INTRODUCCIÓN
Cuando se observa la realidad internacional, las intenciones de los países al querer avanzar en el tema educativo, coinciden en plantear y desarrollar un currículo basado en el desarrollo de competencias para formar ciudadanos competentes en el contexto de la globalización, con la ayuda de la tecnología desarrollada en la actualidad. Los países de Latinoamérica, incluyendo Perú, no son ajenos a este contexto mundial. En tal sentido, el MINEDU (2017) a través de sus órganos intermedios DREA y/o UGELES enseña y fortalece las capacidades de los docentes en temas de estrategias para el desarrollo de competencias, planificación curricular y evaluación formativa, que es el talón de Aquiles del sistema educativo peruano, así como en el de muchos países.
De igual forma, debido a los cambios vertiginosos que experimentó la sociedad mundial en los últimos años, es imperativo que los estudiantes deben formarse para enfrentar la vida con liderazgo y con el desarrollo pleno de sus potencialidades, fortalecidos en la educación, tanto en el nivel básico regular como en el superior. Por ello, es necesario que todos los centros de formación educativa, como los colegios y universidades, estén destinados a la formación de personas propositivas con la capacidad de incluir a todos los grupos humanos existentes en su contexto social, con la finalidad de promover el desarrollo económico de su comunidad y país (Ordoñez et al., 2021).
Asimismo, las competencias en el siglo XXI desarrolladas en los centros de formación mejoran las habilidades, actitudes y destrezas con la finalidad que el estudiante enfrente con mejores perspectivas y herramientas situaciones complejas para asimilar escenarios que le servirán para la vida en toda su trayectoria (Antúnez, 2020). Por su parte, cuando se habla sobre evaluación del alumnado se debe tener en cuenta como uno de los elementos más fundamentales y a su vez controvertido en lo que respecta a la formación, siendo necesario la existencia de propuestas de evaluación que orienten a la búsqueda de un aprendizaje más real y permanente en el alumno (López et al., 2017).
En ese sentido, Rocha y De la Cruz (2018) manifiestan en lo que respecta a la evaluación formativa, que la interacción entre la evaluación formativa y la práctica pedagógica es incongruente; sin embargo, afirman que esta evaluación permite registrar el proceso de enseñanza aprendizaje. De igual forma, se relaciona a la evaluación formativa con el desarrollo de la autonomía del estudiante, mejorando la seguridad y confianza mediante el diálogo reflexivo con el maestro, lo que a su vez permite elevar el desempeño docente y cumplir de mejor manera con los alumnos que tengan algunas dificultades (Quiñones et al., 2021). Sobre la base de las consideraciones anteriores, se infiere que muchos docentes no realizan idóneamente la evaluación formativa en el contexto del enfoque por competencias. No obstante, en la región Loreto, se intenta adaptar a esta nueva evaluación progresiva que mejora la condición del estudiante.
Con referencia a lo anterior, a nivel institucional, se evidencian algunas dificultades en lo que respecta a la aplicación de una evaluación formativa para el desarrollo de competencias, entre estos problemas se puede mencionar, el contar con maestros poco comprometidos con su práctica docente y por consiguiente con el logro de aprendizajes de sus estudiantes. En efecto, se continúa implementando estrategias conductistas y tradicionales, con el uso de maniobras memorísticas, enfocándose más en los contenidos que en los procesos. También, se han observado planificaciones, gestión de los instrumentos, técnicas y criterios de evaluación deficientes que no corresponden con su correcta implementación y utilización.
Por ello, nace la necesidad de elaborar una investigación con el objetivo principal de analizar el proceso de evaluación formativa desarrollada por el docente por medio de una revisión documental. En la investigación se toma en cuenta el logro de competencias básicas, la identificación de objetivos, contenidos e información continua, el fortalecimiento de la retroalimentación para la obtención de competencias básicas y el análisis de la diversificación de actividades evaluativas en los estudiantes de secundaria. Así que, con el presente estudio se busca contribuir en la mejora del trabajo docente inmerso en el enfoque por competencias y con la aplicación de una evaluación formativa pertinente y de calidad.
METODOLOGÍA
La investigación siguió el enfoque cualitativo y el diseño descriptivo. Para este diseño de indagación científica se realizó una revisión sistemática descriptiva de varios artículos de las revistas indexadas, y que se desarrolló desde la exploración de la literatura a partir del año 2015 hasta el 2021, en las cuales se verificó en cuatro plataformas de búsqueda, Concytec, Scopus, ESBCO y ProQuest, utilizando para esto los siguientes descriptores en las investigaciones en español e inglés: “higher education students”, “elementary school students”, “formative assessment”. Asimismo, combinándolos entre ellos el uso de los booleanos AND y OR.
De igual forma, se utilizó el método de Declaración PRISMA (Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta Analyses) (Urrútia y Bonfill, 2010), cuya finalidad es el de ordenar de forma exhaustiva las búsquedas encontradas, se eligió a los artículos que manifestaban información sobre evaluación formativa. También se procedió a realizar la revisión sistemática mediante el flujo para la selección, y luego se les ordenó en una tabla previamente clasificadas y para ello se utilizó el gestor Mendeley (Pérez, 2017).
En lo que respecta a la inclusión, se tomó en cuenta el título, el resumen, la metodología, así como los resultados, como participantes se consideró a estudiantes del nivel secundario, así como a los docentes de diversos países de los últimos cinco años, todos los artículos de acceso abierto, con sus respectivas muestras/participantes en relación a la variable, texto completo y además que la revisión haya sido realizada de forma exhaustiva por pares ciegos. Para la exclusión se manifestó por el siguiente criterio: la duplicidad, no formar parte de artículos científicos (reseñas, ponencias, tesis, publicaciones de revistas o prensa, doctorados o maestrías, entre otros) así como, el no estar en relación al título y contexto investigado.
Al finalizar, se pudo obtener 100 artículos de todas las bases de datos investigados en el internet, de ahí 20 se separaron por duplicidad, resultando 80, así también se descartó 45 por no formar parte de los artículos académicos; resultando 35 seguidamente se separó 25 por no estar en relación al tema tratado o al contexto temático de interés; quedando de este proceso 9 artículos (Figura 1), las cuales fueron seguidamente analizados, en el presente estudio, para luego ser guardadas en el gestor de información Mendeley (Gallegos et al., 2017).
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
Un trabajo de esta naturaleza no debe circunscribirse sólo a la búsqueda y fichaje de la información, sino que a través de un pensar reflexivo y una adecuada valoración de la evidencia documental recabada, se debe, además de compararla e identificar elementos comunes, realizar un análisis e interpretación crítico de las estudios examinados, en el cual el aporte personal del investigador a través de la presentación de los resultados y conclusiones, representa un valor agregado esencial en la labor acometida.
Evaluación formativa
La educación en la actualidad atraviesa por crisis de carácter sanitario que no permiten el desarrollo normal de las funciones en las instituciones públicas del país, por lo mismo los discentes como entes receptores se ven afectados de la misma manera que todos. Por lo tanto, la búsqueda de soluciones o estrategias para poder lograr con los objetivos pedagógicos propuestos es elemental para el crecimiento cognitivo del estudiante en estos tiempos. Es cuando la evaluación formativa como estrategia de desarrollo y crecimiento del estudiante cobra vigencia, ya que nos podrá proporcionar un sinnúmero de herramientas, criterios, elementos que permitan que el docente pueda realizar su trabajo pedagógico, haciendo un seguimiento progresivo del estudiante con fines educativos.
Las investigaciones, están relacionadas a artículos académicos sobre la evaluación formativa de acuerdo a lo plasmado en la Tabla 1. En este sentido, Torres et al., (2021) tuvo como principal problema que muchos de los docentes en la actualidad aún continúan con la evaluación tradicional dejando las evaluaciones que pueden optimizar la condición de instrucción de los estudiantes, en una época de cambios y de evoluciones constantes. El autor manifestó en relación a la evaluación formativa, así como de todos los resultados que se pudo lograr, que el proceso pedagógico bajo esta concepción evaluativa se manifiesta mucho mejor cuando se realizan o se desarrollan mediante trabajos colaborativos en equipo y que permite la articulación progresiva de los aprendizajes tanto del docente como del discente. Asimismo, expresó que pudo identificar una metodología propicia para esta evaluación progresiva sustentado en un trabajo cooperativo haciendo uso permanente de la técnica de puzzle, la cual se realizó en pequeños grupos con responsabilidades de equipo, mediante los debates, así como el contraste de ideas en roles diversos. Ante esto, el trabajo colaborativo monitoreado, controlado, promueve una colaboración más activa entre estudiantes, cuando realizan sus trabajos y tareas, que son resueltas en un ambiente propicio y agradable.
Asimismo, Joya (2020) en su investigación relacionada a la evaluación formativa tuvo como problema el poder conocer cuando los educadores tienen manejo de metodologías que permiten un desarrollo de proceso pedagógico acorde a una evaluación permanente o formativa, y que cuyo objetivo fue apreciar el conocimiento y la práctica de la evaluación formativa en los docentes de secundaria de la I.E. Sor Querubina de San Pedro; así como registrar la didáctica y los medios de evaluación formativa que utilizan los maestros en sus planificadores de aprendizaje. El autor concluye que, los maestros sí logran dar valor a la evaluación formativa y lo manifiestan y promueven en sus respectivas sesiones y procesos pedagógicos con la finalidad de mejorar las diversas competencias del estudiante, lo cual permite con esta metodología una mayor participación del estudiante en todo el proceso.
Asimismo, García et al., (2021) en su investigación sobre la evaluación formativa: un desafío para el maestro en la educación a distancia, cuyo problema planteado estaba en relación a la adaptación del docente ante el reto de la evaluación a distancia, en la cual el manejo de nuevas herramientas que permitan la educación virtual estaba en estudio y progreso. Los autores manifestaron que el docente en la actualidad, con los cambios vertiginosos que experimenta la sociedad en todos sus aspectos, y la educación, que de forma vertiginosa se adaptan a las tecnologías que forman parte de esta nueva generación, tienen que capacitarse, adaptarse y manejar de forma proba las herramientas TIC, que le permitan un manejo correcto de la sesión o proceso pedagógico, proporcionando logros y el desarrollo de las capacidades en los estudiantes.
De la misma manera, Chávez et al., (2021) en su investigación sobre la evaluación formativa como reto a la educación actual, manifestó que las instancias superiores, quienes manejan la educación, así como el docente, elemento principal del proceso pedagógico en el aula, deben coordinar los procesos académicos desde el currículo que permita un trabajo de crecimiento cognitivo del estudiante; es decir, el uso de una evaluación formativa que desarrolle las capacidades del estudiante y que mejore la metodología del docente en la praxis, en otras palabras, tanto el docente como el estudiante mediante la interacción y el trabajo colaborativo que permite esta forma de evaluación formativa, ayudará en la mejora del proceso de enseñanzas-aprendizaje. Como conclusión en la investigación, el autor señaló que todos los aportes que resulten de este proceso formativo servirán como reto en la educación actual, tanto en los estudiantes y docentes de EBR y superior, que permitirá modelar y mejorar antes de que se limite a resumir los logros.
Por otro lado, Bizarro et al., (2019) en su trabajo sobre la evaluación formativa en el marco del enfoque por competencias, indicó que la evaluación de los aprendizajes se plantea como un problema complejo cuando se refiere a la práctica pedagógica dentro y fuera del aula; por lo tanto, es un tema que genera controversia, quizá incomprendido por el mismo maestro debido a que técnicamente no lo está aplicando, infiriendo que el docente no entiende los conceptos claves, por lo trabajoso y molesto que representa el realizarlo o por su falta de interés. En este sentido, el autor formuló preguntas relacionadas al proceso mismo, ¿qué y cómo se entiende a la evaluación formativa? ¿para qué se evalúa? ¿cuándo se evalúa? ¿quiénes evalúan? y ¿cómo se evalúa?, que permitirán una mejora en la comprensión del proceso académico y con ello poder lograr en el docente el real propósito de trabajar con la evaluación formativa.
Asimismo, Vallés (2019) se planteó como objetivo el poder trazar el método de evaluación del curso, así como su implementación y valoración. La información se obtuvo por medio de la observación del participante, así como el análisis de documentos y los instrumentos utilizados por los participantes a lo largo año escolar, mostrando como resultados la satisfacción y el compromiso del estudiante mediante este procedimiento de evaluación formativa, que permitió trabajar de forma colaborativa y coordinada con el resto de sus compañeros y que resultó beneficioso para la actividad académica de enseñanza-aprendizaje. Lo anterior se desarrolló partiendo del compromiso de los docentes para articular contenidos que lograrán en los estudiantes su crecimiento cognitivo y el desarrollo de sus competencias.
De igual manera, Fuentes et al., (2018) aclara que los docentes que imparten la educación en España, pese a las normativas y reglamentaciones que impone el sector educación, se enfrentan a una realidad en la instrucción pedagógica que sigue marcada por un enfoque finalista y sumativo, impidiendo que los alumnos dispongan de un tiempo específico para mejorar la calidad de sus trabajos en función a los errores cometidos (Font, 2003). El autor planteó como reto en este artículo, mejorar la calidad de la instrucción docente mediante el fortalecimiento de capacidades con la implementación una evaluación formativa que permita una interacción de calidad y llevada de manera progresiva, superando la evaluación tradicional donde los estudiantes mejoren su proceso de aprendizaje.
De la misma manera, Bizarro et al., (2019) planteó que el trabajo del maestro en el aula, no es nada fácil cuando de implantar la evaluación formativa se refiere. La práctica de este proceso formativo de evaluación requiere la identificación de las herramientas y la metodología para su desarrollo, lo cual el profesor nunca la ha realizado tanto en su formación inicial como en la profesional (López et al., 2020). Para esto, es necesario modificar las formas tradicionales de la evaluación desde el uso mismo de los instrumentos. Para ello se deben cambiar los modelos instruccionales de enseñanza.
Discusión
Es evidente que, en la actualidad, la situación mundial atraviesa por una crisis de salud, que ha evidenciado una grieta digital en educación y conectividad que desnudaron las falencias educativas cuando de hacer uso de las TIC se refería, y que el docente tuvo que generar para sí, nuevas herramientas que le permitieran alcanzar objetivos pedagógicos y proceder en una evaluación justa, en la cual los estudiantes puedan ser monitoreados y guiados con equidad y justeza educativa. Para ello, la evaluación permanente que el MINEDU (2017) sugiere, se presenta como la mejor alternativa de un proceso pedagógico de enseñanza y que está relacionado a la evaluación formativa.
En relación con lo anterior, Moreno (2016) planteó en este contexto que, para lograr una educación exitosa, la evaluación formativa dentro de las aulas, debe estar basada en el conocimiento y habilidades del docente, como, por ejemplo: la comprensión del ámbito disciplinar, así como del contexto pedagógico. De igual forma, es necesario entonces rescatar en este proceso, los saberes previos de los alumnos que llevarán finalmente al conocimiento de la evaluación, debido a que está unida o articulada con todos los trabajos de aprendizaje que el docente realiza.
También, existen evaluaciones que influyen denodadamente en la voluntad y el desempeño estudiantil la cual está muy descuidado. Asimismo, Joya (2020) en el proceso de interacción que realizaba con los estudiantes, manifestó que si bien es cierto que la interacción con los estudiantes es una de las características de la educación en la actualidad cuando del socio constructivismo se refiere, no significa que la evaluación sea la correcta, por lo tanto el docente requiere de estrategias y herramientas pertinentes que puedan en esta forma de interacción con los estudiantes, el permitirnos evaluarlos de forma progresiva tal y como lo manifiesta la evaluación formativa. La cual está relacionada con el propósito de esta investigación ya que es pertinente el aprendizaje mediante la experiencia docente de las nuevas formas de evaluación que permitan al estudiante mediante la interacción tanto con sus pares como con el docente un aprendizaje basado en el desarrollo de competencias. Por lo tanto, los docentes en algún momento pretenden obtener aprendizajes relevantes en función a la enseñanza significativa realizada y para ello es necesario efectuar cambios de actitud lo cual representa un desafío complejo (Ravela, 2017).
CONCLUSIONES
En las investigaciones analizadas en relación a la evaluación formativa, se evidencia que el docente parte de la selección de estrategias de acuerdo a su contexto y entorno en la búsqueda de competencias pedagógicas. Para mejorar su desempeño es necesario cambiar ciertas prácticas comunes que se desarrollan en los centros de formación educativa o en las aulas, requiriendo para esto ciertas características y criterios que permitan la consolidación de orientaciones que le posibiliten progresivamente mejoras en la autoestima, la autoevaluación del estudiante, y consecuentemente en la evolución del proceso global de enseñanza.
Por lo mismo, se ha considerado como normativa en las instituciones el uso de la evaluación formativa que permita incidir en el desempeño y capacidades de los estudiantes, requiriendo estrategias o metodologías que permitan su crecimiento cognitivo. Asimismo, en relación con lo mencionado se debe dar valor al desempeño individual, así como al colectivo de los alumnos quienes son copartícipes de su evaluación, mediante la interacción pedagógica.
Se concluye, de acuerdo a lo analizado en las investigaciones seleccionadas, que es necesario que las instancias educativas generen no solo leyes o normativas para el desarrollo de la evaluación formativa, sino también poder capacitar al docente con nuevas herramientas que simplifiquen el proceso de una evaluación formativa, esto en definitiva hará que deje sus formas tradicionales de evaluar y que rete a su idoneidad mediante la práctica de esta evaluación formativa y donde los beneficiados serán los estudiantes y la sociedad misma.
CONFLICTO DE INTERESES. Los autores declaran que no existe conflicto de intereses para la publicación del presente artículo científico.