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Educación Superior

versión impresa ISSN 2518-8283

Edu. Sup. Rev. Cient. Cepies vol.11 no.1 La Paz mayo 2024

https://doi.org/10.53287/jwgk7255ip16y 

ENSAYOS ACADÉMICOS

Repensando la docencia universitaria en la era digital desde el rol de las universidades como promotoras de la innovación educativa

Rethinking university teaching in the digital era from the role of universities as promoters of educational innovation

1 Universidad Autónoma Juan Misael Saracho, Docente Titular Dpto. Derecho Constitucional Email: sgamboa1964@gmail.com Tarija


Resumen

El objeto de este artículo es analizar el papel de las universidades en la transformación de la docencia universitaria en la era digital, como promotoras de la innovación educativa. Si bien la tecnología ya era parte de los sistemas educativos, desde la pandemia decretada por el Covid-19, las universidades se vieron obligadas a paralizar el trabajo presencial migrando casi de inmediato a la virtualidad para continuar con sus tareas de formación. Las universidades, ante este panorama se vieron en la necesidad de implementar políticas encaminadas a fortalecer el equipamiento tecnológico por un lado y cursos de capacitación docente en el uso de herramientas tecnológicas, por otro lado. Sin embargo, estas acciones no han sido suficientes, toda vez que, pasada la pandemia y de vuelta a la normalidad, al parecer, muy poco ha cambiado, las clases presenciales, en su mayoría, continúan siendo altamente expositivas y las herramientas tecnológicas aún siguen siendo utilizadas como un simple recurso para la transmisión de información y como un medio de apoyo para la actividad que realiza el profesor para el avance de los contenidos programados. Ante esta realidad, en este artículo, se plantea la necesidad de repensar la docencia universitaria partiendo del análisis del rol de la Universidad como promotora de innovación educativa, considerando que, en la era digital, la sola incorporación de tecnologías, no es suficiente para lograr una verdadera transformación en los procesos de enseñanza aprendizaje.

Palabras clave: docencia universitaria; era digital; herramientas tecnologías; enseñanza aprendizaje; innovación educativa

Abstract

The purpose of this article is to analyze the role of universities in the transformation of university teaching in the digital era, as promoters of educational innovation. Although technology was already part of educational systems, since the pandemic decreed by Covid-19, universities were forced to paralyze in-person work, migrating almost immediately to virtuality to continue with their training tasks. Universities, faced with this panorama, saw the need to implement policies aimed at strengthening technological equipment on the one hand and teacher training courses in the use of technological tools, on the other hand. However, these actions have not been enough, since, after the pandemic and back to normality, apparently, very little has changed, the face-to-face classes, for the most part, continue to be highly expository and the technological tools are still being used as a simple resource for the transmission of information and as a means of support for the activity carried out by the teacher to advance the programmed content. Given this reality, in this article, the need to rethink university teaching is raised based on the analysis of the role of the University as a promoter of educational innovation, considering that, in the digital era, the mere incorporation of technologies is not enough to achieve a true transformation in the teaching-learning processes.

Keywords: university teaching; digital age; technological tools; teaching-learning; educational innovation

Introducción

La irrupción de las tecnologías digitales transformó profundamente todos los ámbitos de la sociedad, y la educación no es la excepción. Los desafíos de la era digital en el contexto de la educación superior, se vio reflejada con la llegada del Covid-19, que, debido a la suspensión de actividades presenciales, forzó a las universidades, a asumir medidas urgentes para continuar con los procesos de enseñanza a través de la virtualidad. Entre estas medidas, se destacan, por un lado, políticas destinadas a la adquisición de herramientas tecnológicas y, por otro lado, de capacitación a los docentes en el uso de herramientas tecnológicas. Desde ese momento, la integración de tecnologías emergentes ocupa un lugar preponderante, convirtiéndose en una necesidad imperante para las instituciones de educación superior que buscan mantenerse a la vanguardia para liderar en el panorama educativo, como instituciones promotoras de innovación educativa.

Sin embargo, pasada la pandemia y de vuelta a la normalidad una vez que las clases presenciales se reanudaron, gran parte de los docentes parecieron volver al rol pasivo en el aula, quedando claro, que la respuesta de las universidades_ aunque logró paliar de algún modo la problemática del momento: dar continuidad a las clases; no fue suficiente, por el contrario, ha servido para dejar en evidencia, la crisis de las universidades respecto a cómo afrontar de manera adecuada el uso de la tecnología en relación a los fines de la universidad, a la demanda de la sociedad y especialmente al modelo didáctico empleado por los docentes en las aulas. Al parecer las cosas se han estancado y si bien, se han implementado diversos cursos de capacitación docente, respecto al uso de herramientas tecnológicas, las universidades no han sabido aprovechar el momento para analizar y examinar la problemática de manera estructural en relación al uso de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) y su incorporación en los procesos de enseñanza.

La cotidianidad acostumbrada en las aulas, mediante la enseñanza expositiva con apoyo de diapositivas mediante el Data Display, ha vuelto con fuerza en las aulas, estableciendo de manera clara, que la sola presencia de las tecnologías por sí misma, no es la panacea para resolver los problemas que atañe de fondo a la universidad, ni la respuesta al trabajo docente en el aula, si estas no están siendo utilizadas de acorde a los fines pedagógicos; aspecto que merece ser línea de investigación en el ámbito de las universidades.

Por otro lado, si bien hoy en día hicieron su aparición universidades de todo tipo como: a distancia, universidades virtuales, universidades abiertas (Open University) y las universidades en línea (University Online), en las que las clases llamadas presenciales ya desparecieron y donde la interacción a través de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) son el factor más importante para facilitar el logro del conocimiento (Areyan S., 2017), este artículo, se centra únicamente en las universidades llamadas tradicionales, donde la enseñanza es eminentemente de carácter presencial, enfocando su análisis en el papel del docente universitario en la era digital desde el rol de la universidad como promotora de innovación educativa y su responsabilidad de ser pertinente ante las demandas de la sociedad y el entorno. Por lo que, la necesidad de repensar la tarea docente en la era digital es fundamental, bajo la consigna, que éstas por sí mismas, no resuelven los problemas que se enfrenta en la actualidad la docencia, tomando en cuenta la capacidad de las tecnologías, no solo en la cantidad de información que puede generar sino la manera en que puede transformar la práctica profesional y las propias profesiones, aspecto que las universidades deben tener en cuenta. Por último, se propone algunas pautas que pretenden sirvan de orientación para repensar la tarea docente en esta nueva era digital y el papel de las universidades como promotoras de innovación educativa.

El rol de la universidad como promotora de innovación educativa

Primeramente, es pertinente referir a la concepción de innovación educativa elaborado por la UNESCO como:

(…) un acto deliberado y planificado de solución de problemas, que apunta a lograr mayor calidad en los aprendizajes de los estudiantes, superando el paradigma tradicional. Implica trascender el conocimiento academicista y pasar del aprendizaje pasivo del estudiante a una concepción donde el aprendizaje es interacción y se construye entre todos. (2016, p. 3)

De esta definición se extrae que la innovación educativa se caracteriza por transformar la enseñanza y el aprendizaje, tomando como base cuatro pilares fundamentales: el cambio, la resolución de problemas, el rol activo de los estudiantes y la relevancia de las interacciones sociales. En este sentido, las tecnologías se convierten en instrumentos poderosos para democratizar el conocimiento, construir instituciones educativas más inclusivas y fomentar sociedades donde todos tengan las mismas oportunidades de aprendizaje (Norman-Acevedo, 2019).

Cabe destacar que la innovación educativa no se trata solo de incorporar tecnologías al aula, sino de utilizarlas de manera estratégica para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje. Para ello, es fundamental contar con la participación activa de docentes, estudiantes, directivos y familias, quienes deben trabajar en conjunto para crear una cultura de innovación en la institución educativa.

Ahora bien, las universidades llamadas tradicionales, por su carácter eminentemente presencial en la enseñanza, en el que se encuentran la totalidad de las universidades del Sistema de la Universidad Boliviana1, son objeto de diversas consideraciones y críticas por parte de la sociedad, debido a su carácter público, cuyo funcionamiento depende fundamentalmente del presupuesto de Estado, por lo que son las de mayor demanda por parte de quienes buscan una opción para su profesionalización, la misma que también muchas veces ha sido cuestionada en cuanto a su calidad y pertinencia2.

Por su parte, la misión de las universidades públicas, se encuentra establecida en el Estatuto Orgánico de la Universidad Boliviana que señala: “formar profesionales idóneos de reconocida calidad y excelencia académica, con conciencia crítica y capacidad de crear, adaptar, transformar la ciencia y la tecnología universal para el desarrollo y progreso nacional…”, para lo cual no solo se requiere de los suficientes recursos económicos, los mismos que son discutidos cada año para su incremento, tomando en cuenta el crecimiento de la población estudiantil sino también, se requiere contar con una planta docente que sepa responder al exigencias de la sociedad para el cumplimiento de su misión. Si bien el objeto de este artículo no está ligado a los recursos con los que cuentan las universidades, es importante referir que el presupuesto asignado a las universidades públicas en Bolivia, también siempre ha sido cuestionado por sectores de la sociedad, aduciendo que la mayor cantidad de los recursos se destinan a sueldos y salarios y muy poco o casi nada a la investigación3.

Para cumplir su misión, la universidad boliviana ha definido como pilares de la educación superior: la docencia, la investigación, la extensión/interacción social y la gestión universitaria. De estos pilares, la docencia, es la que se visualiza con mayor fuerza, aunque se supone que todas tienen la misma importancia y que, principalmente la investigación y extensión, deben ser parte de la actividad docente. En tal sentido, los docentes asumen un papel esencial en los pilares fundamentales de la universidad porque a través de estos se puede cumplir con la misión de la institución educativa.

Así mismo, la universidad boliviana entre los Fundamentos Epistemológicos Específicos, reconoce la Innovación, definiéndola como la “Incorporación de nuevos elementos y conocimientos para ser aplicados en la producción de bienes y servicios, técnicos, tecnológicos y científicos”. (p. 49). Por su parte, entre los Fundamentos Pedagógicos Específicos, establecidos en el Modelo Educativo del Sistema de la Universidad Boliviana 2023-2029, señala la Innovación pedagógica y didáctica, definiendo como aquella que “Promueve la aplicación e incorporación de contenidos y estrategias pedagógicas, adecuadas en el proceso de enseñanza, de aprendizaje y de evaluación en busca de la mejora de la calidad de la formación”. (p. 57)

En ese marco, las universidades en general y la universidad boliviana en particular, asume la innovación como parte de su modelo educativo que sin duda conlleva a la implementación de procesos innovativos en los procesos de enseñanza, en el que el docente es el pilar fundamental sobre el cual, la universidad debe volcar su mirada.

Ahora bien, ¿cómo están respondiendo los docentes en las aulas para el cumplimiento de la misión y cómo hacen suyos los fundamentos de innovación asumidos en el modelo educativo de la universidad boliviana? ¿se están realizando innovaciones en la práctica docente? Estas interrogantes hacen alusión en todo caso a la importancia de procesos de innovación docente, que siguiendo a Zabalza (2003), innovar en docencia es aplicar tres condiciones: apertura, actualización, mejora; y para ello, la universidad juega un papel fundamental como institución promotora de la innovación educativa.

Para Zabalza:

… estamos ante una innovación cuando se pretende llevar a cabo un proceso de cambio bien fundamentado. Cambios viables y prácticos que están pensados desde la perspectiva de la mejora y actualización de nuestras actividades y dispositivos formativos en el seno de cada titulación. (2003 p. 122)

A todo esto, se suma con fuerza la tecnológica, que en el último tiempo ha transformado las formas de enseñanza y aunque las universidades han invadido con cursos de capacitación en el uso de herramientas tecnológicas y han invertido gran parte de sus recursos en la adquisición de tecnologías, el impacto que ha tenido para el logro de la misión de la universidad, aún no ha sido analizada a profundidad.

De ahí que, el tema de la docencia universitaria desde el rol de la universidad como promotora de innovación educativa, alude a la necesidad de reconocer los cambios que ocurren en todos los ámbitos de la vida en la llamada era digital y definir estrategias que permitan lograr resultados positivos, en una sociedad en la que donde las tecnologías han llegado para quedarse.

La universidad en la era digital y los retos postpandemia

Pese a que la posibilidad de utilizar la Red (internet) para enseñar, comenzó desde finales de los 90, aunque en Bolivia su ingreso fue un tanto más lento; su uso en el ámbito educativo se fue generalizando en los años posteriores, irrumpiendo de manera obligatoria debido a la pandemia, que como consecuencia de la suspensión de actividades presenciales, las instituciones educativas se vieron en la necesidad de posibilitar el acceso mediante plataformas virtuales, con el objeto de dar continuidad a las labores de formación. Las universidades, no quedaron al margen de los acontecimientos y se inició una nueva etapa en los procesos de enseñanza, en la que la tecnología digital, jugó un papel importante.

En su momento, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2020)4, emitió un informe en el que revela que, de los más de 1.200 millones de estudiantes de todos los niveles de enseñanza, en todo el mundo, habían dejado de tener clases presenciales en la escuela y de ellos, más de 160 millones eran estudiantes de América Latina y el Caribe. Por su parte, en el Informe Covid-19 CEPAL-UNESCO (2020), plantea las principales recomendaciones para sobrellevar el impacto de la mejor manera posible, proyectando oportunidades para el aprendizaje y la innovación en la educación posterior a la pandemia.

La realidad de la educación universitaria es aún más importante, debido a su rol fundamental en la formación de profesionales, que exige tener una mirada crítica respecto a los cambios que se dieron fundamentalmente en el mercado laboral, que impone a las universidades un replanteamiento de las competencias que serán esenciales para los profesionales que se titulen postpandemia, y además, se ha evidenciado que existe la necesidad de crear nuevas propuestas de carreras y modificar las existentes para adaptarse a las nuevas exigencias de la sociedad y el mercado laboral. Entre las competencias que se señala que serán más requeridas por parte de los empleadores están: el pensamiento analítico e innovación, el aprendizaje activo, estrategias de aprendizaje, resolución de problemas complejos, el pensamiento crítico, la creatividad, originalidad e iniciativa, la resilencia, tolerancia al estrés y la flexibilidad.

En el documento, Los empleos del mañana (2020)5 se señala cinco elementos que se deben conocer y que las universidades deben tomarlos en cuenta, estos son:

“1. La fuerza de trabajo se está automatizando con mayor rapidez de lo esperado, y 85 millones de empleos se verán desplazados en los próximos cinco años.

2. La revolución robótica creará 97 millones de nuevos empleos.

3. En 2025, el pensamiento analítico, la creatividad y la flexibilidad se encontrarán entre las competencias más buscadas.

4. Las empresas más competitivas se centrarán en actualizar las habilidades de sus empleados.

5. El trabajo a distancia a llegado para quedarse.

De la misma manera, el Informe sobre el futuro del empleo 2023 (Foro Económico Mundial, 2023) señala que hasta una cuarta parte de los puestos de trabajo cambiarán en los cinco próximos años, refiriendo además que “los puestos de trabajo que crecerán más rápidamente son los de especialistas en inteligencia artificial y aprendizaje automático, especialistas en sostenibilidad, analistas de inteligencia empresarial y especialistas en seguridad de la información; el mayor crecimiento absoluto se espera en la educación, la agricultura y el comercio digital” (pag.1)

Sin duda, las universidades de Bolivia deben tener en cuenta estos datos e ir proponiendo nuevas oportunidades para no quedarse desfazadas, más aún ante la proliferación de universidades a distancia y online que vienen facilitando esta formación_ seguramente en muchos casos cuestionada_ pero que la población empieza a acceder por cuestiones de comodidad y necesidad.

La pregunta también que nos hacemos aquí es, ¿cómo coadyuvar a lograr dichas competencias por parte de los estudiantes? ¿cómo hacerlo con la inclusión de la tecnología en los procesos de enseñanza aprendizaje?

Rol del docente en la era digital

Enseñar y aprender en la era digital se ha transformado, pues hasta hace muy poco, la institución educativa y el profesorado se constituían en los únicos guardianes del conocimiento, ahora con la llegada de las TIC éstas se han convertido en sus mayores competidores. Tomando como referencia la Teoría del Conectivismo (Siemens, 2006), que es la teoría del aprendizaje propia de la era digital, en la que, el conectivismo es la integración de principios explorados por las teorías del caos, las redes, la complejidad y la autoorganización (Siemens, 2004), es posible definir que “el aprendizaje en la era digital, es un aprendizaje diverso, desordenado y lejos del tradicional conocimiento perfectamente empaquetado y organizado” (Viñals & Cuenca, 2016), que implica no solo un cambio de mentalidad sino de actitud. Se pasa de ser consumidores de contenidos elaborados a ser co-creadores del conocimiento.

Entonces, ante el aprendizaje en la era digital, el docente debe tener claro que la forma tradicional de enseñanza mediante la presencialidad donde el método expositivo aún sigue vigente como el principal método de enseñanza, no es suficiente. Las tecnologías juegan un papel fundamental en el proceso de enseñanza aprendizaje, no solo para que el docente lleve una clase activa, sino que, a través de ella, logre el pensamiento crítico, el trabajo colaborativo, la creatividad para el desarrollo de contenidos del currículo, a través del uso de metodologías activas como el aula invertida, por ejemplo.

Esto obliga a que el docente adquiera la competencia digital, que de acuerdo al informe del proyecto europeo DIGCOMP: A Framework for Developing and Understanding Digital Competence in Europe (2013), citado por Viñals & Cuenca, (2016), ser competente digital significa adoptar estas 5 dimensiones:

Información: identificar, localizar, recuperar, almacenar, organizar y analizar la información digital, evaluando su finalidad y relevancia.

Comunicación: comunicar en entornos digitales, compartir recursos a través de herramientas en línea, conectar y colaborar con otros a través de herramientas digitales, interactuar y participar en comunidades y redes; conciencia intercultural.

Creación de contenido: crear y editar contenidos nuevos (textos, imágenes, videos…), integrar y reelaborar conocimientos y contenidos previos, realizar producciones artísticas, contenidos multimedia y programación informática, saber aplicar los derechos de propiedad intelectual y las licencias de uso.

Seguridad: protección personal, protección de datos, protección de la identidad digital, uso de seguridad, uso seguro y sostenible.

Resolución de problemas: identificar necesidades y recursos digitales, tomar decisiones a la hora de elegir la herramienta digital apropiada, acorde a la finalidad o necesidad, resolver problemas conceptuales a través de medios digitales, resolver problemas técnicos, uso creativo de la tecnología, actualizar la competencia propia y la de otros.

Si bien estas competencias digitales pareciera que son propias para los docentes que enseñan a través de la virtualidad, queda claro, que también son necesarias para los docentes que enseñan bajo la modalidad presencial, donde las tecnologías también son necesarias para transformar la enseñanza, tomando en cuenta que la mayor parte de los estudiantes, nacieron en esta época y han sido denominado nativos digitales (Marc Prensky, 2001)6, lo que no implica que estos hagan un buen uso de la tecnología para su proceso de aprendizaje. Aspecto que atribuye al docente un nuevo rol: organizador, guía, acompañante, coacher, gestor del aprendizaje, tutor, orientador, entre otros, toda vez, que es su función coadyuvar a que el estudiante desarrolle las competencias que necesita para la vida y el trabajo.

El cambio que exige al docente la era digital, también está ligado a los conocimientos que debe poseer el docente, para lo cual Mishra & Koelher (2006) han elaborado la propuesta teórica denominada Technological Pedagogical Content Knowledge, (TPCK), o Conocimiento Tecnológico Didáctico del Contenido y que también se conoce por las siglas TPACK (Gewerc, Pernas, Varela, 2013). Este modelo otorga un marco teórico para la integración de las TIC en la enseñanza, que permite al docente repensar sus prácticas con el uso de la tecnología.

Los componentes del modelo TPCK son:

a) El conocimiento del contenido (CK), entendido como el conocimiento sobre la asignatura o disciplina que enseña.

b) El conocimiento Pedagógico (PK), requiere un entendimiento de teorías cognitivas, social y del desarrollo del aprendizaje.

c) El conocimiento Tecnológico (TK), es un tipo de conocimiento especial, relacionado con la habilidad del uso de tecnologías, aspecto que requiere la actualización permanente sobre éstas, debido a la velocidad con que se transforma la tecnología.

El conocimiento tecnológico incluye:

La comprensión del lugar de las TIC en la vida cotidiana, el trabajo y el aprendizaje.

El dominio de habilidades digitales tales como saber buscar, seleccionar, compartir, gestionar y producir contenidos.

El conocimiento de herramientas y entornos digitales con potencial educativo.

El dominio de uso de dispositivos tales como la computadora, pizarras digitales, entre otros.

Lo que quiere decir, que el conocimiento tecnológico, implica saber tomar las decisiones tecnológicas por parte del docente para el desarrollo del proceso de aprendizaje (Gamboa, 2023). Ahora bien, es a partir de la interrelación de estos tres tipos de conocimientos: pedagógico, didáctico y tecnológico que se desarrolla el TPCK (ver Figura 1)

Fuente: https://canaltic.com/blog/?p=1677

Figura N° 1. El Modelo TPCK o TPACK 

Como se puede observar, estos conocimientos no se tratan de forma aislada, sino que se abordan también en los cuatro espacios de intersección que generan sus interrelaciones: Conocimiento Pedagógico del Contenido (PCK), Conocimiento Tecnológico del Contenido (TCK), Conocimiento Tecnológico Pedagógico (TPK) y Conocimiento Técnico Pedagógico del Contenido (TPCK).

Por lo que, la integración eficaz de tecnología en la enseñanza, será el resultado de la combinación de conocimientos del contenido tratado, de la pedagogía y de la tecnología, pero siempre teniendo en cuenta el contexto particular en que se aplica. Todo ello, implica nuevos desafíos al sector docente, especialmente ligados a sus procesos formativos relacionados al uso de las TIC.

Desafíos docentes en la era digital: Repensando la práctica docencia

La incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación en el aula ha abierto un mundo de posibilidades para el aprendizaje, pero también ha presentado nuevos desafíos para los docentes. Uno de los principales desafíos es la necesidad de adaptarse a las nuevas tecnologías y metodologías de enseñanza. Los docentes deben estar constantemente actualizados sobre las últimas herramientas digitales y saber cómo utilizarlas de manera efectiva para mejorar el proceso de aprendizaje. Esto requiere una formación continua y una disposición al cambio, lo que permitirá contar con los conocimientos tecnológicos suficientes.

Además, la era digital ha dado lugar a una sobrecarga de información. Los estudiantes tienen acceso a una gran cantidad de información a través de internet, lo que puede dificultarles discernir qué información es confiable y relevante. Los docentes deben enseñar a sus estudiantes a pensar críticamente y a evaluar la información que encuentran en línea.

La era digital ha cambiado también la forma en que los estudiantes interactúan entre sí y con el mundo que les rodea. Los docentes deben crear entornos de aprendizaje que sean estimulantes y que promuevan la colaboración y la interacción social. También deben enseñar a sus estudiantes a ser ciudadanos digitales responsables y a utilizar las tecnologías de manera ética y segura.

En definitiva, la era digital ha presentado una serie de desafíos para los docentes, pero también ha abierto un mundo de posibilidades para el aprendizaje, que no se traducen únicamente en el uso de dispositivos tecnológicos. Es por ello que se hace necesario que las universidades lleven a cabo una profunda reflexión sobre su rol como institución promotora de innovación educativa y repensar la docencia en este nuevo contexto. Tomar conciencia que este cambio acelerado ante la incursión de las TIC en las universidades, no solo requiere que se lleve a cabo una adaptación tecnológica, sino también y con mayor necesidad, una revisión profunda de los métodos pedagógicos tradicionales que aún siguen presentes en las aulas. Ni qué decir, con la llegada de la inteligencia artificial (IA) que ha emergido como un elemento clave en esta evolución de la tecnología, añadiendo nuevas aristas de complejidad al entorno educativo (tema que será tratado en otro artículo).

Los docentes deben tener claro, que su papel en esta era digital, es crucial y pasa fundamentalmente de ser un simple transmisor de conocimientos a ser un facilitador de contenidos, cuyo papel es guiar a los estudiantes a través de un nuevo escenario digital en constante cambio. La creatividad e innovación, deben ser parte de la cotidianeidad sin descuidar la importancia de utilizar habilidades socio emocionales en la enseñanza a través de medios electrónicos para que enriquezcan la experiencia educativa. Lo cierto es que, con la abrumadora incursión de las tecnologías en la enseñanza, no se puede seguir haciendo lo mismo que antes de su llegada.

Sin duda un tema fundamental a ser fortalecido y valorado en las universidades es la resiliencia tecnológica (García M. y Gutiérrez C., 2014), que se ha convertido en una característica distintiva de muchos de los docentes que enfrentan los desafíos de la educación digital y su uso en las aulas. Así mismo, la retroalimentación continua y la reflexión son prácticas esenciales para la mejora constante en la práctica docente, que debe constituirse en una tarea regular a ser inculcada en las universidades. Además, la seguridad en línea y por supuesto la alfabetización digital son componentes clave de la educación en la era digital, que deben ser prioritarios en la formación de estudiantes y docentes por igual.

Conclusiones

Se reconoce que las universidades llevaron a cabo una importante adquisición de tecnologías para estar a la vanguardia, aunque ello no resulta suficiente, si no se analiza de manera profunda cómo se están integrando en los procesos de enseñanza aprendizaje. En ese sentido, el rol del docente es fundamental, toda vez que es el principal responsable de la formación en las aulas, lo que exige dar una mirada a los cambios que ha ocasionado la introducción de las TIC en el ámbito educativo, teniendo en cuenta, que, si bien la enseñanza en las universidades públicas en Bolivia es eminentemente presencial, el docente no puede quedar al margen del desarrollo tecnológico, ni seguir creyendo que es el único poseedor de los conocimientos. La integración de tecnologías emergentes en la educación superior debe ser analizada no solo desde la cantidad y calidad de las herramientas tecnológicas de que se dispone, sino fundamentalmente, del uso que se les da a éstas en el proceso de enseñanza aprendizaje para lo que se requiere repensar en el rol del docente y las nuevas competencias tecnológicas que son necesarias para esta nueva era.

No cabe duda que, con la llegada de la era digital, las universidades están obligadas a repensar su actuación en base a su rol y misión definidas, debiendo tomar en cuenta que la era digital ha transformado los escenarios de la vida y el trabajo, lo que exige un análisis sobre las carreras que imparte y/o en su caso la necesidad de su transformación o creación de otras en función a las nuevas demandas de la sociedad y el mercado.

Bibliografía

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Notas

1Se hace notar que en general el Sistema de la Universidad Boliviana asume la presencialidad de la enseñanza a nivel de pregrado, aunque en algunas universidades ya existen carreras eminentemente virtuales y otras semipresenciales, habiendo crecido considerablemente esta modalidad especialmente a nivel de posgrado.

2La calidad y pertinencia de las universidades en general ha sido cuestionada por Miguel Ángel Escotet en su artículo Crisis de la calidad de la enseñanza superior. Problemas y desafíos ante la incertidumbre (1999), en el que señala como primer gran desafío la relación profesor-estudiante que forma parte de la cultura genuina de la educación: aprender a generar y compartir el conocimiento. Aspecto que, en el siglo XXI, se vuelve mucho más complejo con la irrupción de las tecnologías.

3En realidad son muy pocos los estudios respecto a la universidad boliviana, así también lo señala Gustavo Rodriguez Ostria, en su ponencia: Estado y universidad pública en Bolivia: Del conflicto y la omisión a la política de reforma, (2020) en la que señala que los escasos estudios disponibles respecto a las universidades públicas revelan un conocido escenario compuesto de gestión inercial, escasa producción científica, altas tasas de deserción, de repitencia, de duración de los estudios y, en contraste, bajos índices de efectividad y de graduados.

4Si bien este documento no refiere específicamente a la situación de las universidades, se toma en cuenta porque esos estudiantes posteriormente en un gran porcentaje, acceden a los estudios superiores, cuyas características de formación inicial tienen su impacto posterior en su futura formación superior.

5Para mayor profundización ver: https://www.imf.org/external/pubs/ft/fandd/spa/2020/12/pdf/WEF-future-of-jobs-report-2020-zahidi.pdf. Documento elaborado por Saadia Zahidi quien es Directora Gerente del Foro Económico Mundial y Jefa del Centro para la Nueva Economía y Sociedad del Foro, en el que también se señala las profesiones que están en alta demanda y las que tienden a desaparecer.

6Marc Prensky ha denominado “nativos digitales”, haciendo alusión a la generación que ha nacido y se ha formado utilizando la particular “lengua digital” de juegos por ordenador, vídeo e Internet. Señala que los universitarios de hoy constituyen esa primera generación formada en los nuevos avances tecnológicos, a los que se han acostumbrado por inmersión al encontrarse, desde siempre, rodeados de ordenadores, vídeos y videojuegos, música digital, telefonía móvil y otros entretenimientos y herramientas afines, por lo que, se hace evidente que nuestros estudiantes piensan y procesan la información de modo significativamente distinto a sus predecesores; aspecto que el docente universitario debe tomar en cuenta.

Recibido: 02 de Febrero de 2024; Aprobado: 18 de Abril de 2024

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