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Oikos Polis
versión impresa ISSN 2521-960Xversión On-line ISSN 2415-2250
Oikos Polis vol.2 no.1 Santa Cruz de la Sierra 2017
ECONOMÍA
Industrialización y Neoliberalismo: las políticas fallidas de desarrollo en el méxico del Sur, el caso de la Cuenca del Papaloapan
Industrialization and Neoliberalism: failed development policies in the mexico-south, the case of The Papaloapan River Basin
Carlos Alberto Jiménez Bandalaδ
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Cátedras Jóvenes Investigadores
δCorreo electrónico: cajimenezba@conacyt.mx
Recepción: 15/11/2017 Aceptación: 28/02/2017
Resumen: Este trabajo tiene por objetivo presentar un análisis del desarrollo histórico del llamado México del Sur, considerando tanto el periodo desarrollista del modelo industrializador por sustitución de importaciones como el patrón de acumulación neoliberal. Se considera que las políticas públicas en ambos periodos fueron fallidas para el desarrollo porque no se abordó el problema estructural del "colonialismo interno"; en el primer caso se trató de una industrialización autoritaria y trunca, para el segundo caso se reprodujo una causación circular cumulativa que ahondó las brechas de desarrollo entre el norte y el sur del país. Se tomó como caso de estudio la Región de la Cuenca del Papaloapan, en Oaxaca, el segundo estado más pobre del país.
Palabras Clave: Desarrollo Regional, Teorías del Desarrollo, Políticas económicas, Desigualdad.
Abstract: This paper aims to present an analysis of the historical development of the so called Mexico-South, considering both the import substitution industrialization model (ISI) and the neoliberal period. It is considered that the public policies for economic and social development in both periods were failed because the structural problem of "internal colonialism" was not addressed; In the first case it was an authoritarian and truncated industrialization, for the second case a circular cumulative causation deepened the gaps between the north and the south of the country. The Papaloapan Basin Region, in Oaxaca, the second poorest state in the country, was taken as a case study.
Key Words: Regional Development, Development Theory, Economics Policies, Inequality.
Clasificación JEL: F63, O14, O21, R11, P16.
Introducción
En noviembre de 2014 se reconoció oficialmente la existencia de "dos Méxicos", separados uno del otro por una brecha cada vez más amplia de indicadores de crecimiento económico y desarrollo social; en el sur, el aumento de la pobreza, la economía informal y la emigración son el reflejo de un proceso de descomposición a causa de una concentración de la riqueza y el ingreso en los estados del norte del país y que configuran el otro México. De esta forma norte y sur se enfrentan históricamente en medio de un Estado que ha venido aplicando políticas fallidas de desarrollo y que lejos de disminuir las diferencias las sigue exacerbando.
En ese sentido, este trabajo tiene por objetivo presentar un análisis del desarrollo histórico del México del Sur identificando dos momentos, el primero dentro de un marco de políticas proteccionistas que se conoció como modelo industrializador a partir de la sustitución de importaciones; el segundo, situado en el periodo neoliberal que terminó truncando los procesos de industrialización y en la que el Estado se retiró como agente activo.
Ambos momentos son en realidad un continuum de políticas económicas fallidas, lo anterior se argumenta a partir de los resultados actuales, pero además de los diagnósticos iniciales. Este trabajo expone que el sur padece una situación estructural de colonialismo interno que la ha condenado al subdesarrollo y que no ha estado en la agenda pública la identificación y transformación de esta condición. Entonces, la reproducción del colonialismo interno, junto con la proletarización rural y el estancamiento son evidencias empíricas de esas políticas fallidas de desarrollo en el México del sur.
El documento se divide en 5 apartados, en el primero se explican los conceptos teóricos referidos en el párrafo anterior, así como un bosquejo de la ruptura teórica entre el modelo desarrollista cepalino dominante en la primera parte del siglo XX y el patrón de acumulación neoliberal presente en el último cuarto del siglo pasado. En una segunda parte se considera una región en particular del México del sur: la Cuenca del Papaloapan, una de las más pobres del país, se explican su desarrollo histórico previo y posterior a los periodos industrializador (aparatado 3) y neoliberal (apartado 4). Por último se presentan conclusiones y reflexiones finales que pueden resultar en lecciones sobre política de desarrollo para América Latina, debido que, México comparte con los países de la región los periodos similares, pero además, guardando las particularidades, el problema estructural de colonialismo interno.
1. El desarrollo histórico latinoamericano, entre la CEPALYELFMI
Los años de la posguerra fueron el escenario para que con mayor fuerza la temática de la pobreza y la desigualdad se tocara en el plano académico, particularmente a partir de la política desarrollista aplicada en los países industrializados basados en el modelo económico keynesiano y las recomendaciones para los países considerados atrasados por parte de organismos como el naciente Fondo Monetaria Internacional o el Banco Mundial. Al mismo tiempo una mirada más crítica y profunda de la realidad latinoamericana se iba consolidando desde la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Economic Commission for Latin America and the Caribbean-CEPAL) con los trabajos fundacionales de Prebisch (1983) y Furtado que servirían de base para la teoría de la dependencia, una teoría contestaría a las visiones desarrollistas que los países centro tenían sobre los periféricos.
La crítica de la CEP AL se sustentaba en las Tesis de Prebish-Singer sobre los términos de intercambio resultantes entre los países subdesarrollados (orientados hacia un modelo primario exportador) y los países desarrollados (con un modelo industrial); se sostenía que las capacidades de importación de los países primario exportadores se veían reducidas en el largo plazo debido a: a) la baja elasticidad-ingreso de la demanda de los productos agrícolas con respecto a los industriales; b) la formación salarial más baja en los sectores primarios que en los secundarios; por tanto, por un lado hay una constante puja de los precios de las materias primas a la baja y por el otro el nivel de rentabilidad es menor por tratarse de actividades intensivas en trabajo y no en capital, de tanto, los países subdesarrollados transfieren valor a los países industrializados. La propuesta se expresó en términos de romper con la especialización primaria e iniciar un proceso de industrialización.
El proceso de industrialización estuvo basado en una política proteccionista donde el Estado se volvía rector y agente principal del desarrollo económico para el fomento de la formación y fortalecimiento de industrias nacionales que sustituirían de manera progresiva los productos que se importaban. México fue de los primeros países en Latinoamérica en adoptar el modelo y prácticamente se trata de un periodo de más de 40 años, en los cuales la economía presentó altas tasas de crecimiento. La industrialización estuvo basada principalmente en deuda externa, pero también se usaron, en diferentes periodos los ingresos extraordinarios de la renta petrolera y el fortalecimiento del ahorro interno.
Si bien el modelo estuvo permeado con una interacción muy dinámica entre académicos y políticos, en la mayoría de los países, incluido México, se cometieron diversos errores. En este trabajo se considera que el principal error del modelo fue el descuido del sector primario y el estrangulamiento que padeció a partir de someterlo a una contención de precios para beneficiar a la industria al tiempo que no se dirigió al sector políticas crediticias, de mejora tecnológica o de fomento productivo. Es en este marco, en el que se publica en 1965, "Siete tesis equivocadas sobre América Latina", un texto de Rodolfo Stavenhagen que señala de forma breve y directa los errores en la concepción y el análisis que se tenía sobre las causas del subdesarrollo de los países latinoamericanos y las propuestas de solución.
Stavenhagen retoma el concepto de "causación circular cumulativa" de Myrdal (1957) para proponer una categoría más amplia: "el colonialismo interno". Para Myrdal el desarrollo regional es desequilibrado por diferencias históricas y estructurales entre regiones, diferencias que el mercado no puede corregir y por tanto es el Estado el único agente capaz de hacerlo mediante una intervención. Si no se hace, se presenta un flujo negativo para las regiones más pobres hacia las regiones más ricas, pudiendo ser migración de personas o capitales, condenando al estancamiento a las regiones pobres.
Para Stavenhagen (1972), el colonialismo interno es una condición estructural de regiones atrasadas en donde bajo situaciones desiguales se reproducen desarrollos desiguales, pero que además, con el tiempo, lejos de disminuir las brechas se perpetúan esas desigualdades, polos de crecimiento en ciertas regiones del país a costa del atraso y el subdesarrollo de otras regiones. Para este trabajo se califica de fallidas las políticas públicas desarrollistas no sólo por los resultados sino porque partieron de un diagnóstico equivocado, para ello se retoman las dos primeras tesis que critica Stavenhagen.
La Tesis I señala que "Los países latinoamericanos son sociedades duales"; la antítesis de Stavenhagen (1972) podría formularse de la siguiente forma: Sí bien se presentan en los países latinoamericanos dos polos de desarrollo, uno atrasado y otro más adelantado, no son duales, porque ambos son resultado del mismo proceso histórico y representan el funcionamiento de una sola sociedad global de la que forman parte. Para argumentarlo presentamos de manera sucinta los momentos del proceso de desarrollo histórico de la Región de la Cuenca del Papaloapan, identificando en cada uno de ellos los elementos que fueron formando y consolidando las actuales relaciones sociales que consideramos de tipo colonialismo interno. Cabe señalar que en este devenir, están presentes fuertes variaciones cíclicas que respondían por un lado a las condiciones de producción locales pero que al mismo tiempo se subsumían a las condiciones imperantes en el exterior, de tal suerte que ubicamos lo que Stavenhagen (1972) ha denominado la relación orgánica estructural de las relaciones de dominación tanto del centro a la periferia como hacia las colonias internas, más atrasadas de la periferia.
La Tesis II expone que "El progreso en América Latina se realizará mediante la difusión de los productos del industrialismo a las zonas atrasadas, arcaicas y tradicionales" y a la que Stavenhagen (1972) responde: El progreso de las áreas modernas, urbanas e industriales de América Latina se hace a costa de las zonas atrasadas, arcaicas y tradicionales, la difusión errónea del industrialismo lejos de generar progreso deviene en la decadencia de la región. Para este trabajo se hace referencia de esa decadencia en la Cuenca del Papaloapan con la presencia de la "proletarización rural" como el proceso en el cual se destruye la base productiva local y obliga al éxodo del campesinado.
El proceso de industrialización que vivió el sur de México puede ser caracterizado como autoritario porque los lineamientos fueron dictados desde el centro sin incluir la participación de los actores locales por lo que la industrialización se vivió de manera violenta a manera de despojo del territorio y de las prácticas culturales; pero también se trató de un proceso truncado, interrumpido de manera súbita por la crisis de deuda y el arribo del neoliberalismo.
El neoliberalismo, como conjunto de políticas que limitan el accionar del Estado en la economía dejando esta tarea en las fuerzas del mercado, llegó a México por la recomendación del Fondo Monetario Internacional (FMI) de aplicar políticas de ajuste ante la crisis de deuda de 1982. Debido a que la causa de la crisis fue atribuida al desequilibrio con el exterior se buscó un equilibrio mediante la inducción de una contracción de la economía a partir de una reducción severa del gasto público. El estado término por abandonar los proyectos de industrialización y el proteccionismo comercial, además abrió un proceso de privatización de las empresas públicas.
Este periodo que lleva más de 30 años de duración se ha caracterizado por un crecimiento magro de la economía y un deterioro constante de las condiciones de vida de la clase trabajadora que ha significado un retroceso en los avances contra la pobreza y la desigualdad alcanzados durante el periodo previo.
La reproducción neoliberal acentuó las diferencias entre el norte y el sur. La Tabla 1 muestra algunos contrastes, las entidades del norte del país y la capital (centro) ocupan los primeros lugares en desarrollo humano, ingreso per capita, salud y educación. Siempre en los últimos lugares aparecen las entidades del sur (Chiapas, Oaxaca y Guerrero).
Esta cuestión es un resultado histórico de la dinámica de reproducción desigual del capitalismo, los estados del norte desarrollaron de manera temprana la industrialización (hacia fines del siglo XIX) mientras que en el sur su impulso fue hasta ya bien entrado el siglo XX. En los estados del norte, la frontera con Estados Unidos permitió aspirar a un mercado más amplio que exigía diversificar las actividades económicas; mientras que en el sur la acumulación siguió siendo a base de la intensiva explotación de la tierra a través del monocultivo (caña, café o chile, según el lugar y el periodo). Esta división económica, entre un sector industrial dinámico y en constante desarrollo en el norte y un sector primario rezagado en el sur fueron componentes iniciales de las desigualdades.
El sector dinámico requería del atrasado para, por un lado abastecerse de materias primas y mano de obra baratas y, por el otro lado, ser destino de las mercancías producidas. Es decir, el desarrollo del norte se dio de manera simultánea y por la misma causa que el subdesarrollo en el sur, esta relación de colonialismo interno no ha sido trastocada por las políticas públicas ni en el periodo industrializador mucho menos en el periodo neoliberal.
Este trabajo se desarrolló a partir de una investigación concluyente que incluyó un análisis documental de archivos históricos regionales, estadísticas y bases de datos, así como un proceso de metodología etnográfica que permitió reconstruir la historia económica de la región a partir de los actores locales y la triangulación de la información con las estadísticas oficiales, artículos científicos y periodísticos.
2. El México del Sur: La Cuenca del Papaloapan
La cuenca del Papaloapan es la cuenca hidrológica más grande de México, por lo que hace a esta región dotada de recursos naturales de forma extraordinaria (De Teresa y Hernández, 2011). La comparten 3 estados de la república mexicana: Puebla, Oaxaca y Veracruz, donde desemboca en el Golfo de México. El clima favorece el desarrollo de un bosque tropical: la selva de la Chinantla que es atravesada por el Río Papaloapan, el principal de la cuenca y el que le da nombre; esta selva ocupa el tercer lugar a nivel nacional en riqueza de biodiversidad, por debajo de la Lacandona y los Chimalapas, sin embargo, es la primera en densidad poblacional.
La región del Papaloapan se construye políticamente a partir de los años cuarenta del siglo XX con la formación de "La Comisión del Papaloapan", organismo público del que se hablará en la siguiente sección de este documento. En términos jurídicos sólo un estado del país, Oaxaca, reconoce la región del Papaloapan; Puebla y Veracruz la reconocen como región geográfica pero no política. La región geográfica del Papaloapan abarca diversos municipios de estos tres estados y sus límites no son claros, regularmente controvertidos (Jiménez Bandala, 2015), por ello, para efectos de este trabajo se decidió limitarnos a la región política del Papaloapan en Oaxaca.
Oaxaca es el segundo estado más pobre del país, se ubica al sur, en la parte más estrecha del territorio, colinda al este con Chiapas (el primer estado más pobre), al oeste con Guerrero (el tercer estado más pobre), al noreste con Veracruz, al noroeste con Puebla y al sur tiene litorales con el Oceano Pacífico. Se divide políticamente en 8 regiones y 570 municipios, viven aproximadamente 4 millones de habitantes, de los cuales el 34% se declara indígena por lo que es el 10° estado más poblado del país y el número uno en población indígena (INEGI, 2015).
La región del Papaloapan en Oaxaca está conformada por 20 municipios que abarcan la selva chinanteca y la cuenca del Río Papaloapan (Véase Tabla 2). Habitan más de medio millón de habitantes en 1,233 localidades, de ellas el 84% tienen menos de 500 habitantes (INEGI, 2015), lo que la convierte en una zona demográficamente aislada y dispersa. Más de un tercio de la población (superando el promedio estatal) habla lengua indígena, la mayoría, mazateco y chinanteco, aunque también hay grupos importantes de zapotecos, mixtecos, nahuas y cuicatecos. El municipio más poblado es Tuxtepec con 160 mil habitantes, el menos poblado es San Juan Comaltepec con 2,500. La distribución de la población por edad representa una pirámide de base amplia, lo que refleja la fuerte dinámica reproductiva y una población eminentemente joven.
El grado máximo de estudios se encuentra en Tuxtepec con una media de 8.07 años, mientras que el menor está en San Juan Petlapa con una media de apenas 4.06 años, ambos por debajo del promedio nacional que es de 9.1 años (INEGI, 2015). En la región el promedio de analfabetismo es cercano al 20%, en contraste con el promedio nacional que es de 6%.
La principal actividad económica es la agricultura, seguida del sector terciario y en último lugar el industrial, únicamente presente en Tuxtepec y Loma Bonita. Sólo un municipio (Tuxtepec) tenía un grado de rezago muy bajo, el resto se encontraba entre bajo (2), medio (5), alto (10) y muy alto (2), este nivel de rezago y pobreza contrasta con la enorme dotación de recursos naturales y el importantísimo bono demográfico de la región. ¿Cuáles son las causas de este estancamiento? Hace 70 años los encargados de las políticas económicas se hacían estas preguntas. Las respuestas fueron variadas, incluidas también las de corte étnico que estaban enfocadas en señalar al chinanteco como un hombre que por naturaleza es holgazán (Arias, 1962), al final sabemos que triunfó la noción del atraso por ser una "sociedad dual" y entonces la solución estaba en "la difusión de los productos del industrialismo".
El poblamiento de esta región inicia en tiempos prehispánicos por grupos indígenas de mazatecos y chinantecos que vivían en las cercanías del río principal, diversas fuentes aseguran que, al momento de la llegada de los españoles, estos pueblos pagaban tributo a los mexicas del centro del país que pusieron en lengua nahuatl "Papaloapan" o "Río de las mariposas" al afluente donde vivían los "que hablan con la nariz", por los peculiares sonidos nasales que tienen los fonemas del chinanteco. Con los mexicas se mantenían relaciones comerciales importantes, aunque también se supone una enemistad que fue aprovechada por los españoles.
Los cálculos de la población en tiempos de la conquista han sido muy variados, sin embargo, podemos decir con certeza que al menos había más de 116 mil habitantes, que rápidamente fueron diezmados por las huestes españolas, otros más obligados a esconderse en las cimas de la selva chinanteca, donde las condiciones miserables les llevaron a la muerte por hambrunas, algunos más murieron a causa de las pestes y epidemias, lo anterior explicaría lo disperso y aislado de las comunidades y la baja densidad poblacional. Durante el periodo de 1520 a 1566 se redujo en 90% la población (De Teresa y Hernández, 2011; Bevan, 1987; Gerhard, 1986; Cline, 1961).
A pesar de la amplísima movilidad demográfica de la colonia y de la lenta recuperación demográfica, los distritos de la Cuenca sí generaban ingresos para la corona y pagaban tributo mediante las alcaldías, para algunos antropólogos las comunidades vivieron fragmentadas y replegadas con una economía de subsistencia, baja vinculación con las poblaciones vecinas y un mínimo nivel comercial, (De Teresa, 2011) esto significó en términos reales una degradación de sus condiciones sí las comparamos con el periodo anterior; pero además marcaría su tardía incorporación al modelo primario exportador.
Durante el porfiriato (1880-1910), y hasta la primera mitad del siglo XX, el único acceso a la región era por el río Papaloapan, a través de chalanes******, cruzando veredas y cañadas o puentes colgantes, tal y como lo describe Turner (1955), esto hizo propicio el lugar para la explotación a manera de colonialismo interno, a partir del monocultivo del café en las partes altas y el tabaco en las bajas, aunque también destaca el plátano y la caña de azúcar cuyo destino era el sector externo. Las tierras de producción estaban en control de grandes propietarios nacionales y extranjeros particularmente en la zona baja (Valle Nacional, Jacatepec, Chiltepec, Ayotzintepec), cuyos dueños más prominentes eran los hermanos Balsas, ahí las condiciones eran similares a la esclavitud y en la mayoría de los casos se trataba de trabajos forzados o "migrantes enganchados" que eran llevados al lugar con mentiras, en complicidad con las autoridades locales, caciques y policías rurales. Turner (1955) llega, incluso, a cuestionar la complicidad del gobierno federal con los productores locales a manera de un convenio por el cual los disidentes políticos les eran suministrados como fuerza de trabajo excesivamente barata. El número de trabajadores llegó a ser tal, que no importaba sí estos morían en unas semanas o en unos cuantos meses, siempre había reemplazos económicos.
Una inagotable fuerza de trabajo a precios ínfimos impulsó significativamente la producción que alcanzó entre 5 y 6 millones de pesos plata a finales del siglo XIX, los principales destinos eran tabacaleras de Inglaterra y Francia en mayor medida y Holanda, Dinamarca y Bélgica en menor proporción, un 95% se destinaba a la exportación y el restante era procesado en los polos industriales ya existentes, Puebla y Veracruz (Arias, 1962). La salida de la mercancía se realizaba a través del Papaloapan para llegar al puerto de Veracruz, de donde partía a Europa, por lo que no fue necesaria la construcción de carreteras. El ferrocarril se construyó hacia el último periodo del siglo XIX.
La primera guerra mundial en 1914 restringió los intercambios comerciales, causa que mantuvo ahogada la economía local, se agudizó durante todo el periodo recesivo de la gran depresión de 1929 y hasta la reactivación de los años treinta. Para entonces el mercado internacional se había transformado. La geopolítica resultante de la gran guerra le permitió a empresas norteamericanas aumentar su expansión, de esa forma, "El Águila" de origen estadounidense mantenía el monopolio del tabaco a nivel internacional y los Hermanos Balsas a nivel local.
La Revolución Mexicana (1910) y la posterior reforma agraria (1915), sí bien cambió las condiciones aparenciales de los habitantes de la Cuenca, no modificó en términos estructurales las relaciones de colonialismo interno, por un lado, es verdad lo que señalan algunos investigadores "...permitió que las comunidades chinantecas recuperaran el control de su antiguo territorio" (De Teresa, 2011: 67), sin embargo, esa recuperación es realmente simbólica. A los antiguos propietarios terratenientes los sustituyeron otros explotadores bajo otros métodos de extracción de plusvalor, similares a las condiciones de la actual maquila industrial, les llamaban "contratas".
Se trató de un reducido grupo de empresarios que sustituyeron a los Hermanos Balsas para la producción de tabaco, viajaban a esta zona con la semilla, visitaban la tierra de los campesinos y acordaban determinado número de hectáreas sembradas, se les entregaba la semilla y un adelanto monetario, los campesinos contratados, en sus "propias" tierras sembraban la semilla, cosechaban la hoja y la secaban, al final entregaban pacas de las hojas secas de tabaco seleccionadas y pesadas, el pago estaba en función del peso de la producción final, de tal suerte que las hojas que se echaban a perder por que se quemaran o no se secaran correctamente, sí mermaban la producción calculada, eran descontadas del pago final. En el trabajo de siembra, cosecha y secado se incorporaba a la mujer y los hijos por lo que la explotación se extendía a todo el núcleo familiar.
Pronto la concentración del proceso terminó monopolizando la producción en la compañía "Tabacalera Mexicana" que a su vez vendía la producción a "El Águila", los campesinos no tenían opciones de venta por el monopsonio del mercado, pero tampoco tenían opciones de actividades alternativas, por lo que se veían forzados a recibir precios bajos por su producción. De manera paralela, los campesinos sembraban maíz, chile y frijol que constituían sus elementos de reproducción semidoméstica, esta economía de subsistencia les permitía obtener bajos ingresos por el tabaco.
Durante todo el siglo XX la producción prácticamente quedó estancada, sus procesos y tecnologías no se modificaron, lo que trajo consigo rendimientos decrecientes excesivos hacia la primera mitad de siglo, estos eran compensados con los bajos salarios que se pagaban, hasta la caída general de precios de la crisis de los setenta, la baja competitividad obligó a los productores a salirse del mercado. El monocultivo dejó las tierras agotadas y un rezago tecnológico en la región. Hacia los años cincuenta sólo se contaba entre 4 y 5 tractores para toda la zona y una pequeña central de maquinaria, todo en manos de los contratistas o en la antigua "Casa Balsas Hnos.".
3. El periodo industrializador
En los años cuarenta, en pleno modelo de desarrollo endógeno de industrialización por sustitución de importaciones (ISI), los ojos nacionales se vuelcan sobre la región, otrora olvidada, a partir de que las intensas lluvias desbordan el cauce del Papaloapan y sus afluentes inundan en 1944 la cabecera municipal de Tuxtepec. La respuesta del gobierno fue la creación de la Comisión del Papaloapan en 1947 cuya principal función era la construcción de obras para el "integral desarrollo de la extensión del país" en la cuenca del Papaloapan (SARH, 1977).
Esta Comisión estuvo en funciones todo el periodo industrializador (1947-1986), por lo que a ella se debe, en gran medida, las tareas rectoras que desde el centro del país se dictaban conforme al modelo ISI. Era un organismo público dependiente de una secretaría de estado federal, la de Recursos Hidraúlicos y su jurisdicción incluía municipios de los estados de Puebla, Oaxaca y Veracruz, por lo que su poder de influencia llegó a rebasar a los mismos gobernadores, que -por momentos-, se hicieron a un lado, dejándole toda la carga de la responsabilidad a la Comisión.
La Comisión del Papaloapan resulta sui géneris en la historia nacional, sí bien en un primer momento su tarea era el estudio hidrológico de la Cuenca, así como la construcción de obras de infraestructura que evitaran las inundaciones, su tarea se fue extendiendo en la medida en que sus acciones tocaron el problema del desarrollo local y las demandas de la población aumentaban. La Comisión debía instalarse en la ciudad de Tuxtepec, Oaxaca, la ciudad más grande de toda la Cuenca; diversos desencuentros políticos hicieron que se instalara 20 kilómetros al norte, en el estado de Veracruz en donde se fundó para ese fin una ciudad, Ciudad Alemán, (en honor al presidente Miguel Alemán, quien decretó la creación de la Comisión del Papaloapan). Tanto la ciudad como la comisión se convirtieron en un gran experimento social, del que valdría la pena hacer trabajos extensos y exclusivos, nos limitaremos a revisar algunos de sus resultados††††††.
El proyecto inicial se planeó a 25 años con dos grandes tareas inmediatas: la construcción de sendas presas que regularan las corrientes hidrológicas de la Cuenca y que al mismo tiempo dotaran de energía eléctrica a la región. La primera presa se nombró Miguel Aleman (por el presidente en cuestión) e inició operaciones en 1959 con una capacidad de 354 mega watts; la segunda, se fue posponiendo por falta de presupuesto y entró en operaciones en 1989 y se nombró Miguel de la Madrid (por el presidente que gobernaba en ese momento), con una capacidad de 365 mega wats.
Si bien estas obras de infraestructura reflejan una preocupación por el nivel de pobreza y marginación de la zona, muchos de los análisis resultaron equivocados. No dudamos de la buena intención y del carácter progresista de muchos funcionarios que conformaron la Comisión, pero faltó una investigación más seria, más profunda y rigurosa sobre la región.
Para los teóricos del gobierno, la Comisión y un número importante de estudios de la época, las condiciones de pobreza se debían a una supuesta incomunicación entre esta zona "atrasada" y el resto del país "modernizado" (o en pleno proceso de), ignorando por completo el papel que jugaba la Cuenca en la acumulación y la tasa de ganancia de los mercados cafetaleros, tabacaleros, ya para ese momento, plataneros y azucareros y que era precisamente las relaciones de colonialismo interno las que mantenían en rezago a las comunidades.
Las investigaciones en las que se basaron partían del hecho de que se estaba ante un problema de "sociedad dual" y lo justificaban empíricamente por el gran número de indígenas que habitaba la región y las formas en las que vivía, que "más de 200 mil [indígenas], ignoran el español" (Ramírez Heredia, 1956: 48) y que se estaba en presencia de un "atraso cultural", pues los chinantecos recurrían a la brujería o tenían a sus hijos con parteras y curanderos (San Vicente Reynoso, 1968: 34). El desarrollo llegaría justamente con la difusión de la industrialización a estas zonas y esa fue la siguiente tarea de la Comisión del Papaloapan.
Hasta ese momento se construyó la carretera Tuxtepec-Oaxaca que unía a la región con la capital del Estado; además del puente Caracol que unía a Tuxtepec con la carretera a la flamante ciudad Alemán y Tierra Blanca-Tinajas que conectaba con la carretera al puerto de Veracruz y a la ciudad de México. Se impulsó el desarrollo de 16 ingenios azucareros, todos constituidos como empresas públicas, de los cuales destaca el "Adolfo López Mateos‡‡‡‡‡‡ en Tuxtepec y el de "Tres Valles" en Veracruz, (a 20 kilómetros de Ciudad Alemán).
La meta era volver a la zona un gran distrito industrial, obran en los archivos de la extinta Comisión los planos para la instalación de empresas públicas de procesadoras de alimentos (que comprarían la producción de piña y mango de la zona), disecadoras de tabaco, empacadoras carnicas y de café que se instalarían en el corredor de Tres Valles a Tuxtepec. El proyecto nunca se concretó y lo único tangible fueron los ingenios azucareros, en el corto plazo la Cuenca se volvió la principal productora de caña del país.
También se instalaron una planta papelera que procesó los recursos forestales de la región y al interior de la Cuenca se experimentó con empresas mixtas de procesamiento de fruta, principalmente de piña en el municipio de Loma Bonita, pero esto ya fue hacia inicios de la década de los ochenta, antes de esa fecha la producción se dirigió a nacientes industrias nacionales apoyadas por el modelo sustitutivo de importaciones, principalmente de Veracruz y Puebla.
No obstante, las condiciones para los campesinos no eran muy diferentes que en épocas anteriores, la demanda de los productos agrícolas se componía de un pequeño grupo de empresarios, principalmente de origen estadounidense que establecían las condiciones de producción y nivel de precios en un mercado oligopsónico, cuando no monopsónico, la única diferencia se establecía en que gran parte de la producción se dirigía a mercados nacionales, pero en general la estructura era la misma: se seguía transfiriendo valor a los centros industriales, en ese momento ya claramente diferenciados entre la ciudad de Tuxtepec y el resto de los municipios.
Esta situación era similar para el tabaco, que tocó su punto más bajo de productividad, por debajo del precio internacional, por lo que fue sustituido por el plátano, "el oro verde" y luego por el chile, ya en los años ochenta, cuando decaía el modelo ISI. Sí bien es cierto estos ciclos presentaron una época de auge y bonanza, en el último auge del chile muchos campesinos lograron construir sus casas con material y sustituir sus láminas por loza, pero, al término de cada ciclo se dejaba en palabras de Stavenhagen (1972) "una economía estancada, subdesarrollada, atrasada".
La característica de explotación intensiva a partir de un monocultivo (que se venía practicando desde la Colonia) y los desiguales tratos para el campo, por ejemplo, la contención de precios en beneficio de fortalecer la industria, las limitaciones del crédito agrario y las nulas mejoras tecnológicas para el sector, reprodujeron en la región el mismo problema que se produjo a nivel nacional: se estranguló el sector primario, que más tarde fue una de las causas del estrangulamiento del modelo sustitutivo en su conjunto.
La industrialización, de la forma en que se llevó en la región, tuvo sus consecuencias negativas, en primer lugar, es preciso señalar el violento desplazamiento del que fueron objeto las comunidades mazatecas de Temazcal y Cerro de Oro hacia el actual poblado de La Joya en Jacatepec (Oaxaca) y Naranjos (Veracruz), para la construcción de las presas hidroeléctricas. A la usanza de los conquistadores cuando hicieron la empresa de la congregación de pueblos y con engaños viles les arrebataron la tierra a los indígenas, "tierras buenas", dicen los abuelos que aún viven, a cambio de una choza de madera y palma, que hoy muchos no han podido mejorar, se calcula alrededor de 60 mil indígenas desplazados (Tribunal Permanente de los Pueblos, 2012). Los indígenas que se negaron a salir y mostraron resistencia fueron testigos de la quema de sus casas por parte de las autoridades (McMahon, 1973). Por otro lado, la nula atención que el modelo ISI le puso al sector agropecuario terminó haciéndolo menos competitivo y la tendencia nacional de migración no fue la excepción en la región.
Entonces, el modelo ISI no modificó estructuralmente las relaciones de colonialismo interno de la región, antes bien las profundizó; el desconocimiento cultural sobre los pueblos indígenas y la violencia con las que se les impuso la "modernización" se volvieron obstáculos para el desarrollo local al eliminar las formas de reproducción doméstica y no atender las vocaciones productivas de la región, el proceso de industrialización no fue inclusivo en ningún momento y además interrumpido súbitamente en los años ochenta.
4. El periodo neoliberal.
El patrón de acumulación neoliberal iniciado en 1982 intensificó las relaciones de colonialismo interno aumentando en mayor grado la dependencia de estas regiones con respecto al norte principalmente por dos motivos importantes: a) se truncó el proceso de industrialización que se venía impulsando como política pública y b) no se recuperó la actividad del sector primario.
El neoliberalismo no es un modelo de desarrollo, sino un conjunto de políticas económicas para orientar el actuar del Estado de modo que se acote su participación en la economía y se deje a las fuerzas del mercado la regulación; sin embargo, como expusimos en la primera sección del documento, el mercado no es capaz de corregir las desigualdades, todo lo contrario, las acentúa.
El conjunto de reformas neoliberales de primera generación estuvo marcado en la región por una oleada de privatizaciones de las empresas que había impulsado, los ingenios azucareros, las tiendas de consumo popular (Comisión Nacional de Subsistencias Populares CONASUPO), los ferrocarriles (como medio de transporte barato para las mercancías locales) que al mismo tiempo eran mecanismos que le permitían otorgar subsidios a productores y consumidores y de alguna manera medios para regular la producción y el precio.
De esta forma, de las seis empresas empacadoras de alimentos que había en Loma Bonita y que eran compradoras de la piña sólo sobrevive una, por lo que la producción agrícola de este bien ha bajado considerablemente y se orienta al consumo sin procesamiento, con un menor valor agregado que se quede en la región, transfiriéndolo a grandes empacadoras ubicabas en la región norte del país. Los ingenios azucareros fueron privatizados en 1988, tanto el de Tuxtepec como el de Tres Valles, ahora pertenecen a la misma empresa que mantiene el monopolio de la producción y ejerce un poder monopsónico con los campesinos, la empresa impone precios, tarifas, precios de la semilla, fertilizantes, herbicidas que vende a los cañeros; la corta, recolección y traslado de la caña que descuenta de los adelantos iniciales a cada zafra, al finalizar un buen número de campesinos termina debiendo al ingenio un saldo que se acumula para la siguiente zafra, lo que los mantiene atados a no poder vender su producción a otro comprador.
En el año 2010 abrió una alcoholera que pagaba a los campesinos un precio superior al del ingenio. El ingenio utilizó su poder de mercado y obligó económicamente, pero también de manera coercitiva, (puesto que hubo amenazas de llevar a prisión a los cañeros que incumplieran), a que se respetara la venta exclusiva de la caña. En otras palabras, las mismas relaciones de dominación de colonialismo interno persisten, y como es notorio, no se reducen al plano económico, sino que hay "un afán de dominación y control de las elites dominantes" que trasciende la subsunción económica (Zapata, 2012).
Si hablamos del abandono del campo como la otra consecuencia de la agudización del colonialismo durante el neoliberalismo es necesario tener en cuenta la modificación a la Ley Agraria de 1992 que permitió convertir la propiedad ejidal de la tierra en propiedad privada y por la cual se posibilitó que muchos campesinos vendieran sus parcelas y tierras de cultivo, con ello se estimuló que de manera libre los campesinos migraran del campo a la ciudad y del campo hacia Estados Unidos pues se anulaba el lazo de apego a la región. Al mismo tiempo en 1994 el Tratado de Libre Comercio con América del Norte (North American Free Trade Agreement-TLCAN/NAFTA) permitió la entrada de productos agrícolas sin restricciones arancelarias en medio de una competencia desigual entre un campo industrializado norteamericano y uno rudimentario en México, por lo que la calidad y los precios ahogaron a los productores nacionales.
Lo anterior trajo consigo el efecto de la "proletarización rural", al afectar la vocación productiva de los habitantes de la región, orientada principalmente al sector primario, se desperdicia un cúmulo de saberes agrícolas ancestrales y, además, se deja de aprovechar la tierra como recurso abundante del estado.
La tabla 3 muestra la estructura del Producto Interno Bruto del Estado de Oaxaca para el periodo de 1970 al 2014 (último dato disponible), puede observarse como de 1970 a 1980 aumenta significativa la actividad industrial (como consecuencia del modelo ISI) pero en detrimento de la actividad agropecuaria; el sector terciario apenas disminuyó medio punto porcentual. La crisis de deuda de los ochenta truncó el periodo de industrialización y para la década siguiente la participación del sector secundario en el PIB prácticamente se estancó, por el contrario, el sector primario siguió deprimiéndose y el sector terciario aumentando.
La reforma agraria y el TLCAN de los años noventa fueron factores que propiciaron la debacle del campo oaxaqueño que cayó del 20.5 al 12.1% de la participación del PIB; la privatización y el cierre de empresas contrajo igualmente la participación de la industria y el sector terciario se expandió, siendo éste en mayor medida en la economía informal. A partir del 2010 se observa una recuperación significativa del sector secundario, a pesar de una caída en las manufacturas, este aumento fue impulsado por el subsector de la construcción y el de la generación eléctrica, el sector primario ha seguido perdiendo peso en la economía de modo que hoy la mayoría de los cultivos son de subsistencia, el sector representa apenas una cuarta parte de lo que fue en 1980 y una quinta parte de lo que fue en 1970.
Al no haber condiciones favorables ni en el campo ni en la industria se estimula la migración, principalmente de jóvenes, hacia el centro de esta periferia (Tuxtepec), hacia el centro nacional (Distrito Federal, Puebla, Veracruz) y hacia el centro internacional (Estados Unidos), lo que ha significado tasas de crecimiento demográfico negativas, el municipio de Jacatepec, por ejemplo, experimenta una reducción de la población a una tasa del 0.5% promedio anual desde el año 2000 (INEGI, 2015). Sí analizamos por grupos de edad vemos que la mayor migración se encuentra en el rango de 18 y 35 años, con lo que se pierde una parte importante del bono demográfico reproduciendo un bucle de "causación circular cumulativa" (Myrdal, 1957) que no hace más que hondar en el atraso, la pobreza y la perpetuación de relaciones colonialistas.
Aquí el reto para las políticas públicas es la retención de los jóvenes a través de mecanismos que garanticen mejoras en las condiciones de vida, pues se lucha contra el ejemplo de que las "mejores viviendas" son de las familias de migrantes que reciben remesas en dólares desde Estados Unidos.
La última gran obra del proceso de industrialización fue la construcción de la Cervecera del Trópico, del actual Grupo Modelo, iniciada en 1979 pero cuyo funcionamiento se dio hasta 1984, ya con el modelo ISI truncado y en pleno ascenso del neoliberalismo. Sí bien el apoyo industrialista se retiró, la permanencia del grupo cervecero refleja los cambios en las condiciones sociales y económicas: en primer lugar por el indiscutible nivel de inversión, pero en segundo lugar por la rápida transformación del nuevo proletariado rural, campesinos expulsados de sus tierras que representaban un ejército de fuerza de trabajo barata y no organizada, precarización que se fue acentuando con el paso del tiempo.
Al haber dejado destruida la base productiva del campesinado de los municipios periféricos sea por el agotamiento de la tierra por los monocultivos intensivos, sea por el bajo nivel de precios que el TLCAN impuso sobre los productos agrícolas, muchos campesinos abandonaron su actividad y migraron hacia centros urbanos, otros viajan diariamente, (de la misma manera que los trabajadores del Estado de México a la Ciudad de México), de Jacatepec, Chiltepec, Ayozintepec, Loma Bonita a Tuxtepec para trabajar, dejando sus municipios como ciudades dormitorio, en ellas no florece industria alguna por favorecer al centro.
Es claro también que el sector secundario incipiente de la región no se da abasto para cubrir la demanda de empleos, por lo que la masa activa de trabajadores (personas de 15 años y más que estando en disposición de trabajar se desempeñan en una actividad formal) no supera el 10%, lo que la coloca por debajo de la media estatal de 12% y significa que actualmente, tiene un ejército industrial de reserva (EIR) del 90%, esto quieres decir que sólo uno de cada diez habitantes tiene un empleo formal, el resto está dedicado a actividades informales o de reproducción doméstica y semidoméstica. Siguiendo a Marx, a un mayor EIR los salarios son presionados a la baja, el salario medio mensual reportado por el Instituto Mexicano del Seguro Social (empleos formales) para la región es de 3.8 veces salarios mínimos, aproximadamente $7,980.00, (380 dólares americanos) cuando la media nacional es de 4.8 salarios; la masa de trabajadores que no ganaban más de tres salarios mínimos superaba el 68% en la región.
En algunas comunidades de mediano tamaño, como La Joya o Cerro Concha en Jacatepec, cuya población predominante es indígena mazateca y chinanteca, respectivamente, se estima, con datos propios, que más del 80% de la población no tiene ingresos monetarios, salvo los apoyos recibidos a través de programas sociales como Procampo y Prospera, sin ellos estarían fuera del mercado, por lo que se hace imposible pensar que el mercado interno sea el motor de desarrollo.
La evidencia más notable de esta proletarización rural ha sido la destrucción de la agricultura de subsistencia, la investigación de campo arrojó que en estas comunidades un cuarto de la población padece hambre y que se queda sin comer por lo menos un día de la semana. La dieta principal está basada en hierbas y leguminosas, poco se consume la carne de aves y casi nunca el cerdo y la res, es decir, el otrora campesino no tiene siquiera la garantía de reproducción de sus medios elementales de reconstitución de su fuerza de trabajo, lo que también genera dislocaciones de clase, su reproducción entonces, es semi-doméstica, debe trabajar en los centros sea como obrero, peón, servicio doméstico o albañil y regresar por la tarde a trabajar en su parcela, además una familia complementa sus ingresos con becas escolares de los hijos y apoyos gubernamentales que llegan a representar casi el 40% de su ingreso total, lo que aumenta su vulnerabilidad al someterlos a clientelismos políticos.
En general, el 60% de los municipios se encuentran con un grado de margmación "alto" (SEDESOL, 2014), el 20% de los habitantes no sabe leer ni escribir y sólo el 65% de la población entre 6 y 24 años asiste a la escuela, por lo que el ciclo de baja escolaridad está garantizado por lo menos para la siguiente generación. Para toda la región sólo se contabiliza un hospital, en la ciudad de Tuxtepec que, cabe señalar, constantemente cierra sus puertas a la consulta externa e intervenciones quirúrgicas por falta de insumos; las urgencias de traumatología o cualquier otra especialidad deben ser trasladados a Veracruz o Puebla (250 y 340 Km.) por lo que muchos mueren en el camino.
El sentir de la población nos refleja los resultados fallidos de las políticas públicas; los más jóvenes señalan desánimo de continuar viviendo en la región y antes de la mayoría de edad inician la migración, los más afortunados se van a estudiar a la región centro o golfo del país; los menos, se van a trabajar apoyados por las redes de migrantes de amigos y familiares en Estados Unidos. Los más viejos se sienten olvidados por el gobierno, vivieron una época (aunque breve) de auge; recuerdan con nostalgia las fuentes de agua que se construyeron en el periodo de la Comisión del Papaloapan y el olor que despedían, pues se trataba de agua perfumada; hoy muchas estructuras, incluyendo el experimento de Ciudad Alemán, lucen en el abandono.
La migración de jóvenes aumenta el tamaño del EIR de los centros y por tanto pujan a la baja los salarios, sí los centros mantienen salarios bajos, las periferias rebajan aún más sus niveles salariales. Entonces, al mismo tiempo que se desaprovecha un bono demográfico de jóvenes formados, estos en su migración están presionando el mercado laboral para bajos salarios, lo que ha desarrollado una espiral sin fin de bajos salarios, pobreza, estancamiento, precisamente el mismo bucle que han generado las políticas de ajuste desde los años ochenta en nuestro país, pero que, como hemos dicho se vive con mayor intensidad en las colonias internas.
En cuanto a las relaciones de poder, en esta región las oligarquías locales representan al mismo tiempo el dominio político y lo han hecho de manera histórica, las familias Bravo Ahuja, Moreno Sada, Cue Sacre, legendarios terratenientes (Rojo, 2014) han ocupado cargos públicos en la política local e incluso estatal.
La más reciente estrategia de políticas públicas orientadas al desarrollo local está enfocada al fomento de las actividades turísticas a partir del aprovechamiento de la diversidad forestal de la selva e hidrológica de la cuenca, mediante partidas presupuestales, principalmente del Instituto Nacional Indigenista (National Indigenous Institute- INI) se han destinado fondos para la construcción de centros ecoturísticos como el de Monte Flor en San Mateo Yetla, Valle Nacional y el de Zuzul en Vega del Sol, Jacatepec, sin embargo, hasta el momento poco impacto han tenido sobre la economía local, una incipiente infraestructura turística o un equivocado mercado meta podrían ser las causas.
La apropiación de estos ejidos y de las vertientes hidrológicas que hoy se promueven como destino turístico no ha estado exenta de las contradicciones de clase; en 1981 por decreto presidencial se les permite a los indígenas ocupar la Hacienda de Monte Flor, sin embargo no se hizo efectivo hasta el año siguiente, tiempo durante el cual los indígenas libraron una batalla contra abogados y personas con armas de fuego que el hacendado contrató para que los indígenas desistieran. Estos "desarrollos ecoturísticos" representan una actividad complementaria a la principal que es la agricultura de subsistencia; en términos reales el aprovechamiento es coyuntural en la temporada vacacional y aunque se ha intentado una promoción nacional, por el momento la mayor parte del turismo es local y pertenece a un segmento de bajos ingresos.
Es importante también cuestionar si la estrategia de la "Ruta de la Chinantla" el nombre promocional que se le ha dado a los intentos públicos de fomentar la actividad turística como alternativa para el desarrollo puede llegar a ser viable, nosotros advertimos ciertas dificultades a partir de las siguientes condiciones objetivas:
a) Pareciera que hay un afán de incorporar a los campesinos de subsistencia al mercado de consumo, sin embargo, no se desarrolla al mismo tiempo un mercado interno y por consecuencia hay una fuga de los ingresos monetarios que reciben los involucrados en los centros ecoturísticos hacia el centro de esta periferia (Tuxtepec) o hacia otros centros nacionales, condenando incesantemente al atraso.
b) Existe un acaparamiento del ingreso regional por un reducido grupo que se beneficia de esta actividad contra una población
mayoritariamente excluida y esta situación podría ser el antecedente de conflictos internos graves.
c) Dado el nivel de desigualdad social, no se garantiza que el impulso de la actividad turística disminuya las brechas, particularmente cuando los habitantes carecen de los elementos mínimos para desarrollar por sí mismos la actividad y serían rápidamente desplazados por empresas nacionales que aprovecharían el mercado.
También se deben considerar otras dificultades, derivadas de las condiciones subjetivas actuales:
a) Las comunidades tienen poca participación en la toma de decisiones para la gestión de sus recursos, es decir, son ignoradas las vocaciones productivas de la comunidad por lo que podría ser una nueva imposición de actividades productivas que en algunos casos choca con los intereses del pueblo. Por falta de interés, información o simplemente falta de gusto, algunos habitantes de ciertas comunidades han manifestado de manera tajante "no queremos ser centro ecoturístico" y ahí es donde el papel de la academia debe intervenir para darle voz y participación activa a los pueblos para su propio desarrollo.
b) Existen comunidades que ven la transformación de su entorno en centros ecoturísticos como una segunda invasión (la primera fue el desplazamiento forzado para la construcción de hidroeléctricas) y eso los coloca como poco dispuestos a cooperar en la actividad.
c) En otro sentido también representaría una agresión a la cosmovisión indígena que mira con respeto al agua, el cerro y el bosque y que éstos queden subsumidos a medios de consumo, pues en nuestro país la comprensión del "ecoturismo" es aún incipiente
5. A manera de reflexiones finales: ¿Qué lecciones para el desarrollo?
Como se observa el problema del desarrollo es un complejo entramado de relaciones sociales, políticas, económicas, culturales e históricas que no pueden comprenderse si no se ve a la región latinoamericana en el contexto de subsunción al patrón de acumulación internacional hegemónico y que al mismo tiempo subsume también lo local. Estas relaciones que no son sino el reflejo de la dominación de una economía sobre otra, es decir, el colonialismo.
El modelo industrializador por sustitución de importaciones permitió un desarrollo sin precedentes en México y en la región, pero avanzó sobre una serie de errores estructurales que terminaron agotando el modelo, en este documento se expuso que el mayor error fue el abandono al sector primario; pero más importante, no haber trastocado las relaciones de colonialismo interno que el modelo mantuvo y reprodujo. Sí bien importantes flujos negativos de una región subdesarrollada a una desarrollada son consecuencia directa de los errores de las políticas del modelo ISI, éstos se agudizaron bajo el neoliberalismo.
El neoliberalismo no es un modelo de desarrollo, sino un conjunto de políticas económicas que pretenden que las desigualdades y los desequilibrios sean resueltos por el mercado, por lo que cualquier acción pública enmarcada en estas políticas, aplicada a una región tan desigual como el México del sur, está condenada al fracaso. Lo que se tiene hoy día son políticas de contención de la miseria y no orientadas a la superación del subdesarrollo, el México del sur es el escenario perfecto para el cultivo de clientelismos políticos por la dependencia alimentaria de la población con los programas sociales del Estado.
A lo largo del documento ha quedado evidenciado, a partir de la experiencia histórica del desarrollo de la Cuenca del Papaloapan, que sigue siendo vigente entender las relaciones orgánicas estructurales que se dan entre el dominio de una región centro a una periférica y que se llamó colonialismo interno, al mismo tiempo, como es que a partir de la reproducción de estas relaciones se permite el desarrollo de una región a costa del atraso de otras.
Las perspectivas de desarrollo para la región parecen desalentadoras, lo importante es romper con las relaciones de colonialismo una vez que están siendo identificadas, de otra manera la pobreza y la marginación seguirán reproduciéndose; no obstante hay un desinterés total por parte del gobierno para implementar políticas públicas que se dirijan a romper el colonialismo interno, los programas impulsados para el fomento turístico hasta ahora han sido mantenidos por las economías de subsistencia campesina pero mientras no se planteen estrategias reales de impulso económico (aumento de la infraestructura, protección a los mercados y bases productivas locales, la atención y reconocimiento del chinanteco como sujeto autónomo de desarrollo, la inclusión de los habitantes en el diseño de los planes de desarrollo, el enfoque hacia las vocaciones productivas) la economía local seguirá estancada, empantanada en la causación circular del colonialismo interno.
Desde el plano académico se propone una amplia reflexión en procesos de descolonización, como primer paso, en el nivel epistemológico, que permita reconceptualizar el desarrollo fuera de la mirada eurocéntrica, considerando las voces heterogéneas, los saberes diversos y ancestrales, ¿un desarrollo para qué y para quién?, y esto mismo nos haga repensar los indicadores que construimos para la medición del desarrollo, los estadios como metas en el imaginario y los procedimientos y metodologías para lograrlo. En esa misma tesitura esta la propuesta del "Buen vivir" que lleva los cuestionamientos al nivel civilizatorio y que plantea el conocimiento del hombre a través de la sabiduría milenaria. Por último, el paradigma transmoderno, como el más severo de los reclamos a la modernidad y a la que pretende sobreponerse, incluye así mismo la descolonización en el sentido epistemológico y el buen vivir como práxis emancipadora (Jiménez Bandala, 2014).
Notas
****** Se trataba de grandes bases de madera por las que se podrían transportar incluso automóviles para cruzar el río.
††††††. Resultado de un trabajo de casi 40 años, la Comisión del Papaloapan desarrolló diversas investigaciones, pero a la disolución en 1986, las instalaciones, incluyendo los archivos, quedaron en el abandono, hasta el año 2005 se inició el rescate de dichos archivos, a la fecha se han recuperado casi 5 mil expedientes, no todos, aún, disponibles para consulta. Su estudio sería crucial para comprender el modelo de desarrollo ISI a nivel micro-regional y la forma en que las políticas públicas federales se trasladaban a acciones concretas.
‡‡‡‡‡‡También corresponde al nombre del presidente de la república (1958-1964). Nótese que el dotar de nombres de presidentes a las obras y proyectos es también un reflejo del modelo de industrialización que coloca en el centro al Estado y al gobierno como un "protector", una figura de "héroe nacional" o "patriarca" que se encarga de desplegar un plan para el progreso de la nación.
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