INTRODUCCIÓN
A lo largo de la historia, la humanidad ha enfrentado cambios abruptos y desafíos imprevisibles que han puesto a prueba su capacidad de adaptación. Desde fenómenos naturales como heladas, erupciones volcánicas y terremotos, hasta pandemias que han marcado épocas enteras, el hombre ha debido replantearse constantemente su forma de vida. Desde la viruela hasta la actual pandemia de COVID-19, cada crisis ha supuesto nuevos retos y transformaciones en la sociedad.
En este contexto, las pandemias han dejado una profunda huella, evidenciando la vulnerabilidad del ser humano ante amenazas invisibles. La pandemia mundial del VIH, surgida a finales del siglo XX, aún persiste como un recordatorio de la necesidad de adaptación y superación. Más recientemente, desde fines de noviembre de 2020, nos enfrentamos a la pandemia de COVID-19, con la emergencia de nuevas variantes, como la Omicron, impactando directamente a los estudiantes universitarios (Sainz y Sanz, 2020).
Este nuevo escenario ha llevado a la rápida implementación de la enseñanza virtual, transformando la dinámica educativa de manera inesperada y desafiante. Las reflexiones de Gagliardi (2020) resaltan la importancia de considerar la falta de recursos tecnológicos y su calidad en el desarrollo de los estudiantes en este nuevo paradigma de aprendizaje virtual. La interacción docente-tecnología ha sido un tema relevante, como señalan Chumpitaz y Rivero (2012), quienes argumentan que el uso pedagógico de la tecnología es insuficiente en algunas instituciones educativas. En este contexto, la salud mental de los alumnos durante las clases virtuales, en medio de la cuarentena por COVID-19, se convierte en un aspecto crucial que merece ser investigado.
Por otra parte, la UNESCO (2017) plantea que la educación no solo es un medio para adquirir conocimientos, sino también un motor para reducir la pobreza, promover entornos saludables, fomentar la innovación y construir sociedades cohesionadas y pacíficas. En este contexto, surge el "Marco de Acción de la Educación 2030", que aborda la inclusión, equidad, calidad y aprendizaje a lo largo de la vida como elementos clave para el futuro de la educación.
Dentro de este marco, la comprensión de los estilos de aprendizaje en los estudiantes universitarios se vuelve fundamental. En un mundo que abraza el aprendizaje autónomo y la evaluación sociocrítica según el modelo sociocríticoformativo, es esencial que docentes y autoridades conozcan las formas de adquisición de conocimientos por parte de los estudiantes.
El impacto global de la pandemia por COVID-19 en la educación se evidencia en la experiencia de diferentes países. Economistas ingleses como Burgess et al., (2020) resaltan el bloqueo global en instituciones educativas, la interrupción de exámenes y la transformación de hogares en aulas, revelando desigualdades y desafíos en la adaptación de los padres.
Estudios como el de Martínez y Galán (2000) en España, han explorado la correlación entre estrategias de aprendizaje autorreportadas y el rendimiento académico. Asimismo, la encuesta del INEG en México (2020) proporciona una visión amplia de las percepciones y desafíos de los estudiantes en tiempos de pandemia. Finalmente, la investigación liderada por Chambi-Choque et al., (2020) en Perú, centrada en internos de enfermería, destaca la importancia de comprender las relaciones entre estilos de aprendizaje y rendimiento académico en este contexto único.
En la realidad actual, los estudiantes universitarios enfrentan una serie de desafíos que contribuyen al estrés académico. La carga de trabajo intensa, las expectativas sociales y familiares, la competencia entre pares y las desigualdades económicas son factores significativos. En el contexto peruano, la presión cultural para alcanzar el éxito académico puede aumentar la carga emocional y afectar la salud mental de los estudiantes.
El estrés académico puede tener un impacto profundo en el aprendizaje de los estudiantes universitarios en Perú. La ansiedad y la presión constante pueden afectar la concentración, la retención de información y la motivación para aprender. Además, el rendimiento académico puede sufrir debido al agotamiento mental, lo que crea un ciclo adverso que afecta negativamente la calidad del aprendizaje.
Frente al estrés académico, los estudiantes peruanos han desarrollado diversas estrategias de afrontamiento y resiliencia. Estas pueden incluir el establecimiento de rutinas eficientes de estudio, la búsqueda de apoyo social, la participación en actividades extracurriculares para aliviar el estrés y el desarrollo de habilidades de manejo emocional. La resiliencia se convierte en una herramienta crucial para superar los desafíos académicos y mantener un equilibrio emocional.
Las instituciones educativas en Perú han comenzado a reconocer la importancia de abordar el estrés académico. Programas de apoyo estudiantil, servicios de asesoramiento psicológico y talleres sobre gestión del estrés son algunas de las intervenciones que buscan proporcionar recursos y herramientas para los estudiantes. Sin embargo, aún hay desafíos en la implementación efectiva y la disponibilidad de estos servicios.
En consecuencia, este estudio aborda un panorama integral de la educación durante la pandemia, considerando las experiencias de estudiantes en distintos contextos y examinando las implicaciones de la enseñanza virtual en su salud mental y rendimiento académico. Este análisis contribuirá no solo a la comprensión de los desafíos actuales sino también a la formulación de estrategias efectivas para mejorar el proceso educativo en el futuro.
METODOLOGÍA
El estudio se llevó a cabo mediante el diseño de revisión sistemática, para ello, se empleó una búsqueda en las plataformas y bases de datos como metodología utilizada Google Académico, EBSCO, Scopus, Scielo, Latindex, REDALYC y Dialnet. La búsqueda quedó comprendida en cuatro categorías: Factores Contribuyentes, impacto en el aprendizaje, estrategias de afrontamiento y resiliencia e intervenciones y apoyo institucional en el rendimiento académico universitario.
Dentro de criterios de inclusión se seleccionaron características específicas de la población estudiantil universitaria, como edad, nivel de estudio, y área académica. Se incluyeron solo estudios que investigaran intervenciones específicas relacionadas con la salud mental de los estudiantes universitarios durante la pandemia. Estudios con resultados específicos que se buscan, como que informaran sobre efectos en la salud mental, adaptaciones pedagógicas exitosas, etc
Como criterios exclusión fueron limitados ciertos estudios con diseños experimentales, estudios observacionales, revisiones sistemáticas, etc. Se excluyeron estudios que no estuviese en el idioma español e inglés, publicaciones de los últimos tres años.
Se incluyeron solo estudio de alta calidad metodológica para garantizar la robustez de la evidencia. Esto incluyo la evaluación de la calidad mediante herramientas Mendeley.
La búsqueda comprendió solo estudio desde 2020-2023, los resultados arrojaron, en Scopus se generaron 5 fuentes, 3 web of Science, 9 Scielo, 7 en Redalyc, 11 en Latindex y 22 Google Scholar, de todos estos registros, fueron seleccionados 24 para el análisis previo a criterios de selección como se destaca en la Figura 1.
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
En la Tabla 1 se destaca el análisis de la categoría 'Factores Contribuyentes' en el estrés académico de estudiantes universitarios, este es un fenómeno complejo que ha sido objeto de estudio desde diversas perspectivas. Dentro de esta complejidad, la categoría emerge como un área crucial para comprender las diversas dimensiones que influyen en la experiencia educativa de los estudiantes. Este artículo se sumerge en un análisis detallado de las contribuciones clave de fuentes relevantes, brindando una visión integral de los elementos que impactan negativamente en el bienestar académico.
En los últimos tiempos, la atención a la salud mental de los estudiantes universitarios ha ganado importancia, con un enfoque particular en el estrés académico. Este artículo se centra en explorar los factores que contribuyen a este fenómeno, proporcionando un análisis crítico de estudios clave. La diversidad de las fuentes seleccionadas abarca desde investigaciones económicas hasta análisis de experiencias durante la pandemia, permitiendo una comprensión holística del panorama.
Impacto global y desigualdades socioeconómicas
El análisis comienza con la obra de Burgess et al., (2020) economistas que destacan el impacto global en las instituciones educativas debido a la pandemia. Las interrupciones en el proceso educativo, el bloqueo global y la suspensión de exámenes, generan un estrés adicional en los estudiantes. Además, se evidencian disparidades significativas en el acceso a recursos educativos, lo que contribuye a la inequidad en el aprendizaje. Este hallazgo resalta la importancia de abordar desigualdades socioeconómicas para mitigar el estrés académico.
Desafíos tecnológicos y vulnerabilidad del sistema
La segunda fuente, la encuesta ECOVID-ED del INEGI en 2020, pone de manifiesto el impacto del cierre de instituciones educativas debido a la pandemia. La desigualdad en el acceso a herramientas tecnológicas se revela como un factor contribuyente, evidenciando brechas socioeconómicas que afectan la calidad de la educación y generan estrés. Este análisis destaca la vulnerabilidad del sistema educativo ante crisis sanitarias y la necesidad de abordar la brecha tecnológica para garantizar una experiencia equitativa.
Deficiencias en estrategias de aprendizaje
El tercer enfoque, basado en el estudio de Martínez y Galán en 2000, profundiza en las estrategias de aprendizaje y su relación con el rendimiento académico. La falta de una relación lineal entre estas estrategias y las calificaciones definitivas sugiere deficiencias en la práctica instruccional y evaluativa. Este hallazgo subraya la importancia de mejorar las estrategias pedagógicas para reducir el estrés asociado con el rendimiento académico.
Experiencias virtuales exitosas y desafíos colaborativos
La cuarta fuente, el estudio de Bortulé et al., (2020) destaca una experiencia exitosa de enseñanza virtual durante la pandemia. Esto sugiere que estrategias efectivas pueden mitigar el estrés asociado con cambios en la modalidad de aprendizaje. Sin embargo, el estudio de Rodríguez y Espinoza (2017) revela desafíos en el trabajo colaborativo y en el manejo de plataformas virtuales, evidenciando que la adaptación no es uniforme y enfrenta obstáculos específicos.
Identificación del estrés académico y factores relacionados
El estudio de Silva-Ramos et al., (2020) identifica la presencia de estrés académico en estudiantes universitarios, con un predominio en la población femenina. Este enfoque subraya la necesidad de adoptar enfoques integrales, centrándose en métodos de enseñanza y aprendizaje y desarrollo de competencias para minimizar los efectos negativos del estrés.
Impacto de la crisis de la COVID-19 y estrategias de alivio
El estudio de la Fuente et al., (2021) analiza el impacto de la crisis de la COVID-19 en el estrés académico. Aunque no se observó un efecto significativo en 2020, se destaca la importancia de factores relacionados con el proceso de enseñanza en el estrés, resaltando la necesidad de intervenciones específicas. A su vez, el estudio de Argudo (2021) ofrece una perspectiva positiva al explorar el impacto de la escritura expresiva en la reducción del estrés académico, proporcionando una estrategia alternativa y efectiva.
Exploración de factores causantes y asociación con factores sociales
La investigación de Saeed et al., (2020) destaca una amplia gama de factores causantes de estrés académico, desde la falta de gestión del tiempo hasta la discriminación y la presión familiar. Este estudio refleja la complejidad del fenómeno. Finalmente, el análisis de Fakapulia, et al., (2023) destaca la asociación de factores sociales, como la religiosidad y el apoyo social, con el estrés académico en estudiantes pasifika, resaltando la importancia del entorno social en la experiencia educativa.
Este análisis ha revelado tendencias emergentes en la categoría de "Factores Contribuyentes" al estrés académico. La pandemia ha exacerbado las desigualdades, evidenciando la vulnerabilidad del sistema educativo. Estrategias de enseñanza adaptativas, la escritura expresiva y el apoyo social se presentan como intervenciones positivas para aliviar el estrés académico. La discriminación, la presión familiar y las limitaciones económicas contribuyen al estrés, subrayando la importancia de abordar estos aspectos para garantizar una experiencia académica saludable y equitativa.
Impacto en el aprendizaje del estrés académico
Los estudios proporcionan una visión comparativa de los hallazgos clave y las estrategias de mitigación propuestas por ambos estudios. Ambos resaltan la relación directa entre el estrés académico y el rendimiento estudiantil, subrayando la importancia de abordar este problema de manera integral. Las estrategias efectivas de manejo del estrés, como la educación, el enfoque, el bienestar físico y la gestión del tiempo, emergen como elementos cruciales.
El análisis detallado de las fuentes seleccionadas revela un panorama significativo sobre el impacto del estrés académico en el aprendizaje, destacando dos estudios particulares que aportan perspectivas valiosas. El estudio de Brobbey y Amoah (2021) se enfocó en abordar el problema del estrés académico entre estudiantes de la University of Cape Coast, School of Business. La metodología empleada, que incluyó cuestionarios con muestreo de conveniencia y técnica de muestreo aleatorio, permitió recopilar datos fundamentales para abordar tres preguntas de investigación específicas. Los resultados clave indican que estrategias como la gestión del estrés, educación sobre el manejo del estrés, enfoque, descanso adecuado, ejercicio y gestión efectiva del tiempo son fundamentales para controlar el estrés académico. Las implicaciones del estudio subrayan la importancia de implementar estrategias específicas y personalizadas para abordar este desafío, reconociendo la diversidad de factores que contribuyen al estrés entre los estudiantes.
El trabajo de González (2020) exploró el impacto de la pandemia por COVID-19 en el estrés académico. Los resultados preliminares de la Escala de Afrontamiento del Estrés Académico (A-CEA) y del Cuestionario Percepción del Estrés Académico revelaron un aumento significativo en el estrés académico. Se destacan la disminución de la motivación y el rendimiento académico, así como el aumento de la ansiedad y las dificultades familiares, especialmente entre estudiantes de escasos recursos económicos en una universidad pública del sur de México. Este hallazgo plantea un debate importante sobre el impacto en la salud mental de estudiantes y profesores, evidenciando los desafíos que la educación superior enfrenta en un futuro inmediato.
En las reflexiones finales, se destaca la intensificación del estrés durante la pandemia, especialmente entre estudiantes con recursos limitados. Esto subraya la necesidad de un enfoque inclusivo y de apoyo en la gestión del estrés académico. En conclusión, este análisis enfatiza la importancia crítica de abordar el estrés académico como un factor clave que impacta el aprendizaje y proporciona insights valiosos para el desarrollo de estrategias efectivas de mitigación en entornos educativos.
Estrategias de afrontamiento y resiliencia del estrés académico
En la Tabla 3 se presentan los estudios sistematizados acerca de las estrategias de afrontamiento y resiliencia, donde se describen autores, fecha título, objetivo clave, metodología, resultados y conclusiones.
En el estudio de Pozos-Radilloa et al., (2022) se identificaron estrategias específicas para abordar el estrés académico, como intervenciones en el aula y afrontamiento ante trabajos y exámenes. En cuanto a la resiliencia no se aborda explícitamente, pero la identificación de estresores y la necesidad de intervenciones específicas sugieren la importancia de habilidades resiliente. Por su parte, Jiménez et al., (2022) a pesar de no centrar su estudio directamente en estrategias de afrontamiento, resaltan la importancia de abordar las dimensiones psicológicas y sociales, lo que podría implicar estrategias de afrontamiento. Además, el impacto serio del COVID-19 destaca la necesidad de resiliencia psicológica y adaptabilidad en los estudiantes.
Otro estudio analizado fue de Coliñir et al., (2022) quienes mencionan programas de aprendizaje entre pares como estrategias efectivas, lo que sugiere que estas prácticas pueden ser una forma de afrontar los desafíos académicos. En cuanto a la comodidad y confianza resultantes de programas de aprendizaje entre pares indican una forma de fortalecer la resiliencia académica.
Pino Pineda y Agudelo Mateus (2022) revelan que las estudiantes tienden a manejar inadecuadamente situaciones de violencia de género, indicando la necesidad de estrategias más efectivas. Además, la necesidad de atención y mejora del bienestar destaca la importancia de desarrollar resiliencia en situaciones desafiantes. Por otra parte, Salazar Romero (2022) identificaron niveles medios de estrés académico y estrategias de afrontamiento, lo que sugiere que los estudiantes están utilizando estrategias para lidiar con el estrés académico. La relación entre estrés académico y estrategias de afrontamiento resalta la necesidad de construir resiliencia frente a desafíos académicos.
En Mendoza Del Aguila (2022) no se evidenció una relación significativa entre estrategias de afrontamiento y ansiedad, indicando que, en este contexto específico, otras variables podrían influir. La falta de relación no excluye la presencia de resiliencia; podría ser beneficioso explorar otras variables resiliente en este contexto. En Jiménez-Segura (2021) se destaca que los estudiantes demuestran habilidades de resolución de conflictos y establecen nuevas metas, sugiriendo estrategias de afrontamiento positivas. La resiliencia se evidencia a través de la capacidad de enfrentar desafíos y establecer nuevas metas en el contexto de la virtualización educativa.
En el estudio de Bernal Calle y Delgado Cando (2022) se menciona que más del 50% mostró acciones resiliente, pero no se detallan específicamente las estrategias utilizadas. La variedad de experiencias de salud mental indica la presencia de resiliencia en algunos estudiantes durante el confinamiento por COVID-19.
La combinación de estrategias de afrontamiento y resiliencia es crucial para enfrentar los desafíos académicos y personales. La identificación precisa de estresores y el desarrollo de intervenciones específicas pueden contribuir a fortalecer estas estrategias y fomentar la resiliencia en los estudiantes. La atención a la salud mental y el bienestar, junto con el fortalecimiento de estrategias de afrontamiento y resiliencia, emerge como una necesidad común en todos los estudios.
Intervenciones y apoyo institucional sobre el estrés académico
En la Tabla 4 son presentados los estudios que están de alguna manera relacionados con la categoría de "Intervenciones y Apoyo Institucional sobre el Estrés Académico", ya sea al proporcionar una síntesis crítica, explorar la relación entre el estrés y la adaptación, proponer intervenciones concretas o analizar factores asociados al riesgo de deserción.
La investigación sobre intervenciones y apoyo institucional en el rendimiento universitario revela la creciente preocupación por la salud mental de los estudiantes, especialmente agravada por la pandemia de COVID-19. A partir de la síntesis crítica realizada por Zapata-Ospina et al., (2021) y los estudios adicionales de Delgado (2022); Avila (2022) y Escobar (2021), es posible discernir tendencias, identificar desafíos comunes y proponer consideraciones significativas.
Enfoque multidisciplinario en programas de salud mental
Los resultados obtenidos de la síntesis crítica y el estudio de Zapata-Ospina et al. (2021) resaltan la necesidad de programas estructurados y multidisciplinarios para abordar la salud mental de los estudiantes. La propuesta más frecuente implica diseñar programas específicos que sean incluyentes, dinámicos y sensibles a la cultura. Estos programas no solo deben abordar la prevención y promoción de la salud mental sino también garantizar la atención a los síntomas mentales existentes.
Importancia de la psicoeducación y participación de pares
La psicoeducación, como se sugiere en la síntesis, es esencial para explicar estilos de vida saludable, estrategias de afrontamiento y signos de alarma. Avila (2022) propone la intervención cognitivo conductual a través de la resolución de problemas, mostrando que la conexión entre esta técnica y la reducción del estrés académico es notable. Además, la participación de pares como estrategia de apoyo y la creación de espacios de interacción social más allá de los aspectos académicos se destacan como prácticas beneficiosas.
Comunicación fluida y adaptaciones pedagógicas
La comunicación fluida entre docentes y estudiantes, junto con adaptaciones pedagógicas claras, se emerge como un requisito indispensable. Esta conclusión es respaldada por Zapata-Ospina et al., (2021) quienes sugieren que proporcionar instrucciones claras sobre el desarrollo de las actividades académicas puede disminuir la incertidumbre, la ansiedad y favorecer la gestión del tiempo estudiantil.
Relación entre estrés y adaptación a la vida universitaria
Delgado Sánchez (2022) examina la relación entre el estrés y la adaptación a la vida universitaria en estudiantes de enfermería. Aunque se encuentra un nivel moderado de estrés académico, la adaptación a la vida universitaria es mayormente favorable. La falta de una relación estadísticamente significativa sugiere que, a pesar del estrés, los estudiantes pueden tener una adaptación positiva.
Factores psicosociales y cognitivos en el riesgo de deserción
Escobar Villegas (2021) aborda los factores psicosociales y cognitivos relacionados con el riesgo de deserción académica. La relación encontrada entre variables como sexo, adaptación a la vida universitaria y estrategias de afrontamiento destaca la complejidad de los factores que contribuyen al riesgo de deserción.
Necesidad continua de investigación
Se destaca la necesidad continua de investigaciones para evaluar la evolución de la situación de salud mental y el impacto de las acciones tomadas. Esta conclusión de Zapata-Ospina et al., (2021) subraya la importancia de evaluar la efectividad de las intervenciones implementadas y ajustarlas según sea necesario.
La intervención y apoyo institucional revela que abordar la salud mental de los estudiantes requiere estrategias holísticas y personalizadas. La combinación de enfoques estructurados, psicoeducación, participación de pares, comunicación fluida y adaptaciones pedagógicas emerge como un enfoque efectivo para mejorar la experiencia académica y el bienestar general de los estudiantes universitarios.
CONCLUSIONES
El estudio destaca la prevalencia y ubicuidad del estrés académico entre estudiantes universitarios, subrayando que este fenómeno no está confinado a contextos específicos, sino que es una realidad global. Factores multidimensionales, incluidos eventos extraordinarios como la pandemia de COVID-19, han exacerbado estos desafíos, afectando tanto el rendimiento académico como la salud mental de los estudiantes.
Se identifican desafíos específicos, como desigualdades en el acceso a recursos y tecnología educativa, cambios en los métodos de enseñanza debido a la pandemia y la presión familiar. Estos desafíos actuales ilustran la complejidad y la diversidad de factores que contribuyen al estrés académico.
Además, se ofrecen valiosas lecciones para la formulación de estrategias efectivas en el futuro. Se destaca la importancia de enfoques personalizados y preventivos, reconociendo que no existe una solución única para todos los estudiantes. La diversidad de estrategias de afrontamiento utilizadas por los estudiantes, desde métodos de gestión del tiempo hasta escritura expresiva, sugiere la necesidad de una caja de herramientas variada y adaptable.
La consideración de eventos excepcionales, como la pandemia de COVID-19, enfatiza la importancia de desarrollar estrategias de contingencia y flexibilidad en los sistemas educativos. Comprender cómo estos eventos impactan en el estrés académico proporciona información clave para la preparación y respuesta ante situaciones similares en el futuro.
La necesidad de intervenciones que aborden no solo los síntomas sino también las causas subyacentes del estrés académico se destacan como un elemento fundamental para mejorar el proceso educativo. Esto implica políticas y prácticas que aborden las desigualdades, promuevan la salud mental y proporcionen un entorno de aprendizaje favorable.
En conjunto, el estudio no solo profundiza en la comprensión de los desafíos actuales del estrés académico, sino que también proporciona una base sólida para la formulación de estrategias efectivas que guiarán la mejora del proceso educativo en el futuro. La adaptabilidad, la personalización y la atención a las causas subyacentes son elementos esenciales que deben incorporarse en las políticas y prácticas educativas para cultivar entornos académicos más saludables y efectivos.