INTRODUCCIÓN
Tradicionalmente, la noción de artrosis se ha fijado en el deterioro del cartílago articular. Sin embargo, en los últimos tiempos, la comprensión de la enfermedad ha sufrido una transformación y ahora abarca la totalidad de los componentes anatómicos de la articulación: el hueso subcondral, los ligamentos, el menisco, la cápsula articular, la membrana sinovial y el músculo periarticular, entendiendo la articulación como una unión armónica de elementos neuromusculoesqueléticos (1). Por otro lado, la principal causa de artrosis de rodilla es el estrés mecánico sobre la articulación de la rodilla, y que es producto de ciertos factores como el uso repetitivo, desalineación de las articulaciones, y la dinámica metabólica relacionada con la obesidad, lo que provoca en quienes padecen de esta afección: dolor, hinchazón, rigidez e impotencia funcional de la articulación de la rodilla (2).
La osteoartritis, una patología que afecta a aproximadamente 302 millones de personas en todo el mundo, es uno de los principales culpables de la discapacidad en las enfermedades crónicas, solo superada por las enfermedades cardiovasculares (3). Dentro de las fronteras de España, la población adulta se enfrenta a una tasa de prevalencia del 10,2% en lo que respecta a la artrosis de rodilla, mientras que los adultos mayores de entre 70 y 79 años se enfrentan a una tasa aún mayor, del 33% (4). Mientras tanto, en América Latina, la población de Chile experimenta una mayor incidencia de gonartrosis entre las personas de 60 años o más. Esta afección se manifiesta con una tasa de prevalencia del 9,6% en los hombres y una tasa más sustancial del 18% en las mujeres (5). En Ecuador, los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) de 2012 revelan que se notificaron un total de 4607 casos de artrosis. Entre estos casos, 2066 se referían específicamente a artrosis de rodilla que afectaba a personas mayores de 64 años, de los que 1148 eran mujeres (6).
Entre las principales opciones terapéuticas en el manejo de la artrosis de rodilla, destacan los tratamientos biológicos como el plasma rico en plaquetas y el uso de células madre pluripotentes, que se inyectan en la cavidad articular, con el objetivo de inducir el crecimiento y diferenciación de condrocitos o también denominadas células madre mesenquimales, que de alguna manera contribuyan a limitar la progresión de la artrosis de rodilla por sus propiedades inmunomoduladoras y su capacidad de promover la angiogénesis, la proliferación celular y reducir la inflamación (7). No obstante, el manejo quirúrgico se posiciona como una opción definitiva de tratamiento, cruenta y que a posterior supone un proceso largo de recuperación para el paciente, se trata de la artroplastia total de rodilla que, consiste en reemplazar las superficies articulares dañadas por componentes artificiales que alivien el dolor y restauren el funcionamiento articular (8).
Complementando lo anterior, la fisioterapia parece encarnar un enfoque prudente para abordar la artrosis de rodilla, con el objetivo final de aliviar el dolor, mejorar la movilidad y optimizar la función articular mediante el fortalecimiento de los músculos de las extremidades inferiores (9). En consecuencia, el intenso gasto energético que implica la realización de estos ejercicios también ayuda a controlar la obesidad y el sobrepeso, factores que predisponen a esta afección. Cabe destacar que, al mismo tiempo, los ejercicios de fortalecimiento fomentan la regulación de la ansiedad, la depresión y el miedo, lo que mejora los desafíos físicos y psicológicos asociados con esta dolencia (10).
Las ventajas de la fisioterapia en la artrosis de rodilla se han documentado de manera consistente, tanto así, que los resultados, en términos de disminución de las molestias y aumento de la capacidad para realizar actividades de la vida cotidiana, están a la altura de los que se obtienen mediante la administración de fármacos antiinflamatorios no esteroideos (11). Sin embargo, es ampliamente reconocido que el consumo prolongado o abuso de estos medicamentos puede ocasionar diversas complicaciones, que afectan tanto al sistema digestivo como a la salud cardiovascular (12).
En este escenario, resulta fundamental la intervención fisioterapéutica en el tratamiento de la artrosis de rodilla, que garantice un manejo conservador acorde a las necesidades del paciente y que complemente el tratamiento medicamentoso o en su defecto acorte los esquemas farmacológicos prolongados, que únicamente generan un alivio temporal del dolor en el paciente (13). Además, los fisioterapeutas pueden brindar educación y orientación a los pacientes sobre la evolución de su enfermedad, e incluir técnicas de protección articular y el uso de dispositivos de asistencia para controlar los síntomas y de esta manera mejorar la calidad de vida (14). Por tanto, el objetivo de esta revisión sistemática es describir los ejercicios terapéuticos y su impacto en la disminución del dolor en pacientes con artrosis de rodilla grado 1.
MÉTODO
Se realizó una revisión sistemática considerando la metodología PRISMA (Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analysis), en el cual se describe el impacto del ejercicio terapéutico en la disminución del dolor en pacientes con artrosis de rodilla grado 1.
Se llevó a cabo una búsqueda sistemática de información referente al tema que se investigó en plataformas de carácter científico y académico como: The Science direct, Scopus, Pubmed, Scielo, Google académico, entre otros. Las ecuaciones de búsqueda se fundamentaron en el empleo de operadores boleanos como AND y OR, quedando de la siguiente manera: “Therapeutic exercise AND knee osteoarthritis”, “Aerobic Exercise AND osteoarthritis”, “Hydro Therapy AND knee osteoarthritis”, “Water Exercise AND osteoarthritis”, “Phisical therapy AND osteoarthritis”, “Aerobic Exercise OR Aquatic Therapy”, “Ejercicio terapéutico AND artrosis de rodilla”, “Ejercicio terapéutico AND osteoartrosis”.
Los criterios de inclusión fueron estudios clínicos dirigidos a pacientes con artrosis de rodilla cuyos resultados se enfoquen en la disminución del dolor; la terapia aplicada debe ser el ejercicio terapéutico; artículos publicados entre los años 2017 y 2023; artículos científicos de control aleatorios, experimentales y cuasiexperimentales cuyo valor sea igual o mayor a 14 según la escala CRF-QS. Como criterios de exclusión: estudios secundarios como: revisiones, editoriales, comentarios y libros; estudios publicados antes del 2017; publicaciones en idiomas distintos al inglés o español.
Evaluación de la Calidad Metodológica
Para la evaluación de la calidad metodológica de los documentos científicos encontrados se utilizó el instrumento Critical Review Form Quantitative Studies (CRF-QS) (15). Los criterios que se consideraron en la revisión crítica para estudios cuantitativos con una puntuación mínima de 1 y máximo de 19 son: finalidad de estudio, literatura, diseño, muestra, intervención, conclusiones, resultados.
Los artículos científicos seleccionados para esta investigación cumplieron un puntaje entre 14 y 19. Todos los ítems de esta lista están dicotomizados con una puntuación.
-Pobre calidad metodológica ≤11
-Aceptable calidad metodológica de 12-13
-Buena calidad metodológica 14-15
-Muy buena calidad metodológica 16-17
-Excelente calidad metodológica ≥ 18
Selección de artículos
A través de un análisis de la información obtenida producto de la búsqueda en diferentes bases de datos se encontraron 82 documentos, excluyendo 40, los cuales eran estudios secundarios como revisiones, editoriales, comentarios y libros y la metodología no estaba acorde al diseño de esta revisión. Posteriormente fueron excluidos 21 porque no aportaron información relacionada con el ejercicio terapéutico en artrosis de rodilla y por no estar disponibles. Finalmente fueron seleccionados 21 artículos que cumplieron con la evaluación de la calidad metodológica a través de la escala CRF-QS y se ajustaron a los criterios de inclusión, indicando que son adecuados para la investigación.
0: criterio no cumplido; 1: criterio cumplido
Calidad metodológica: pobre calidad metodológica ≤11; aceptable calidad metodológica de 12-13; buena calidad metodológica 14-15
Muy buena calidad metodológica 16-17; excelente calidad metodológica ≥ 18
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
A continuación, en la tabla 2. se encuentran los 21 estudios correspondientes a ensayos de control aleatorizados, experimentales y cuasi experimentales, que aplicaron ejercicio terapéutico en la artrosis de rodilla grado 1, los tamaños muestrales variaron entre 26 a 558 participantes, con una edad promedio entre 45 a 86 años. Dentro de los ejercicios aplicados tenemos (17 estudios) en el cual su tratamiento se enfocó en ejercicios de fortalecimiento divididos entre ejercicios de cadena cinética abierta, cadena cinética cerrada, con carga y sin carga de peso, isométricos, isotónicos, isocinéticos, excéntricos y concéntricos, (5 estudios) con ejercicios cardiovasculares, (3 estudios) que aplicaron ejercicios de propiocepción y equilibrio, (2 estudios) que consideraron ejercicios de estiramiento y (6 estudios) que incluyeron educar al paciente acerca de la patología.
Es importante mencionar que en la tabla de resultados se destaca la aplicación de ejercicios de fortalecimiento de miembros inferiores, debido a que contribuyeron notoriamente a la disminución del dolor, rigidez y mejoraron la calidad de vida en los participantes, entre la semana 6 a la 12. Para la comprobación de los resultados en cuanto a la mejoría del dolor, los autores de los estudios aplicaron escalas, empleando en (10 estudios) la escala de WOMAC que ayudó a medir el dolor, rigidez, función física y actividades asociadas con la rodilla en pacientes con Osteoartrosis, en (4 estudios) la escala visual analógica (EVA), (2 estudios) la escala numérica (NPRS) estas dos últimas permiten medir la intensidad del dolor que el paciente describe y (1 estudio) la escala de OXFORD que ayuda a medir el impacto que tiene la artrosis referente a la calidad de vida.
DISCUSIÓN
Özüdoğru et al. (18) y Hui et al. (23) en sus estudios manifiestan que la combinación de los ejercicios de cadena cinética abierta y cerrada aplicados en 60 participantes ayuda a disminuir el dolor y la rigidez a partir de la semana 2 a la 8, a diferencia de Bennell et al. (29) y Bennell et al. (33), que aplicaron ejercicios de fortalecimiento de cuádriceps con carga y sin carga de peso obteniendo una mejoría a las 12 semanas en 128 participantes, cabe recalcar que según Yuenyongviwat et al. (30) en un total de 86 participantes que realizaron ejercicios de fortalecimiento de cuádriceps pero también de abductores de cadera la mejoría fue de la semana 2 a la semana 4.
Con respecto a Bhore et al. (19) con 120 participantes manifiesta que la combinación de ejercicios de fortalecimiento como los isométricos, isotónicos e isocinéticos con la combinación de ejercicios de propiocepción y entrenamiento de la marcha mejoran significativamente el dolor, la rigidez y la funcionalidad, por lo cual resulta importante para el personal de fisioterapia realizar un diagnóstico adecuado para que los pacientes logren conseguir una mayor adherencia a los programas de ejercicios, debido a que deben ser diseñados según las necesidades y capacidades individuales.
Gholami et al. (22) en su estudio aplicado en 129 pacientes, con 4 grupos, cada uno con diferentes intervenciones fisioterapéuticas, el grupo 1 se manejó con ejercicios combinados, caminatas y sentadillas, el grupo 2, educación en neurociencia del dolor (PNE), el grupo 3 tuvo ejercicios combinados y PNE, el grupo 4 fue el grupo control, los resultados reportan que el grupo 3 tuvo mejores resultados, obteniendo en un inicio según la Escala de EVA un puntaje de 8 que disminuyó a 2 puntos, en un estudio similar realizado por Bahsi et al. (24) con tres grupos y una población menor, 60 participantes con osteoartrosis, se utilizaron diferentes técnicas, en el grupo A ejercicios isocinéticos, en el B ejercicios isométricos, en el grupo C ejercicios isotónicos, se demostró que los ejercicios isocinéticos mejoran significativamente la fuerza y el grosor del cartílago femoral, la escala de EVA disminuyó de 8,05 a 3,75.
Ferraz et al. (35) y Días et al. (36) en sus ensayos aleatorizados que tuvieron como participantes únicamente mujeres con artrosis de rodilla pero con diferentes técnicas de intervención fisioterapéutica establecieron que, el entrenamiento de resistencia de baja intensidad con restricción parcial de flujo sanguíneo y la hidroterapia mejoran considerablemente el dolor de los pacientes, no obstante, la escala WOMAC fue mejor en el estudio de Días et al. (36) con el 95% con respecto a la técnica de hidroterapia. Por su parte Branco reportó entre el 39 y 45%, lo que se considera un aporte importante debido a que existen pacientes que no toleran los ejercicios en tierra por lo que es una alternativa eficaz, ya que en esta técnica se genera menos impacto en las articulaciones, por lo que se podría considerar iniciar el tratamiento en agua para luego avanzar con terapias en tierra y combinar estos dos estudios.
Referente al estudio de Bhore et al. (19) con 120 pacientes entre los 50 y 65 años, cuyo objetivo fue valorar la mejoría del dolor mediante la aplicación de ejercicios fisioterapéuticos para lo cual, se consideraron dos grupos, el primero denominado grupo A, gozó de ejercicios convencionales, electroterapia, termoterapia, ultrasonido, en el grupo B, se utilizaron ejercicios isotónicos, isométricos de miembros inferiores, ejercicios de propiocepción y ejercicios de entrenamiento de la marcha, siendo este último el ideal para reducción del dolor en las articulaciones, de acuerdo, a la escala de WOMAC en el grupo A disminuyó de 63,01 a 58,3 y en el grupo B fue más significativo al inicio de WOMAC fue de 65,6, posterior al tratamiento llegó a 42,9.
Allen et al. (26) en su ensayo controlado aleatorizado con 345 participantes, diagnosticados con artrosis de rodilla sintomática, se conformaron dos grupos, el denominado STEP-KOA y el grupo control, a diferencia del estudio de Bhore et al. (19), aquí se ocuparon ejercicios basados en internet, los resultados fueron alentadores pues el puntaje según la escala WOMAC bajo de 10.5 a 3.2 y el 95% de participantes mejoraron el dolor con respecto al grupo control que utilizaron materiales educativos enviados al correo electrónico alcanzando el 10% en cuanto a mejoría del dolor.
En el estudio experimental de Bahsi et al. (24) determinaron que los ejercicios isométricos, isotónicos e isocinéticos junto con instrucciones de cuidado son mucho más importantes que la autoformación mediante folletos de cuidado diario, lo que lleva a pensar que las herramientas informativas son una fuente amplia de conocimiento, autoformación, para poder realizar en este caso cualquier tipo de rehabilitación, pero de acuerdo con este estudio, nada reemplaza la asesoría, experiencia, y profesionalismo del fisioterapeuta en la ejecución de cada terapia.
De acuerdo a Hinman et al. (25) en el cual se tomaron en consideración dos grupos, en el grupo A se practicaron ejercicios de cuádriceps, glúteo y gastrocnemios prescritos por el profesional, mientras que en el grupo B misma rutina salvo que con fisioterapeuta con acceso a aplicación móvil, los resultados arrojaron que los pacientes del grupo B mostraron mejor adherencia al tratamiento en un 90%, y el grupo A tan solo un 70%, no obstante, Wang et al. (24) mediante la perspectiva de atención directa con el fisioterapeuta, determinaron que, la combinación del fortalecimiento del cuádriceps y entrenamiento de qigong de baduanjin es más eficaz en el manejo del dolor y la funcionalidad de la articulación, sin embargo no reportan resultados en cuanto adherencia al tratamiento.
Complementando lo anterior, es importante mencionar que el personal de salud necesita dar a conocer los beneficios que aportan los diferentes programas de ejercicios, debido a que el paciente puede desertar en el tratamiento por falta de entendimiento de la indicación y motivación, por ese motivo resulta importante promover la participación en actividades físicas colectivas a largo plazo, además de diseñar pautas de entrenamiento que resulten fáciles de comprender, además de realizar evaluaciones que permitan reconocer avances, otra perspectiva que se debe transmitir al paciente es que la fisioterapia disminuirá la carga económica, los problemas físicos y psicológicos asociados a esta enfermedad, favoreciendo un adecuado estilo de vida.
La evidencia actual respalda la incorporación de los ejercicios terapéuticos en pacientes con artrosis de rodilla grado I, sin embargo, no se dispone de guías claras respecto a que ejercicio resulta el más adecuado y la intensidad con la que debe realizarse, pero se sabe que la atrofia muscular es determinante en las limitaciones funcionales y el dolor por lo que los ejercicios antes mencionados guiados por el fisioterapeuta contribuyen en cuanto a la disminución del dolor, la rigidez, mejoran el funcionamiento y calidad de vida, convirtiéndose en un pilar fundamental en el tratamiento conservador de esta patología, además, debe tenerse en cuenta que los programas de ejercicios deben diseñarse contemplando las necesidades, preferencias y accesibilidad de cada paciente.
CONCLUSIÓN
La fisioterapia se presenta como una alternativa eficaz y prometedora en el manejo conservador de la artrosis de rodilla grado 1, debido a que existe evidencia científica para afirmar que ayuda en el tratamiento del dolor y mejora la capacidad funcional, los programas de ejercicios con mejores resultados han sido aquellos centrados en el fortalecimiento de las extremidades inferiores. Sin embargo, sobre la base de la evidencia recopilada, se concluye que los ejercicios isocinéticos arrojan los resultados más favorables, ya que disminuyen el dolor calificado según la escala de EVA que va de 8,05 al 3,75. Además, los ejercicios de cadena cinética cerrada muestran resultados superiores, con valores iniciales de 5,31, que posteriormente disminuyen a 1,76 tras la intervención, en comparación con los ejercicios de cadena abierta. Finalmente, la combinación de ejercicios isométricos e isotónicos con el entrenamiento de la marcha alivia considerablemente el dolor articular, como lo demuestra el hecho de que la puntuación del WOMAC disminuyó de 65,6 al inicio del tratamiento a 42,9 al finalizar el tratamiento.
La orientación integral y personalizada proporcionada por el fisioterapeuta asegura la recuperación de este grupo de pacientes, teniendo en cuenta que cuando se afecta el cartílago articular se producen daños irreversibles. Para implementar los ejercicios, el fisioterapeuta debe basarse en la información recopilada a partir de la anamnesis y el examen físico, así como en las preferencias de cada paciente. Es crucial tener en cuenta que estos ejercicios deben adaptarse individualmente para satisfacer las capacidades y necesidades de cada paciente.
Las sesiones recomendadas por el profesional de fisioterapia mejoran la calidad de vida de los pacientes, especialmente en términos de alivio del dolor. Esto permite una reintegración temprana a las actividades diarias, lo que reduce la necesidad de tratamientos farmacológicos con antiinflamatorios no esteroideos y minimiza la automedicación, que puede agravar los problemas de salud personales, especialmente a nivel gastrointestinal y cardiovascular.
CONFLICTO DE INTERESES.
Los autores declaran que no existe conflicto de intereses para la publicación del presente artículo científico.
FINANCIAMIENTO
Los autores declaran si recibieron financiamiento
AGRADECIMIENTOS
Los autores reflejan el esfuerzo y el aporte de las personas al desarrollo del presente artículo científico.