio de la arcilla.
Una mayoría relativa de alfareras (60%) utiliza una carrozada de arcilla al mes, (algunas incluso compran una carrozada cada tres meses o más), un 30% utiliza entre dos a tres carrozadas, mientras que el restante 10 % está compuesto por los tres artesanos hombres (2 cochabambinos y uno vallegrandino) que consumen entre cuatro y cinco carrozadas al mes, dato que nos puede indicar dónde se concentra la mayor producción de artesanía en cerámica de Cotoca.
Aunque prevalece la compra mensual de la arcilla, generalmente se elabora productos para quemar semanalmente y vender el fin de semana.
Ante la inminente desaparición de la arcilla, la preocupación de la población alfarera es evidente por lo que el tema está empezando a discutirse en las Asociaciones. Mientras tanto, están aprovechando lo que hay. Algunos ya están pensando que tendrán que trabajar en otra cosa, otros están confiados en que seguramente traerán la arcilla de otro lado, aunque se tenga que pagar un precio más elevado, otros simplemente prefieren no pensar todavía en esa circunstancia. Algunas loceras indican que es probable que en Tajibos haya suelos arcillosos para explotar, todavía no está probado, sin embargo si así fuera, dado que esta comunidad queda a más de 5 km de Cotoca, el precio de la arcilla se incrementaría.
Los terrenos de Tarope donde estaban las barreras (término que asigna el lugar mientras se está extrayendo la greda), han quedado llenos de huecos que están siendo rellenados con basura o restos de la producción de ladrillos y tejas (cascote). Se sabe que de cada terreno sólo sirve para la alfarería una franja de 60 centímetros, que se encuentra cavando aproximadamente a un metro de profundidad del suelo.
Sobre la leña
En cuanto a la leña, sucede algo parecido que la arcilla. Los proveedores tienen que ir cada vez más lejos a recogerla, pues las urbanizaciones y los sembradíos intensivos, dejan la tierra sin árboles. El costo de la carroza de leña es de Bs. 100 y 150.
Algunos, en lugar de leña compran restos de madera de la barraca del pueblo. Pero cuando les falta este recurso también compran leña a los proveedores.
Los otros materiales utilizados son la pintura al agua, betún, barniz y pinceles, brocha, y gasolina, en los cuales se gasta un promedio de Bs. 150 al mes, (un poco más o menos) depende de la cantidad de productos que se elabore.
Olga Ribera, capacitando a una artesana de Cotoca.
Horno a leña para el quemado de la arcilla
El horno a leña es la única técnica utilizada para la cocción de las piezas de cerámica en Cotoca en el año 2018. En el pasado, algunas asociaciones intentaron utilizar horno a gas y eléctrico, con el propósito de alcanzar mejores temperaturas y con ello mejorar el grado de dureza de la cerámica y poder utilizar engobes o esmaltes estableciendo otras líneas de producción diferentes a las existentes, pero no ha prosperado su uso, principalmente por lo cara que resulta su adquisición, más el combustible o electricidad y también por la complejidad y cuidado que exige su manipulación. Mientras haya leña, el horno tradicional seguirá utilizándose. Por otro lado, parece que la temperatura alcanzada por el horno a leña (900 grados) es el necesario para el tipo de cerámica Cotoqueña, por lo que no sienten necesidad de recurrir a otras técnicas de cocción. Tampoco hay experimentación con otros recursos como por ejemplo el aceite quemado o el diésel.
La gran mayoría alfarera dispone de su propio horno a leña construido en el patio de su propia casa, donde también está su taller para trabajar los productos de arcilla; generalmente este horno es usado por toda la familia que se dedica al oficio. Un grupo menor de alfareros disponen de dos o tres hornos de diferentes tamaños, mientras algunas alfareras utilizan el horno de una de las dos Asociaciones donde están afiliadas y que son las únicas que tienen infraestructura en sus sedes.
Comercialización
La comercialización de productos artesanales elaborados con arcilla de Cotoca, en la actualidad se realiza mediante una diversidad de formas alrededor de cinco lugares principales: La plaza de Cotoca los días domingos, la tienda El Paraíso, las tienditas del Primer Anillo/rotonda de Cotoca, en casa de los propios alfareros, en Artecampo/Santa Cruz y en el mercado de Cotoca, a las vendedoras de jalea. La mayoría vende en dos o tres de estos lugares.
Predomina la venta de productos a los revendedores locales y a los revendedores de los mercados de Santa Cruz, mientras que disminuye la venta directa al consumidor final, como tradicional y preferentemente se lo hizo durante años en Cotoca. Los artesanos prefieren vender a estos revendedores, pues aunque el precio que éstos pagan no es tan bueno, generalmente compran toda la quema semanal y así no se ven en la necesidad de buscar otras formas para vender uno a uno los productos.
La plaza de Cotoca y la casa de los alfareros son los principales lugares donde se vende directamente del productor al consumidor, ya sea consumidor final o los revendedores. En las tienditas o puestos artesanales del Primer Anillo las artesanas venden directamente sus productos, pero también revenden los productos que otras artesanas les dejan en consignación o que les venden directamente y ellas revenden a otro precio.
En los últimos años han aparecido personas dedicadas únicamente a comprar y revender los productos de cerámica en Cotoca.
El caso de la Tienda Vivero El Paraíso merece una especial atención, pues se ha convertido en el único lugar de exposición (ya que no existe un museo de la arcilla donde el público aprecie la producción artesanal) y venta permanente de artesanía en cerámica en Cotoca, puesto que las tiendas del Primer Anillo, principalmente abren sábados y domingos y en la plaza del pueblo solo se vende los días domingos. En esta tienda (que lleva más de 20 años de funcionamiento) se encuentra todo tipo de cerámica, tradicional y no tradicional, pero predomina la cerámica hecha en molde y pintada. También se puede encontrar productos con cerámica esmaltada hechos en Cochabamba.
Hornos de barro, que se calienta a leña, utilizados en Cotoca
Recortado
Técnica: Champlevé en proceso
Técnica del bruñido
Cuadro Nº 5
Doña Teodora Alvis, dueña de la tienda Vivero El Paraíso ha trabajado como alfarera mucho tiempo, vende tanto los productos generados por ella misma, como productos de otros(as) artesanos(as), terminados por ella o productos acabados de otros.
Sus clientes son de todo tipo, desde el visitante común que viene a Cotoca a visitar a la Virgen y quiere llevarse una pieza de cerámica de recuerdo, para regalo o para adorno en su casa, pasando por decoradores, paisajistas o personas que vienen por algún objeto en especial. Recibe pedidos especiales que ella a su vez encarga a otros alfareros del pueblo.
Aunque las artesanas indican que doña Teodora no paga muy bien por los trabajos, es el lugar más seguro y permanente para vender los productos. Gana entre 60% y 90% por cada pieza que revende. Por ejemplo una pieza pagada con 40 Bs. a la artesana, puede ser vendida en 70 Bs.
Esta práctica de trabajar solamente parte del proceso productivo para otros, (encargar piezas crudas o cocidas, encargar vaciado de moldes, encargar pintado), o contratar ayudantes para hacerlo, es nueva en Cotoca y no solo lo está haciendo doña Teodora Alvis, también lo hace César Morón y su familia y otras ceramistas consideradas por este estudio como medianas ceramistas que tienen buena salida de sus productos. Así, la tradicional estructura productiva alrededor de la familia, si bien sigue siendo predominante, ya no es la única.
Otros compradores
Aparte de los clientes tradicionales (visitantes y revendedores en mercados) existe una serie de otros compradores ocasionales que adquieren artesanía de cerámica como ser:
Los paisajistas y decoradores que generalmente hacen pedidos especiales llevando modelos o fotos de piezas para reproducir.
Los colegios, que en épocas de fiestas patrias encargan tinajas y cántaros para acompañar o adornar los bailes y ferias tradicionales.
Los días de la tradición en la ciudad de Santa Cruz y en las provincias también son motivo de venta de artesanía en cerámica.
Los restaurantes donde se vende comidas tradicionales del lugar, generalmente encargan ollas y platos para colocar (no para cocer) y servir la comida típica de Santa Cruz.
Los eventos corporativos que muchas veces, ya sea por las fechas septembrinas o por mantener la identidad cruceña optan por la temática tradicional y en esos casos acuden a Cotoca para encargar/ adquirir una diversidad de productos artesanales entre ellos la cerámica.
La gran mayoría de clientes de la artesanía con cerámica de Cotoca, es gente de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra y de otras provincias y departamentos que visitan Cotoca. Todos los alfareros están conscientes que su clientela no está constituida por la población del Cotoca, sino que básicamente es la población de Santa Cruz su principal mercado, solo que a diferencia de siglos pasados, no tienen que llevar sus productos a vender a la ciudad, sino que los clientes (principalmente revendedores) vienen a Cotoca a comprar los productos, pero ello, a criterio de los artesanos, ha corrompido el proceso natural de relación y venta entre productor y consumidor final, en perjuicio para los artesanos. Al interior de algunas Asociaciones de ceramistas se discute este tema, como un mea culpa de haber dejado que esto ocurra, pero lamentablemente la avasalladora dinámica del libre mercado y la ausencia de políticas que protejan y promuevan la producción artesanal no solo como fuente de ingresos para familias pobres, sino también como mecanismo de identidad cultural, deja huérfanos y a su suerte a este grupo de alfareros que sobrevive a fuerza de pulmón y contagiado de influencias foráneas que desordenan y afectan los procesos creativos y de innovación de los productos.
Precio
El precio que generalmente cobran las artesanas por su trabajo es producto del tamaño de la pieza, la cantidad de material utilizado y del tiempo invertido, según declaración de la mayoría de ellas, aunque varias indican que ponen el precio al ojo, de acuerdo a la oferta y la demanda y en función a lo que cobran sus colegas del mismo gremio. Todas/ os se quejan de que existe una competencia desleal entre ellas/ellos particularmente cuando venden en la plaza y las tienditas del Primer Anillo, pues siempre se están fijando cuánto cobra la artesana vecina, para ofrecer menos y tener más oportunidad de vender. De esta manera los criterios para asignar los costos son perforados y todos se perjudican, con la rebaja de los precios.
Ingresos
Los ingresos que obtienen los y las alfareras dependen también de la cantidad de productos elaborados y vendidos. Algunos sacan sus cuentas por cada quemada, otros por lo que venden semanalmente cada domingo en la plaza del pueblo. En general podemos agrupar a los ceramistas de Cotoca en tres grupos: pequeños, mediados y grandes alfareros, según la escala local de producción y comercialización. Las más pequeñas (que son la mayoría relativa 60% y son todas mujeres) tienen una venta mensual entre bs 2000 a 3000 Bs. ($us. 290 a $us 430). Las medianas alfareras venden aproximadamente entre Bs. 3.000 y 5.000 ($us 430 y 716) y los grandes alfareros (varones) venden mensualmente entre Bs 5.000 y 20.000 ($us. 716 y $us. 2869) depende de los encargos que se les haga desde Santa Cruz. Se debe considerar que a estas sumas hay que restarles el costo de producción (materiales y mano de obra).
Cuadro Nº 6
Estas cifras muestran que la actividad artesanal sigue siendo de apoyo para las familias más pobres (cuyos ingresos están alrededor de un salario mínimo nacional), particularmente para las mujeres de este sector, que comparten la producción artesanal con las actividades propias del hogar; también muestran las oportunidades que ha dado la cerámica a los tres artesanos hombres que se dedican de manera intensiva y exclusiva a la producción artesanal obteniendo mejores ingresos, siempre con el apoyo de la familia.
Nivel de satisfacción con la actividad y los ingresos
La mayoría de las ceramistas no están muy satisfechos con los ingresos que reciben por su trabajo, dado que significa un trabajo duro y cansador, todos los días de la semana y también porque el precio de las arcilla ha subido y no así el precio de los productos, ya que los compradores y revendedores piden mucha rebaja y también porque existe competencia desleal entre ceramistas que obligan a bajar los precios. Los ceramistas que obtienen ingresos altos están más satisfechos con lo que ganan, particularmente cuando tienen la oportunidad de vender toda la horneada completa, circunstancia que generalmente es la que les permite tener estos ingresos superiores al resto de sus colegas y en consecuencia sentirse más satisfechos.
Las ceramistas que trabajan para Artecampo también están entre las más satisfechas con lo que obtienen por su trabajo, pues consideran que definitivamente el sistema de producción y comercialización utilizado, incluido el traslado de los productos a Santa Cruz y el precio fijado entre la Asociación y el CIDAC, resulta mucho mejor que trabajar productos para vender en Cotoca, sin embargo como el recojo y pago de la producción es mensual, (desde hace pocos meses es quincenal) se ven obligadas a trabajar cosas pequeñas (yuros para jalea) para vender en Cotoca y tener dinero semanalmente. Indican que si tuvieran más pedidos de Artecampo, y posibilidades de entregar y recibir el pago más seguido, ellas se dedicarían a producir solo para Artecampo.
El hecho de producir más para Cotoca, parece estar relacionado también con la necesidad de participar en la dinámica cultural/comercial local, ser parte de un gremio activo y de una comunidad y tener presencia real en ella, aprovechando que sus productos son muy bien valorados y requeridos.
Opinión sobre la calidad y el futuro de la artesanía en cerámica
La opinión de los artesanos sobre el estado de la cerámica actual en relación a la época de sus padres, está dividida entre los que afirman que ha mejorado porque se ha introducido la técnica mexicana, el molde y los colores y quienes consideran que la artesanía no ha mejorado o está peor que antes, debido a que existe mucha competencia y muchos revendedores, no se vende como antes y la calidad ha bajado mucho. Esta opinión desfavorable es mayoritaria y algunos están consciente que “no se trata de la misma cerámica que antes.”
Único artesano ceramista formado en el oficio en el exterior y que elabora piezas diferentes a las piezas comunes en Cotoca. También es muralista.
Esta última apreciación resume la realidad de la cerámica de Cotoca: Existe una nueva forma de producir cerámica y junto a ello nuevos diseños y productos que satisfacen nuevas necesidades y gustos de diversidad de consumidores, entre los que predomina el gusto popular de la población nativa y migrante que llega como visitante a Cotoca.
También aquí se puede apreciar dos ángulos desde donde se ve y se piensa la actividad artesanal con cerámica en Cotoca: desde el diseño y la calidad del producto y desde la perspectiva del mercado (venta). Entre los inconvenientes y posibilidades futuras que los mismos ceramistas identifican para la actividad con cerámica en Cotoca, destaca la dificultad para conseguir arcilla y la leña, así como las limitaciones económicas y técnicas para migrar al horno a gas, también se menciona la falta de calidad en los trabajos, la elevada competencia, poca venta y el bajo precio que tienen que cobrar por sus productos. En menor medida se observa la falta de apoyo para guardar los orígenes culturales, la necesidad de tener nuevos e innovadores diseños, tener un centro artesanal y una página web y la falta de ayuda de los hijos que ya no quieren dedicarse al oficio.
En general, se siente un ambiente de desánimo e incertidumbre entre la mayoría de los ceramistas, principalmente entre las que pertenecen al grupo de las pequeñas alfareras, muchas de las cuales creen que la cerámica desaparecerá con su generación, mientras otros son un poco más optimistas y piensan que la cerámica tiene futuro y habrá que ver cómo superar el problema de la materia prima. Las artesanas que trabajan con Artecampo, aunque comparten las preocupaciones sobre la materia prima, están más seguras en cuanto a la calidad de sus productos, la diversidad de sus diseños y la venta segura de los mismos, tanto en Cotoca como en Artecampo.
Museo de cerámica
La tradicional trayectoria y reputación de Cotoca como pueblo alfarero hasta el momento no ha podido ser representada y expuesta en un Museo local especializado que muestre las piezas cerámicas, como expresión propia de la identidad cultural de esta parte del departamento de Santa Cruz. Recientemente el año 2017 el Colegio Beneméritos de la Patria, tuvo la iniciativa de destinar una sala del Colegio para un pequeño museo que se llama “Siguiendo los pasos de nuestros abuelos” en él se muestras algunas evidencias de las actividades, instituciones y personajes más relevantes de la historia de Cotoca, incluida la cerámica, que tiene un pequeño sector con ejemplos de las piezas tradicionales que se hacían antes: tinaja, chipeno, cántaro, horma, etc.
Muestra de Cerámica tradicional en el Museo Siguiendo los pasos de nuestros abuelos en el Colegio Beneméritos de la Patria, de Cotoca.
Muestra de Cerámica tradicional en el Museo Siguiendo los pasos de nuestros abuelos en el Colegio Beneméritos de la Patria, de Cotoca.
Las piezas han sido fabricadas recientemente, para tener como ejemplo y no son recopilaciones de piezas antiguas. Sin embargo se ha tratado de poner cierta información sobre el proceso de fabricación de las piezas acompañado de testimonios y fotos de algunas de las alfareras más antiguas que todavía existen en el pueblo. Este pequeño museo ha sido fruto del trabajo de profesores y padres de familia que ayudaron a conseguir información y objetos para exhibir. Para recabar información sobre la actividad artesanal en cerámica, contribuyó la Sra. Carolina Pedraza, presidenta de la Asociación de Alfareras de Cotoca Provincia Andrés Ibañez, quien consultó con Dioselinda Roa sobre datos históricos y técnicos de la cerámica en Cotoca.
Para el caso de la cerámica, esta muestra no es suficiente para representar una actividad tan relevante como es la alfarería de Cotoca. Muchas personas e instituciones vinculadas al ámbito cultural de Santa Cruz hablan de la necesidad de tener un museo del barro o museo de la alfarería o de la cerámica de Cotoca, incluso algunos estudiantes de arquitectura han hecho sus tesis proponiendo infraestructura para un museo destinado a esta actividad, pero hasta ahora no existe nada en concreto. La Honorable Alcaldía Municipal de Cotoca no tiene planes para este propósito.
El Centro de Investigación Diseño Artesanal y Comercialización Cooperativa (CIDAC) y Artecampo, siempre han tenido entre sus planes utilizar parte del terreno de su sede en el primer Anillo de Cotoca para instalar un Museo de la Arcilla, sin embargo, debido a la falta de recursos no se lo ha hecho y tampoco se ha logrado la participación activa de las artesanas ceramistas para ir recopilando y/construyendo piezas especiales de cerámica para este museo.
Es una asignatura pendiente para Cotoca y el rubro de la artesanía en cerámica.
El Museo de cerámica de Cotoca, tendría que ser parte de una Política Cultural del Municipio con el propósito de valorar y preservar el legado y valor histórico y simbólico-cultural de esta actividad artesanal, disponiendo también otras acciones concretas que velen por orientar apropiadamente a las actuales y futuras generaciones. Una de esas acciones podría ser disponer que en los colegios de Cotoca se promueva la enseñanza y valorización de cerámica en las materias de Artes prácticas.
Conclusiones
La actividad alfarera que tradicionalmente ha caracterizado al pueblo cotoqueño, sobrevive todavía en 2018, pero con muchos cambios a nivel de presencia simbólico-cultural y también a nivel del diseño, de las técnicas de producción, de las formas de comercialización y del acceso a materias primas, en relación a sus antecedentes históricos y principalmente en relación a lo que pasaba en 1980.
La cantidad de unidades familiares que se dedican a esta actividad, parece no haber cambiado mucho en relación a los años 1980 lo que ratifica su condición de actividad tradicional y gravitacional en la economía de un grupo importante de familias cotoqueñas de escasos recursos que de generación en generación se han dedicado al oficio, a pesar de las desventajosas condiciones en que se produce y se comercializa.
El aumento de la población en la región y el consiguiente flujo turístico al pueblo de Cotoca, junto a los diversificados requerimientos de la ciudad de Santa Cruz, ha incidido positivamente para mantener un mercado fluido y permanente para los productos de cerámica. Sin embargo, la alfarería ya no puede ser considerada como la actividad artesanal principal del pueblo, pues convive y se mueve junto a otras actividades artesanales (comidas, refresqueros y horneados típicos, artículos religiosos, de madera, cuero y otros materiales), y principalmente junto a la también tradicional producción de jalea, producto con el cual tiene una relación e interdependencia manufacturera y económica muy importante, debido a que algunos alfareros fabrican el envase de la jalea, (y a veces también producen la propia jalea) producto que se vende todo el tiempo en Cotoca.
La escasez de arcilla pone en riesgo la supervivencia de la actividad, sin que haya acción alguna para enfrentar el problema. Se malgasta la arcilla en la producción de adornos que podrían realizarse con yeso, dejando la arcilla para las piezas especiales; tampoco existen planes para cambiar de tecnología en cuanto al sistema de combustión de los hornos de quema.
La artesanía en cerámica de Cotoca, es una actividad que se visibiliza por su condición decorativa y de transmisión cultural y por ser el único lugar donde se produce este tipo de productos en el departamento de Santa Cruz. Sin embargo, los cambios e innovaciones en el diseño y producción de piezas de arcilla están transformando y desvirtuando la fisonomía tradicional de la producción afectando el significado que estos objetos proporcionan a la identidad cultural del pueblo y mostrando una nueva era productiva que crece sin orientación política/cultural al influjo de la libre iniciativa y las influencias foráneas. Es un tipo de cerámica adocenada que se produce en muchas partes del mundo, (mexicana, balinesa, ) y está desprovista de identidad local y valor patrimonial. Es notable la ausencia de capacitación integral que haga parte de una política cultural municipal que recupere y promueva el concepto de artesanía como un proceso productivo mediante el cual un pueblo se expresa y afirma sus valores culturales. Si Cotoca quiere consolidarse como un destino turístico relacionado a lo artesanal, desde la producción con cerámica, solo podrá serlo en cuanto esta producción cerámica sea verdadera, que tenga elemento diferenciador y con valor patrimonial que lo sitúe en el mapa turístico de una manera relevante. (Entrevista a Malena Vaca, 2018).
La experiencia de CIDAC/Artecampo en Cotoca ha sido muy positiva, porque ha permitido capacitar a las artesanas y crear nuevos diseños en base a los productos tradicionales, manteniendo el color natural de la arcilla como elemento de identidad y sobre todo ha permitido ofrecer a Santa Cruz una cerámica de alta calidad. En Cotoca se conoce y reconoce positivamente el trabajo de Cidac-Artecampo, no obstante no se las considera parte de la comunidad alfarera de Cotoca, debido a que todo lo llevan a Santa Cruz y porque a decir de las alfareras cotoqueñas de otras asociaciones, es una institución cerrada. Debido a las pocas artesanas que trabajan actualmente en Cidac-Artecampo, el futuro de la producción cerámica que realizan es incierto y probablemente solo se haga piezas de museo y por encargos especiales a precios elevados. El legado de este trabajo se encuentra en el Museo Artecampo de Arte Originario y Popular de las Tierras Bajas en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, pero correspondería hacer los esfuerzos necesarios para que este trabajo se aprecie en la misma población de Cotoca, mediante la instalación de un Museo de la arcilla que podría estar ubicado en el terreno de la Asociación de artesanas ceramistas de Artecampo en Cotoca, que podría estar gestionado por CIDAC & Artecampo con apoyo municipal.
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