INTRODUCCIÓN
El cuerpo humano se encuentra formado por millones de microorganismos capaces de sobrevivir a condiciones extremas del medio y del huésped. La piel, el intestino y demás mucosas se encuentran colonizados por un centenar de bacterias, virus y parásitos, cuyo conjunto de microorganismo forman la flora normal del cuerpo humano, más conocido como la microbiota. La primera definición aceptada fue hecha por Lederberg en el año 2001 donde dio nombre a la microbiota como “la comunidad ecológica en equilibrio de microorganismos comensales, patógenos y simbióticos que comparten nuestro espacio corporal” (1,2).
Datos importantes dan a conocer que el cuerpo humano se encuentra constituido por más de 10 microorganismos que se distribuyen en todas partes del cuerpo, siendo el área del intestino la más extensa en cantidad. Entre los principales microorganismos presentes en la microbiota intestinal están; Proteobacteria, Actinobacteria y Bacteroidetes (3). Además, gracias al avance tecnológico de la biología molecular y secuenciación masiva de los microorganismos que habitan en la flora se conoce que este codifica cerca de 3.3 millones de genes, siendo mucho mayor a la cantidad de genes de los humanos (4). En cuanto a la clasificación del microbiota intestinal, está distribuido en tres grandes grupos según sus funciones; bacterias patógenas, microorganismo comensales benéficos y patógenos sensibles.
Los microorganismos comensales benéficos son los encargados de mantener un equilibrio simbiótico huésped entre el huésped y el microbiota, además, son los encargados de la interacción con los diferentes órganos y tejidos de manera positiva y no patógena. Durante una enfermedad o un proceso infeccioso se produce una alteración en el equilibrio entre los microorganismos patógenos y sensibles, donde los microorganismos beneficiosos intentan corregir esta alteración por medio de la inhibición de la flora patógena (4,5).
En cuanto a la microbiota patógena, en ausencia de un proceso infeccioso esta se no se encuentra en el organismo o se encuentra en cantidades muy bajas controladas por el sistema inmunitario, por su parte, el tracto gastrointestinal se encuentra constituido por una barrera biológica y física que funciona como mecanismo de defensa contra el medio externo, no solo es aislar al medio interno, sino por mantener un equilibrio entre el medio externo e interno y regular el sistema inmune del individuo. Otra de las funciones importantes que cumple la microbiota que habita en el intestino, es la absorción y metabolismo de los diferentes nutrientes, y restricción el acceso y sobrepoblación de microorganismo patógenos causante de enfermedades (6).
La microbiota intestinal está relacionada con una amplia gama de enfermedades autoinmunes, cuyo papel se fundamenta en una homeostasis del sistema inmunitario. La microbiota se forma inicialmente por factor genético y factores ambientales externos donde juega un papel importante en la formación del microbioma. La alteración de esta microbiota afecta directamente el sistema inmune generando una serie de alteraciones de origen inmunitario. La mayor parte de la microbiota del cuerpo se encuentra en el intestino grueso, específicamente en el colon, y varios factores que tienen la capacidad de alterar esta composición, entre los que destacan la edad, dieta y la ubicación geográfica (7,8).
El aumento de las enfermedades de origen autoinmune es un problema de salud pública que afecta directamente a cerca de 20 millones de individuos en todo el mundo, representando una de las primeras causas de muertes en mujeres menores de 65 años. En la actualidad existen más de 100 enfermedades del sistema inmune que afecta a la mayor parte de órganos y sistemas (9,10). Este trabajo de investigación tiene como objetivo determinar la relación entre la microbiota intestinal y enfermedades autoinmunes, donde los microorganismos de la flora juegan un papel fundamental en la regulación de los diferentes mecanismos de defensa, ya que, con numerosos estudios realizados ante el aumento de enfermedades autoinmunes en todo el mundo, es posible demostrar que la disbiosis o desequilibrio en la microbiota intestinal puede desencadenar respuestas autoinmunitarias y por lo tanto, puede contribuir al desarrollo de enfermedades autoinmunitarias.
METODOLOGÍA
Para la ejecución de la presente revisión sistemática se realizó una búsqueda de la literatura en las bases de datos Pubmed y Google Scholar. La búsqueda se llevó a cabo utilizando términos específicos para identificar estudios relacionados con la microbiota intestinal y las enfermedades autoinmunes, para la obtención de información se usaron descriptores del DeCs y operadores booleanos con el presente algoritmo de búsqueda: (Relationship) and (intestinal) AND (microbiota) AND (autoimmune) AND (diseases).
Se realizó también una revisión inicial de los estudios identificados basada en los títulos y resúmenes. Fueron seleccionados aquellos estudios que cumplían con los criterios de inclusión estudios que investiguen la relación entre la microbiota intestinal y enfermedades autoinmunes, publicados en inglés y español, en revistas científicas, entre los años 2017-2022. Se extrajeron los datos relevantes de los estudios, como la población estudiada, los métodos de evaluación de la microbiota intestinal, los métodos de diagnóstico de las enfermedades autoinmunes, los resultados y las medidas de resultado.
Fueron analizados los datos extraídos de los estudios incluidos, los resultados de las búsquedas son presentados utilizando Figura 1 y Tabla 1. Finalmente, fueron seleccionado 167 artículos. Luego, se procedieron a eliminar 15 artículos por estar duplicados, se encontraron también 95 artículos que no cumplieron con los principales criterios de búsqueda tras leer el título y el resumen. Además, después de analizar a profundidad el contenido de 47 artículos adicionales, se tomó la decisión de excluirlos. Al final, solo quedaron 10 artículos que fueron considerados para el desarrollo del objetivo planteado al inicio (Figura 1).
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
Las enfermedades del sistema inmunitario se caracterizan por una alteración de los mecanismos de defensa, atacando a las propias células y tejidos del organismo; como consecuencia de este proceso se genera una reacción inflamatoria del sistema, dañando los diferentes órganos y alterando la correcta funcionalidad del mismo. A continuación, se detallan las enfermedades autoinmunes que presentan mayor relación con la microbiota intestinal y mayor evidencia científica. En la Tabla 1 se muestra el proceso de sistematización de los artículos seleccionados siguiendo como criterios los datos del autor, años publicación, tipo de publicación y principales hallazgos.
Mecanismo fisiopatológico
La microbiota intestinal es el conjunto de microorganismos que habitan el intestino. Estos microorganismos tienen un papel importante en la salud humana y pueden influir en el desarrollo de enfermedades autoinmunes. Se ha demostrado que la alteración del equilibrio normal de la microbiota (conocida como disbiosis) puede estar implicada en el desarrollo de enfermedades autoinmunes (13). La disbiosis puede ser causada por factores como el uso prolongado de antibióticos, el consumo excesivo de alimentos procesados y la falta de una dieta saludable (14).
Se ha sugerido que la disbiosis puede contribuir al desarrollo de enfermedades autoinmunes de varias maneras. En primer lugar, los cambios en la microbiota intestinal pueden alterar la barrera intestinal, permitiendo que sustancias tóxicas o antígenos pasen a la circulación sanguínea y desencadenan una respuesta inmune anormal. En segundo lugar, la disbiosis puede afectar la producción de ciertas sustancias por parte de la microbiota, como el ácido butírico, que tienen un efecto inmunomodulador (15,16).
Además, se ha identificado que la microbiota intestinal puede influir en el desarrollo y la regulación del sistema inmune. Por ejemplo, se ha descubierto que la microbiota intestinal puede estimular la producción de ciertas células inmunitarias, como las células T reguladoras, que juegan un papel importante en la regulación de la respuesta inmune (17).
En resumen, la microbiota intestinal puede tener un papel importante en el mecanismo fisiopatológico de las enfermedades autoinmunes a través de la disbiosis, la alteración de la barrera intestinal y la influencia en la regulación del sistema inmune. Sin embargo, todavía hay mucho que se desconoce sobre cómo exactamente la microbiota puede contribuir al desarrollo de enfermedades autoinmunes y más investigación es necesaria para comprender completamente el mecanismo fisiopatológico subyacente (18-20).
Esclerosis múltiple
La esclerosis múltiple es una enfermedad inflamatoria de origen autoinmune desmielinizante que afecta el sistema nervioso central. El sistema inmunológico de los pacientes que padecen esta enfermedad se caracteriza por la pérdida progresiva de la banda de mielina que recubre las fibras nerviosas, provocando el daño axonal y posterior muerte de la neurona (21).
Los pacientes con esclerosis múltiple desarrollan síntomas que van desde la pérdida de la sensibilidad, control motor, hasta el deterioro cognitivo de la memoria con discapacidad crónica. Estudios mencionan que existe una disbiosis de la microflora intestinal, donde se puede observar una disminución de los microorganismos Lactobacillus, Parabacteroides, Prevotella, y Bacterioides y un aumento de Bifidobacterium, Ruminococcus, Akkermansia y Blautia (22,23).
Artritis reumatoide
La artritis reumatoide es una de las patologías del sistema inmunitario donde se genera una inflamación sistémica. Las características de esta enfermedad son la sensibilidad e inflamación articular y daños de la articulación sinovial. Como consecuencia de esta alteración se genera una discapacidad del paciente llevando a una muerte prematura del mismo. En sí el origen exacto de la artritis reumatoide no es del todo clara, donde se le atribuye una predisposición genética se suman a factores externos que lo rodean (24,25).
Recientes investigaciones han puesto bajo análisis a los anticuerpos antiproteínas citrulinadas presentes en pacientes con artritis reumatoide, donde se pueden encentran anticuerpos citrulinados de inmunoglobulina, mucho antes de la presentación clínica de la enfermedad. Este hallazgo pone en manifiesto que la artritis reumatoide se deriva inicialmente de las mucosas del intestino y boca, donde la respuesta clínica favorable de algunos fármacos antibacterianos en la artritis reumatoide respalda la hipótesis de la relación directa entre la microbiota intestinal y esta patología (26).
Diabetes tipo I
La diabetes mellitus tipo 1 al igual que las demás, es una enfermedad autoinmune que ataca mayoritariamente a jóvenes menores de 20 años, siendo más prevalente en el continente europeo consecuencia de los factores ambientales externos. La Diabetes tipo 1 se caracteriza por la destrucción de las células β del páncreas por linfocitos T (CD4+y CD8+) (27).
Un estudio realizado en ratones experimentales evidencia que la dieta juega un papel importante en el desarrollo de diabetes tipo 1, donde los ratones no diabéticos alimentados con una dieta a base de caseína al 10%, y por otro lado una alimentación con comida regular a base de cereal, los resultados evidencian que los roedores alimentados con base de caseína tenía una incidencia más alta de presentar diabetes tipo 1, incluso llevándolo a la diabetes insulinodependiente en los próximos 200 a 250 días. Estos datos son muy interesantes ya que el porcentaje de caseína de la dieta es igual a la caseína de la leche de vaca. Además, otro estudio menciona que los niños con diabetes mellitus tipo 1 presentaron anticuerpos dirigidos con la albúmina (proteína) sérica bovina (28). Estas dos hipótesis respaldan la evidencia de que la dieta podría ser una de los desencadenantes de la diabetes tipo 1 (29,30).
Lupus eritematoso sistémico
El lupus eritematoso sistémico al igual que las otras enfermedades es una alteración del sistema inmunológicos, de la cual se desconoce con exactitud su origen; está afecta principalmente a mujeres con predisposiciones genética, donde las hormonas, la microbiota intestinal y los factores ambientales externos juegan un papel importante en su desarrollo. Estudios recientes relacionan la flora intestinal con la progresión y gravedad de la enfermedad (31,32).
Lupus eritematoso sistémico tiene como característica principal la presentación de hiperactividad de los anticuerpos y respuesta aberrante frente a los antígenos citoplasmáticos y nucleares, además en los análisis de la composición de la microbiota se puede observar una disbiosis intestinal con un aumento de microorganismos del género filo Bacteroides y una disminución de los Firmicutes. Estas dos bacterias son el componente más abundante de la flora intestinal. Además de un estudio con modelos de ratones con Lupus eritematoso sistémico donde también se observó la composición de la flora intestinal y se pudo evidenciar niveles de disminuidos de Lactobacillaceae con niveles elevado de Lachnospiraceae (33,34).
Enfermedad inflamatoria intestinal
La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) es un trastorno crónico que afecta al tracto gastrointestinal y se caracteriza por inflamación y daño a la mucosa intestinal. Las dos formas más comunes de EII son la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. Se ha demostrado que la microbiota intestinal puede tener un papel en el desarrollo y el curso de la EII (35). La microbiota intestinal de las personas con EII a menudo es diferente de la de las personas sin esta enfermedad y se ha descubierto que ciertos tipos de bacterias están más presentes en las personas con EII. Además, se ha demostrado que la disbiosis (alteración del equilibrio normal de la microbiota) puede estar implicada en el desarrollo de la EII (36).
Es importante recordar que la microbiota intestinal puede tener un papel importante en el mecanismo fisiopatológico de las enfermedades autoinmunes a través de la disbiosis, la alteración de la barrera intestinal y la influencia en la regulación del sistema inmune. En el caso de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), la microbiota intestinal puede tener un papel en el desarrollo y el curso de la EII a través de la disbiosis y la influencia en la respuesta inmune (36).
Hipotiroidismo de Hashimoto
El hipotiroidismo de Hashimoto es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmune del cuerpo ataca a la glándula tiroides, lo que lleva a una disminución en la producción de hormonas tiroideas. Esta enfermedad es la causa más común de hipotiroidismo en los países desarrollados y afecta principalmente a las mujeres (37).
La microbiota de las personas con hipotiroidismo de Hashimoto a menudo es diferente de la de las personas sin esta enfermedad sobre todo en el eje microbiota-inmunidad, además se ha mostrado que ciertos tipos de bacterias están presentes en las personas con esta enfermedad (38). Además, se ha demostrado que la disbiosis (alteración del equilibrio normal de la microbiota) puede estar implicada en el desarrollo del hipotiroidismo de Hashimoto. La disbiosis puede ser causada por factores como el uso prolongado de antibacterianos y la falta de una dieta saludable y puede contribuir al desarrollo de la enfermedad a través de la alteración de la barrera intestinal y la influencia en la regulación del sistema inmune relacionado a la epigenética propia del individuo. Aunque se conoce algo sobre la relación entre el hipotiroidismo de Hashimoto y la microbiota intestinal, todavía hay mucho que se desconoce (37,38).
CONCLUSIÓN
La microbiota intestinal es una comunidad de microorganismos que habitan en el tracto gastrointestinal humano. Estos microorganismos juegan un papel importante en la salud y el bienestar de la persona, ya que participan en el metabolismo de los nutrientes, protegen contra infecciones y sostienen el equilibrio del sistema inmune. Se ha demostrado que la microbiota intestinal está involucrada en el desarrollo y la progresión de algunas enfermedades autoinmunes, como la esclerosis múltiple, la enfermedad de Crohn y la diabetes tipo 1 entre otras.
Se ha identificado que las alteraciones en la composición y la cantidad de los microorganismos que habitan en el tracto gastrointestinal pueden contribuir a la aparición de enfermedades autoinmunes. Además, se ha sugerido que el tratamiento con probióticos y prebióticos puede tener un efecto beneficioso en el curso de estas enfermedades.
Finalmente, se evidencia que la microbiota intestinal se encuentra relacionada con las enfermedades autoinmunes; esta relación se determina mediante el tratamiento de estas enfermedades con el uso de probióticos y prebióticos, el cual puede ser beneficioso. Sin embargo, es necesario realizar más investigaciones para comprender plenamente esta relación y desarrollar tratamientos más eficaces.