INTRODUCCIÓN
La evaluación es un elemento indisociable del proceso de enseñanza y aprendizaje, tiene múltiples propósitos los cuales pueden ser: retroalimentar, regular, diagnosticar, certificar mejorar los aprendizajes y/o acreditar. De acuerdo con Anijovich y Capelletti (2017) la evaluación presenta una alternativa para que los educandos demuestren sus conocimientos, reconozcan sus fortalezas y debilidades, y visibilicen sus logros; en este sentido, la evaluación no brinda únicamente un resultado, sino información acerca del proceso formativo del estudiante, esta información es importante ya que el estudiante puede tener conocimiento acerca de su propio recorrido y los docentes información acerca de su labor de enseñanza por la evaluación, por lo que es determinante mejorar la forma de practicarla y comprenderla (Anijovich y Cappelletti, 2020); es así que para el pedagogo la elaboración de la evaluación para el aprendizaje resulta una tarea compleja y requiere tiempo para poder aplicarla, ya que es necesario considerar estándares a nivel formativo y buscar la mejora continua en el rendimiento de los estudiantes (Medina y Mollo, 2021).
Se reconoce entonces que la retroalimentación se diferencia de una mera calificación, ya que la primera proporciona información cualitativa acerca de los logros y los desafíos que pueden ser mejorados; por otro lado, la calificación presenta resultados cuantitativos en función a una escala que ha sido definida con anterioridad. En este sentido, la evaluación debe de integrarse al aprendizaje y la enseñanza de manera auténtica. A partir de esto se desprende la retroalimentación formativa, con el propósito de mejorar el proceso de aprendizaje y enseñanza, ya que es una herramienta que permite que el docente determine en qué medida sus estudiantes están aprendiendo; asimismo, indica las pautas que se requieren para que estos adquieran el conocimiento (Alemán et al., 2020). En consecuencia, el docente debe orientar, motivar e invitar a su educando a una reflexión de los aprendizajes adquiridos y los que debe adquirir (Cardoner, 2016).
En consecuencia, la práctica profesional y el desempeño académico son entonces fortalecidos con esta herramienta, ya que esta permite la interacción entre el estudiante y el docente, brindando la identificación de los errores y el soporte para orientar y estimular al aprendizaje (Canabal y Margalef, 2017). Así también, reorienta la práctica docente haciendo que este ajuste sus metodologías, estrategias y recursos didácticos para lograr los objetivos esperados; permitiendo que el estudiante realice actividades con diferentes niveles de dificultad a fin de qué adquiera su autonomía (Chávez, 2001). Existen diversas investigaciones relacionadas con la retroalimentación formativa, estas coinciden en que es una herramienta que mejora el proceso formativo del alumno y contribuye en la reducción de la brecha entre la situación actual del estudiante y los aprendizajes esperados (Brooks, 2017; Anijovich y Cappelletti, 2017; Costa y Garmston, 2017; Anijovich y Cappelletti, 2020)
Retroalimentación
De acuerdo con Brookhart (2017) la retroalimentación forma parte del entorno evaluativo dentro del aula, donde los estudiantes pueden ver las críticas como algo positivo entendiendo que el aprendizaje ocurre con la práctica. Partiendo de esta cultura, la retroalimentación permite que el aula rescate y valore las sugerencias para la mejora. Con esto los estudiantes pueden planificar, retroalimentarse y ejecutar diferentes pasos para obtener una mejora; en este sentido, el autor recomienda que, al presentarse la crítica, esta sea constructiva y no debe de utilizarse estas críticas en su contra en una evaluación final (feedback negativo).
Asimismo, la retroalimentación en los docentes permite que estos midan donde se encuentran en relación con los objetivos esperados, es así que Andrade y Brookhart (2019) la relaciona de forma directa con los objetivos de aprendizaje, ya que para llegar a estos objetivos es clave pasar por un proceso de planificación y selección, en esta etapa también llamada pre evaluación, los docentes realizan una selección de los estándares de acuerdo a las necesidades de sus estudiantes y el contexto social. De acuerdo con Manresa y Ramos (2021) la retroalimentación que el docente proporciona a sus estudiantes permite la autoevaluación, autorregulación y reflexión acerca del aprendizaje.
Referente a la variable retroalimentación formativa, según Parentelli (2020) esta corresponde a un procedimiento horizontal, participativo, activo y colaborativo entre los involucrados, la cual contribuye a la ejecución de cambios en el proceso de aprendizaje y enseñanza. De acuerdo con Vásquez (2020) el propósito de la retroalimentación formativa es hacer que el estudiante comprenda la metodología de aprendizaje, evalúe los conocimientos durante y al final del proceso formativo, siendo el objetivo primordial la gestión de su aprendizaje ya que lo forma para que el estudiante tenga la facultad de tomar conciencia de sus errores y aciertos.
Para Castro et al., (2017) esta estrategia de evaluación no es solamente una estrategia para recopilar o generar información, sino que señala los aciertos y desaciertos para una adecuada orientación y guía al discente a lo largo de su proceso formativo. Según Valdivia (2014) la retroalimentación debe enfocarse en los procesos mentales cognitivos en lugar de lo actitudinal. Por lo tanto, el docente debe ser prudente al justificar las recomendaciones y sugerencias. El autor recomienda resaltar los logros y aspectos positivos en primera instancia, ya que esto condiciona emocionalmente al estudiante para aceptar las sugerencias. Si no se logra un estado emocional adecuado, los señalamientos y observaciones podrían afectar al estudiante o generar rechazo hacia el aprendizaje. En este sentido, esta estrategia permite que se obtengan resultados favorables tanto en la autorregulación, como el monitoreo del actuar docente y del estudiante (Dowden et al., 2013).
En razón a lo sustentado, el objetivo de este estudio es evaluar el impacto de la retroalimentación como estrategia para mejorar el proceso formativo de los estudiantes. La importancia de la retroalimentación en el ámbito educativo, es obtener una visión global y actualizada acerca de la retroalimentación. La justificación de este estudio radica en la importancia de la retroalimentación como herramienta fundamental en el proceso de formación del estudiante. Existen numerosos estudios que respaldan los beneficios de una retroalimentación efectiva para promover el desarrollo académico, la autonomía y la motivación de los estudiantes. Sin embargo, es fundamental realizar una revisión crítica y selectiva de la literatura existente, para identificar las investigaciones más relevantes y rigurosas que aporten conocimiento significativo en este campo.
METODOLOGÍA
Se realizó una revisión sistemática de artículos publicados que abordan el tema de la retroalimentación como estrategia para mejorar el proceso formativo de los estudiantes. Con un enfoque específico y crítico, se seleccionó cuidadosamente la información esencial necesaria para el propósito de investigación (Guirao y Silamani, 2015). El procedimiento seguido en esta investigación constó de los siguientes pasos: 1) Selección de artículos, 2) Identificación de aquellos relevantes y pertinentes al tema de estudio, 3) Síntesis de la información recopilada, 4) Agrupación de artículos con datos y conclusiones similares, y 5) Identificación de las variables o factores asociados al tema en estudio.
En la etapa inicial, se realizó una búsqueda sistemática en bases de datos como Scielo, Ebsco, Scopus, entre otras, seleccionando un total de 50 artículos. Se utilizaron palabras clave como "retroalimentación", "retroalimentación formativa", "proceso formativo" y "proceso de aprendizaje-enseñanza" para filtrar los artículos relevantes, y finalmente se identificaron 30 estudios que cumplían con los criterios de selección establecidos. Estos criterios incluían investigaciones que se centraran en estrategias de retroalimentación que favorecieran el proceso de enseñanza y aprendizaje en estudiantes, y se consideraron tanto estudios en español como en inglés. Se descartaron 20 artículos que no estaban relacionados con el propósito de la investigación o que no cumplían con los estándares de rigor científico requeridos.
La información recopilada se organizó en una matriz, lo que permitió la posterior selección y agrupación de artículos con investigaciones y conclusiones similares. Esta estructura facilitó el desarrollo de las discusiones y las conclusiones finales del estudio. Además, se utilizó la metodología PRISMA como una guía para completar la descripción detallada de la metodología empleada en la revisión sistemática. Esta herramienta proporciona un marco riguroso y sistemático para llevar a cabo este tipo de investigaciones.
A continuación, se presenta el esquema de desarrollo de la investigación en base a los artículos publicados sobre la retroalimentación como estrategia que mejora el proceso formativo de los estudiantes, teniendo en cuenta diferentes aspectos:
Proceso de búsqueda, los artículos fueron seleccionados de bases de datos relevantes, como Scielo, Ebsco y Scopus. Las estrategias de búsqueda fueron desarrolladas utilizando palabras clave como “retroalimentación”, “retroalimentación formativa”, “proceso formativo” y “proceso de aprendizaje y enseñanza”. Se aplicaron filtros y restricciones, como el idioma (español e inglés) y la antigüedad de los artículos (no mayores a diez años). Se exploraron sistemáticamente las bases de datos y se eligieron 50 artículos iniciales. Combinación de resultados, los títulos y resúmenes de los 50 artículos iniciales fueron examinados para seleccionar aquellos que estuvieran relacionados con estrategias de retroalimentación que favorecen el proceso formativo del estudiante. Se leyeron los 30 artículos seleccionados en su totalidad para determinar su inclusión final en la revisión. Se extrajeron datos relevantes de los artículos incluidos, como información sobre las estrategias de retroalimentación utilizadas y los resultados obtenidos. Argumentación crítica de los resultados la calidad metodológica de los estudios incluidos fue evaluada, teniendo en cuenta el diseño de investigación y posibles sesgos; se compararon y analizaron los resultados de los estudios para identificar factores vinculados al estudio del tema; se realizó una argumentación crítica de los hallazgos, resaltando las contribuciones de cada estudio, y conclusiones extraídas se presentaron las conclusiones principales basadas en la síntesis y argumentación crítica de los resultados. Además, se identificaron lagunas en la investigación y se realizaron recomendaciones para futuros estudios y se discutieron las implicaciones de los hallazgos en el campo de estudio, destacando la importancia de la retroalimentación como estrategia para mejorar el proceso formativo de los estudiantes.
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
Después, de evaluar los artículos sistemáticamente, se afirma que la retroalimentación como una estrategia para la mejora del proceso formativo, es una gran alternativa para evaluar el desempeño de los estudiantes, esta se da cuando el docente recoge las evidencias relacionadas con el aprendizaje obtenido por su estudiante y analiza e interpreta las mismas, en razón de reconocer los objetivos alcanzados y encontrar las diferencias que deben ser reforzadas, posteriormente elabora un comentario describiendo los conocimientos y deficiencias del estudiante (Anijovich, 2019). Favoreciendo de esta manera el fortalecimiento del desempeño académico y el desarrollo pedagógico (González, 2014), ya que señala los aciertos y desaciertos del estudiante brindándole un soporte para estimular su aprendizaje (Canabal y Margalef, 2017), proporciona al estudiante la oportunidad de cerrar la brecha entre su nivel de conocimiento actual y los objetivos que debe alcanzar, al tiempo que permite al docente adaptar sus estrategias y recursos didácticos (Huayhua et al., 2021).
En este sentido, Anijovich y Cappelletti (2020) considera que para que los alumnos puedan ser autónomos y tengan la capacidad de poder regular los procesos de aprendizaje así como reconocer sus debilidades y fortalezas se debe propiciar la participación dentro del aula de todo el proceso formativo; es decir, considerar la retroalimentación formativa para todos los niveles de la escolaridad y que las propuestas deben de ajustarse a cada uno de estos niveles para los estudiantes de primaria podrían utilizarse actividades lúdicas e imágenes por otro lado para los estudiantes de ciclo superiores pueden utilizarse cuestionarios rúbricas en el caso de los estudiantes de bachillerato o educación secundaria podrían también aplicarse diferentes actividades como gráficos preguntas listas de cotejo entre otras.
Estos recursos permiten que el estudiante sea ubicado en el centro del proceso de aprendizaje, enfocando el desarrollo de sus habilidades metacognitivas; asimismo, estas herramientas se pueden adaptar de acuerdo a determinados contextos y necesidades del decente. De acuerdo con Hattie (2012) los docentes deben tomar conciencia de que la retroalimentación se enfoca no solamente en cómo se ofrece esta, sino en cómo el alumno la recibe; por lo que es necesario que los dos participen durante la retroalimentación, teniendo como objetivo las interacciones de calidad que generen un alto valor educativo que impactan tanto en el aprendizaje para favorecer la autonomía del estudiante y el trabajo colaborativo.
Existen diferentes propuestas de retroalimentación formativa didáctica, las cuales están sustentados en la necesidad de establecer procedimientos sistemáticos que involucren a los diferentes actores educativo, incluyendo un circuito de retroalimentación que mire hacia atrás, con la intención de orientar se hacia el futuro; es decir el alumnado puede interactuar con el docente en una modalidad de ida y vuelta (Anijovich y Cappelletti, 2017). El objetivo no es solo brindar buenas retroalimentaciones, sino que los estudiantes logren accionar en función a estas, mejorando su aprendizaje. En este sentido, es importante destacar que muchas veces el docente ofrece retroalimentación; sin embargo, estas no son necesariamente formativas ya que solamente informan al estudiante acerca de un desempeño o algún trabajo no impactando en sus mejoras avances o logros.
De acuerdo con Saiz y Susinos (2018) son muchos los pedagogos que implementan de manera frecuente estrategias didácticas y metodológicas para obtener un mejor desempeño cognitivo, actitudinal y procedimental; sin embargo, muchos no consideran la evaluación como una herramienta para retroalimentar formativamente, sino que la usan de manera tradicional. Es decir, orientada a la intención de cuantificar o cualificar el conocimiento de su alumno. Es así que Castro et al., (2017) expresa que es importante que se considera la evaluación como un proceso que genera una información válida para poder retroalimentar al estudiante, y que no se limite meramente a observar sus errores o señalar sus logros, ya que la retroalimentación abarca una guía y orientación oportuna durante todo el proceso formativo promoviendo la toma de decisiones que faciliten el direccionamiento de la actividad didáctica del docente.
Además, Harvey y Vlachopoulos (2020) recomiendan apoyar la retroalimentación formativa con la práctica reflexiva, ya que esta es un proceso concienzudo y deliberado en la que se emplean habilidades emocionales, somáticas y cognitivas de un individuo para poder visualizar de manera consciente las acciones pasadas, presentes o futuras (planificadas o prevista) con la finalidad de comprender y aprender para la mejora. Esto implica la importancia de que se sitúe al pedagogo como un profesional capaz de producir conocimientos a partir de las experiencias (Medina y Mollo, 2021). Esto, a su vez, permite adaptar la retroalimentación a las necesidades individuales de los estudiantes, promoviendo su participación activa, el desarrollo de habilidades de autorregulación y la toma de decisiones informadas.
En este sentido, la retroalimentación formativa se beneficia de la práctica reflexiva, tal como sugieren Harvey y Vlachopoulos (2020). Esta práctica implica un proceso consciente y deliberado en el que se utilizan habilidades emocionales, somáticas y cognitivas para examinar de manera consciente las acciones pasadas, presentes o futuras, con el objetivo de comprender y aprender para lograr mejoras significativas en la enseñanza y el aprendizaje. Al situar al pedagogo como un profesional capaz de generar conocimientos a partir de sus experiencias y reflexiones (Medina, 2020), se fomenta una reflexión profunda sobre la propia práctica docente. Esto, a su vez, permite adaptar la retroalimentación a las necesidades individuales de los estudiantes, promoviendo su participación activa, el desarrollo de habilidades de autorregulación y la toma de decisiones informadas. En definitiva, la práctica reflexiva complementa la retroalimentación formativa al fortalecer su efectividad y contribuir al aprendizaje activo y la autonomía del estudiante mediante el autorreflexión y la toma de decisiones informadas.
De acuerdo con Porras (2020) la práctica reflexiva es un procedimiento metódico, social, intencional, ético, rememorativo y consiente, que tiene como propósito el desarrollo profesional y personal, asimismo coloca al pedagogo en la posición de distanciarse de su práctica para reflexionar sobre el mismo y que acción tomar. En este sentido, diversos estudios coinciden que esta herramienta realmente contribuye en la enseñanza y aprendizaje del estudiante, ya que hace foco en dos aspectos: El primero refiere la modificación de los procesos de pensamiento y, por otro lado, se hace hincapié en la información brindada para poder disminuir la brecha de conocimientos (Brooks, 2017; Anijovich y Cappelletti, 2017 y Costa y Garmston, 2017).
Es así que para Anijovich y Cappelletti (2020) esta herramienta tiene un impacto no solo en el estudiante, si no en su familia y en su institución educativa, por lo que se hace visible que la variedad y complejidad de aprendizajes que se pretenden para el estudiante, exceden las evaluaciones de lápiz y papel, por lo que resalta la necesidad de mejorar la evaluación a través de la retroalimentación formativa; de esta manera promover la autonomía y la reflexión del educando para lograr los objetivos esperados (Cabrera, 2020). Por otro lado, Medina y Mollo (2021) sugieren se configure el concepto de retroalimentación a un concepto que integre el componente formativo como eje de la práctica reflexiva docente, propiciando el diálogo reflexivo en las diferentes dimensiones de la retroalimentación, ya que consideran que la reflexión permite que el docente sea transformador, con propósito, ético y crítico; el cual permanentemente está pendiente de su práctica y se encuentra en la búsqueda de la construcción de sus saberes y brinda procesos de retroalimentación y acompañamiento necesarios en este entorno.
Por otro lado, Falcón et al., (2021) sugiere que los docentes cuenten con un contenido disciplinar en sus bases teóricas, a fin de realizar un análisis de los datos recolectados, difundir juicios de valor y tener un registro objetivo de la información. Es así que Mollo y Deroncele (2022) propusieron un modelo de retroalimentación formativa integrada centradas en la retroalimentación estratégica reflexiva y la retroalimentación axiológica operativa, los cuales permiten dinamizar los procesos de meta reflexión de los implicados en el proceso formativo. Es así que el proceso de retroalimentación debe estar mediado por un diálogo orientador, el cual se caracterice por el análisis, reflexión y discernimiento a través de comentarios constructivos y correctivos de manera objetiva acerca de lo aprendido en la ejecución de las tareas, detallando las deficiencias que subsisten y que no permiten un mejor desempeño y resultados. Del mismo modo, esto tiene que encauzarse con una reflexión acerca de los aspectos que se deben considerar sobre la autonomía, autorregulación y autogestión del estudiante, que le permitan ser productivo; de esta manera se estaría hablando de una efectiva retroalimentación formativa, ya que este diálogo entre el docente y su estudiante contribuye en la construcción de conocimientos significativos (Canabal y Margalef, 2017).
Entonces, se debe de tener en cuenta que la retroalimentación no solamente tiene como objetivo la reflexión acerca del desempeño del estudiante en su proceso formativo; si no también permite que el docente evalúe si su práctica está siendo eficiente y en qué medida sus métodos son suficientes para obtener un desarrollo cognitivo actitudinal y procedimental en sus estudiantes la información obtenida es entonces un punto de partida que permite la reflexión acerca de los metodologías y estrategias que el docente utiliza en clase. En este sentido, es correcto afirmar que la retroalimentación tiene un beneficio tanto para los estudiantes como para los docentes, por lo que los retos deben de ser asumidos conjuntamente entre los actores de este proceso, ya que cuando los resultados de estas actividades se analizan entre el docente y sus estudiantes les permite profundizar diferentes aspectos que favorecen el proceso formativo (Martínez y Schaaf, 2016).
La condición de continuidad de la retroalimentación formativa, permite que se recauden constantemente evidencias acerca del aprendizaje del estudiante, facilitando de esta forma la adopción y priorización de medidas para re-direccionar y perfeccionar el proceso (Moreno, 2016; Espinoza et al., 2018). De acuerdo con Castro et al., (2017) esta estrategia formativa empleada de manera correcta representa un gran aliado para el docente, ya que permite la reflexión de su estudiante acerca de sus fortalezas y debilidades, siendo esto un requisito principal para la edificación del proceso formativo. En este sentido, el objetivo es que la reflexión docente contribuya en la permanente construcción y deconstrucción (Medina y Deroncele, 2019ab).
En el contexto de pandemia por la COVID-19, autores como Manresa y Ramos (2021) realizaron un análisis acerca del impacto de la retroalimentación en las clases virtuales, infiriendo que esta estrategia es válida para alumnos de todas las edades en el contexto virtual, ya que les permite apropiarse de los criterios y objetivos de evaluación, haciéndoles responsables de su autoevaluación y autorreflexión. Así, López (2021) dio a conocer a través de su investigación que los estudiantes de quinto grado, de su investigación, para el aprendizaje de fracciones utilizaron la retroalimentación formativa, esto ayudó a los docentes en su trabajo de retroalimentar, concluyendo que es determinante que los estudiantes acojan y utilicen la retroalimentación, considerando sus deficiencias o errores encontrados como una oportunidad para obtener los aprendizajes.
Del mismo modo, Picón (2021) sustentó que, para alumnos de cuarto de primaria de educación virtual, los cuales obtuvieron un bajo nivel de comprensión lectora, era necesario establecer un modelo de retroalimentación que se sustente en teorías del andamiaje y del esquema virtual, los cuales buscan el desarrollo de las habilidades lectoras de los estudiantes.
En la investigación de Wong y Lam (2021) con estudiantes universitarios de dibujo geométrico en clases remotas, se implementó la estrategia de retroalimentación utilizando herramientas como Zoom y Google Suite. Los resultados mostraron que la coevaluación y retroalimentación promovieron la autonomía de los estudiantes, mejorando su interacción y motivación para lograr resultados colectivos. Por otro lado, Quezada y Salinas (2021) propusieron un modelo de retroalimentación que favoreció la autorregulación y autonomía de los estudiantes al recopilar información sobre su desempeño. Además, Jiménez y Gaitán (2017) evaluaron la práctica reflexiva en la formación docente de educación física, utilizando el diario epistémico como técnica de estudio. Mediante un enfoque cualitativo, profundizaron en casos específicos del currículo, buscando contribuir a la formación docente mediante estrategias basadas en la reflexión.
CONCLUSIONES
Las evaluaciones formativas continúan siendo un tema indispensable, por lo que es necesaria una reconfiguración de las estrategias de formación, partiendo desde las políticas educativas. En este sentido, de acuerdo al análisis de los artículos recolectados en el presente estudio, se resalta que la retroalimentación realizada por el docente, contribuye eficientemente en el proceso formativo. Es así que se recomienda el uso de esta estrategia como parte esencial para la enseñanza y el aprendizaje; considerando una visión constructivista, la cual es importante para que esta evaluación se integre en todo el proceso. En este sentido, la retroalimentación debe apoyarse en el análisis y revisión constante, para el perfeccionamiento y mejoramiento de la toma de decisiones dentro del aula. Por otro lado, se encontró que independientemente de las áreas de desarrollo, esta estrategia es fundamental en las diferentes áreas de estudio, por lo que los pedagogos deberían de utilizar los espacios de evaluación para generar explicaciones, orientaciones, comentarios y sobre todo el seguimiento continuo de sus discentes.
Asimismo, respecto a los informes de evaluación que los docentes realizan a sus estudiantes tras la retroalimentación; estos permiten no solo la visualización de los aprendizajes obtenidos hasta el momento, si no que evidencian cuáles son las fortalezas y cuáles son las dificultades que se presentan; de modo que una de las características más relevantes en la retroalimentación es el seguimiento constante de todo el proceso de aprendizaje. Por lo que es importante tener en cuenta que esto no sucede en un solo momento, sino durante todo el proceso, asegurando de esta manera el mejoramiento continuo, tanto para el estudiante y para el docente en su práctica; esto sugiere que esta evaluación no culmina al asignarse una nota específica sino que con la retroalimentación se puede indagar información relativa a los progresos transcurridos en el grupo de estudio, además permite al docente determinar qué acciones tiene que seguir para mejorar este proceso.
Los pedagogos deben entonces tener en cuenta que para que estas evaluaciones resuenen deben de estar sumergidas en un pensamiento pedagógico contemporáneo y en los objetivos del curso, reconfigurándose e incorporándose el elemento reflexivo dentro de la evaluación, ya que a partir de este se podrá integrar componentes específicos de la evaluación centrados en la retroalimentación. Asimismo, motivan a la acción a partir del entorno, a través de talleres y diferentes actividades, las cuales han sido asignadas en el proceso de retroalimentación. Es decir, esta herramienta, contribuye en el cambio en acción de los involucrados ya que permite que se comprometan con el proceso, facilitándose de esta forma el apoyo de los pares. Teniendo en cuenta lo sustentado, es importante que se incorporen otro tipo de herramientas para lograr los objetivos planteados, dentro de estas herramientas se pueden encontrar las herramientas digitales docentes, estas herramientas brindan diferentes ventajas competitivas, las cuales de acuerdo a los antecedentes encontrados, demostraron ser útiles para contextos de no presencialidad, permitiendo que se continúe con la socialización, interacción entre el grupo, así como permite que se elaboren talleres a través de las plataformas virtuales.
Es importante considerar la retroalimentación como una estrategia que permite evaluar lo aprendido por los estudiantes, evidenciando sus metas y logros, de acuerdo a las asignaciones encomendadas; este proceso favorece la metacognición, autorregulación y autonomía del estudiante, asimismo fortalece el proceso de enseñanza y aprendizaje en diferentes contextos; en consecuencia se debe de considerar que los estudiantes requieren que su docente exprese de manera asertiva los resultados de sus evaluaciones, complementándolo con un monitoreo oportuno que permita disminuir la diferencias entre el estado deseado y el estado actual.